sábado, 1 de octubre de 2022

Poemas

Título: Carmina.
Autor: San Paulino de Nola (Poncio Meropio Apio).
Editor: [San Paulino de Nola (Poncio Meropio Apio)].
Año de publicación: Entre 392 y 393 (1ª edición).
Género: Poesía.

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Título: Poemas.
Autor: San Paulino de Nola (Poncio Meropio Apio).
Editorial: Gredos.
Año de publicación: 1981 (1ª edición).
Colección: Biblioteca Clásica Gredos.
Nº de volumen en la colección: 335.
Género: Poesía; Hagiografía.
ISBN: 978-84-24927615

 

El cuarto autor en mencionar a Alcalá de Henares  en un libro vuelve a hacerlo como Complutum, pues aún era ese su nombre. Seguía siendo época del Imperio Romano, pero ahora era finales del siglo IV. Hay que recordar que la tercera vez había sido en la Geografía de Ptolomeo, en la primera mitad del siglo II. Así pues, había pasado un siglo y medio. Lo hizo oro autor universal, tanto en las letras como en la religión cristiana, Paulino de Nola, transformado en santo, San Paulino de Nola, poco después de morir. Escribe sobre Complutum en unos poemas con carácter autobiográfico, aunque por primera vez dejó constancia de la existencia de unos mártires cristianos y un relativo culto a ellos en el lugar. Poniéndonos en contexto, el año 304, casi un siglo antes de los poemas de Paulino de Nola, el emperador Diocleciano creó un nuevo edicto de persecución contra los seguidores de la religión cristiana que incluía la pena de muerte contra aquellos que no quisieran abjurar. En complimiento con el edicto, las autoridades en Hispania encontraron en Complutum a una serie de personas que no abjuraron de ser cristianos. Los dos casos más famosos fueron dos niños llamados Justo y Pastor, que fueron martirizados y ejecutados, se les cortó la cabeza o degolló. Estos niños fueron hechos santos y empezarán a conformas otro de los mitos fundacionales de Alcalá, en este caso desde la perspectiva cristiana. Hoy día sabemos que no fueron los únicos ejecutados por el edicto, pues al menos otras siete personas lo habrían sido antes que ellos. Estos niños habrían sido enterrados en el Campo Laudable, a las afueras de la ciudad. Diocleciano acabaría sus días en 305 y el Imperio seguiría su Historia dando vueltas hasta que en 311 el emperador Constantino decretó la total libertad religiosa. Esto permitió la conversión de numerosas personas, así como la salida a la luz de los cristianos ocultos. En este florecimiento de creyentes aparecieron publicaciones religiosas cristianas, así como hagiografías y una búsqueda de testimonios de aquellos que habían muerto por su fe, algo parecido a lo que hoy llamaríamos recuperación de la memoria histórica.

Paulino de Nola nació después de aquellos hechos, pero ya en tiempos donde se producía esa recuperación de la memoria reciente. Paulino nació en 355, en la Galia. Fue educado por el poeta Ausonio, el más reconocido de su época, porque sus padres eran de una saga de senadores y cónsules romanos. Se trasladaban de Nápoles a Milán en función de sus trabajos. El propio Paulino, que nació siendo llamado Poncio Meropio Apio, fue senador hasta el año 378, año en el que dimitió para irse a Nola, en lugar de Capua, porque allí se veneraba a San Félix y le interesaba conocer ese culto. Él era pagano, seguía la religión clásica grecorromana, pero le interesaba conocer la nueva religión cristiana atraído por las biografías de los mártires. En 389 se trasladó a Hispania, aquí conoció a Teresia o Teresa, una mujer cristiana que será la que comenzará a instruirle y atraerle en la fe. Llegó a casarse con ella y convertirse al cristianismo. En algún momento vivieron en Complutum y tuvieron un hijo, Celso, que en el año 392 murió a los ocho días de haber nacido. Nuestro autor decidió enterrarlo junto a la tumba de uno de los mártires a los que la gente rendía culto en la ciudad. Marcó su vida al volverse introspectivo y abandonar su vida tal como la había llevado. Llegó a hacerse sacerdote primero y después nombrado obispo por aclamación popular. Lo fue de Barcelona al año siguiente, 393, año en el que abandonó España y se fue a Nola, de donde fue también obispo. Fue en ese momento que cambió su nombre al de Paulino, o "Seguidor de Paulo", esto es: de San Pablo.    

Combinaba ritos y creencias paganas con ritos y creencias cristianas. Su interés estaba en conciliar ambas creencias transformándolas en un sola a favor de Cristo. De ese modo esperaba también atraer a más personas y darle coherencia a la fe tal como se había vivido en todo tiempo vivido. De este modo quedó constancia que sus rituales eran una extravagancia mezcla de acciones simbólicas grecorromanas y acciones simbólicas cristianas. En medio de todas estas cuestiones él escribió numerosas cartas que se han conservado. Conocía a todos los intelectuales de su época. Él mismo era considerado el poeta más perfecto del momento, efectivamente también escribía poesía, en la que trataba de conciliar lo dicho: lo grecorromano con lo cristiano, y unirlo en uno. De todos estos escritos trabó amistad con San Ambrosio, a quien vio en persona en 393, cuando marchó a Italia a ocupar el obispado de Nola por la aclamación popular. Eran los tiempos en los que los bárbaros germanos amenazaban Roma.  Se encontraba en Roma cuando murió con él su esposa Teresa en 409. En 410 el visigodo Alarico asedió la ciudad y entró saqueándola y arrasando todo. Paulino de Nola mismo será hecho prisionero y esclavizado en África. Soñó siendo esclavo con ser uno de los jueces del final de un rey y al contar su sueño este se hizo realidad, por lo que se le creyó profeta y se le permitió pedir algo para calmar a Dios. Pidió su libertad y la de todos los esclavos de Nola. Se le concedió. Murió en 431.

Paulino de Nola escribe de Complutum en los días en los que reside en ella. Lo hace en su poema XXX y en el XXXI para hacer referencia al hecho autobiográfico de la muerte de su hijo Celso y de su enterramiento. Sin embargo, no menciona el nombre ni de Justo ni de Pastor, solo dice que Teresia y él lo enterraron al lado de la tumba de uno de los mártires que se veneraban en la ciudad. Ha sido la tradición posterior la que ha dado por nombre a aquel mártir el de Justo y lo ha reconocido como el niño hermano de Pastor, ambos mártires en Complutum. Sin embargo, a la vista de lo que sabemos, podría ser ese mártir u otro en la ciudad. Como sea, de lo que sí deja constancia Paulino de Nola es de que en la ciudad se realizaba un culto a los mártires ejecutados hacía casi un siglo por su fe cristiana, y ese culto derivaba a la vez del que en el paganismo grecorromano se hacía a algunos muertos de los que se creía que podían ser intermediaros con los dioses o semidioses, divinizados por alguna razón. En cierto modo lo que nos cuenta Paulino de Nola desde un poema sobre la muerte y los mártires inocentes es que se producía la memoria histórica y el sincretismo en favor de Cristo, a la vez que le era ineludible pensar que su hijo de ocho años podría alcanzar algo de la salvación  en Cristo enterrándolo junto a un hombre santo que recibía culto y debía estar en relación entre los hombres y Dios. Y todo esto en unos poemas donde se deja constancia a la vez de que en Complutum, ciudad notable del interior de Hispania, existía un culto cristiano y contaba con mártires.
 
El poema por tanto sería de 392 y se publicaría dentro de su obra Carmina (Poemas), que debió publicarse en algún momento de esa década de 390.

 Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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