sábado, 1 de octubre de 2022

Peristéphanon (Libro de las Coronas)

Título: Peristéphanon (Libro de las Coronas)
Autor: Prudencio (Aurelio Clemente Prudencio).
Editor: [Prudencio (Aurelio Clemente Prudencio)].
Año de publicación: 405 (1ª edición).
Género: Poesía; Hagiografía.

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Título: Obras Completas.
Autor: Prudencio (Aurelio Clemente Prudencio).
Editor: La Editorial Católica.
Año de publicación: 1981 (1ª edición; edición de Alfonso Ortega e Isidoro Rodríguez).
Colección: Biblioteca de Autores Cristianos.
Nº de volumen en la colección: 427.
Género: Poesía; Hagiografía; Ensayo; Memorias.
ISBN: 978-84-22010208

 

El quinto autor en la Historia en escribir sobre Alcalá de Henares estuvo muy cerca en el tiempo de la cuarta vez. Si bien aquella cuarta vez fue en 392 y se publicaría en algún momento de aquella década de 390, aquel fue Paulino de Nola, la quinta vez sabemos que fue una publicación exactamente de 405, y era en un libro escrito por Aurelio Clemente Prudencio, más conocido como Prudencio. El libro se llamaba Peristéphanon, traducido: Libro de las Coronas. Dada la ingente actividad intelectual de Paulino de Nola carteándose con todos los escritores afamados de su tiempo, es de creer que probablemente se conocieron de algún modo. Es más, mientras Paulino de Nola escribía en su poema fúnebre que enterró a su hijo de ocho días junto a la tumba de un mártir de Complutum en 392, es Prudencio quien en 405 escribió y publicó sobre aquel mártir y le dotó de nombre, así como mencionó que era hermano de otro mártir, serían Justo y Pastor, ejecutados por no abjurar de la fe cristiana a comienzos del siglo IV, cien años atrás de estos escritos. En nuestros días la obra de Prudencio suele aparecer en colecciones que la reúnen en obras completas, como hizo La Editorial Cristiana en 1981, en su Biblioteca de Autores Cristianos, a cargo de Alfonso Ortega e Isidoro Rodríguez. En todo caso, entre finales del siglo IV y comienzos del siglo V muchos autores cristianos del Imperio Romano trataban en esas fechas de recuperar la memoria de todos aquellos que habían sido perseguidos por su fe desde la creación del cristianismo en el siglo I, tenían muy reciente relativamente los ejecutados por el edicto de comienzos del siglo IV, años antes de que el cambio de emperador propiciara la legalización de todas las religiones. Los descendientes y amistades de aquellos ejecutados aún tenían una memoria fresca.

Prudencio nació en Calahorra en 348. Aunque el Imperio tenía legalizado el cristianismo, vió en 362 como el emperador Juliano "el Apóstata" quiso regresar al paganismo, lo que le hizo ver una serie de intolerancias y persecuciones que fueron infructuosas. Quizá de ahí viene que en aquella época se quisiera realizar una especie de recuperación de memoria histórica de los represaliados y de lo que sucedió. Él tenía 14 años de edad entonces. Al crecer se hizo profesor de retórica, jurisconsulto y al final diplomático y político, siendo gobernador de diferentes lugares y viajando con frecuencia a los centros de poder en Roma y Milán. Su posición probablemente le permitió ver la represión contra los últimos reductos de paganos y de cristianos declarados herejes por ejercer el arrianismo. En esas actividades a veces intervino ante peticiones de la familia imperial, así como descubrió restos de huesos de personas declaradas santas. Durante todos esos años no paró de escribir y publicar, siendo una persona muy conocida. Así escribió himnos religiosos cristianos que aún hoy día se usan en las misas, poemas e himnos a mártires y reflexiones sobre el origen del pecado y sobre su propia vida. 
 
 Siendo anciano recibió acusaciones desde el Senado que hicieron que tuviera que viajar para defenderse en un juicio del que resultó inocente. Se trasladó a Hispania a finales del siglo IV, puede que en ese momento pasara por Complutum y coincidiera con Paulino de Nola o conociera los restos de los mártires que se veneraban allí. La cuestión es que se hizo asceta, se retiró a un monasterio y comenzó a ser vegetariano. Algunas biografías sitúan su muerte allí en 404 o 405, sin embargo, otros biógrafos le vuelven a ubicar en Roma cuando el visigodo Alarico la asediaba en 410 y en ese momento murió días antes de que se produjese el asalto a la ciudad, su saqueo y su arrasamiento. 

El Libro de las Coronas lo publica ya anciano, y según algunas biógrafos en el año de su muerte, 405, aunque es bastante posible que la fecha real de esa muerte fuera en 410. Se trata de una colección de poemas que repasan vidas de mártires y tratan de dar lecciones de vida pedagógicas útiles para la ética y la moralidad en las personas. Eran poemas que había escrito a lo largo de los años, según iba conociendo vidas de mártires más o menos recientes, personas que por sus ejecuciones recibían culto, en una extraña mezcla entre tradición pagana y asunción de esas costumbres por parte cristiana. En él se menciona Complutum en cuanto se cita el culto que recibían los túmulos de Justo y Pastor y se explica la vida de estos y su martirio. Es la primera vez que se les nombra por su nombre. No obstante, en esta obra hay cierto carácter no solo poético y pedagógico, sino también casi de diccionario biográfico de mártires, es hagiográfico. Por todo ello, esta obra guarda relación y viene a corroborar la de san Paulino de Nola. Confirman ambas la existencia de mártires en Complutum y un culto cristiano hacia sus tumbas. Cuatro años después, en 414, Asturio, san Asturio, obispo de Complutum, llegará a la ciudad y dirá haber encontrado los restos perdidos de Justo y Pastor, por lo que no debía estar tan claro al lado de la tumba de qué mártir había enterrado Paulino de Nola a su hijo Celso, no obstante él no dijo el nombre. Si bien Prudencio sabe que en Complutum estarían los restos de Justo y Pastor, y que allí le martirizaron, si bien escribe sobre ellos y su biografía, no indica dónde y cuál era la tumba exacta. Lo hará, como hemos dicho san Asturio, y se nombrará a sí obispo de Complutum, refundando de nuevo la ciudad y dándole un "bautismo" cristiano a uno de sus mitos fundacionales. En todo caso, aunque Asturio dejó constancia de esto, cosa que historiadores posteriores han puesto en duda, al menos en cuanto a la veracidad de los restos encontrados, el próximo en escribir de este asunto de Asturio sería san Ildefonso, y eso ya sería el siglo VII, sin Imperio Romano, sino con el Reino Visigótico de Hispania. Sea como sea, fue Prudencio quien puso nombre a aquellos dos mártires en 405... aunque en la ciudad hubo de esos mismos años en los que ellos fueron ejecutados otros más.    


 Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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