Título: Poesía fin de siglo.
Autor: Luis de Blas.
Editorial: La Luna Nueva.
Impresor: Gráficas Ballesteros
Año de publicación: 2000 (1ª edición).
Colección: La Luna Nueva.
Género: Poesía.
ISBN: 978-84-607-0275-8
Algunos de sus premios literarios son Ciudad de Alcalá de Henares (1977), Hélade (Torrejón de Ardoz, 1978), Hermanos Argensola (Barbastro, 1991), Ruta de la Plata, García-Plata de Osma (Cáceres, 1993), Angelines (Barcenaciones, Cantabria, 1993), San Isidoro de Sevilla (Universidad de Alcalá de Henares 1994 y 1995), Santa Marta-Villa de Aranda (Aranda de Duero (1996), XXVI Justas Poéticas (Laguna de Duero (1997), Tomás Navarro Tomás (La Roda, 1998), Juan José de Lucas Carbonell (Albacete 1998), XIV Certamen Cafetín Croché (San Lorenzo del Escorial, 1998), Federico García Lorca (Barcelona, 1999) y Ciudad de Astorga (Astorga, 1999).
Sus libros son La puerta abierta (1978), Sonetos de amor alcalaíno (1978, plaqueta), Memoria de la lluvia cotidiana (1983, plaqueta), Palabras por ejemplo (1991), Quedan los nombres (1993), Seis alcalaínos (1993, carpeta con obra gráfica de J.A. Palomo), Siete alcalaínos (1995, carpeta con obra gráfica de J.J. Decastro), Cuaderno de otoño (1995, plaqueta), Por montes y riberas [Antología] (1999), Poesía fin de siglo (2000), Claroscuro (2001) y Punto de encuentro (2007).
Hoy le presentamos con su libro Poesía fin de siglo, impreso en Gráficas Ballesteros y editado por La Luna de Alcalá, ambos, imprenta y editorial, muy alcalaínas también. Fue sacado a la luz en 2000 en tapa blanda, con una cubierta que presentaba el grabado Homenaje a Picasso, del alcalaíno Juan A. Palomo (1934-1996). El autor lo dedicó a su esposa e hijos y a la memoria de sus padres que fueron exiliados. No obstante, quien escribe esta reseña piensa si Luis de Blas sería hijo de Pedro Blas, quien fuera alcalde por el PSOE en Alcalá durante la guerra civil, es un dato que no tengo claro a fecha de hoy, o si serían familia. Como sea, sigue el libro con un poema reproducido a modo de su puño y letra dedicado al final del siglo XX y el paso del tiempo. Hecho esto, comienza el libro en sí con un primer bloque de poemas dedicados precisamente a su madre y a su padre.
Madre, a tu muerte acudo y persevero
con la luz tricolor que te rodea
siendo más tierra y mar tuyos, marea
que en ti recala su dolor postrero.
(...)
El libro se divide en cuatro capítulos que a la vez se subdividen en varias partes con agrupaciones de poemas por temáticas. Abunda en Luis de Blas los sonetos, las décimas y las liras. En él la poesía es formal y correcta, conservadora en cuanto no cae en la experimentación, ni aborda temáticas lejanas a las clásicas preocupaciones del ser humano, amor, muerte, libertad, fraternidad, existencia. Aunque bien cierto es que uno de los mayores motivos que le llevan a escribir es la temática social.
De aquel ponerse firmes solo queda
el agudo clarín de lo pasado,
miedo de desandar todo lo andado,
media vuelta y de frente a ala vereda.
Te asoma el paso en triste polvareda
-en pie de paz, ahora, levantado-,
la mochila en el hombro desgastado
un trozo de metralla y la moneda
a cara y cruz jugada. No te vieron
dejar en el umbral de la partida
la huella de una lágrima estampada.
Alguien grito a la guerra y os pusieron
en fila con la suerte decidida
de hermanar a la patria separada.
Alterna todos estos sonetos con otros poemas largos que encadenan cuartetos y otros metros, como las citadas liras y décimas. Buena parte de la poesía de Luis de Blas descansa en la búsqueda de los ritmos casi musicales a través de una rima que repita fonemas de una manera sonora. La aliteración es fundamental en su obra.
Pieza a pieza, si puzzle o si mecano
de fina precisión y puesta a punto
se apareja el tramado contrapunto
de volandera gracia y pasamano.
(...)
Aún con todo, pese a la elegancia y precisión de su lenguaje, es muy correcto, evita toda posible trasgresión, todo lo que pueda ser abrupto y todo lo que no cuadre con un tipo de poesía que encaje bien en la poesía más aceptada en lo formal. Eso hace que para ser un poeta de la Transición, en realidad es heredero de la poesía anterior, ya que no acoge en sí ni en temáticas ni formas nada rupturista. Es buen poeta, aunque en este sentido es un poeta acogido a una forma de componer más clásica para lo que son las corrientes literarias de final del siglo XX. En cierto modo, para poder cumplir con lo formal, a veces retuerce su verso y crea algo de barroquismo que irrumpe en la claridad de su lenguaje. Esto hace que algunos poemas sean de lectura compleja e invite a la relectura de los versos para poder entenderlos en toda su dimensión.
Puro el fulgor de esfera recreada
en Tierra-madre, de infinito plazo,
suelo de amor abriendo su regazo
siendo tierra de paz edificada.
(...)
Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".
No hay comentarios:
Publicar un comentario