lunes, 29 de julio de 2019

El doctor Francisco Díaz y su época. Biografía conmemorativa en el quinto centenario de su fallecimiento

Título: El doctor Francisco Díaz y su época. Biografía conmemorativa en el quinto centenario de su fallecimiento
Autor: Emilio Maganto Pavón. 
Editorial: Ediciones Avesta.
Año de publicación: 1990 (1ª edición).
Género: Historia, Biografía, Medicina.
ISBN 13: 978-84-7414-056-9
ISBN 10: 84-7414-056-0

De los encuentros de historiadores del Valle del Henares que se vienen haciendo desde 1988, de carácter bianual y organizados por el Instituto de Estudios Complutenses entre otros, y cuyo origen tuvo al cronista García Gutiérrez como uno de los principales promotores, han nacido varios libros de Historia que han ido dando a conocer y ampliando o profundizando, depende del caso, diversos aspectos e la Historia del Valle del Henares y de la propia Alcalá de Henares. Recordemos que precisamente de uno de los comunicados de esos encuentros, el de 2014, nació el libro A voz de Comunidad. La rebelión comunera en Alcalá de Henares: 1520-1521,  de Ángel Carrasco en 2016, que fue el primer libro que estos cíclopes anotaron. Uno de los primeros libros que nacieron de uno de aquellas investigaciones y comunicado para esos encuentros, ampliando y dando a conocer Historia de Alcalá hasta ese momento inédita, fue El doctor Francisco Díaz y su época, biografía conmemorativa en el quinto centenario de su fallecimiento, publicado en 1990 por el doctor y urólogo Emilio Maganto Pavón. El libro salió en marzo de aquel 1990. Fue publicado por un laboratorio farmacéutico. Se trataba de una edición limitada y conmemorativa que no se puso a la venta (no era venal), sino que se regalaba a las personas físicas o jurídicas a las que le  interesaba a la farmacéutica o al autor. Hay muy pocos ejemplares. La obra no ha sido reeditada. Sin embargo, tuvo su importancia ya que afectó tanto a la Historia de la Medicina en España, como a la Historia local. 

Emilio Maganto Pavón, como se ha dicho, es médico urólogo. Además es profesor de la Universidad de Alcalá de Henares en el área de Medicina y Ciencias Sociales. Hacia sus años ya de jubilación comenzó a publicar y hacer comunicaciones de Historia de la Medicina, pero también libros de Historia y de biografía de personajes alcalaínos cervantinos. Sus libros están dedicados a El Hospital Real o de Laborantes de El Escorial (1992), Vida y hechos del licenciado Marín de Castellanos (1545-1614) (1994) La enfermería jerónima del Monasterío del Escorial (1995), Vida y obra de Enrique Suender (1829-1897): patriarca y alma de la urología española (1998), Historia de la urología granadina (2001), Cirugía y poesía o la vida del licenciado Juan de Vergara (1545-1620) (2012), Ana de Villafranca, amante de Miguel de Cervantes (2011), Isabel de Saavedra, los enigmas en la vida de la hija de Cervantes (2013) y La familia Villafranca y Miguel de Cervantes. Nuevos documentos cervantinos localizados en el Archivo General de Indias (2014), así como otros textos en torno a Cervantes tales como La partida de bautismo de Miguel de Cervantes y sus detractores (2015). En este sentido, el doctor Emilio Maganto pasa a ser, apare de historiador médico, uno de los actuales cervantistas, con una veintena de publicaciones en torno al nacimiento de Cervantes y a datos biográficos del autor entre libros y artículos aquí no mencionados. Igualmente, en colaboración con otros autores sacó Hitos de la Historia de la urología (cuatro tomos en 1999) y en 2002, junto a Mariano Pérez Albacete, publicaron Historia biográfica y bibliográfica de la urología española en el siglo XX.

Emilio Maganto comparte con su biografiado en 1990, Francisco Díaz, el ser médico urólogo. Francisco Díaz era un alcalaíno nacido en 1527 que estudió Medicina en la Universidad de Alcalá, convirtiéndose en lo que se ha considerado "padre" de la urología universal. Fue un pionero en este área. De hecho, destacó en su época, haciéndose un nombre famoso. A lo largo de sus estudios en Alcalá y a lo largo de su carrera profesional como médico hizo amistad con otros importantes médicos del siglo XVI, como fueron "el Divino" Francisco Vallés (también natural de Alcalá de Henares), Cristóbal de Vega y Fernando de Mena. En 1550 contrajo matrimonio con María de la Flor Medrano, alcalaína, y tuvieron seis hijos. En 1559 se trasladó a Burgos, en busca de mejoras laborales como cirujano y allí ejerció hasta 1565. Una epidemia desatada en la ciudad en 1564 requirió de sus servicios de manera muy útil durante dos años, pero su esposa y alguno de sus hijos murieron, por lo que regresó a Alcalá. En 1566 volvió a casarse con otra alcalaína, Mariana de Vergara y en 1568 era nombrado Médico de Cámara Real para el Rey Felipe II, quien en 1570 le da el título de Cirujano de Su Majestad. Ejerció como tal veinte años. Escribió diversos libros de medicina, inventó algunos aparatos para ayudarse en su oficio, Duarte Días le dedicó un soneto, y Miguel de Cervantes le citó y le referenció en La Galatea. Definitivamente, moriría en 1590. Sus libros son: Compendio de cirugía, en el cual se trata de todas las cosas tocantes a la teórica y práctica de ella, y de la anatomía del cuerpo humano, con otro breve tratado de las cuatro enfermedades (1575), Tratado nuevamente impreso de todas las enfermedades de los riñones, vejiga y las cavosidades de la verga y urina (1588) y Libro de anatomía o tratado de disección del cuerpo humano (del se sabe su existencia pero no se encuentra ningún ejemplar conocido).

A pesar de haber sido habitual asociar a la Universidad de Alcalá de Henares a los estudios teológicos por ser su fundador el Cardenal Cisneros y por haber estado en su origen la creación de la Biblia Polígrota, estudios recientes dieron a la luz algo que ya comentó Cervantes en su tiempo en uno de sus libros: la mayor parte de los estudiantes alcalaínos se hicieron médicos u hombres de leyes. La Medicina era uno de los estudios más fructíferos de esta Universidad. No es de extrañar que Francisco Díaz o sus colegas anteriormente citados salieran de este centro y de esta ciudad. 

Sea como sea, el mayor conocimiento de la vida y obra de Francisco Díaz ha dado por resultado una fundación que aporta a España una serie de centros de especialidades médicas que apoyan y completan las labores de los hospitales y ambulatorios médicos públicos. Son centros integrales de diagnóstico y tratamiento. En Alcalá de Henares se abrió un Centro de Especialidades Francisco Díaz en mayo de 2007, tras varios años de inversión, hasta trece millones de euros, con la idea de aliviar las atenciones médicas del Hospital Príncipe de Asturias, y ante la pérdida del ambulatorio de El Val, que hacía pruebas médicas. Se instaló en la calle Octavio Paz, en la nueva barriada de El Ensanche Norte, cerca ya de las barriadas de Espartales. Que Alcalá de Henares honrara así a este médico hijo suyo, tan relevante para la Historia, y que tuvo repercusión en algunos literatos, se debe en parte a la obra investigadora de gente como Emilio Pavón y su libro de 1990. El otro médico del siglo XVI con renombre, "El Divino" Vallés, cuenta con una clínica privada en la Calle Santiago en donde se supone que estuvo el solar de su casa. Se llama así, Divino Vallés, y lleva abierta desde 1963, aunque actualmente es considerado Hospital Médico, y en origen era Sanatorio. Este era el único centro médico grande de Alcalá de Henares desde aquel 1963, quitando ambulatorios médicos, hasta la inauguración del Hospital Príncipe de Asturias en 1988 en el Campus de Ciencias de la Universidad (en los terrenos del antiguo aeródromo), y del citado Centro de Especialidades Francisco Díaz en 2007. 

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

lunes, 22 de julio de 2019

Los sonetos del Quijote

Título: Los sonetos del Quijote
Autores: Francisco Peña y Manuel Vegas. 
Editorial: Amargord Ediciones.
Año de publicación: 2008 (1ª edición; prólogo de Luis Alberto de Cuenca).
Colección: Poesía. 
Nº de volumen en la colección: 32.
Género: Poesía, Ilustración.
ISBN: 978-84-92560-00-4

El Quijote de Cervantes ha motivado innumerables otras obras y comentarios a lo largo del tiempo. Si nos ceñimos a las obras literarias, en Alcalá de Henares quizá se ha creado y editado uno de los libros más notorios de los últimos años en torno a esa obra, aunque lamentablemente haya quedado circunscrito prácticamente a esta ciudad. Pero era una obra tan notoria que hasta el catedrático de la Lengua, responsable de la Biblioteca Nacional y consagrado poeta Luis Alberto de Cuenca le dio prólogo. Fue publicado en 2008 por Amargord Ediciones. Tenía dos autores alcalaínos por transcurso de su vida, Francisco Peña y Manuel Vegas. Se trataba de un libro de poemas llamado Los sonetos del Quijote. Fue editado en cartoné (esto es: tapa dura), en un formato casi cuadrángular, para portar fácilmente en la mano a pesar de ser amplio en dimensiones. Tenía un papel de muy buena calidad, un diseño cuidado entre la forma de editar los clásicos a mediados del siglo XX y la modernidad del siglo XXI y una gran cantidad de ilustraciones provenientes del Banco de Imágenes del Quijote: 1605-1905, del Centro de Estudios Cervantinos, las cuales habían sido seleccionadas por José Manuel Lucía Megías. Ese mismo Centro de Estudios Cervantinos, Non Stop-Patricio Rabuffetti y Pequeños Habitantes-Sandra M. Dustet apadrinaban este libro con su colaboración.

Como se podrá suponer, el libro es un conjunto de sonetos inspirados en El Quijote, que lo van recorriendo y volviéndolo a cotar a su manera, con escenas escogidas esenciales. Las ilustraciones son completas o fragmentos de diversos autores a lo largo de los años 1605 a 1905, con lo que aparte de ser un libro de poesía es también todo un documento a modo de pequeña muestra de la riqueza pictórica que ha generado la obra de Cervantes para ser ilustrada. Además, que el libro saliera en 2008 no es casual, si bien es un pequeño retraso respecto al 2005, cuatrocientos aniversario de la publicación de la primera parte. 

El Quijote ha generado algo muy común en la mercadotecnia promocional de la industria cultural de los siglos XX y XXI, aunque la obra de Cervantes lleva haciéndolo desde su aparición. Me refiero a la aparición de otros productos artísticos y comerciales derivados o cruzados de o con la obra original. Pinturas, grabados, óperas, musicales, sinfonías, dibujos animados, películas, series televisivas, ropas, disfraces, cómics, teatro, programas radiofónicos, novelas, ensayos, discursos políticos, juguetes, animaciones informáticas, canciones, esculturas, etiquetas de vinos, gastronomías inspiradas en él y un largo etcétera, y no sólo del Quijote como personajes, sino incluso de cualquiera de sus personajes o de sus pasajes. Este libro de sonetos es producto de ello mismo, sólo que en este caso se lo dedican dos autores de la ciudad natal de Cervantes.

A Juan Francisco Peña (1952) ya le presentamos en estas notas con su libro Cervantes y la libertad de las mujeres (2018). A aquello que se anotó entonces añadiremos ahora que ha editado la Obra completa de Francisco Nieva (2007), dado que su obra teatral fue el principal motivo de su tesis doctoral, pero también ha editado Don Juan Tenorio, La conjuración de Venecia y Don Álvaro. Además ha comentado las ediciones de Las cien mejores poesías y Antología del 27. Con esos comentarios se adentró en la poesía y llegó a publicar su primer poemario, Hojas de insomnio (2007). Con esto se completa un poco más la biografía de este profesor de instituto de educación secundaria en Alcalá.

El otro autor, Manuel Vegas, nació en 1928, en Madrid. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad Complutense. Es periodista, escritor y guionista de cine y televisión. Hace recitales de poesía, también la escribe. Ha formado parte de varios grupos poéticos y literarios. Tiene cerca de cien premios literarios y diversas colaboraciones en revistas, radios y televisiones de Hispanoamérica y España. De entre sus muchos libros, se pueden citar: Mi cuarto de jugar (1953), Sonetos de mi alberca (1956), Poemas de un maestro llamado don Pablo (1963), Dos cartas y poco más (1970), Canciones del amor que duele (1991) y Toros (2000, que era una carpeta con dibujos de José Herreros).

Los sonetistas son de entre los poetas personas de mucho ingenio, pues un soneto creado con sus estrictas normas requiere de conocimiento amplio de vocabulario y gran capacidad para crear asociaciones de ideas ajustadas a una métrica casi pensada para el amor y el romance, pero que, como nos han demostrado personas como Quevedo, por ejemplo, sirve para prácticamente todo, incluida la sátira. En este caso, los sonetos son prácticamente glosas del Quijote, como si fueran aportaciones a pie de página o en los laterales de las hojas.

Cada soneto se haya en una página que se haya acompañada por la siguiente página con una ilustración de las citadas y que le viene al caso. Todos los sonetos están titulados. Antes de de comenzar contienen una pequeña explicación que ubica al mismo en la parte de la novela al que hace referencia, así como qué le sucedía a Quijote, u otro personaje, para que se entienda de donde viene cada dedicación de cada soneto. El libro además se dispone en dos partes, ajustándose a las dos partes de El Quijote, aunque este homenaje es más breve en extensión.

Ahora bien, no todo son sonetos. Entre los pasajes escogidos algunos inspiraron unos pocos poemas que también siguieron composiciones clásicas propias del siglo XVI. Se puede ver en dos poemas correspondientes al prólogo, uno sobre el pasaje de los galeotes y su liberación (la poesía se libera del corsé del soneto justo cuando los galeotes son liberados por Quijote) y en el poema correspondiente al final, donde Quijote muere.

Los dos autores se ciñen tan bien y tan ajustadamente a su propuesta común, que casi no se distingue el estilo de cada uno, lo hacen idéntico, como si hubieran asumido e interiorizado el espíritu que les movió a escribir esta obra. Cada poema viene firmado por quién lo compuso, pero es probable que esta obra requiriera de muchas horas y días de estudio y recomposión y de mucha conversación y pasión entre ambos autores, que, posiblemente por diferencia de edad, se intuye que se deben tener un aprecio y admiración mutuos, aparte de una amistad. Quizá, eso sí, Manuel Vegas opta por introducir unos matices de poesía narrativa más marcados que Manuel Vegas, que se ciñe más a un soneto más interior y más de símil y metáfora, aunque también tenga algo de poema narrativo, por fuerza de la temática del libro que, como ya he dicho, se podría entender como unas glosas muy particulares a la obra de Cervantes.

Los dos autores optan por un vocabulario sencillo y habitual, pero no renuncian a introducir escondrijos con símiles y juegos de palabras, metáforas y otras cuestiones, para que saboreen los sonetos sobre todo quienes conozcan la obra de Cervantes. Sirva de ejemplo la batalla entre Quijote y el bachiller Sansón Carrasco transformado en el Caballero de los Espejos cuando se lo juega todo a una, en un combate, para intentar derrotar a Quijote y obligarle a volver a su casa y abandonar la vida de caballero andante, tan irreal como paradójica y cómicamente real. El poema es de Francisco Peña.

"Los espejos del bosque, caballero,
tornaron a Casilda en triste viento.
Cabalgó Rocinante, y fue su intento
de todos los galopes el primero.

¡Nunca se vio caballo tan ligero
y nunca don Quijote un juramento
impuso con tal gracia y valimiento
salvando a Dulcinea con su acero!

Es la historia, batalla de manchegos
que funden ilusiones y aparejos
con celadas y yelmos andariegos.

Del bosque y el carrasco los espejos
quebraron sus cristales y juegos.
¡Crisol de realidades y reflejos!"

Con esto, queda por comentada esta obra, que, como he dicho, quizá sea la obra reciente más destacable en torno al Quijote en cuanto a obra literaria, pero apenas tuvo difusión.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

jueves, 18 de julio de 2019

Zen

Título: Zen
Autor: Daniel Ortiz. 
Editorial: Domiduca Libreros. 
Año de publicación: 2017. (1ª edición; introducción de Dolores Romero López.)
Género: Poesía.  
ISBN: 978-84-946857-0-5

Daniel Ortiz es uno de los poetas nacidos en torno a finales de los años 1990. Lo que no me queda claro del todo es que sea uno de los autores jóvenes de Alcalá de Henares. Sus estudios los realizó sobre Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid. Así pues no se le puede relacionar por estudios. No sabría decir si vivió o vive en Alcalá, aunque tengo la impresión de que es de Madrid. A los 16 años escribió su primer poema, participó en diferentes concursos literarios y tres de sus poemas fueron publicados en tres poemarios diferentes. Siguió publicando poemas y relatos en una bitácora personal (blog) llamada Desengaño y olvido, difícil de localizar en la red hoy día, al menos a mí me cuesta. Ya que no le conozco en persona, me fue más fácil localizarle a través de una red social, Twitter, donde veo que está activo y escribiendo artículos sobre conciertos. Como sea, en 2017 surge el nexo de unión con Alcalá de Henares. Publicó su primer poemario a través de la editorial que también es la Librería Domiduca, como aquí ya se ha anotado otras veces.  El libro se llamaba Zen. Así pues, su primer poemario se da a conocer en esta editorial, en esta ciudad y se circunscribe a la misma, aunque él haya movido el libro por otros lugares y haya sido incluso entrevistado en uin programa de radio.

No deja de resultarme curioso que siendo una persona tan joven, y por tanto criado y adaptado a la exposición a las nuevas tecnologías, sea hasta la fecha el autor que me ha resultado más conflictivo a la hora de saber sobre él. No obstante, la cubierta de Zen, en tonos blancos y grises azulados como de relajante relax, muestra a un chico de espaldas ocultando un ramo de flores frente al oso y el madroño de la Plaza del Sol de Madrid, en la contraportada una chica de espaldas está frente a él, junto a un poema. Ellos dos se mirarían entre sí, pero nosotros sólo vemos sus espaldas, entre ellos hay multitud de poemas en las páginas interiores. Ante este diseño tan sencillo como sugerente, surge una sospecha de que reafirma el origen madrileño del autor.

El libro cuenta con una introducción escrita por Dolores Romero López y un epílogo escrito por el propio Daniel Ortiz, a modo casi de cuento previo a unos poemas finales. Son un total de treinta y tres poemas repartidos en tres partes, "Del amor al adiós hay un paso", "17 meses y 26 días" y "Epílogo". En cada separación de cada parte aparecen unas hojas grises con textos de autores y músicos que vienen al caso del propósito de cada parte, como Hemingway, Lori Meyers o Miss Caffeina.

Daniel Ortiz escribe estos versos en sus años universitarios descubriendo el amor y el desamor. Dentro de esa clave establece un diálogo consigo mismo donde tiene cabida la referencia a la música, o al menos a las letras de las canciones, y da tintes que desenvuelven los sentimientos de soledad o de desesperación o de amor o de lo que quepa en cada estado emocional de lo que es el amor adolescente. El deseo de que no se vaya el tiempo vivido en el enamoramiento, el deseo de ser correspondido, el deseo de la certidumbre frente a la incertidumbre, el deseo y la inseguridad, el deseo alborotando el alma en positivo y en negativo ante las múltiples aristas de inestabilidad en los amores jóvenes y primerizos, donde todo está por experimentar y aprender, el deseo es lo que mueve este poemario. El deseo en sus múltiples caras dentro del amor. Pero dentro de eso también hay desilusión, una profunda desilusión.

Una mirada, una caricia entre jadeos,
extintas entre sudor y lujuria.

Una despedida interminable, 
prolongar el último beso.
Los nervios de una primera cita.

Domingos de ti, película y manta,
y el frío del invierno llamando a tu ventana.

Lo inmortal, lo eterno, lo estable.
Una sonrisa que basta para enamorarse.
Esto es todo cuanto soy.

Algo común, imperfecto, diferente.
Esto es todo cuanto soy.
Uno más con un corazón inerte.

El poemario cuenta con una métrica bien cuidada, una estructura evolutiva de la sucesión de poemas también acordes a una intencionalidad y musicalidad. Algunos poemas podrían ser cantados fácilmente en los nuevos estilos musicales de la música popular.

Decidí tentar de nuevo
a una suerte siempre hostil.

Sólo golpes recibí
por querer ganar el juego.
(...)

La musicalidad está bien estudiada. Son versos bien estudiados, incluidas las repeticiones de palabras en lugares que dan tiempos de lectura suficientes para crear casi la melodía en tu garganta. hay un elemento que se repite a lo largo de los poemas, que es las explosiones de contrastes en las expresiones que usa en un mismo verso, partiéndolo por la mitad entre una afirmación y a continuación otra que la hace rotunda o la derriba por completo. Es, además, un poemario lleno de imágenes de hoy día. Es algo fresco y joven. Con cierta vitalidad. Muy apto para los que gustan de la poesía de amor y desamor, pero no gustan de lo empalagoso, facilón y cursi, afectado por todas partes de sobredimensión del amor. Este poemario está en su justa medida rebosando de sentimiento, pero de una manera que no nos resulta literatura de la que alejarse. Puede ser un buen comienzo al que aún le falta madurar en otros aspectos, pero ya es una buena piedra para un buen pilar.


Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

domingo, 14 de julio de 2019

La Sociedad de Condueños. Historia de los complutenses que salvaron una Universidad

Título: La Sociedad de Condueños. Historia de los complutenses que salvaron una Universidad
Autor: Francisco Javier García Gutiérrez. 
Editorial: Asociación de Empresarios del Henares.
Año de publicación: 2000 (1ª edición).
Género: Historia, Arte, Arquitectura.
ISBN 13: 978-84-607-1328-9 
ISBN 10: 84-607-1328-8

En el año 2000 la Asociación de Empresarios del Henares se reunió para poner dinero para la elaboración de un libro en edición limitada, conmemorativo y en edición de lujo. Tan de lujo que las cubiertas estaban forradas en seda con letras, filigranas y escudo universitario en dorados. Además el autor fue el cronista oficial de Alcalá de Henares, que en aquel año aún era Francisco Javier García Gutiérrez, ya bastante anciano. El libro se llamaba La Sociedad de Condueños. Historia de los complutenses que salvaron una Universidad. Además de un erudito estudio histórico de uno de los cronistas oficiales de la ciudad que más tiempo estuvo en el cargo, tenía diversas notas introductorias de gente que contribuyó y de instituciones. Contenía además fotografías de diversas épocas, gráficos, ilustraciones y reproducciones de algunas páginas de los documentos más emblemáticos. Estaba escrito a doble columna, siendo además el libro un volumen de dimensiones amplias (32x23 centímetros). Sin duda el libro respondía a toda una ostentación y fue creado como objeto casi a adorar, o a adorar al menos a la institución que homenajeaba, a la par que demostraba el poderío económico de los empresarios del Valle del Henares y su aparente ánimo de contribuir a la cultura alcalaína filantrópicamente. Sea como sea, el libro es una rareza en sí mismo, tanto como objeto tal cual fue concebido, como por el texto y material que lo acompaña, que tiene detalles que sólo podían ser obtenidos a través de la Sociedad de Condueños y de García Gutiérrez, por lo que su valor es bastante único y muy deseable de consultar para estudiosos de la Historia de Alcalá si desean centrarse en el tema de la Universidad en el siglo XIX y el resto de su evolución.

La Universidad de Alcalá de Henares había entrado en declive según avanzó el siglo XVII, como el resto de Universidades españolas, en parte por los impedimentos educativos del Concilio de Trento y en parte por las exigencias de la limpieza de sangre (concepto antisemita y antimorisco) y el cierre que hizo sobre sí misma en torno a las clases más pudientes y principalmente nobles. En el siglo XVIII muy evidentemente la Universidad de Alcalá estaba muy mermada, pues su suerte también corría pareja con el declive del Imperio. Hacia las últimas décadas del siglo XVIII Carlos IV llegó a usar del mobiliario y rentas de la Universidad para crear sus palacios. Albergó revolucionarios franceses anecdóticamente, pero gente relacionada con estos serán los primeros liberales de la ciudad y la Universidad contará con un rector que participó de la Carta Otorgada de José I en Bayona. Entre el siglo XVIII y las primeras décadas del XIX tendrá diversas desamortizaciones, pero también una merma de estudiantes, represión violenta contra sus liberales en 1813-1814, pero también tras 1823, y diversos cierres de cursos por motivos políticos de parte de Fernando VII. Sin embargo, eran los propios liberales los que se la querían llevar a Madrid, alegando que una capital debía tener una Universidad propia, aunque esto en realidad no ocurría ni en Londres, ni en París, ni en otros lugares. Eso hizo que muchos alcalaínos cuyas vidas dependían económicamente de la Universidad se volvieran reaccionariamente contrarios a determinados partidos políticos. Sea como sea, en 1836 la Universidad de Alcalá (en realidad: Complutense) fue cerrada y trasladada a Madrid. La que se abriría en 1977 estaría en los mismos edificios, pero es otra nueva, pues la Complutense sigue en Madrid. 

Tras el cierre de 1836 muchos edificios universitarios quedaron abandonados o se usaron para ganado o se malvendían a empresarios que derribaban o destruían. Por eses motivo muchos vecinos de la ciudad se asociaron y fundaron Sociedad de Condueños en 1851, con la finalidad de reunir dinero entre todos y comprar todos los edificios universitarios que pudieran, para conservarlos. Tal Sociedad sigue existiendo. Sus miembros son los herederos y sucesores de aquella gente. Tal asociación está blindada y no se puede entrar en ella. Además tienen unas normas estrictas y tradicionales en torno a la conservación de los edificios, si bien algunas instituciones pagan simbólicamente por el uso de tales lugares. 

Tras la compra los edificios habían caído en ruina por abandono, derribos por ampliaciones del municipio o por la etapa de los empresarios de 1836 a 1851, otros edificios habían sido usados para ganado y productos agrícolas, hubo una escuela de secundaria de carácter religioso en el Colegio de San Ildefonso, o bien la Sociedad de Condueños los fue alquilando al Ejército o a la Iglesia para que hicieran uso de ellos y así se conservaran mejor. 

Todo este libro trata de todo ello, especialmente de los tiempos de las primeras actuaciones de la Sociedad de Condueños.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

miércoles, 10 de julio de 2019

Obras poéticas póstumas que a diversos asuntos escribió el maestro don Manuel de León Marchante

Título: Obras poéticas póstumas que a diversos asuntos escribió el maestro don Manuel de León Marchante.
Autor: Manuel de León Marchante.
Editor: Fernando Monje.
Impresor: Gabriel del Barrio. 
Año de publicación primer volumen: 1722 (1ª edición). 
Año de publicación segundo volumen: 1733 (1ª edición). 
Año de publicación tercer volumen: [no determinado] (1ª edición).
--- --- --- 
Título: Manuel de León Marchante. Obras complutenses. Edición, estudio y notas.
Autor: Manuel de León Marchante / Vicente Sánchez Moltó.
Editorial: Institución de Estudios Complutenses.
Año de publicación: 2016 (1ª edición)
Género: Poesía, Villancicos, Canciones, Teatro.
ISBN:  978-84-88293350
 
Uno de los autores consagrados en la Literatura española de los que tienen su origen en Alcalá de Henares y que ha caído muy en el olvido a lo largo del tiempo es Manuel de León Marchante. En buena parte lo forzó él mismo. Aún con todo, el actual cronista oficial de Alcalá, M. Vicente Sánchez Moltó, le ha tratado de recuperar no hace mucho tiempo. 

Comencemos hablando de Manuel de León Marchante. Es lo que se podría llamar un hijo del Valle del Henares, pues nació en Pastrana en 1631, aunque vivió en Alcalá de Henares casi toda su vida. Estudió Artes en la Universidad de Alcalá en 1653. Dedicó su vida a la religión católica, a la vez que iba escribiendo poesías y obras de teatro, así como canciones religiosas. Se hizo capellán del Colegio de los Manriques, en la Universidad de Alcalá y después aumentó su categoría a la de racionero de la Iglesia Magistral de los Santos Niños Justo y Pastor, hoy día: catedral. Pasó a ser comisario de la Inquisición en Toledo, donde la actividad de esta institución era elevada en pleno Barroco. Allí se enamoró de su prima Margarita, que era monja. Con ella mantuvo correspondencia amorosa como mínimo de forma conocida entre 1667 y 1677. Precisamente en 1677 se ordenó sacerdote. Moriría en octubre de 1680 con 49 años, pero a causa de las confesiones que le hizo a su confesor religioso en sus últimos meses para poder alcanzar el perdón divino que garantiza el catolicismo con el acto de confesar, y siendo este confesor el que le asistió en sus últimos momentos, se quemaron prácticamente todas sus obras. Si bien la idea era quemar todo lo que escribió, una parte se salvó probablemente porque no se la localizó. 

Con esta biografía este autor del Siglo de Oro español en su etapa del Barroco ha pasado casi desapercibido. La desaparición de su obra a tiempo póstumo evitó en mucho su difusión y conocimiento. A pesar de que Calderón de la Barca, por ejemplo, era admirador de su obra Relación de los toros de Meco. O que estaba encuadrado dentro del grupo de los conceptistas, que eran los escritores partidarios de las formas literarias que proponía Francisco de Quevedo, en contraposición y pelea con los culteranistas encabezados por Góngora. Sólo con la mención de Calderón de la Barca y de Quevedo en relación a su obra, se entiende que formaba parte de un grupo de escritores que se habían conocido y tenido relación en Alcalá de Henares a través de su Universidad, su corral de comedias y su vida urbana. Sumémosle otro sacerdote alcalaíno que escribió, Diego Calleja, con el que se supone que escribió a medias algunas comedias de teatro.

Como fuese, un librero admirador de su obra cuarenta años después de su muerte reunió todo lo que encontró y publicó en 1722 el primer volumen de sus obras completas, llamado Obras poéticas póstumas que a diversos asuntos escribió el maestro don Manuel de León Marchante. El librero editor se llamaba Fernando Monje, y pagó la edición al impresor Gabriel del Barrio. Aquel primer volumen contenía una biografía de Manuel de León Marchante. El segundo volumen sería publicado en 1733, once años más tarde, y contiene casi todo el grueso de la obra completa. Y aún habría un tercer volumen, el cual es muy complejo y difícil de localizar y dar por segura su existencia a día de hoy.

Entre las obras que se han conservado hay fundamentalmente entremeses de teatro de tipo cómico y tragicómico, poesías, algunas amorosas, canciones populares, canciones religiosas, villancicos, etcétera. Están de las conservadas la mencionada Relación de los toros de Meco, Las dos estrellas de Francia, Los dos mejores hermanos, san Justo y san Pastor, La Virgen de la Salceda, Cada cual con su cada cual, No hay amar como fingir, El abad del campillo, El alcalde de Mairena, El astrólogo y los sacristanes, Los espejos, La estafeta, El gato y la montera, Los pajes golosos, Paseo al río de noche, Pericón, Las pullas equivocadas, El refugio de los poetas, El rey de los tiburones, La sombra y el sacristán, Tres mantas y la visita de los presos y Gargolla.

Sea como sea, aunque las obras completas mencionadas se han reeditado en muy contadas ocasiones en el siglo XX, especial y curiosamente en Estados Unidas de América se le ha llegado a prestar atención, en 2016 fue editada una revisión de esta, con un estudio historiográfico y notas, en lo referente a las obras complutenses. Lo hizo el cronista de Alcalá de Henares M. Vicente Sánchez Moltó, que ya fue presentado y referenciado brevemente en estas notas de cíclopes por su colaboración en el libro Leyendas y refranes complutenses. Añado a lo que se dijo en aquel lugar la fecha de su nacimiento, en 1958. Su libro recuperando a León Marchante se llamó Manuel de León Marchante. Obras complutenses. Edición, estudio y notas. Lo editó la Institución de Estudios Complutenses, que en buena parte fue fundador el anterior cronista de Alcalá, García Gutiérrez. Esta institución reune a historiadores y aficionados a la Historia (en todas sus vertientes) para el fomento y la investigación histórica de Alcalá e Henares y del Valle del Henares. No obstante destaca los Encuentros de Historiadores del Valle del Henares que realizan con carácter bianual, o las actas y revistas de carácter histórico que realizan, como los Annales Complutenses, así como libros y en ocasiones otro tipo de artículos. En este caso el libro tenía una presentación de coleccionista, con una apariencia de tapa de cuero antiguo con tapas atadas con cordeles, aunque el libro realmente respondía a una edición un poco más sujeta a los criterios editoriales del siglo XXI. En el caso de este libro, Sánchez Moltó presenta la obra de León Marchante colocándola en su contexto histórico y dando referencias de la vida del autor y de la relación entre él y su obra con Alcalá.

Aparte de ser conceptista, está considerado Ultrabarroco, esto es: el estilo del Barroco que fue llevado por algunos autores hasta sus últimas consecuencias extremando al máximo todos sus recursos y todo su sentido. Lo enrevesado lo oculto, lo oscuro, los significados múltiples, las líneas múltiples a la vez en los ritmos, etcétera, está en su obra. Además, tenía afinidad por usar un humor chabacano y hasta cierto punto escatológico y simplón. Este miembro de la Inquisición, enamorado de su prima, no tenía reparo a la hora de escribir él. Quizá por ello en sus últimas horas se decidió la quema de sus obras, por miedo a lo que se pudo creer pecado a la hora e escribir o de dar ejemplo de pecado o lugar al pecado con su lectura.

En todo caso, en su haber de creaciones también se sabe que creó no sólo canciones de tono amoroso, como las seguirillas, o religioso, como los villancicos, sino que parte de estas canciones fueron creadas específicamente para algunos servicios religiosos y para algunas festividades religiosas propias de Alcalá de Henares, en concreto de la Iglesia Magistral. 

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".