sábado, 28 de noviembre de 2020

Monasterio de Santa Catalina (1598-1998). Colegio de Santo Tomás. Convento de la Madre de Dios. Alcalá de Henares

Título: Monasterio de Santa Catalina (1598-1998). Colegio de Santo Tomás. Convento de la Madre de Dios. Alcalá de Henares.
Autora: María del Mar Castro Malo.
Editorial: Editorial San Esteban.
Año de publicación: 1997 (1ª edición).
Año de revisión, ampliación y reedición: 2018 (2ª edición revisada y ampliada).
Género: Historia; Arte; Arquitectura; Religión; Órdenes religiosas.
ISBN: 978-84-82600321

Hoy vamos a tratar sobre una autora alcalaína, porque reside en Alcalá desde hace muchos años, poco usual, una monja que dedica parte de su tiempo conventual a investigar sobre diversos asuntos religiosos, algunos directamente relacionados con su orden religiosa, otros con Alcalá de Henares o los edificios que albergan órdenes de su devoción. Tratamos de sor María del Mar Castro Malo, que añade a su firma normalmente las siglas O.P., nacida en 1961. Se estrenó en 1997 publicando su primer libro a los 36 años de edad dedicando su temática a Alcalá de Henares. Es el libro del que vamos a tratar para presentarla en estas Notas de los cíclopes libreros, hablamos del libro Monasterio de Santa Catalina (1598-1998). Colegio de Santo Tomás. Convento de la Madre de Dios. Alcalá de Henares. El título peca un poco de historiadora aficionada o principiante tratando de acotar al máximo la temática, casi de manera telegráfica, pero este libro abriría toda una puerta a esta monja con dedicación intelectual. Lo publicó con Editorial San Esteban, adscrita a su propio convento alcalaíno, tal vez producto de ella misma. En 2010 reapareció con dos obras, El Monasterio de la Inmaculada en Loeches, con la misma editorial, dedicado este a narrar la historia de dicho monasterio desde su fundación por el Conde Duque de Olivares en 1640 y hasta algo más allá de 1909, en manos aún de un Conde de Alba, y En torno a la venerable sor María de la Paz (1601-1673), autopublicado. Al año siguiente, 2011, publicó el monográfico Para que hayan memoria de mí y en 2012 publicó otro monográfico, Ofrenda a Santa Rosa de Lima, ambos también autopublicados. Ya no volvería a publicar hasta 2014, cuando sacó Obsequio a Nuestra Señora de la Hoz, esta vez con la editorial AACHE Ediciones de Guadalajara S.L., el cual quizá sea uno de los más fáciles de encontrar ahora mismo para su compra. Ahí no termina su labor de escritora e investigadora hasta el momento, en 2018 sacó una segunda edición revisada y ampliada de su primer libro, otra vez con la Editorial San Esteban, la cual insisto, aunque esté ligada a su convento probablemente sea obra de ella misma, aunque hay que recordar que los beneficios no son usados para lucro personal hasta donde yo sé. En todo caso, en 2018 tomó nota de que el título debía ser reformado y el libro ahora se llama Monasterio de Santa Catalina. Colegio de Santo Tomás. Convento de la Madre de Dios (Alcalá de Henares), quedando por sobreentendido que el libro trata sobre la historia de estos lugares alcalaínos y las personas que giraron en torno a ellos desde su creación en el Barroco, en el siglo XVII, habida cuenta de que su cronología ya no acaba en 1998.

El libro trata de una historia general tanto de los edificios nombrados como de las comunidades de la orden de monjas dominicas desde su llegada a Alcalá de Henares hasta la actualidad, que en el caso de la primera edición abarcaba hasta 1998 y en el caso de la segunda edición aporta veinte años más, hasta 2018. Los frailes dominicos y su devoción a Santo Domingo, en su versión masculina, habían llegado a la cudad de Alcalá de Henares previamente durante las décadas de mayor actividad de crecimiento de al ciudad con la Universidad de Alcalá de Henares. Ellos estaban instalados en el Colegio de Santo Tomás desde 1529 y también en el Convento de la Madre de Dios desde 1566. La orden femenina de los dominicos, las dominicas, no llegarían a la ciudad hasta 1598, instalándose en el Monasterio de Santa Catalina de Siena. Esta orden, en sus dos vertientes, masculina y femenina, aportan a Alcalá de este modo un crecimiento arquitectónico, artístico, estudios a la Universidad, aumento de población y su visión dominica del de vivir el catolicismo desde el Renacimiento, en el siglo XVI, aunque la parte femenina lo haga desde el siglo XVII con el Barroco.

El Monasterio de Santa Catalina de Siena que se construyó para traer a estas monjas dominicas fue iniciativa de fundarlo de una mujer de la alta nobleza, precisamente de una de las familia más poderosas e influyentes de la época, familia que a la vez tenía posesiones y casas en Alcalá de Henares, los Mendoza, en concreto fue obra fundacional de Juana de Mendoza y Zuñiga. Aunque la construcción comenzó en la década de 1590 y se dio por acabada en 1598, año en el que llegan las primeras dominicas, en 1640 se trasladaron a un antiguo palacio renacentista del siglo anterior que también perteneció a los Mendoza, pues pertenecía a Carlos de Mendoza. Edificio en el que permanecieron en los siglos siguientes hasta el actual siglo XXI, donde aún permanecen.

El libro también trata, como se ha dicho, del Colegio de Santo Tomás, fundado en 1529 como un colegio menor de la Universidad de Alcalá de Henares. Con la decadencia de la Universidad a partir de la segunda mitad del siglo XVII, especialmente en el siglo XVIII, este colegio quedó muy mermado y vacío en muchos de sus espacios. Con el siglo XIX el colegio queda prácticamente inutilizado por los acontecimientos diversos de la Historia de España en esas primeras décadas y al desamortizarse la Universidad en 1836 quedó abandonado. Cuando se creó la Sociedad de Condueños en 1851 para la recuperación de edificios de la Universidad, este colegio pasó a ser alquilado al Ministerio de la Guerra para uso del ejército, como así ocurrió, ejerciendo ahora de cuartel, mientras que algo más tarde pasó a ser la cárcel masculina de Alcalá de Henares, siendo la femenina la que tenía a la espalda y que en ese siglo XIX será una de las primeras cárceles galeras. Durante la dictadura de Franco en el siglo XX pasó a ser cárcel política y después acusó ruina y derrumbe siendo un solar usado en múltiples obras de cine y televisión hasta que en 2009 se reconstruyó como edificio nuevo del Parador de Alcalá de Henares, que a la vez llevaba funcionando desde 1929 en el Colegio Menor de San Jerónimo o Trilingüe hasta aquel 2009. Así pues hoy día es un Parador Nacional para el turismo y quien quiera alojarse en él. 

En cuanto al Convento de la Madre de Dios, uno de los edificios más grandes del centro de la ciudad, pero también uno de los más olvidados en las rutas turísticas, fue construido entre 1675 y 1737. Actuó en el edificio algunos procesos de la Inquisición. En 1698 pasó a ser de convento a colegio al comenzar a formar parte de la Universidad de Alcalá. Pero una vez más, con la reforma judicial de la década de 1830 y la desamortización, el edificio pasó a usarse como cárcel del partido judicial (entidad heredera de lo que anteriormente era el corregimiento) y como sede de los juzgados desde 1836. A lo largo de la dictadura el edificio dejaría de ir usándose en favor de otras instalaciones, quedando en desuso hacia las últimas décadas de la segunda mitad del siglo XX. En 1985 se acordó políticamente crear un museo allí por parte de la Comunidad de Madrid. Las obras se iniciaron en 1987 pero no será hasta 1997 que se cree el decreto por el cual se crea la institución que se debía asentar allí, el Museo Arqueológico Regional. En 1999, al fin, se inauguró tal museo con exposiciones temporales, la exposición permanente llegaría en 2003 y el patio de cristales que es el claustro con diversos usos no llegaría hasta 2007. Actualmente se está ampliando con el derrumbe de la antigua comisaría de policía y la construcción de un nuevo edificio que ampliará el museo por su parte de atrás, dando a la calle del Cid Campeador.

Sor María del Mar Castro repasa en parte la historia de estos edificios, especialmente en sus épocas religiosas, centrándose tanto en su arquitectura y Arte, como, sobre todo, en las vicisitudes y sucesos destacados de las órdenes predicadoras de dominicos que albergaron todos ellos. No obstante, en la ciudad queda la parte de la orden femenina, por lo que a ellas y a su edificio les dedica especial atención.

 

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

domingo, 22 de noviembre de 2020

La Sociedad de Condueños. Historia de la defensa de los edificios que fueron Universidad

Título: La Sociedad de Condueños. Historia de la defensa de los edificios que fueron Universidad.
Autor: Francisco Javier García Gutiérrez.
Editor: Ayuntamiento de Alcalá de Henares; Coordina: Institución de Estudios Complutenses (IEECC).
Año de publicación: 1986 (1ª edición; prólogo de Ramón Gaviña; nota inicial de Félix Lope Huerta).
Colección: Biblioteca de Temas Complutenses.
Nº de volumen en la colección: 3.
Género: Historia; Arte.
ISBN: 978-84-505451-1-0

Ya habíamos hablado varias veces de la figura de Francisco Javier García Gutiérrez en Alcalá de Henares en varias notas anteriores muy variadas, especialmente cuando hemos tratado al cronista local Vicente Sánchez Moltó, al político e historiador Arsenio Lope Huerta, a la historiadora y familiar suya Pilar Lledó, o a la Institución de Estudios Complutenses, más específicamente hablamos muy de él en concreto por su libro de 2000 llamado La Sociedad de Condueños. Historia de los complutenses que salvaron una Universidad. Hoy vamos a volver sobre su figura en torno a otro libro que está relacionado con aquel de 2000, pero que es muy anterior. Se trataría de La Sociedad de Condueños. Historia de la defensa de los edificios que fueron Universidad, publicado en 1986 por el ayuntamiento de Alcalá de Henares y coordinado por la Institución de Estudios Complutenses, la cual fundó iniciáticamente él y de la que es presidente vitalicio a título póstumo. Contó con un prólogo de Ramón Gaviña y una nota introductoria de Félix Lope Huerta, familiar del que era alcalde del momento por el PSOE, Arsenio Lope Huerta, historiador y otro de los impulsores de la institución antes mencionada. Era el número 3 de la colección Biblioteca de Temas Complutenses. Contaba con una cubierta en un color marrón acartonado con una reproducción de un grabado antiguo con la fachada del Colegio Mayor de San Ildefonso, más conocido como Universidad Cisneriana o como rectorado de la Universidad de Alcalá de Henares.

García Gutiérrez nació en Beratón (Soria) en abril de 1928. Siendo niño se trasladó a Samboal (Segovia) y realizó sus estudios de secundaria y bachillerato en Guadalajara, instalándose definitivamente en Alcalá de Henares. Comenzó a ejercer de profesor de Historia en esta ciudad, donde comenzó fundando el Colegio San Ignacio de Loyola, actual Seminario Diocesano. Se licenció en Historia en la Universidad Central de Madrid (actual Universidad Complutense) y se casó en 1957. Tras esto refundó el colegio San Ignacio de Loyola transformándolo en el Santo Tomás de Aquino, y en el cual terminó toda su vida laboral, de aquí en adelante siempre será profesor de ese colegio alcalaíno hasta su jubilación, pero al conseguir las oposiciones de profesor también ejerció en la Escuela de Maestría Industrial de Alcalá de Henares, que hoy día es el instituto de educación secundaria Alonso de Avellaneda. Fue su director entre 1976 y 1983. Desde 1973 también participó de la fundación de la Escuela de Magisterio Cardenal Cisneros de los Hermanos Maristas, hoy Centro Universitario Cardenal Cisneros, de la cual fue profesor emérito hasta el año 2001.
 
Pero más allá de todo ello, en 1960 comenzó a ocupar cargos políticos en el ayuntamiento de Alcalá de Henares. Hasta 1973 pasó a ser concejal de cultura, deportes y de turismo, incluyendo la posesión del cargo de teniente alcalde. Durante sus años políticos se fundaron los colegios Historiador Portilla, Antonio de Nebrija, Reyes Católicos, Doctora de Alcalá y Dulcinea, se creó la Ciudad Deportiva el Val, o polideportivo el Val, que fue la primera infraestructura alcalaína de este tipo, también comenzó a andar el Festival de Cine de Alcalá de Henares (Alcine) desde 1970 y se empezaron a dar los Premios Ciudad de Alcalá. Así mismo, desde julio de 1965 fue él quien comenzó toda la actividad y políticas de reclamación de regreso de la Universidad de Alcalá a la ciudad, cosa que se logró en 1976-1977, para lo cual fue también él quien consiguió que en 1968 se cediera los terrenos del antiguo aeródromo militar para la construcción de una nueva Universidad.
 
Fue jefe de redacción del periódico Nueva Alcalá que se editó entre 1958 y 1967. Después colaboró con artículos con el semanario Puerta de Madrid. En 1982 fundó la Institución de Estudios Complutenses con la idea de revitalizar e impulsar las investigaciones y conocimientos históricos de Alcalá de Henares y de su entorno, así como ayudar a los nuevos historiadores, independientemente de sus ideas políticas y sociales, y dentro de un total espíritu de la Transición y la tolerancia democrática. Fue su presidente entre 1994 y 2009. Fue el cronista oficial de la ciudad desde 1998 y mantuvo el cargo hasta su muerte en 2014, si bien en los últimos años compartió el cargo con Sánchez Moltó, al que él mismo patrocinó. Vivía en la calle Postigo, cerca de la Plaza de Santa Ana, al lado del veterano bar Panacea, donde aún se le recuerda vivamente. 

Aparte de los dos libros que ya hemos mencionado, también son íntegramente suyos Historia de Meco (1989, revisado y ampliado en 2002), La mano de Goya: dos complutenses en una cúpula de El Pilar (1997) y La biblioteca de los Huerta Calopa: recuerdo y testimonio (2006), a los que hay que sumar numerosos capítulos de colaboración en obras comunes y numerosos artículos tanto en prensa diaria como en prensa especializada. 

El libro que hoy usamos para hablar de su figura repasa la Historia de la Sociedad de Condueños fundada en 1851 para comprar y salvar los edificios universitarios de Alcalá de Henares tras sufrir estos su deterioro y expolio a raíz del traslado a Madrid y la desamortización de la Universidad en 1836. En el momento en el que García Gutiérrez escribió este libro sobre la defensa de sus edificios, el ayuntamiento y la Universidad habían logrado recuperar la mayor parte de los edificios que fueron universitarios entre los siglos XVI y XVIII y que en ese momento de la década de 1980 estaban en ruinas o en manos de la Iglesia o el Ejército con serios deterioros. La nueva Universidad de Alcalá de Henares iba creciendo y tenía por seña de identidad la recuperación material de un pasado histórico que si bien sería institucionalmente de la Universidad Complutense, en la práctica material se asocia a la nueva Universidad alcalaína. El autor sentía una gran ligazón vital a este logro y para 1986 sentía cumplido y realizado todo un objetivo que se había marcado a sí mismo desde 1965 por amor a la ciudad y su Historia. Quizá por ello se vio motivado a escribir esta historia donde probablemente veía una unión total y paralela entre la defensa que hizo en el siglo XIX la Sociedad de Condueños y la que él inició en el siglo XX. El libro hoy día es un libro de referencia, si bien está sobrepasado por investigaciones más actuales. Sigue marcando el ritmo de los estudios sobre la ciudad en el siglo XIX en cuanto a lo que la movilización que hubo en torno a un sentimiento de patria chica para recuperar y mantener los edificios del pasado considerado más glorioso de la urbe hasta esa fecha.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

sábado, 14 de noviembre de 2020

Alcalá y el cine. Una aproximación al desarrollo cinematográfico de la ciudad

Título: Alcalá y el cine. Una aproximación al desarrollo cinematográfico de la ciudad.
Autor: Pedro Ballesteros Torres.
Editores:  Ayuntamiento de Alcalá de Henares; Fundación Colegio del Rey; Comunidad Autónoma de Madrid; Festival de Cine de Alcalá de Henares.
Año de publicación: 1995 (1ª edición; introducción de Luis Mariano González).
Género: Cine; Historia.
ISBN: 978-84-87153-74-7


Esta semana termina la celebración del medio siglo del festival de cine de Alcalá de Henares, conocido en los últimos años como Alcine. Sería pues el de este año la edición cincuenta, por tanto Alcine 50, sin embargo la organización ha decidido que no sea así. A causa de la pandemia de la Covid-19 han decidido desplazar la denominación y celebración de esa edición 50 al próximo año 2021, siendo esta edición llamada Alcine, edición limitada. Sin embargo, este año 2020 no se ha hecho ni dejado de hacer nada que no se haga siempre. No se ha dejado de tener secciones de concurso de cortometrajes y de largometrajes de nuevos realizadores, las mismas secciones por bloques de exhibición de siempre, los mismos actos, el concierto de clausura, los premios, la gala de clausura, y todo en general, dentro de la lógica de la prevención de la Covid-19, eso sí. No se ha suspendido ni se ha limitado en realidad, simplemente se le ha llamado "edición limitada". Reflexiono que por simple cuestión de Historia del festival y de respeto a los participantes, sobre todo a los galardonados, creo que deberían reconocer esta edición como la 50 y seguir el año que viene con la 51, en todo caso lo que no pueden negar es que este año es el cincuenta año consecutivo que se celebra el festival tal cual se ha celebrado en los últimos cincuenta años seguidos. Imagino que han tenido la valentía de sacarlo adelante en condiciones adversas, pero no la valentía de hacerlo con todas las consecuencias de reconocerlo como la 50 edición, quizá en esto hay algo de amor propio que no renuncia a la posible pompa y actos de autohomenaje, tal vez búsqueda de subvenciones extra, que este hecho formal pueda suponer en 2021, pero los cincuenta años, con o sin vanagloria, con o sin denominación de serlos, lo son y se han cumplido este año 2020.

Sea como sea, desde Las notas de los cíclopes libreros, quepa dejar constancia de esos cincuenta años de celebración recordando uno de los innumerables libros que el cine ha motivado en Alcalá de Henares. Se trata en concreto de un libro que editó precisamente la propia organización del festival en colaboración con el ayuntamiento de Alcalá de Henares, la desparecida Fundación Colegio del Rey y la Comunidad Autónoma de Madrid, con motivo del que fue el 25º aniversario, en 1995. Este año no ha habido un libro análogo en el 50º aniversario, el medio siglo, tal vez también lo reserven para el 2021, lo cincuenta y un años. El libro se llamó Alcalá y el cine y se subtituló Una aproximación al desarrollo cinematográfico de la ciudad. En su cubierta se añadía el dato "25 Festival de Cine de Alcalá de Henares". El autor era un autor conocido en Alcalá de Henares y que, además, tenía una gran labor de edición de libros locales, se trataba de Pedro Ballesteros Torres. Más aún, contaba con una introducción amplia que hablaba de la Historia del festival de cine escrita por Luis Mariano González, actual director de Alcine desde hace muchos años. 

Alcalá de Henares recibió las primeras proyecciones de cine de forma relativamente tardía respecto al nacimiento de este. Según nos consta en la prensa local no aparece una noticia sobre una proyección hasta casi la década de 1910. Sin embargo, sí que es una ciudad con una amplia relación con el cine desde sus inicios. Muchos son los cineastas quienes desde los inicios encuentran localizaciones para rodar sus películas, relación ampliada a mediados del siglo XX con rodajes televisivos y así hasta la actualidad en este siglo XXI. Podríamos citar por ejemplo al cineasta anarquista Armand Guerra, que buscó localizaciones en 1917 en Alcalá, resultando de ese trabajo y de un par de escenas rodadas en la ciudad que conoció a la que sería su esposa, trabajadora de una fábrica alcalaína. Este cineasta fue el que posteriormente rodó el primer desnudo integral femenino en una película no erótica ni pornográfica. Desde esa década han sido muchas las relaciones del cine con Alcalá, no obstante se han llegado a escribir estudios del cine mudo en la ciudad, especialmente en la década de 1920, y también el cine que se rodó aquí durante la Segunda República (1931-1939). Allí se pueden encontrar referencias a películas como La señorita de Trévelez, de Edgar Neville en 1936. Libros hoy día también muy buscados.

Tras estas décadas es de señalar que la ciudad atrajo al cine de Hollywood, aparece por ejemplo en la película Espartaco, de Stanley Kubrick en 1960. Aparecerá también en otras, por ejemplo en varias del Oeste a través de la vega del Henares y sus farallones de arcilla, pero es el cine español quien más usa a la ciudad desde la década de 1940. La Plaza de Cervantes, la Universidad Cisneriana, el salón de plenos del ayuntamiento de Alcalá de Henares y el Parque O'Donnell son los lugares que más han aparecido, pero con el tiempo son muchos y muy variados los rincones de la ciudad que han resultado ideales para innumerables metrajes y series televisivas, como las instalaciones del actual IES Antonio Machado, antigua Universidad Laboral de Alcalá, o las ruinas de la antigua cárcel política, actual Parador Nacional, el interior de varias facultades, como la de Filosofía y Letras, varias calles de barrios obreros o el interior de varias casas particulares como resultó en este caso con Abre los ojos de Amenábar en 1997, también rodó en la antigua cárcel, en sus restos. 

Podemos ver la ciudad en películas como ¡Biba la Banda!, de Ricardo Palacios en 1987, el antiguo mercado de abastos municipal en Lute, camina o revienta, de Vicente Aranda, también en 1987, las puertas de la Universidad en Las trece rosas, de Emilio Martínez-Lázaro en 2007, se encuentra el aeródromo antiguo, lo que hoy día es el campus universitario de ciencias, en Recluta con niño, de Luis Ramírez en 1956, se puede encontrar también la ciudad en El caso Almería, de Pedro Costa en 1984, Soldadito español, de Giménez Rico en 1988, Los fantasmas de Goya, de Milos Forman en 2006, La caja 507, de Urbizu en 2002, Lo verde empieza en los Pirineos, de Escrivá en 1973, Don Erre que Erre, de Sáenz de Heredia en 1970, Sor Citröen, de Pedro Lazaga en 1967, Fe de etarras, de Borja Cobeaga en 2017, entre una larga lista que reúne decenas hasta la centena de rodajes de películas a las que habría que sumar series televisivas, programas de televisión, documentales y otras propuestas audiovisuales.

Hay que sumar que la ciudad ha acogido a innumerables cineastas de todos los campos necesarios para crear rodajes o bien algunos han alcanzado su oportunidad para ser conocidos precisamente a través del festival de cine que dio su inicio con pretensiones locales en 1970. Fue precisamente gente como Álex de la Iglesia, por ejemplo, quienes dieron a conocer aquí sus primeros cortometrajes, del mismo modo que actores veteranos trajeron aquí sus últimas películas, como Paco Rabal. Por no hablar de las películas que siendo premiadas en la ciudad terminaron siendo premiadas en los Goya y alguans incluso nominadas y hasta premiadas en los Oscar, como pasó con Balseros, de Cano, Armas y Hernández en 2002. 

Alcine actualmente es el festival especializado de cortometrajes más importante de España y poco a poco referencia en Europa. Da la oportunidad de inicio a muchas nuevas carreras. Además, su sección de pantalla abierta a los nuevos realizadores da un primer impulso notable a los directores que se enfrentan a su primer largometraje. Se valora mucho que este festival premie a una gran cantidad de especialidades entre las actividades de los cineastas, en general, cosa que le diferencia de otros festivales, así como le dé oportunidad de voto y premio al jurado. 

El propio Ballesteros fue uno de los primeros  premiados con rodajes de corte local en los años 1970. El libro, con ese valioso ensayo preliminar hablando de los veinticinco primeros años de Alcine, contiene un material de cartelería y fotográfico también a tener en cuenta. 

Sirva esto de recuerdo y homenaje. 


Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".


sábado, 7 de noviembre de 2020

Manuel Azaña. Intelectual y político

Título: Manuel Azaña. Intelectual y político.
Autores: José Miranda y Josep Riera.
Editorial: Res-Publica, Edicions-Eivissa
Año de publicación: 1996 (1ª edición)
Género: Ensayo; Historia; Biografía.
ISBN: 978-84-921888-7-1 

Esta semana, el pasado lunes 3 de noviembre, se cumplieron ochenta años de la muerte del escritor y expresidente de la Segunda República Manuel Azaña, en el exilio en Francia, amparado por la embajada mexicana ante el acoso de los nazis y los franquistas en 1940, con su familia y en total enfermedad y envejecimiento desaforado desde los sinsabores de la guerra civil y las represiones posteriores. Desde hace ya varios años, haciendo ya algo más de década, Alcalá de Henares, su ciudad natal y de la que es su familia (y sigue siendo una parte de ella) desde el siglo XV, nada más acabar las celebraciones de Todos los Santos y Halloween el 1 de noviembre y antes de que empiece el festival de cine Alcine a partir del primer fin de semana de noviembre, celebra en torno a ese día 3 una serie de homenajes del tipo conferencias y mesas redondas, este año deslucidas o no celebradas a consecuencia de la pandemia por la Covid-19. Por estos motivos, y teniendo en cuenta que se cumplían ni más ni menos que ochenta años desde su muerte, hoy hablaremos de un libro que se escribió sobre él, aunque los autores no son ni tienen que ver con Alcalá de Henares. Lo tratamos porque se trata de un libro biográfico que se le escribió al autor y político alcalaíno. Entra por tanto dentro del azañismo, una materia ligada a Alcalá como el cervantismo.

He elegido una biografía no demasiado obvia, a pesar de que el título es idéntico en todo al que usó el historiador José Peña en 1991, del que trataremos en otra ocasión, libro que adelantaba al que vamos a hablar en cinco años antes en su escritura. Se trata de la bografía llamada Manuel Azaña. Intelectual y político, escrita en 1996 por los periodistas ibicencos José Miranda y Josep Riera. En principio lo publicaron de cara a las Islas Baleares, especialmente para Ibiza, a través de Res-Publica, Edicions-Eivissa, pero llegó a venderse en la península, no obstante, el ejemplar que yo manejé lo encontré en la librería Domiduca, de segunda mano, a modo de rareza.

El libro fue iniciativa de José Miranda, que pese al nombre no se trata del intelectual que se exilió en México, sino de una persona posterior, José Miranda Prieto, un periodista de Ibiza que había trabajado para La Prensa de Ibiza, Proa, Última Hora Radio y la emisora COPE. Encargado de las secciones locales de Ibiza cuando escribió este libro en 1996, poco después, en 1998 pasaría a ser el director jefe de Última Hora. José Miranda se asociaría con un colega y amigo suyo del periodismo de Ibiza, Josep Riera i Riera, nacido en 1955 y el cual llevaba en el periodismo desde 1975, o sea: desde los veinte años de edad. Escribió especialmente en la prensa de Ibiza y de Formentera. Las principales cabeceras que le acogieron fueron La Prensa de Ibiza y Diario de Ibiza. Tuvo inquietudes por la poesía y Riera publicó el poemario Espurnes. Cuando escribió el libro sobre Azaña junto a Miranda en 1996, Riera había comenzado un año antes a llevar una serie de secciones dedicadas los fenómenos extraños y misteriosos que se decían ver en las islas, secciones que mantuvo más allá de 2005, con gran aceptación de público. Así pues estamos ante una biografía que no fue escrita por historiadores, sino por periodistas de carrera con sus vidas enfocadas y desarrolladas en la prensa local ibicenca. Esto ya de por sí es llamativo y marca el carácter del libro. No obstante, Riera llegó a declarar en el treinta aniversario de su carrera periodística que él se sentía apolítico y que en la prensa existe demasiado favoritismo y amiguismo, dijo literalmente.

El libro tenía una cubierta discreta, muy clásica, con fondo blanco y una fotografía de Azaña. Como se sabe, Azaña nació el 10 de enero de 1880, siendo hijo de Esteban Azaña, que fue alcalde y cronista de Alcalá de Henares y cuyos abuelos y bisabuelos y generaciones más remotas eran una estirpe de escribanos y notarios, aparte de algunos negocios. Manuel Azaña se hizo periodista, tuvo sus inicios en la propia Alcalá con el periódico La avispa del Henares. Su carrera fue en ascenso, a la vez que aumentaba sus inquietudes políticas. Fue de los pocos periodistas españoles que fueron enviados a ver en persona lo que ocurría en el frente de Verdún durante la Primera Guerra Mundial. Notable escritor, ganó el Premio Nacional de Literatura. Desfavorecido durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera por sus ideales liberales, apoyó el republicanismo y fue uno de sus principales impulsores y pedagogo de un Estado moderno, laico y democrático. En 1931 llegó a ser Ministro de la Guerra, posteriormente fue Jefe de Gobierno, con su partido Izquierda Repúblicana y con apoyo del PSOE. Iniciaron diversas reformas profundas de la economía, la cultura y la sociedad en aquella Segunda Republica, pero algunas fueron incomprendidas, otras se frenaron al llegar a la jefatura del gobierno los conservadores con el Partido Radical y la CEDA, y otras se enfrentaron a graves dificultades tanto por intentos de golpe de Estado de la derecha, como por la actividad revolucionaria o los forcejeos del nacionalismo. Regresó al gobierno como jefe de Estado en 1936 liderando el Frente Popular. El alzamiento militar que derivó en guerra civil en 1936 hizo casi imposible que pudiera llevar sus ideas democráticas y sus ofrecimientos de reconciliación durante el conflicto. Murió en Francia exiliado y perseguido. Su biografía es ampliamente conocida por su importancia en el siglo XX. Está considerado uno de los principales intelectuales de ese siglo en España. En su ochenta aniversario del muerte, esta semana, todos los partidos políticos de la actual monarquía parlamentaria en el Congreso le rindieron homenaje, salvo el partido ultraderechista Vox. 

El libro de Miranda y Riera es una aportación más a las visiones y revisiones que cada poco tiempo salen sobre su figura. En este caso pusieron su peso en lo relativo a sus relaciones con la llamada España periférica. Como sea, sirva la reseña de este libro como homenaje en esta semana de aniversario.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".