domingo, 24 de abril de 2022

Retales de una bandera blanca

Título: Retales de una bandera blanca.
Autor: Javier Bardón.
Editorial: Ediciones el Drago.
Año de publicación: 2022 (1ª edición).
Colección: Narrativa.
Nº de volumen en la colección: 20.
Género: Novela; Novela histórica.
ISBN: 978-84-122198-1-4.

 

Este año 2022 ha aparecido un nuevo escritor alcalaíno que ha tenido gran acogida popular. Tanta que hasta la prensa nacional, El Diario, se ha hecho eco de su primera novela publicada, que a la vez es su primer libro. Se trata de Javier Bardón, nacido en Ponferrada (León, Castilla y León) en 1975, pero afincado en Alcalá de Henares durante tantísimos años que se le considera un alcalaíno más, y con más razón cuando se trata de uno de los ciudadanos de la ciudad que tiene implicación con su vida más social y cultural desde hace mucho tiempo, así como relaciones sociales con muchas de las personas que dinamizan culturalmente a Alcalá. Quien esto escribe le conoce igualmente desde hace muchos años. No recuerdo bien si sus estudios iniciales fueron de Economía o de Diseño, aunque sí que trabajó claramente creando diseños e ideas para la mercadotecnia de grandes multinacionales muy conocidas, algunas con sedes en Alemania y Suiza, como el periódico anteriormente citado ya señaló días atrás. Sin embargo, realizó estudios de psicología social mediante los cuales ahora ejerce, también con los cuales como docente en la Universidad Juan Carlos I. No es de extrañar que en la propia Alcalá y otros lugares se le haya podido ver en proyectos de comunicación. Y en ese mismo contexto se implicó en una serie de movimientos o asociaciones colaborativas que confluyen en 2011 con el Movimiento 15M y, según indica El Diario, paralelo a algunos personajes de su primera novela. 

Esa primera novela publicada en los inicios de este año 2022 se llama Retales de una bandera blanca, la cual fue presentada en la sala de conferencias de la Sala de Exposiciones del Antiguo Hospital de Santa María la Rica de Alcalá de Henares y que esta misma semana está presente en la Feria del Libro de Novedad también de Alcalá, en la cual el autor firma ejemplares. Le publicó Ediciones el Drago, en la colección Narrativa, como su volumen 20. Usó de portada un fondo violeta, color propio del partido político Podemos, que posteriormente pasó a ser la coalición Unidos Podemos, y posteriormente Unidas Podemos, que a la vez fue el color que usó el grupo Somos Alcalá, en la cual estuvo inserto Podemos en el mandato 2015-1019, que es el periodo en el que se desarrolla esta historia. Esa misma portada contenía a la vez la silueta de un hombre que parecía engullir a otro, o quizá a sí mismo, en un extraño juego entre el uso de la palabra, por tanto del engaño o de posteriores conspiraciones, y la antropofagia. tal ilustración era producto de Jaime Nieto, un autor reconocido que, en palabras de Javier Bardón el día que presentó su libro, fue muy acertado a la hora de expresar en la cubierta el contenido del libro.

La novela contiene en sí algo de experimentación, que aunque no muy novedosa sí pasa por serlo dado que no muchas novelas actuales combinan determinados elementos en su texto. Así por ejemplo, ese texto se combina con imágenes diversas en blanco y negro como extensión expresiva de lo que el texto mismo nos narra, producto de Joseba Sáenz. Funcionan casi como ideogramas, sin serlo, al completar el mensaje escrito con un mensaje visual. Todo es cierto que esto se debe a que su aparición no termina de ser todo lo rupturista que en otras décadas fue este método, ya que las ubica dentro del contexto de la reproducción de conversaciones producidas a través de los nuevos medios de comunicación, como pueda ser la mensajería instantánea de algunos teléfonos móviles, en este caso referencia permanente en la novela a Telegram, la compañía competidora de Whatsapp que suelen preferir mucha gente de las nuevas izquierdas, tipo Podemos, por otorgarles en su creencia mayor seguridad o menos políticas ultraliberales o invasoras de la intimidad. De este modo podemos apreciar emoticonos de brazos sacando músculo, caras de Hugo Chávez (presidente que fue de Venezuela), bailadoras de flamenco, excrementos con ojos sonrientes, etcétera. En todo caso imita una moda de comunicar actual que usa la gente corriente hoy día. Lo cierto es que estos elementos solo aportan refuerzos a los mensajes que se escriben en las conversaciones, pero no aportan información extra, ni completan nada de los mensajes, por lo que lo superfluas que suelen ser en ese tipo de conversaciones lo siguen siendo en el contexto donde aparecen en esta novela, a excepción de que en la novela tienen otro valor: el de alcanzar un realismo social actual, un naturalismo similar al que se buscó entre finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX cuando gente como Benito Pérez Galdós o Leopoldo Alas "Clarín" introdujeron en sus novelas todo tipo de argot y malformaciones del uso del lenguaje en sus personajes para aproximarles a la realidad social y prácticas de comunicación a los que estos pertenecían. En la obra de Javier Bardón quizá lo más interesante de introducir estas imágenes en ese nuevo modo de comunicarse la gente en el siglo XXI está la aportación, a veces, de cuadros estadísticos con datos tipo contabilidad de votos, carteles promocionales y otros elementos que sí aportan información más allá de reforzar un mensaje.

Al cargo del diseño y maquetación del libro estuvieron Montaña Pulido y Zia Mei, la cual es una autora e ilustradora que ya hemos mencionado varias veces y que cobra un papel importante en muchas obras recientes de esta ciudad. Javier Bardón, en un acto de generosidad poco frecuente en libros, hace notar su agradecimiento también a quienes hicieron las pertinentes revisiones y correcciones sobre el texto nombrando a esas personas, los que nos aporta un refrescante dato en cuanto a los más amantes de los libros en todos sus aspectos, fueron Olga García, Nadia Blázquez, Carmen Herrera, Juan Caros González y Pedro Prieto. Así pues, como vemos y apreciamos, el libro tiene detrás una producción de alcalaínos muy nutrida. 

No debió ser una tarea fácil para todas las partes sacar adelante el libro. Javier Bardón reconoce haber estado trabajando en este libro cuatro años, en los cuales ha regresado y cambiado el mismo varias veces, y varias veces se los ha dado a leer a sus correctoras y diseñadoras. Las primeras versiones no sé si serán conservadas en el archivo privado del autor o habrán sido eliminadas, pero sin duda el resultado final es de lo más pulcro y de lo mejor que he leído en prosa últimamente, máxime de los libros de Alcalá de Henares. 

Durante la presentación estuvo presente en la mesa del acto el autor, la editora, Zia Mei y quien inspira el protagonista, Jesús Abad "Suso", del que hablaremos luego. En el público varias de las personas ya mencionas, más personas que fueron de Somos Alcalá y que son personajes de esta obra. No fue una presentación al uso, pues se recurrió a un juego de interacción entre presentadores y público, a la vez que Suso pudo desquitarse ejerciendo algunas explicaciones de su pasado como concejal ya desde fuera de la política, incluso estando presente otro de los personajes políticos que creó una pequeña crisis que se menciona en torno a la acampada de gente afectada por las hipotecas abusivas. Cosa curiosa que ninguno de los periodistas que hubo ese día se hicieran eco de aquella imagen que parecía casi como de conciliación, como llamativo fue que no hubiera representantes actuales del PSOE con quien gobernaron y quienes en teoría les tenían un relativo aprecio por lo logrado en común.

Javier Bardón en el pasado también se ha acercado al teatro y ha hecho cosas de teatro, eso se hace notar en este libro, cuyo ritmo salta a menudo a una narrativa mediante diálogos casi a modo teatral, por ejemplo en esa imitación de conversaciones en Telegram, pero también en otras partes de la narración fuera ya de esas imitaciones. Quede dicho de paso que igualmente, tanto por lo dicho anteriormente del realismo naturalista como por una técnica de verosimilitud teatral, se usa mucho argot moderno y actual a la hora de hablar o mostrar pensamientos de los personajes, así como muchos cambios de estilo según habla o piensa uno u otro para dibujar y perfilar muy bien la personalidad y emocionalidad de cada uno. Hay un trabajo de estilo. Bien es cierto que personalmente no comparto la transcripción literal del sonido fonético de siglas, me parece ciertamente antiestético, pero personalmente puede que eso sea una cuestión muy íntima mía al ser alguien que viene de Historia y archivos y prefiere o dejar las siglas como están o desarrollarlas para que no se pierda en el futuro lo que significan. Así pues, creo que eso es más una opción de estilo, tal vez una corrección de texto que atienda a recomendaciones del uso de la lengua, que es muy respetable y tal vez acertada para muchos. Pongamos por ejemplo que Partido Comunista Español, PCE, sale mencionado como Peceé, o bien el Partido Socialista Obrero Español, PSOE, sale como soe, ya que de manera cotidiana mucha gente suele llamarles así de manera popular. Así ocurre con otras muchas siglas de la política actual, o bien cuando se menciona el PGOU, pegeou, que es el Plan General de Ordenación Urbana. Es una cuestión menor, de gusto, posiblemente en filología sea más acertado tal como está en esta novela, aunque no así en Historia y política, no tiene la menor importancia y lo cierto es que está en perfecta consonancia con ese realismo naturalista al ser más que siglas formas de expresión en el argot de los personajes. Y a quien repela el argot tan actual que surge, ya no con estas siglas, si no con palabras, hay que recordarle que también aquellos de comienzos del siglo XX metieron argot de la época que hoy día es lenguaje común. Reconozco que quizá un lector de cierta edad no entienda alguna de las palabras que aparecen, o incluso algunas de las expresiones, y que entre gente más joven, si no son de determinados círculos sociales, puede que haya gente que tampoco haya oído algunas de ellas y tal vez no las entiendan, pero la novela se entiende en conjunto perfectamente. No es motivo de crítica negativa. Todo lo contrario. Nos acerca a una realidad social actual. En el futuro puede servir a un lector de otras época a conocer una realidad social y expresiva de este comienzo del siglo XXI. Se transforma así también en testigo de una historia social de usos y costumbres.

La novela es una ficción, pero retrata y se ambienta en una realidad, podríamos incluso pensar que es una novela histórica, a pesar de lo muy reciente de los hechos. No obstante, lo que narra y los personajes, con nombres reales (Suso, Espinosa, Pablo Iglesias, Errejón y otros) o bien irreales (Guillermo Vela, Lobo, Salvador, Bernabé, etcétera), responden todos a una realidad histórica. Quien es de Alcalá de Henares, más aún si es de la izquierda y ha seguido el proceso, sabe e identifica a la perfección todas y cada una de las situaciones y a todos y cada uno de los personajes, por mucho que se quieran encubrir en otros nombres. Ya sea por la prensa local y no local, o bien por conocer a las personas, o por seguir a tal o cual partido, o por otros medios, son plenamente identificables. Sin embargo, es una novela, por lo que aunque se basa en hechos históricos reales tiene también mucho de ficción. Está todo ficcionado, por lo que hay partes que no responden a la realidad, también en la construcción de algunos personajes. Puede también que en parte para evitar el autor posibles denuncias o bien para evitar señalar a personas reales ante posibles lectores que puedan reaccionar en sus vidas privadas de manera indeseada. En Alcalá solo Suso dio pie a que su nombre saliera tal cual, a la par que los de personajes históricos recientes a nivel nacional, como el mencionado Pablo Iglesias, por ejemplo. No es un recurso nuevo. El mencionado Benito Pérez Galdós ya usó de este tipo de novelas históricas donde innovó dándoles un giro desde romanticismo del género hacia el realismo naturalista y dotando de ficción a hechos y personaje reales en sus Episodios nacionales, escritos entre finales del siglo XIX y comienzos del XX. De hecho, según acababa la lectura yo de la obra de Bardón, me dejaba sabor de un nuevo episodio nacional que cuadra de una manera actualizada con aquella obra de Galdós y bien podría crearse unos nuevos episodios, en este caso locales, que engarzan con lo nacional de hoy día. Pensemos que hasta Galdós iba a historias localizadas pra explicar lo nacional. Deja sabor a la posibilidad de poder acercar a los lectores actuales de Alcalá a una historia reciente de Alcalá que de 1939 en adelante sigue casi virgen en su conocimiento. 

Lo bueno de Bardón es que escribe desde el conocimiento personal de haberlo vivido desde dentro, de conocer a todos lo que salen, de haber sido parte en cierto modo. Cumple con lo que les ocurre a muchos autores en su primera obra: usa de los conocimientos autobiográficos para tirar y sacar adelante su narración, en este caso con un acierto y una alta calidad indudables. Muy ágil en su lectura y tal vez ayudado en el apoyo de varias personas en aquellas revisiones y correcciones. Cuatro años de revisión y corrección del autor dan para depurar bien. Es un excelente trabajo. 

Lo cierto es que desde lo local el libro ya tiene un antecedente lejano en Alcalá de Henares, aunque muy desconocido. Se trata de la obra de García Cuevas que publicó en 1910 y que ya comentamos en su día, Villafeliz o el paraíso perdido. Recordemos que en aquella novela, antecedente de una distopía tal como la conocemos hoy día, pero sin llegar a serlo del todo, se narraba la historia de un pueblo ficticio, que claramente era Alcalá de Henares, donde se hacen con el gobierno una serie de personas progresistas, algunas socialistas, con ideas de renovación social, que terminan provocando el caos a ojos de los conservadores. Todos los personajes, si se conoce la historia local, son fácilmente rastreables, porque tanto por el año de publicación como por las descripciones nos dan varios de los nombres conocidos de la política y la sociedad alcalaína de 1910. García Gutiérrez era ultracatólico y ultraconservador, por lo que en este caso lo que se reforzaba era una dura crítica contra la izquierda, a veces insultante, pero la idea era muy similar a la que ciento doce años después ha sacado adelante Javier Bardón. Nosotros, por las fechas y porque somos parte viviente de esta historia reciente, podemos reconocer por sus actos y por sus cargos a gente real como los exalcaldes del PP Bartolomé González y Javier Bello, como al alcalde del PSOE Javier Rodríguez, al concejal de Izquierda Unida David Cobo, al obispo de Alcalá o a todos y cada uno de los concejales que hubo de Somos Alcalá, tanto como de las personas que sin ser concejales estaban detrás de muchas de las cuestiones de organización de Somos Alcalá, como por ejemplo el citado Carlos, del cual aquí en estas notas, dado que también le conozco desde hace años, yo como Bardón o como Pilatos, no citaré su apellido ni real ni el irreal, por aquello de no provocar ninguna cuestión en su vida privada, a pesar de que ejerció de manera conocida en Somos Alcalá. Son tiempos raros en pleno 2022.

La novela cubre todo el periodo desde que gana una gran cantidad de votos Somos Alcalá en las elecciones municipales de 2015, siendo la segunda fuerza política de la ciudad desbancando al PP e incluso a Izquierda Unida, hasta su derrota electoral de 2019, donde no lograron ningún concejal. Hay que decir que Somos Alcalá, fuera ya de este libro, siguió existiendo con muchas dificultades interiores hasta que al final quedó prácticamente inactiva hacia 2021, pienso que tal vez el confinamiento de 2020 por la Covid-19 tampoco les ayudó a mantener la unidad, y en el comienzo de este 2022, precisamente durante la presentación de este libro, anunciaron su disolución y desaparición total, a pesar de que la gente en el público que fue de Somos Alcalá parecía mantener un gran apoyo e identidad mutuos.

Se trata por tanto de una novela histórica que quizá sea hoy por hoy la primera novela que ha tratado el asunto de la nueva política surgida con Podemos y de rebote con el  movimiento 15M del 2011. El 15M ya había sido tratado de aquella manera en alguna película y serie de televisión, aún de manera desacertada, desinformada y a veces de opereta. Ahora no se trata tanto del 15M, sino de una agrupación electoral ciudadana como fue Somos Alcalá, que aglutinaba personas sin vinculación a partido político alguno, muchas de ellas provenientes del 15M Alcalá, aunque muchas ya de manera tardía y esto lo anoto desde el conocimiento personal, con personas que venían tanto de asociaciones como las de Ecologistas en Acción o el movimiento Animalista, o sindicatos desde la CGT a CCOO, como personas que sí habían pasado de algún modo por algún partido político, incluido incluso Equo, y, por supuesto Podemos, nacido en 2014. A pesar de que tanto en la vida real como en la novela muchos de los participantes de Somos Alcalá sostienen que Podemos no fue fundamental para levantar a la agrupación electoralmente, lo cierto es que socialmente mucha gente que simplemente fueron votantes identificaron Somos Alcalá con Podemos. Mal que pese, esto fue así y pocos fueron los que supieron defender públicamente en sus grupos de amigos o familiares que Somos Alcalá y Podemos eran dos cosas diferentes, pese a que Podemos estaba en Somos, más aún cuando Podemos expulsó a sus principales representantes en Somos Alcalá. Hechos que se relatan en la novela. Bardón toca muy de refilón el hecho de que la sociedad sí identificaba a Somos Alcalá con Podemos. Quizá por ello en las elecciones de 2019 hubo buena parte de confusión a la hora de votar cuando Somos Alcalá se presentó por un lado, Podemos lo hizo junto a Izquierda Unida como Unidas Podemos, y para marear más la perdiz, el sector de Errejón, expulsado de Podemos, se presentó como Más Madrid. Mucha gente votante no supo ver los logros de la gente que simplemente fue de Somos, confundiendo estos con Podemos, tal vez por el tirón electoral que tenía este partido en toda España en ese momento, y confundiendo también los logros de Somos Alcalá como si estos hubieran sido logrados por su socio de gobierno, que tenían la alcaldía, el PSOE. En cierto modo lo que ocurrió en Alcalá de Henares entre 2015 y 2019 fue lo que viene ocurriendo en el actual gobierno de coalición  PSOE-Unidas Podemos en España desde 2020, y no es la primera vez que en Alcalá ocurre a pequeña escala lo que poco después se reproduce a nivel estatal en la Historia reciente. Ahora bien, Somos Alcalá sigue sin reconocer que en determinados momentos perdieron sintonía real con la calle y que algunas de las cosas que hicieron no gustaban a muchos de los que les votaron, y esto no se refleja en la novela, pero desde un comentario al margen de la novela, es de señalar que el gran número de rotondas, la tala de árboles urbanos, el rediseño de las rutas de autobús, la moneda local y otras decisiones no ayudaron a afianzar la confianza depositada en 2015 por parte de un sector de sus votantes. Ahí falta reflexión y autocrítica, aunque ya estén disueltos. Aunque sí que señala bien en la novela, hubo tanto una falta de comunicación efectiva y eficaz desde Somos Alcalá a los ciudadanos de lo que hacían y porqué, para evitar que lo capitalizara el PSOE, como ocurrió, como también quizá hubo un exceso de creerse en una superioridad moral o ética en algunas cuestiones, incluso respecto a compañeros de viaje dentro de la izquierda, cosa que se deja leer a veces de modo directo y a veces entre líneas en esta novela. Esa superioridad teórica probablemente alejó a alguna persona de la realidad que desmentía tal superioridad. O en otras palabras, ¿quién no conocía a quién, el que gobernaba o los gobernados? No entraré aquí en algunas cuestiones políticas del momento que no salen en la novela, aunque son intrínsecas, a pesar de que ya he nombrado una, la de la tala de árboles.

El lector alcalaíno podrá identificar la política complutense más reciente, como esa reforma de las líneas de autobús, el escándalo de las ratas en un parque, posible montaje de la prensa, aunque es cierto que en algunos lugares hay ratas con y sin Somos Alcalá gobernando, la muerte de un dromedario en el mercado cervantino, el recorte de los sueldos de los funcionarios locales o la donación de parte del sueldo de los concejales de Somos a propuestas sociales que fue la espoleta que usó primero la derecha y luego el propio Podemos para atacar a los concejales más destacados de Somos Alcalá, expulsión de Podemos incluida en medio de aquel proceso de purga que hubo en el Podemos de Pablo Iglesias respecto al sector de Errejón, aunque los de Alcalá no eran exactamente errejonistas, más cuando Errejón también se la jugó. A quien esto escribe, que en su día dije en el 15M que yo no estaba allí para hacer partidos políticos y no forme parte de ninguno, no le resulta evitable decir que hay cosas que durante el 15M de 2011 y en su periodo hacia 2015 que se formó Somos Alcalá, ya había comentado que iban a ocurrir si se hacían partido, y ya que Bardón le nombra, le nombro yo también, entre ellos a Suso. No me creyeron, creo que no me creyeron o quizá querían probar que con ellos todo sería diferente, ocurrieron, la novela ahora es testigo parcial. Las dinámicas de partido son las que son, y en cierto modo esta novela es muy interesante también porque se desarrolla en ese ambiente de conspiración y enemigos que son amigos y amigos que son enemigos que no solo habla del municipalismo y de esta primera etapa de una nueva izquierda tras el 15M, es una intriga dinámica que se mete de lleno en historias personales muy bien trazadas por el conocimiento psicológico del autor, metidas con la más pura historia de lo social y de la conspiración política. Es un testimonio de la política local a todos los niveles de España a comienzos del siglo XXI y el papel de la prensa como instrumento a utilizar en lo que es casi juegos más allá del juego sucio en política, casi de novela de espías políticos, topos, traidores, héroes y antihéroes. Es una novela de intrigas conspirativas y de dinámicas de partido y de grupos sociales.

Quizá peca un poco de enfocar toda la novela como si en general los postulados de Somos Alcalá fuesen siempre los correctos, unos más y otros menos, mientras que el resto de postulados son ignorados o tachados de incorrectos, incluidos los de simpatizantes y afines. Solo en un apartado muy breve de la obra se llega a decir si no habrán perdido el contacto con la realidad mediante el síndrome del palacio. En todo caso, yendo a otro aspecto de la novela, todo queda gratamente explicado y alimentado haciendo un poco de introspección biográfica de los personajes, dando a entender que las biografías personales influyen en sus actos y por tanto en sus decisiones. Una lectura que algunos historiadores tenemos en cuenta pues creemos que así es. Al ser Bardón un psicólogo, tan bien como lo deja reflejado en su prosa, también ocurre que a veces en algunos personajes inmediatos se lo deja escrito casi como si hubiera escrito un informe médico sobre su personalidad. No desmerece el ritmo del relato, aunque es identificable en algunas partes. Es una novela muy coral, pero no es una novela coral. Indudablemente el principal protagonista es Suso. Y en buena medida esta novela viene también a limpiar el nombre de él y de sus compañeros y compañeras acusados en falso de corrupción, cosa que los propios tribunales reconocieron en 2019. De hecho la novela se puede leer centrada también en la importancia del viaje interior de Suso, que queda patente en el camino de Santiago, que es una experiencia vital que encuadra y encaja con el viaje de mucha persona que se ilusionó tras el 15M pero que fue perdiendo la ilusión cuando entraron en juego de nuevo las dinámicas de partido, electorales y de gobierno. Ese es el eje. Pero es en sí un viaje interior de Suso, que recoge en él a grandes rasgos el viaje de tantos otros.

Una sensación que me da esta novela tras asistir a su presentación y después leer meses más tarde lo que de ella dice El Diario, es que mucho lector actual, sobre todo los que menos enterados estén de lo ocurrido en Alcalá de Henares, puede confundir que Somos Alcalá era el 15M de Alcalá de Henares. Aunque la gran mayoría de la gente de Somos venía de ese 15M, igual que venían de asociaciones como Agua de Mayo o de asociaciones de vecinos, Somos Alcalá no era el 15M de Alcalá de Henares. Escuchadas las intervenciones de la gente que no era de Alcalá que estuvo en la presentación y leído la prensa dicha, temo que pudiera llamar a confusión. Esta novela en el futuro es más que probable que se use por generaciones futuras para acercarse un poco a comprender la Historia del comienzo del siglo XXI en la ciudad, y sea una fuente de información bastante importante, aunque por ser novela deba ser tratada con cierta perspectiva, como solemos hacer los historiadores, hay que depurar información, saber interpretar realidades. La cuestión es que falta hoy por hoy un testimonio sólido del 15M Alcalá, que fue la segunda acampada en toda España tras la de Madrid aquel 2011, y cuenta con nombres iniciales como Jálex Frutos y otros. Yo mismo estuve allí desde el inicio. No todas las personas del 15M inicial evolucionamos hacia Somos, independientemente de lo que hiciéramos luego a la hora de votar cada uno, que me consta que mucho votante de Somos fue del 15M Alcalá, aunque no formara parte de Somos. También allí hubo muchas cuestiones para otra novela, incluida la cuestión central de lo que le ocurrió a Somos Alcalá, solo que a otro nivel y ejerciendo Somos el papel que aquí no ejerce. Pero esa es otra historia, una historia donde se forja incluso el inicio de Suso en su papel que desembocará en representar a Somos Alcalá como cabeza de lista, primero dentor de Podemos y luego no. La novela de Bardón es sumamente interesante, pero es la novela de Somos Alcalá, no del 15M Alcalá, pese a que me temo que algunas personas pueden caer y tal vez en el futuro caerán en la tentación de identificarlos como una sola cosa.

Para mi gusto es una de las mejores novelas que he leído últimamente. Muy fluida. Tal vez también porque conozco muy de cerca lo narrado y muy bien una fisonomía de la ciudad actual que vivo día a día con pasión alcalaína. Tal vez por estar muy imbuido también las cosas que se cuentan, aunque no desde dentro de Somos Alcalá, sino desde otros ojos. Me produce apasionamiento esta novela, algunos pasajes incluso han hecho que mantenga discusiones dentro de mi cabeza ante cosas que son debates vivos aún dentro de mí. Casi me he recordado a mí mismo como un anciano que leyera de la guerra civil que combatió... y tan solo estamos en 2022. Claro que mi trinchera estaba en el 15M entre otras posturas.

La novela está muy justamente dedicada a Raúl González, también amigo mío, fallecido muy joven, el cual, como ecologista y como activista por la justicia social, fue uno de los motores fundamentales desde el segundo plano de Somos Alcalá y al cual la ciudad, sin saberlo, le debe muchas iniciativas que han mejorado varios de sus aspectos ecológicos y de participación ciudadana.

Excelente novela de Javier Bardón.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

domingo, 17 de abril de 2022

Obras de Pedro Laynez / El poeta Pedro Laínez (1538-1584)

Título: Obras de Pedro Laynez.
Autor: Pedro Laynez.
Editores: Antonio Marín Ocete y Joaquín de Entrambasaguas.
Impresores: Universidad de Granada (los anejos de Marín Ocete, 1950) y Consejo Superior de Investigaciones Científicas -CSIC- (los dos volúmenes de Entrambasaguas, 1951).
Año de publicación: 1950 (1ª edición de Marín Ocete en Anejos del Boletín de la Universidad de Granada) / 1951 (1ª edición de los dos volúmenes de Entrambasaguas)
Género: Poesía
Depósito Legal: [No localizado].
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Título: El poeta Pedro Laínez (1538-1584). Actualización de su vida y obra en el contexto histórico y literario de Miguel de Cervantes.
Autores: Emilio Maganto Pavón / Pedro Laynez.
Editorial: Universidad de Alcalá de Henares (servicio de publicaciones).
Año de publicación: 2021 (1ª edición).
Colección: Monografías Humanidades.
Nº de volumen en la colección: 83.
Género: Poesía / Biografía / Historia / Literatura / Ensayo.
ISBN: 978-84-18254376

 

En una de las dos semanas más cervantinas del año en Alcalá de Henares, la de la Feria del Libro de Novedad en abril, que coincide con la entrega del Premio Cervantes en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares y a la vez con el aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes el 22 de abril, traemos a estas notas esta vez al que ha quedado reflejado por múltiples obras y manuscritos del propio Cervantes y de otras personas de la época al que fuera uno de sus mejores amigos, Pedro Laynez, también escritor y también alcalaíno. Quedó muy bien reflejada esa amistad mutua tanto en la biografía de Cervantes y de las mujeres de su entorno, como en su primera obra publicada La Galatea, de 1585. En esta obra Cervantes le nombra como Damón, que a la vez es el nombre que el propio Pedro Laynez daba a un pastor en sus obras de amor pastoril y como algunos llamaron al propio poeta. De ese modo aparece también en otras obras de la época de otros autores. Pensemos que también le nombra Lope de Vega, que fue estudiante en Alcalá de Henares, y que también fue amigo de Vicente Espinel, otro poeta que llegó a formarse como profesor en la Universidad alcalaína. Como sea, en aquel libro de Cervantes volvería a aparecer en la parte conocida como Canto de Calíope. Un año antes de que Cervantes, este le nombraría otra vez en su obra Viaje del Parnaso, de 1614, junto al otro poeta alcalaíno de estilo pastoril Francisco de Figueroa, también amigo de Cervantes y del propio Laynez. De hecho se tiene constatado también una profunda amistad entre Figueroa y Laynez, hasta el punto que sus obras fueron confundidas entre sí y a menudo ocurrió que poemas de uno y de otro eran adjudicadas a uno u a otro siendo que era el otro el autor real. Ambos poetas alcalaínos, Laynez y Figueroa son cumbre de la poesía pastoril del siglo XVI, y ambos coinciden igualmente en que buena parte de su obra no se publicó en vida de ellos y se ha perdido una buena parte, a pesar de que en vida de ellos eran poemas conocidos. No obstante, algunos poemas de Laynez se publicaron en antologías de la época, se le conoció más por manuscritos que pudieron circular entre amigos y conocidos.


Las obras de Laynez fueron olvidadas según se pasó la moda de la poesía pastoril. Su figura no creó gran interés y eso provocó que hasta el siglo XX no surgiera alguien interesado en indagar sobre su figura y publicar toda su obra íntegra. Ocurrió en un primer momento como artículo de investigación que se publicó en los Anejos del Boletín de la Universidad de Granada, siendo su autor Antonio Marín Ocete, en 1950. Aquello pasó a ser una investigación mayor y más profunda en lo que fue la publicación de sus obras completas, las que se habían encontrado hasta esa fecha, en una obra en dos volúmenes publicada en 1951 por el profesor universitario Joaquín de Entrambasaguas a través del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Se llamaba Obras de Pedro Laynez, y se indicaba en la portada que era un estudio preliminar con edición y notas de Entrambasaguas, con ayuda de Juana de José Prades y Luis López Jiménez. Hay que pensar que se trata de un contexto histórico de un primer franquismo donde se buscaba una construcción del relato histórico que ubicara a España en una universalidad que una y otra vez miraba al antiguo Imperio de los siglos XVI y XVII y unos valores que en buena parte se creían recogidos en la Literatura del Siglo de Oro. Cervantes era todo un referente y por tanto todo lo relacionado con Cervantes era parte de una tarea de investigación. Entrambasaguas tuvo el acierto de darse cuenta del gran silencio que había en torno a Laynez y recuperó su memoria y obra cuatrocientos años después. Ahora bien, Entrambasaguas marcó y selló el destino de Laynez al considerar que su literatura era pobre como su léxico y sus temas eran tópicos de la poesía pastoril, así como imitaciones de la literatura italiana. Ante tales aseveraciones esta obra que recuperó a Laynez paradójicamente también volvió a condenarle a que muchos estudiosos de la literatura prefirieran no ahondar en él. Aún con todo algunos estudiosos siguieron indagando en los archivos y encontraron nuevos poemas y documentos de y sobre Laynez que se fueron publicando paulatinamente. Le hizo mayor justicia ya en tiempos de la actual democracia de la monarquía parlamentaria el investigador y profesor universitario Emilio Maganto Pavón, en fechas muy recientes, en mayo de 2021. Publicó un nuevo libro a través de la Universidad de Alcalá de Henares, en su colección Monografías Humanidades, número 83, se llamaba El poeta Pedro Laínez (1538-1584). Actualización de su vida y obra en el contexto histórico y literario de Miguel de Cervantes. Contenía en sí un amplio ensayo con todas las novedades biográficas e históricas a través de nuevos documentos, nuevas interpretaciones de la obra de Laynez en su juicio literario y filológico, y con los nuevos poemas encontrados desde la edición de Entrambasaguas de 1951. Entre esos nuevos poemas se encontraba uno dedicado a una mujer cortesana de la Corte portuguesa, corte con la que parece ser tuvo alguna especie de relación Laynez, aunque no se sabe exactamente cómo o de qué trataba. Maganto revaloriza la obra de Laynez, que muy evidentemente sí tuvo éxito en su época por estar de moda entre la gente más común la poesía amorosa pastoril, contradice así a Entrambasaguas en su interpretación de 1951, pero también al historiador Luis Astrana Marín, muy relacionado con Alcalá, en su ataque a la obra de Laynez en 1958, Maganto se posicionó así en 2021 al lado de otros investigadores que sí avanzaron desde un punto de vista más positivo como José Manuel Blecua en 1970, del que hablamos cuando mencionamos El Buscón de Quevedo, o como Christopher Maurer en 1984. Hay que pensar que en 2021 Alcalá de Henares y su Universidad están plenamente inmersas en revitalizar todo lo relacionado con Cervantes y no solo por un punto de vista cultural, sino también por toda una industria del turismo que se ha entendido vital para la economía de la ciudad desde que fue nombrada Patrimonio de la Humanidad en 1998.
 
Pedro Laynez también es conocido como Pedro Laínez. Era de Alcalá de Henares, aunque algunos autores le quieren dar Madrid por lugar de nacimiento. Habría nacido en torno a 1538, unos diez años antes que Cervantes. Vivió en Alcalá de Henares y es aquí donde conoció a muchos de sus amigos escritores que más le valoraron. Era de una familia acomodada. Era hijo de Bernardino de Ugarte, lo que hace que tenga que vivir ligado a la vida palaciega y que a menudo se traslade con la Corte allá donde esta fuese. En 1564 murió su padre, que había logrado que él fuera adscrito al servicio como ayudante de cámara del príncipe Carlos, hijo de Felipe II dado a la conspiración contra su padre, así como a trastornos mentales que en ocasiones fueron tratados en el Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares, donde residía desde 1563. Cuando Carlos murió en 1568 quedó libre de este oficio de forma evidente. No sabemos muy bien qué funciones desempeñó en su vida, como hemos dicho ligada a la vida cortesana, pero sabemos que era un hombre adinerado ya que nos han quedado sobre él muchos litigios económicos en los archivos sobre diferentes negocios y derechos. 
 
En 1578 Antonio Cabezón incluyó algunos de sus poemas en su compilación Obras, publicada en Madrid. En 1580 se publicaron algunas otras en la compilación Thesoro, de Pedro de Padilla, en Madrid. Pero en general la mayor parte de su obra quedó inédita porque el propio autor no se preocupó de publicarla, aunque se conocían algunos de sus poemas manuscritos por medio de amigos y conocidos a los que se los dio a leer. No obstante, buena parte de su obra se conoce a través de manuscritos que han llegado a diferentes archivos y bibliotecas históricas, tan dispersamente que incluso algunos textos se hayan en París, fuera de España. Sabemos que era un autor muy apreciado en lo que por entonces hubo quien creía que era un género menor, la poesía pastoril, de gran éxito popular. Muchos de los grandes nombres de la Literatura del siglo XVI español dejaron reflejado que se trataba de un autor de valía, a pesar del juicio de Entrambasaguas y Astrana Marín en la década de 1950, tan lejana de los gustos de la gente del siglo XVI.
 
Su vida amorosa, a pesar de que toda su obra poética trata de esta temática, nos es altamente desconocida. En 1581 se casó con Juana Mozárabe, la cual era viuda y mucho más joven que él. Ella adoptó el nombre de Juana Gaitán, o Gaytán, al casarse. Laynez moriría en Madrid en 1584 antes de poder reencontrarse con su amigo Miguel de Cervantes, recién liberado de su prisión en Argelia. Se sabe que Cervantes fue a verle y fue la propia Juana Gaytán quien le informó de la muerte de su esposo. Fue al año siguiente que Cervantes incluyó a Laynez en La Galatea

Juana Gaytán se trasladó a Esquivias, en Toledo, donde vivían sus tíos Isabel de Sosa y Pedro de Villafuerte. Pasaron tres meses de la muerte de Laynez y Juana Gaytán se casó en Esquivias por tercer vez, con un joven llamado Diego de Hondaro. Estando ya casada escribió a Miguel de Cervantes para que la visitara en Esquivias con la intención de publicar las obras completas de Laynez con el nombre de Cancionero. Teóricamente se trataría de una obra que, según ella, habría preparado su esposo difunto sin darle tiempo a publicarlo por dinero y por su muerte. Hay que recordar que otras viudas ilustres también buscaron su sustento publicando las obras inéditas de sus esposos, como por ejemplo la que fuera la esposa de Garcilaso de la Vega, y también la esposa de Cervantes cuando años más tarde se quede viuda. Sin embargo, es dudoso que la obra la dejase preparada Laynez, ya que también se sabe que fue Juana Gaytán la que decidió dejar fuera de aquel poemario una serie de poemas que por sí solos componen lo que se llama Engaños y desengaños de amor. Los estudiosos de la vida de todos los implicados más o menos coinciden en que probablemente esos poemas la implicaban a ella directamente, razón por la cual ella no querría que se dieran a conocer. Tampoco estaban las églogas dedicadas a la muerte del padre del propio autor, así como la dedicada a la humanista Luisa Sigea, castellana y afincada en la Corte de Portugal, a quien probablemente Laynez conoció aunque ignoremos su relación exacta entre ellos.

Cervantes fue a Esquivias y allí encontró a una joven amiga de Juana Gaytán, Catalina de Salazar, de 18 años de edad y en esos momentos de luto por la muerte de su padre. La primera vez la vio en la casa de Juana Gaytán, él, de 37 años, preguntó por ella a Juana Gaytán y así comenzó una relación de amor que desembocó en el matrimonio entre ambos en diciembre de aquel mismo 1584, como es bien conocido y a pesar de la oposición de la madre de ella.

Cervantes se ilusionó también con el proyecto de la publicación de la obra de Laynez y puso su empeño en conseguir dinero y patrocinador, mecenazgo, pero no lo lograron ni aún con la influencia de Cervantes. Años más tarde, de nuevo sin esposo, Juana Gaytán fue acogida por Cervantes en su casa de Valladolid para que viviera con su familia bajo su amparo. Una familia mayoritariamente femenina. Ya hemos comentado anteriormente que Cervantes era un adelantado a su época y creía también en muchas de las libertades y derechos también para las mujeres. Por entonces seguían los intentos de publicar tanto Cancionero como ahora también Engaños y desengaños de amor, según lo que nos consta por ella; por negocios, o sea por necesidades económicas. No se logró. Fue en esa época, en 1605 que ella misma se vio envuelta en el escándalo y proceso judicial por el asesinato de Gaspar de Ezpeleta. Este caballero paseaba en una noche de junio de vuelta a su casa desde una taberna, aún con los sonidos de músicos de fondo cuando otro caballero embozado le salió al paso y alegando a gritos su honor ultrajado le asestó unos espadazos que le fueron desangrando rápidamente. Ezpeleta pudo huir gritando socorro, siendo que era la casa de Cervantes la más cercana. Allí fue socorrido y acogido, muriendo a las horas en una cama. Una beata de una iglesia cercana alegó a la justicia haberse despertado con los gritos y achacó sin pruebas como conflicto de los males a todas las mujeres de al familia Cervantes, conocidas como "las Cervantas", por su vida no sujeta a las convenciones sociales de la época, lo que para mucha gente se consideraban que tenían una vida libertina. Todas las personas de la casa fueron investigadas en el proceso, resultando al final que solo se les reclamó que entregaran las ropas ensangrentadas de Ezpeleta, ya que evidentemente nada había que pudiera declararles culpables de algo.

La poesía de Laynez tiene mucho en común con la de Figueroa, como se ha dicho. Ambos sitúan las historias de amor idealizado entre pastores y pastoras en el entorno del río Henares en Alcalá de Henares. Estaba influido dentro de la poesía española por Garcilaso de la Vega, y en tanto por la poesía italiana por Petrarca. Es así un poema plenamente renacentista. 

En su más estricta tradición castellana se puede encontrar en su obra coplas castellanas, villancicos, glosas y paráfrasis, mientras que en su vertiente más modernamente renacentista hay églogas, canciones, epístolas, elegías, sonetos y glosas. Llegó a escribir en su juventud elegías a la muerte de la reina Isabel de Valois, y también del emperador Carlos I de España y V de Alemania. Su estilo tendía a lo bucólico y, como se ha dicho, el tema amoroso es el fundamental motor de toda su obra. Hemos de pensar que a pesar de no conocer demasiados detalles de su vida privada más personal, fue lo amatorio un parte muy activa de su vida, si bien por la idealización en sus poemas y por la propia égloga dedicada a la humanista y poeta Luisa Sigea, muerta en 1560 a los 38 años, dotaba a sus sentimientos amorosos de una realidad sentimental, pero, una vez más, desconocemos los detalles de este aspecto de su biografía que podría darnos claves para comprender mejor su obra o al menos desde más ángulos.

Actualmente la ciudad de Alcalá de Henares solo le ha dedicado a Laynez el nombre de una calle.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

lunes, 11 de abril de 2022

Azaña

Título: Azaña.
Autores: Vicente Alberto Serrano y José María San Luciano. Varios autores, entre ellos hay texto de Azaña. 
Editorial: Edascal.
Año de publicación: 1980 (1ª edición)
Género: Historia; Ensayo; Política; Biografía.
ISBN: 978-84-74500184
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Título: Azaña.
Autores: José María Marco. Vicente Alberto Serrano y José María San Luciano. Varios autores, entre ellos hay texto de Azaña. 
Editor: Fundación Colegio del Rey.
Año de publicación: 1990 (1ª edición; prólogo de Florencia Campos, alcalde de Alcalá de Henares por el PSOE)
Género: Historia; Ensayo; Política; Biografía.
ISBN / Depósito legal: [No localizado]

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Título: Azaña.
Autores: José María Marco. Vicente Alberto Serrano y José María San Luciano. Varios autores, entre ellos hay texto de Azaña.
Editores: Fundación Colegio del Rey; ayuntamiento de Alcalá de Henares.
Año de publicación: 1991 (2ª edición revisada y corregida; prólogo de Florencia Campos, alcalde de Alcalá de Henares por el PSOE)
Género: Historia; Ensayo; Política; Biografía.
ISBN: 978-84-87153259
 

El libro que hoy anotamos ha tenido una amplia vida de reediciones locales con motivo de homenaje al también alcalaíno Manuel Azaña, escritor y presidente de la Segunda República Española. Se trata de Azaña, una obra que se publicó por primera vez en 1980, un año aún cercano a los años de la censura y la dictadura franquista, de los últimos años de la Transición política a la democracia y por tanto, aunque ya se habían publicado muchas cosas, aún era una temática novedosa para dar a conocer a mucha gente a la que se le había impedido conocer. Se publicó con motivo de ser aquel 1980 el año del centenario de su nacimiento, a la vez los cuarenta años de su muerte en el exilio. Hay que recordar que los Azaña es una importante familia de políticos, escribanos, notarios y gente de negocios en Alcalá de Henares desde el siglo XVIII. En la década de 1980 hubo numerosas iniciativas tratando de rescatar su memoria en este municipio. En este caso la iniciativa cayó en manos privadas por parte de un historiador local no por carrera universitaria, José María San Luciano, y un escritor habitual en prensa y que además también ejercía de editor de diversos tipos de libros, Vicente Alberto Serrano. Ambos ejercieron de editores a través de la editorial Edascal. 
 
Editaron en rústica esta obra imitando las tapas de color acartonado de comienzos de siglo. El nombre de Azaña presidía todo el libro subrayado con una banda anudada con los colores de la bandera republicana. A continuación, en dos columnas nombraban los nombres de los autores de todos los textos que habían logrado reunir, mostrando una obra muy ambiciosa al contener en sí muchos nombres importantes tanto como historiadores, como escritores, como políticos, algunos de los cuáles directamente relacionados con Azaña. Gente muy relevante en la cultura y la vida pública española en la segunda mitad del siglo XX. Eran Jorge Guillén, José Bergamín, Francisco Ayala, Ernesto Giménez-Caballero, Juan Marichal, Franco Meregalli, Gabriel Jackson, Hugh Thomas, Santos Juliá, Manuel Aragón, Paul Preston, Senén Llorensa, Jean Becarud, José Carlos Mainer, Manuel Tuñón de Lara y Francisco Villacorta. Todos ellos personalidades muy relevantes en la historiografía española para conocer la Historia actual. Más allá aún, el libro incluía la reproducción del discurso El problema español que escribió Manuel Azaña en 1911 para inaugurar la Casa del Pueblo, del PSOE, en Alcalá de Henares. El libro fue reeditado diez años más tarde, en 1990, esta vez a través de la Fundación Colegio del Rey y el ayuntamiento de Alcalá de Henares, con un prólogo del alcalde por el PSOE Florencio Campos. Se buscaba así homenajear los cincuenta años de su muerte de un modo solemne como se celebró en 1980 los cien años de su nacimiento. En este caso se modernizó la cubierta manteniendo la idea original de los textos de la página, pero encuadrándolos en un fondo blanco flanqueado por el color morado que se suele adscribir a los republicanos

La nueva edición de 1990 tuvo bastante aceptación, lo que llevó a que se hiciera una segunda edición revisada y corregida en 1991, la cual recuperaba la idea de la cubierta de 1980, pero eliminando la bandera republicana y suavizando el color acartonado. Recordemos que en parte ya habíamos hablado algo de esta reedición cuando escribimos sobre Azaña, memoria gráfica 1880-1940, que en 1990 publicaron José María Marco y el propio Vicente Alberto Serrano con motivo de una exposición fotográfica que se hizo sobre Azaña en aquel aniversario. 

Se trataba de un libro que contó con historiadores en su mayoría bastante jóvenes en ese momento en su mayoría que estaban trayendo toda una revolución de nueva metodología y nuevos puntos de vista en la investigación de la Historia de España. Todos ellos inmersos en recuperar y reconstruir la Historia más reciente, prohibida e interpretada desde la condena desde 1939 hasta el fin de la dictadura. Pensemos que si por primera vez se publicó en 1980, la Constitución y todas sus garantías de libertades no se aprobaron hasta diciembre de 1978, pero, aún así, en febrero de 1981 llegó a haber un intento de involución con un intento de golpe de Estado fallido cuyo nombre más famoso es Tejeros. Por tanto es un libro que apareció en una época donde Azaña no solo era un gran desconocido, sino que además para muchas personas podía resultar un tema espinoso, para otras un tema enojoso y para otras un tema del que tener cierto miedo por si alguien no deseado les oía. Esto en un año en el que parecía que se habían recuperado muchas libertades de manera rápida y amplia. Un libro interesante también por la participación de literatos como Jorge Guillén o José Bergamín, que enraizaba la obra directamente con gente del tiempo de Azaña. Era una recuperación de la figura de Azaña desde su propia ciudad natal, que a la vez supone un repaso a sus aportaciones a la República y la democracia, asuntos, insisto que se daban a conocer por primera vez para mucha gente en esos años. Pensemos que incluso en los colegios era común en la década de 1980 que los profesores de Historia por lo general evitaran explicar el siglo XX, en muchas aulas nunca se llegó a enseñar ya no solo la República, la guerra y la dictadura de Franco, a menudo tampoco la de Primo de Rivera en 1923-1930. Para muchos profesores los temarios se agotaban en la pérdida de Cuba y Filipinas en 1898. Evidentemente la obra va destinada a un público adulto, más que a un público escolar, pero es en ese ámbito social, en ese contexto de reencuentro con el pasado, en el que la obra cobraba una especial relevancia e importancia no solo en Alcalá de Henares. De hecho se publicó en Madrid y, dados nombres como Hugh Thomas, primer historiador de la guerra civil, Paul Preston o Gabriel Jackson, es evidente que fue una obra de referencia entre las primeras obras que se publicaban tras la dictadura para conocer la Historia más reciente del momento.


Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

lunes, 4 de abril de 2022

El Buscón

Título: Historia de la vida del Buscón, llamado don Pablos; ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños.
Autor: Francisco de Quevedo y Villegas.
Impresor: Roberto Duport (Zaragoza) / Pablo Verges (Zaragoza) / ¿...? (Madrid).
Año de publicación: 1626 (1ª edición más generalmente aceptada, por Duport en Zaragoza, pero también se indicó otra en 1626 por Pablo Verges en Zaragoza y se sabe que hubo una en Madrid, aparte de que como manuscrito no impreso circularon varias versiones antes de ese año).

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Título: El Buscón.
Autor: Francisco de Quevedo y Villegas.
Editorial: Edelvives (Editorial Luis Vives).
Año de publicación: 2014 (1ª edición).
Colección: Clásicos Hispánicos.
Nº de volumen en la colección: 14.
Género: Novela picaresca.
ISBN: 978-8426392084.

 
Uno de los grandes escritores de la Literatura española asociado a Alcalá de Henares es Francisco de Quevedo y Villegas, nacido en las montañas de Cantabria en 1580, huérfano de padre desde 1586, por lo que su tutor legal fue desde 1591 un pariente lejano, Agustín de Villanueva, aunque su madre seguía viva, ella trabajaba como una de las damas de la reina. En aquellos años de infancia murió también uno de sus hermanos. Quevedo había nacido deforme de los pies, por lo que tenía una cierta cojera, y tenía una miopía elevada, fue en su época una de las primera personas en tener anteojos, gafas. Por ello pasó su niñez e infancia sufriendo burlas y acoso por parte de otros niños y jóvenes. Provocó que le hiciese desarrollar una personalidad infantil y juvenil retraída en sí, en la cual buscaba cobijo en numerosas lecturas de libros. Logró adquirir una inteligencia superior a la media a una edad precoz. Su tutor decidió mandarle al Colegio Imperial, hoy conocido como Colegio de San Ildefonso en la Universidad de Alcalá de Henares. Pasó en esta ciudad como estudiante de 1596 a 1600. Su introversión comenzó a cambiar a extroversión transformándose en uno de los alumnos tanto más inteligentes como uno de los más díscolos. La tradición oral dejó para la historia de su biografía diversas anécdotas de vida disipada como estudiante. Se dice quizá como exageración que pasó más tiempo en la cárcel universitaria que en las aulas. Son famosas diversas historias de juergas, peleas a espada, borracheras, prostitutas y jóvenes honradas, etcétera. En 1599 no se presentó a recoger su título de bachiller por ir a Sevilla con Pedro Téllez, futuro Duque de Osuna con cuya amistad tuvo grandes ventajas en el futuro. Recogió su título en 1600. Al año siguiente, 1601, se trasladó a la Universidad de Valladolid a continuar sus estudios, pues allí estaba la Corte y con la Corte su madre, quien moriría precisamente ese año. Estos nuevos estudios continuarían hasta 1605, año en el que aparte de darlos por acabados ocurriría otra desgracia familiar, la muerte de su hermana.

A lo largo de estos años no solo tenía una vida desordenada, también comenzaría a escribir una serie de poemas y relatos en prosa llenos de sarcasmos, mal gusto en algunos casos, temáticas indecorosas, lenguaje procaz y un humor negro que en aquel siglo XVII estaba siendo reinventado con un acierto universal por autores de toda España. Tomó como blanco de enemistad literaria, que parece que trascendió a lo personal, a Luis de Góngora, teniendo cada uno sus seguidores y admiradores que dieron altavoz mayor y amplificación a la pelea, siendo así que cada uno terminó liderando dos de las corrientes literarias más importantes del Siglo de Oro, el culteranismo (Góngora) y el conceptismo (Quevedo). Algunas de las peleas en torno a estas formas de entender la literatura y con trasfondo político y social terminaron en peleas físicas entre los contrincantes, no solo fue una lucha de ingenios compositivos que, por otra parte, solían ser habituales y menos virulentos en aquella época de lo que hoy día creemos. Entre las composiciones primeras aparece un relato picaresco llamado Cartas del Caballero de la Tenaza, antecedente de El Buscón, y que tuvo que ser publicado intentando esconder la autoría de la censura y persecución de la Inquisición. Este relato fue de 1606, año en el que se traslada a Madrid con la Corte y donde sigue conociendo a una gran cantidad de escritores de la época. Ese mismo año aparecen, según algunos, las primeras versiones manuscritas de El Buscón, que es la novela picaresca que más le ata a Alcalá de Henares, de ella trataremos en estas notas. 

Comienza a publicar también obras eruditas, poemas satíricos más refinados, alguno cayendo en el antisemitismo propio de la época, como el poema que le dedica a la nariz de Góngora. En 1609 se distribuiría entre algunas personas otra versión más de lo que fue los primeros manuscritos de El Buscón. Esta versión es la más completa y la que contiene la ortografía del autor más claramente diferenciada. También es la que tiene menos borrados, menos retoques y más pasajes que posteriormente se eliminaron por miedo a los inquisidores. Actualmente las versiones del libro que se publican siguen principalmente este manuscrito con añadidos de las versiones posteriores, especialmente las primeras impresas para su venta. La obra criticaba muy seriamente la sociedad española, su realidad económica, la grandeza del Imperio, la corrupción de nobles e Iglesia, las verdades terrenales a los que más se preocupaban por el cumplimiento de la religión, etcétera. Por ello mismo, la obra picaresca es un contundente ariete político y social que hizo que Quevedo no se atreviera a publicarlo impreso, aunque el manuscrito, el cual rehízo varias veces, lo mostró a diversas personas. Ni siquiera se sabe a quién iba dirigido como posible protector, práctica habitual de la época, y cuando se publicó impreso años después, se hizo poniendo su nombre en la portada a pesar de que Quevedo negó ser él el autor por miedo a ser condenado por la Inquisición, aunque a todas vistas parecía muy evidente su autoría, siquiera en aquella época por contener un estilo literario irrenunciablemente y reconociblemente suyo. 

En 1610 su amigo el Duque de Osuna le niega el permiso para publicar una de sus obras por una acumulación de excesos entre todas las pullas sarcásticas del autor. Por esa misma razón, varias de sus sátiras verán retrasadas su publicación impresa hasta 1627, aunque sin permiso del autor, lo que le llevó a diversas quejas contra varios impresores que se beneficiaban de su obra sin que él viera ingresos y, en algunos casos, pudiendo ser objeto de riesgo para él ante la censura de la Inquisición. En 1611 se trasladó a Toledo para pleitear por el señorío de Torre de San Juan, que su madre había logrado mediante compra usando todos los ahorros familiares y cuyos habitantes en ese año consideraron que la compra era ilícita. Allí en Toledo Quevedo conocerá a gente como Mariana o Lope de Vega, también estudiante de Alcalá. Logrará el Señorío gracias al Duque de Osuna y lo compartirá el autor con el hijo de su hermana muerta, su sobrino. Como sea, Quevedo ya ha sido publicado en una antología de la época y varios de sus textos son conocidos ya sea publicados o clandestinamente por manuscritos. Sus poemas más soeces eran de gran popularidad, a la vez que eran despreciados por los más cultos seguidores de Góngora, eso ahonda los ataques entre unos y otros. Los poemas amorosos de Quevedo también crecieron en popularidad, lo que abrió una nueva brecha en torno a si la literatura debía ser culta para unos pocos, o por contra debía ser accesible a unos muchos. En 1613 se fue como secretario del Duque de Osuna a Italia. Allí participó de diversos asuntos políticos secretos, con lo que nace una fama de Quevedo como espía, esto le llevaría a problemas posteriores.
 
Miguel de Cervantes, alcalaíno, demostró su aprecio y amistad por Quevedo en Viaje del Parnaso en 1614. Quevedo se lo agradecerá haciendo lo mismo sobre él en La Perinola. Al margen del aprecio mutuo que se tenían literariamente y por los vínculos alcalaínos, a pesar de la diferencia de edad, Quevedo solía estar predispuesto a la simpatía por las personas con alguna invalidez o deficiencia por causa de su propia biografía.

Regresó a Madrid para entrar en el entorno político del Duque de Lerma y lograr el Virreinato de Nápoles y Sicilia para el Duque de Osuna. Lo conseguirá en 1616 con el Duque de Uceda y vuelve a Italia. Allí, en recompensa, le nombran administrador de la Hacienda. Quevedo entra entonces en relación con una serie de escritores napolitanos conocidos como Los Ociosos. Iba publicando sus obras, en parte, a la vez que lograba acercamientos a su literatura por parte de los escritores napolitanos. Entre medias, mediante el espionaje a la República de Venecia desde Nápoles logró determinados avances para sus señores y para España. Por todo ello, en 1618 el Duque de Osuna logra para él su nombramiento como caballero de la Orden de Santiago. Ese mismo año el Duque de Osuna cae en desgracia y Quevedo se traslada a España para defenderle en el Consejo de Estado en lo que se conoce como la Conjura de Venecia. Sin embargo, todos los fieles al de Osuna cayeron en desgracia y a Quevedo se le condenó al destierro y encierro en Torre de San Juan en 1619, de donde no podrá salir hasta 1621, mientras sus obras se propagaban sin su permiso en las imprentas. Cuando pudo salir en 1622 volvió a ser encerrado en Uclés brevemente, pero el nuevo rey, Felipe IV le fue favorable. Quevedo supo ganarse el favor del Conde Duque de Olivares, para quien trabajó de libelo. 

Es en 1a década de 1620 que la fama de Quevedo como escritor ha crecido con gran admiración por todas partes. Además, se inicia una polémica en torno a si el patronazgo religioso de España debía ser por parte de San Santiago Apóstol, del que sus detractores dudaban que estuviera enterrado en España o que hubiera venido a España, o bien por parte de Santa Teresa de Jesús. Durante treinta y dos años Quevedo se implicó en una tarea intelectual, a la par que misógina, para defender a Santiago Apóstol, que es al final el nombrado patrón, y denigrar a Santa Teresa, escritora asceta relativamente reciente en la época. Se publica diversas adulaciones al Conde Duque, también la primera edición impresa de El Buscón, más poemas, obras filosóficas y teatro, mientras va acompañando a la Corte allá por donde viaja en España. Llega a defender al Conde Duque por su política económica. Entre tanto, él es acusado de vivir con una mujer sin estar casado, amancebado, tener hijos con ella, a la vez ambientar bares, ser borracho habitual, ir con mujeres de todo tipo de reputación y tener relaciones con ellas, ser pendenciero, etcétera. Llegó a casarse brevemente con otra mujer que no era la de su amancebamiento, durante tres meses en 1633. Llegó a ser conocido como Francisco de Quebebo.
 
La división política entre seguidores del valido Lerma y el actual Conde Duque hizo que los gongorinos se pusieran de parte del primero y los conceptistas de Quevedo del segundo, lo que empeoró las relaciones entre un grupo y otro.  Él, desde 1631, ya hacía público su descontento con que su obra fuera publicada sin su permiso y sin que él recibiera beneficios con las ventas. Aumentaron los ataques contra su persona, a la vez que él empezó una de sus etapas más fructíferas escribiendo. En 1635 le acusaron desde Valencia de ser hereje y falso cristiano, así como inspirado por el diablo por su obra y por su forma de vida. Quevedo respondió con ataques a todos los que se enriquecían ilícitamente y hubo quien rescató de la memoria su participación en la Conjura de Venecia, añadiendo acciones falsas. En 1636 se separó de su mujer, que moriría en 1641. En 1639 comenzaron los ataques contra el Conde Duque que le llevarían a caer en desgracia, y con él a sus personas protegidas. Por un escrito en una servilleta contra el Conde Duque de Olivares se abrió un proceso secreto contra Quevedo que le llevó a su detención sin garantías y su encierro, cosa que denunció en uno de sus libros posteriores, en 1644.
 
Quevedo seguía haciendo comedias satíricas contra todos sus enemigos, pero su carácter era de una persona cada vez más desengañado y dolido con la vida. Estuvo encerrado enfermo de tuberculosis crónica desde 1639 a junio de 1643, fecha en la que el Conde Duque cayó en desgracia. En el siglo XX se supo por los archivos que la carta que provocó la desgracia de Quevedo ante Olivares había sido escrita por uno de sus propios amigos, el Duque del Infantado. Como sea, Quevedo, muy desengañado y muy enfermo, decidió dejar la vida cortesana y se retiró a Torre de San Juan, donde estaba su sobrino. Se dedicó al estudio de textos clásicos de la antigüedad y a una tardía vida religiosa. Murió en el verano de 1645 y su cadáver fue profanado diez días después al correrse el rumor de que había sido enterrado con unas espuelas de oro.

Sus obras completas fueron mal recopiladas e impresas en 1648 por José Antonio González de Salas. Su sobrino, Pedro Alderete, a la vez su heredero, intentó corregirlo en 1670, pero su compilación fue todavía peor, con severas alteraciones y mutilaciones de textos. No hubo unas obras de Quevedo que fueran rigurosas y respetuosas con los originales hasta el siglo XX, con José Manuel Blecua (nacido en 1939), hermano de Alberto Blecua, autor de las novelas de El Coyote y de diversos cómic.
 
A través del repaso de la biografía de Quevedo ya hemos visto algunas de las cuestiones que ocurrieron con El Buscón. El título original con el que fue impreso la primera vez en 1626 fue Historia de la vida del Buscón, llamado don Pablos; ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños, que coincide con el nombre manuscrito de la versión no editada en imprenta en 1609. Pero también ha sido publicado como La vida del Buscón, llamado don Pablos, también La vida del Buscavida, por otro nombre Don Pablos, también La vida del Buscón, por el cual es publicado hoy día en algunas editoriales, también fue publicado como Libro tercero y último de la primera parte de la vida del Buscón, de un modo menos conocido como La historia y vida de el Gran Tacaño, y finalmente como El Tacaño. Hoy día está muy generalizado que se simplifique en las ediciones modernas como El Buscón. En este sentido, para una edición moderna y actual remito a la que hizo Edelvives en 2014 en su colección Clásicos Hispánicos, volumen 14. En este caso con una tapa blanda, en fondo negro y con el Buscón sentado en el suelo con gorro de ala ancha, capa y reclamando a alguien con la mano.
 
Como ya se ha apuntado, circularon entre amigos, conocidos y personas indirectas de la época varios manuscritos del propio Quevedo que él mismo daba a leer entre 1606 a la primea vez que se le editó impreso en 1626. Tienen grandes cambios entre sí, y el más aceptado como el más completo y sin censura es la obra de 1609, a la cual actualmente se le han añadido algunas cosas que mejoran el texto y que salieron en las obras impresas. Evidentemente el proceso de composición de la novela fue muy largo y con muchas  correcciones por parte del autor, ya sea por estilo, añadidos, eliminados por miedo a la censura, o bien tras recibir impresiones de una primera lectura por parte de algún amigo, etcétera. Hubo una primera edición en Zaragoza en 1626 por el impresor Roberto Duport, ese mismo año en la misma ciudad otra por Pablo Verges, hubo otra más en 1628, pronto apareció en Córdoba, Valencia, Barcelona... En 1648 aparecería en Madrid ya atestiguando que es una edición de Madrid, aunque sigue la edición de Zaragoza de 1628, hay quien opina que en realidad sería una edición madrileña de 1640 y, en fin, aunque no fue hasta el siglo XIX que se trató de publicar el libro evitando toda posible censura que sufrió por miedo a la Inquisición, por lo que podríamos hablar de autocensura por parte de Quevedo o de los impresores o de ambos, no fue hasta el siglo XX que el libro se publicó tal cual había sido más fielmente escrito por Quevedo antes de pasar por imprenta, en 1609. En todo caso, la segunda edición de Zaragoza, que contenía muchas eliminaciones de texto, fue en falso indicada como edición de Zaragoza en 1626, pues hoy día se sospecha por  evidencias de investigadores de libros antiguos que lo más probable es que fuera publicada en Madrid y se mintiera por parte del impresor para eludir la persecución de la Inquisición si esta ocurriera. En todo caso, aparece el nombre de Quevedo como autor, a pesar de que este negara por entonces ser el autor, cosa que muy evidentemente no era real, él sí era el autor. De estas primeras ediciones, que se sepa, no parece que Quevedo recibiera dinero. Llegaría a los impresores a través de alguna de las copias manuscritas que el propio Quevedo pasó a amigos y conocidos.

Evidentemente sabemos que el comienzo de la escritura de esta obra es inmediatamente posterior a sus estudios universitarios, aunque en realidad es que sabemos que los primeros manuscritos completos son tras acabar estudios en Valladolid, por lo que quizá hubiera alguna idea o algún esbozo durante los estudios. La novela parte de la vida de un joven estudiante que tiene una serie de necesidades económicas y de aspiraciones que, por nacimiento, es imposible que se cumplan. Así pues don Pablos decide buscarse la vida para prosperar mediante sus acciones, con lo que la novela critica seriamente también el determinismo social de la época, así como un determinismo religioso que en plena época de la Guerra de los Treinta Años estaba en el centro del conflicto bélico europeo. 

Don Pablos es estudiante de la Universidad de Alcalá, que Quevedo conoce bien, así como el ambiente de la ciudad. A través de la juventud de don Pablos conocemos literariamente algo de lo que pudo ser la vida estudiantil en la ciudad y sus conflictos. Uno de los pasajes más conocidos es el de la nevada alcalaína, un montón de estudiantes escupiendo gargajos a los que suspendían hasta cubrir totalmente de blanco su capa negra. 

Conociendo la trayectoria de Quevedo, cabe la posibilidad de que alguna referencia de historias, recuerdos o incluso alguna anécdota personal se traspasara a la historia ficticia del Buscón. En todo caso, esta historia abarca la vida de este personaje que una vez que deja Alcalá va recorriendo mundo intentando hacer una serie de estafas y negocios poco afortunados donde se deja al descubierto con sarcasmo una España pobre y llena de hipocresías, con ejércitos de pobres y mendigos que incluso se organizaban entre sí para mal ganarse la vida en los límites de las leyes o incluso saltándoselas. Todos desean prosperar en aquella España imperial que se desangraba en guerras europeas, enriquecía a los ya ricos con el oro y la plata de América, y empobrecía a los más pobres. No obstante, don Pablos opta por embarcarse a América al final del libro creyendo que allí se le abrirán nuevas oportunidades para prosperar, dejando así una nota irónica por parte del autor, ya que la gran mayoría no encontraba mejora alguna en América. 
 
Este final abierto por Quevedo fue respondido en el siglo XX por parte de Juanjo Guarnido y Alain Airoles en una novela gráfica de 2019, El Buscón en las Indias. Fue publicada en una caja de tres tomos por Norma Editorial. Se trata de un cómic que continúa la vida del Buscón en América desde el punto donde lo dejó Quevedo embarcado rumbo allá. Los personajes son caricaturas que toman prestada las caras de los dos autores del cómic. Sigue aquí desde los bajos fondos a los palacios, así como la selva Amazonas. Es una obra muy estudiada y llena de detalles, conocedora tanto de la novela de Quevedo como de referencias al cine del siglo XX dedicado a la América española aunque de diferentes épocas, lo que puede crear algún anacronismo al mezclar la América de El Dorado que rodó en película Herzog, ambientada en el siglo XVI, con la América del descubrimiento por Colón en 1492 que rodó Ridley Scott, o la América de las misiones coloniales del siglo XVIII de Joffé. Aún con todo tiene unas ilustraciones destacables y notable estudio de guión y composición.

En un sentido parecido, el escritor Arturo Pérez-Reverte transformó al propio Quevedo en personaje de su saga de novelas de aventuras ambientadas históricamente en el siglo XVII y protagonizadas por el capitán Alatriste, escritas entre 1996 y 2011. Quevedo trasciende los siglos también como icono dadas su vida y su obra, hasta cierto punto: levanta simpatías, aunque uno sospecha que una gran mayoría no conoce todos los pormenores de su vida y obra, que por otra parte tiene algo de pícaro y a más de un pícaro debió tratar y conocer.

Quevedo, satírico, de humor negro, líder de los conceptistas en la Literatura del siglo XVII, barroco evidentemente, y por ello de sintaxis a veces compleja, es uno de los escritores con relaciones con Alcalá de Henares más queridos por los propios alcalaínos. En la reconstrucción del edificio que fue el colegio El Porvenir de la Infancia en las primeras décadas del siglo XX en la calle Escritorios, una de las calles más antiguas de la ciudad, y casa cuyo origen puede estar más allá del siglo XVI, colocaron en uno de sus balcones en 2019 una estatua de Quevedo leyendo hacia la calle, del mismo modo que desde años anteriores la Fundación Quevedos, dedicada al humor gráfico, tiene su sede en la ciudad.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".