lunes, 27 de mayo de 2019

Historia de la CNT. Utopía, pragmatismo y revolución

Título: Historia de la CNT. Utopía, pragmatismo y revolución
Autor: Julián Vadillo Muñoz. 
Editorial: Los Libros de la Catarata.
Año de publicación: 2019 (1ª edición; prólogo de Chris Ealham); 2021 (2ª edición).
Colección: Mayor / Serie Estudios Socioculturales. 
Nº de volumen en la colección: 709.
Género: Historia.
ISBN: 978-84-9097-567-1

En el libro más reciente hasta la fecha de Julián Vadillo le acompañó para prologarle y también para presentarle ni más ni menos que el historiador hispanista británico Chris Ealham. El libro lleva ya un largo recorrido de presentaciones por toda España y de reseñas por todo tipo de publicaciones de Internet y en papel, incluida la prensa generalista y las páginas de varias librerías de renombre estatal. Se trata de Historia de la CNT. Utopía, pragmatismo y revolución, una idea, sugerencia y a la vez encargo que le hicieron  y que pudo ser editado en la editorial Los Libros de la Catarata tras un tiempo de trabajo largo y tendido. Fue publicado este mismo año 2019, y este sábado 1 de junio incluso será firmado en la Feria del Libro de Madrid. Sin duda, si alguien estaba en la posición de acumulación de conocimientos y capacidad de reflexión y análisis para escribir la Historia de ciento diecinueve años de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), confluencia de sindicatos anarcosindicalistas en España, ese era Julián Vadillo, especializado en el tema desde todos los ángulos posibles y motivo de sus trabajos y estudios desde hace muchos años. Era obvio y evidente que uno de los más doctos conocedores de esta parte de la Historia obrera, y uno de los más proclives difusores de la misma, estuviera al cargo del que es la primera obra dedicada a la Historia general de la CNT. Antes de ella hubo otros libros que abarcaron diversos factores de su existencia, determinadas etapas, artículos aproximativos de algo general, pero no había una obra totalizante como esta, si bien en 2010, con motivo de los cien años de la CNT, se publicó un trabajo común de varios autores con ensayos y fotografías recogiendo su Historia. 

Aunque para ser sinceros, lo cierto es que los sucesos de la CNT tras la derrota en la guerra civil en 1 de abril de 1939, que son ni más ni menos que ochenta años, ocupa tan sólo un capítulo final de quince páginas, en un libro de doscientas ochenta y seis páginas. Según Vadillo en una de sus presentaciones esto se debe a que él pensaba darle tantas páginas y relevancia a esa parte de la Historia como a toda la anterior, pero por motivos de espacio para poder editar, contando la impresión, su costo y demás, esto no pudo ser. Quedaría pendiente una segunda parte que profundizara en todo ese periodo, aunque en principio es algo que está en el aire, no siendo algo acordado ni cerrado que se vaya a hacer. Eso sí, es capítulo final es muy profuso en todo tipo de sucesos y detalles, por lo que nada queda olvidado. Ni la represión, ni la clandestinidad, ni el exilio y sus debates, ni los guerrilleros, ni la etapa de la Transición, ni la posterior división con la CGT, ni las actuales en la década de 2010, si bien en estas no entra en detalles profusos. Quizá cabe citar un libro de Ángel Herrerín López editado en 2004, La CNT durante el franquismo: clandestinidad y exilio (1939-1975), que completa el libro de Julián a la perfección por lo menos en cuanto a explicar la Historia de la CNT hasta el final de la dictadura. 

Antes de seguir adelante con la reseña, ya que hemos abierto el melón de lo que deja un poco incompleto el libro, cabe señalar  que para mi gusto personal faltaría resaltar y mencionar en el libro de Julián el papel de la CNT y los anarquistas en el cine español, que fue relevante entre los años 1920 y 1930, especialmente al estallar la guerra civil; mencionar y resaltar la figura de Mariano Rodríguez Vázquez (Marianet) como símbolo de justicia social actual para la igualdad, al ser el primer gitano en España que ocupó cargos de relevancia, también durante la guerra; ahondar en el papel de Durruti y otros anarquistas en los frentes de Aragón y Madrid y la repercusión en la moral general de los republicanos en la guerra; repasar en el tardofranquismo la gran variedad de grupos anarquistas de toda índole que aparecieron de golpe, entre ellos el MIL y el caso de Salvador Puig Antich en 1974; el papel de los sindicatos anarcosindicalistas, de sus militante y de sus simpatizantes en las formas de hacer las cosas o de explicar en las protestas del 15 de mayo de 2011 y como en las huelgas generales de 2012 las columnas de CNT-CGT-Solidaridad se vieron reforzadas por la confluencia con el 15M; mencionar a raíz de lo anterior el proceso criminalizador en tela de juicio con casos como el de la bomba de Zaragoza de 2013 (aunque esto es prescindible por anecdótico, ocurrió); la revitalización de la presencia de CNT y CGT en las diversas huelgas de la década de 2010, entre ellas la del Metro de Madrid, Amazon, Mercadona y Coca-Cola como las más destacadas; y el apoyo y cobertura legal convocando las huelgas generales feministas del 8 de marzo de 2018 y 2019.

Pero del mismo modo que anoto que me hubiera gustado que se ahondara en todo eso, hay que reconocer que la Historia de la CNT que propone Vadillo va más allá de la CNT, de ahí que en mis anteriores anhelos haga mención a otros sindicatos, grupos y movimientos. Vadillo hace un repaso del anarquismo tal como surge en el siglo XIX, en Europa y en España, siendo en el caso de España especialmente narrado a partir de 1868, año en el que comienza a penetrar con más fuerza. CNT empezó en 1910, pero este libro narra su Historia a modo de manual desde el siglo XIX, por lo que es más una Historia del anarquismo español que otra cosa, aunque centrado en la corriente anarcosindicalista; como el propio autor dice, otras corrientes como la Federación Anarquista Ibérica (FAI) o el Partido Sindical y demás, siendo parte del anarquismo en España, necesitan su propia historiografía dada su abundante Historia.

El libro ha sido editado en tapa blanda sin solapar y plastificada. Contiene un fondo negro y un diseño que es el título cubriendo el centro de la cubierta, siendo las siglas de CNT lo que más llama la atención pues contiene elementos gráficos de la construcción y la industria, en clara referente del mundo laboral del que el sindicalismo hace su punto de referencia para sus propósitos ideológicos de justicia social y construcción de un mundo mejor y más justo.

El estudio de Vadillo toca todos los asuntos y se recrea en explicar los diferentes rumbos ideológicos y de planteamiento de acción que va tomando el anarquismo en la Historia española. No contiene líderes concretos y transforma esta Historia en lo que es: una Historia común de un proyecto con diferentes voces y personas, unas anónimas y otras más conocidas. Es innegable que existieron líderes que movieron masas y pasiones, como Salvador Seguí, Federica Montseny, Anselmo Lorenzo y tantos otros en diferentes momentos, por ello Vadillo no rehuye de ellos, pero a la vez recupera innumerables voces y las coloca a la misma altura, pues en sus épocas mantuvieron debates a la misma altura en las diferentes asambleas y acciones que fueron tomando unos y otros. 

Así mismo, Vadillo ha comenzado el arduo trabajo de derribar tópicos sobre el anarquismo en España, alimentados con éxito tanto desde la dictadura de Franco como desde otros grupos de izquierdas y el mundo empresarial. Es evidente e innegable los episodios de violencia del pasado, a los que Vadillo pone en contexto sin ser comprensivo con ellos, pero es un hecho que la gran mayoría del anarquismo en España tendía por las vías pacíficas, por las sindicales, por las huelgas, por la pedagogía, incluso en algunas ocasiones por la colaboración con los socialdemócratas de la UGT, o con los republicanos, por ejemplo para tumbar la dictadura de Miguel Primo de Rivera en los años 1920, o bien defender la Segunda República, tanto para proclamarla en 1931 como para defenderla entre 1936-1939, a pesar de los conflictos huelguísticos y represivos en lo que fue de 1931 a 1939. Tampoco evita hablar del pistolerismo barcelonés de los años 1920, de los atentados de falsa bandera montados por la policía. Desmonta el carácter de caos que se suele querer asociar a la CNT, lo demuestra con sus debates y acuerdos, y más allá con sus acciones, muchas de ellas hoy silenciadas por los tópicos y la Historia oficial. Comenta y pormenoriza la capacidad de diálogo con otras organizaciones. 

En fin, la obra de Julián es una obra que, si bien no es definitiva, es pionera. Para estudiar la Edad Contemporánea española se hace necesario, más si se quiere conocer la Historia obrera española (del anarquismo vino en España el feminismo, y tendencias naturalistas y vegetarianas, por ejemplo), más si se quiere entender qué es y cómo debiera ser un ideal de sindicato, y se hace necesario para poder tener una visión más global de la Historia reciente de España y de su Historia social.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

martes, 14 de mayo de 2019

Oración del género eucarístico

Título: Oración del género eucarístico
Autora: Isidra de Guzmán.
Editor-Impresor: Joaquín Ibarra (1ª edición); Antonio de Sancha (2ª edición). 
Año de publicación: 1785 (1ª edición); 1786 (2ª edición).
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Título: Oración del género eucarístico que hizo a la Real Sociedad (1786)
Autora: Isidra de Guzmán.
Editorial: Kessinger Publishing Company.
Año de publicación:  2009 (1ª edición); 2010 (2ª edición).
Género: Ensayo, Discursos, Ensayo laudable.
ISBN 10: 1166897451
ISBN 13:  978-1166897451
 
En el haber de los hitos alcalaínos se encuentra uno de los hitos de la Historia que concierne al papel y los avances de la mujer, se trata de contar con la primera mujer que logró el doctorado universitario, María Isidra Quintina de Guzmán y de la Cerda (1767-1803), más conocida como Isidra de Guzmán o por su apelativo posterior: la doctora de Alcalá. Nació en Madrid y murió en Córdoba, con 35 años de edad (no llegó a cumplir los 36 en 1803). Era nieta de otra intelectual de peso, la Condesa de Paredes, que en 1654 había publicado en Madrid la obra Año Cristiano, en seis volúmenes. Su padre era doblemente marqués y también conde, tenía el Toisón de Oro y ejercía de mayordomo de Carlos III, y su madre era condesa y duquesa. Con este linaje de alta nobleza toda la familia, ella incluida, estaba muy bien situada en las altas esferas de gobierno junto a la Realeza. Pertenecían a la alta clase social que había desarrollado el gusto por la Ilustración y la extensión del conocimiento, aunque dentro de unas ideas conservadoras y católicas. Encomendaron la enseñanza de su hija Isidra a Antonio Almarza. Este, junto a su abuela, hicieron nacer en ella un gusto grande por el conocimiento, lo que la animó a estudiar como para adentrarse en la Universidad. No era la primera mujer en entrar en los estudios universitarios, pero hasta ese momento habían sido sumamente pocas, casi testimoniales y anecdóticas, aunque hubo casos sonados que no llegaron a estar matriculadas pero tuvieron grandes conocimientos, como Francisca de Nebrija, hija de Antonio de Nebrija, en el siglo XVI, también ligada a la Universidad de Alcalá de Henares, que por entonces aún mantenía su nombre original de Universidad Complutense, que perdió en el siglo XIX cuando fue trasladada a Madrid capital. Aquellas otras no habían llegado a completar sus estudios de forma formal. Isidra no sólo lo logró si no que inició un proceso para obtener de la Universidad, la Iglesia y el Rey Carlos III de Borbón la dispensa para que pudiera acceder a las pruebas que pudieran darle un doctorado. La iniciativa en realidad no partió de ella, ni de sus padres, que la apoyaron, si no de su tía Luisa Manrique de Lara, monja y escritora. Así fue obtuvo el permiso del Rey Carlos III y de su ministro principal en el Consejo de Castilla, el conde de Floridablanca, que para la época sería el equivalente a primer ministro o presidente de gobierno. Obtuvo el permiso, se presentó a la prueba y se transformó en la primera mujer doctorada de la Historia de España en 1785 en la Facultad de Artes y Letras; pasó a ser Doctora en lo que hoy día llamaríamos Filología, y entre otras cosas desarrollaría tareas filológicas y lexicográficas en aquel periodo donde las Academias Nacionales para la conservación y fijación de la Lengua estaban en un momento de inicio y de gran actividad. También fue nombrada catedrática en Filosofía conciliadora y examinadora. Un año antes, en 1784, había ingresado como miembro honoraria en la Real Academia Española (RAE), siendo así una de las pioneras en esta institución de la lengua. En aquel 1784 tenía 17 años de edad, aunque lo logró en los meses de ese año que aún contaba 16 años, cuando se doctoró en 1785 tenía 18 años. 

Isidra de Guzmán se casó con un Grande de España, Marqués y Conde en 1789, lo que hizo que se trasladara a Andalucía y que su obra ralentizara su producción. Tuvo una extensa familia y a la vez una salud más bien mala que la ponía convaleciente en numerosas ocasiones. El tiempo se le escapaba. Aún así, en 1794 fue parte de la Junta de Damas de Honor y Mérito y recibió la banda de la Orden de Damas Nobles de María Luisa. Recibió encargos y hasta medallas de plata en su honor, pero moriría joven, como ya he anotado, en 1803. 

Forzosamente la obra de Isidra de Guzmán no es muy extensa. Contribuyó a las labores léxicas, filológicas y lexicográficas de la RAE. A través de la Sociedad Económica Matritense y de Jovellanos tradujo en 1787 una obra de agricultura de Columela, que era autor de la Antigua Roma. También tradujo numerosas obras del griego y del latín clásicos, pero parece ser que usó versiones en francés, como se ha sabido entre varias décadas más tarde y estos dos últimos siglos. El estudio filológico actual de su obra parece indicar que Isidra de Guzmán tenía una gran y extensa cultura, pero no tenía demasiados conocimientos para la traducción de obras clásicas. En comparativas con otras mujeres intelectuales de su época que no llegaron a pasar por la Universidad, pero sí por los conventos, parece que Isidra presentaba lagunas de datos que poder usar, de ahí que recurriera a traducciones francesas y que aparentara realizar las traducciones de las lenguas clásicas. No obstante, estas valoraciones actuales ya estuvieron presentes en su propia época, el otro ilustrado de la época, Cabarrús, se había opuesto a que ella fuera la traductora, por ejemplo la de la citada obra de Columela. En buena parte se debía a que también se oponía a que entrara en la Sociedad Económica Matritense. En la polémica entre Jovellanos y Cabarrús intervino el también ilustrado Campomanes. Entró y también en eso fue pionera, y también de la Sociedad Vascongada de Amigos del País. Su género femenino ocasionó predisposición en contra, aunque también encontrara partidarios como parte de un mundo nuevo, aunque reservado a las mujeres de las altas esferas como ella. No olvidemos que su posición social privilegiada en el poder y lo económico le abriría muchas puertas y probablemente muchas mentes. Hoy día hay una parte de los críticos que se dividen precisamente entre los que reconocen y admiran la labor de Isidra y su alta intelectualidad, truncada por su breve vida y sus labores como esposa y madre de la alta nobleza, y los que analizan en profundidad con comparativas y, sin quitarle mérito como pionera, ponen en cuestión toda la brillantez que se le ha otorgado por el mero hecho de ser la primera doctora. Planteada la polémica, son tan finos los hilos que quepa su resolución a aquellas personas más expertas en filología y traducciones de las lenguas muertas en pleno siglo XVIII. No obstante, pese a los que presentan dudas razonadas, numerosos estudiosos reconocen en ella una mente brillante dotada para las lenguas 

No olvidemos nunca que esta mujer, con diecisiete títulos nobiliarios, tenía conocimientos de latín, griego, francés, italiano, español, retórica, mitología, geometría, geografía, teología, filosofía, lógica, ontosofía, teosofía, psicología (como se entendía en esa época), física, botánica, faunística, del funcionamiento del sistema del orbe (estudio similar a la astronomía), del funcionamiento del sistema armilar y ética. Aún con todo la pregunta inicial que le hicieron en su examen de doctorado fue que razonara, que si creía, que una mujer virtuosa podía dar clases universitarias sobre temas teológicos y legos. El proceso que había llevado a ese examen había sido largo. Atrajo a numerosos curiosos vecinos de la ciudad y a un gran número de estudiantes. Ella fue alojada en el Palacio Arzobispal antes de ir al Colegio Mayor de San Ildefonso, donde se doctoraría en el Paraninfo.

La obra propiamente de Isidra de Guzmán, la suya propia, no las traducciones o las contribuciones a la lengua, es más bien breve. Muy breve, apenas un par de discursos, casi literalmente. Y hoy día es paradójicamente muy difícil de encontrar. A pesar de que en Madrid tiene calle, como la tiene en otras ciudades españolas, o que hay un premio con su nombre y una institución, o que en Alcalá de Henares encontramos un instituto de segunda enseñanza con su nombre, o que últimamente con el auge de las políticas para la igualdad de género se hable de ella, lo cierto es que sus obras (contando sus traducciones) son difíciles de encontrar y en general no están reeditadas, al menos no en España. Sí que es cierto que la historiadora María Jesús Vázquez Madruga, con la colaboración del ayuntamiento de Alcalá de Henares, publicó en 1999 el libro Doña María Isidra Quintina de Guzmán y de la Cerda, "Doctora de Alcalá". Biografía. Hay un par más de biografías escritas actualmente fuera de Alcalá, aunque pocas. También es cierto que la Universidad de Alcalá trata de promover su nombre y que esta institución fuera la que concediera abrir las puertas al doctorado a las mujeres. Y es cierto que en 2017 la compañía de teatro Volver Producciones compuso y sacó adelante la obra de teatro Paso a dos -adagio para Isidra-, una especie de producción biográfica (lo que conocemos como biopic) pero con muchas licencias literarias y poéticas. Estaban detrás de esa obra de teatro Juana Pacheco y Gaston Horichnik, con apoyo del ayuntamiento alcalaíno y las salas de teatro de la ciudad. Pero fuera de eso, la obra de Isidra ni se reedita ni se recuerda, al menos en España.

En 2018 tenemos a la editorial Pranava Books, de La India, asentada en Nueva Delhi, reeditando en fac-simil la obra Carolo Tertio regi, catholico, semper, augusto pio. hoc litterarium specimen, quod pro obtinenda in philosophia, et humanioribus litteris doctorali laurea in maximo universitatis complutensis theatro est praestitura Excelentisima. Doña Maria Isidora Quintina de Guzman et la Cerda . ; Die V. mensis junii, anni MDCCLXXXV, que reeditaron en 2019. La misma editorial india, en 2019, reeditó Oración del genero eucarístico que hizo a la Real Sociedad de Amigos del País de esta Corte la excelentísima señora doña María Isidra Quintina Guzmán y la Cerda en el dia 25 de Febrero del año de 1786 en que fue incorporada en esta Real Sociedad, que probablemente se trata en realidad de Oración del género eucarístico que hizo a la Real Academia Española  la excelentísima señora doña María Isidra Quintina Guzmán y la Cerda, hija de los excelentísimos marqueses de Monte-Alegre, Condes de Oñate, y de Paredes, Duques de Náxera, etc., en el día 25 de Diciembre del año de 1784 en que fue incorporada por socia de esta Real Sociedad. 1785. Este libro se conoce simplemente como Oración del género eucarístico, o bien Oración del género eucarístico que hizo a la Real Sociedad (1786). Dicha obra, de apenas 16 páginas, fue reeditada fac-símil previamente por la editorial británica Kessinger Publishing Company en 2009 y reeditada por ellos mismos en 2010. Usaré estas dos obras para la reseña presente, a modo testimonial de que esta autora también estuvo vinculada a los autores alcalaínos, si bien su mayor peso estuvo en las traducciones de otros autores clásicos y del resto de Europa. 

Sus dos obras íntegramente suyas, sin ser traducciones ni aportaciones filológicas, ni discursos concernientes a su paso por la Universidad son: Oración del género eucarístico de ingreso en la Real Academia Española, pronunciado el 28 de diciembre de 1784 y publicado en La Gazeta de Madrid en junio de 1785; y Oración del género eucarístico de ingreso en la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País, pronunciado el 25 de febrero de 1786 en Madrid, publicados ambos por Antonio de Sancha en 1786. Si se accede por los enlaces que he colocado en los nombres se pueden leer ambas obras completas en Filosofía.org. Son breves textos.

El primero de los discursos, Oración del género eucarístico de ingreso en la Real Academia Española, había sido editado por primera vez en 1785 por Joaquín Ibarra, que era Impresor de Cámara del Rey y de la Real Academia Española. Luego vendría la segunda edición de 1786 del citado Antonio de Sancha, que también editaría Oración del género eucarístico de ingreso en la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País.

Las llamadas oraciones del género eucarístico es lo que hoy día llamamos discursos. Pertenecen a la oratoria y retórica, al ensayo en muchos casos y a la reflexión personal. En el caso del primer discurso de 1784, publicado en 1785, se trataba de un discurso laudatorio de agradecimiento por dejar que ella, una chica de 17 años (16 en realidad) pudiera tener acceso a la RAE. Cita a numerosas autoridades de la antigua Roma y se deshace en todo tipo de alabanzas a Carlos III, algunas un tanto desmedidas. No obstante obtendrá de él permiso para doctorarse unos meses más tarde, al siguiente año. La influencia familiar será decisiva, al margen de su predisposición para el estudio. Y quizá más importante serán las figuras femeninas de su familia, como su abuela o su tía, intelectuales ya de por sí ellas mismas. Sin embargo no hay ninguna palabra para ellas. Repasa antiguos romanos y aplaude a Carlos III y a la RAE a veces casi como si hubieran hecho una empresa titánica, y quizá para la época lo fuera, aunque Carlos III era un rey absoluto y su familia estaba muy bien posicionada en su Corte.

Siendo ya doctora, en 1786, el segundo discurso se permite deslizar algunas críticas a los sufrimientos de las guerras y los padecimientos de los pobres y más necesitados de un buen trabajo en el campo. Pero aplaude y anima al paternalismo de reyes anteriores y de los hombres nobles del presente. Aplaude a la intelectualidad del momento, siendo ejemplo de un clásico discurso elitista de lo que por entonces era el sistema político en funcionamiento: el despotismo ilustrado. Quizá estaba llevada por las buenas intenciones, como tantos otros ilustrados, pero su solución pasa por la figura del rey como figura que vela por el bien de sus súbditos. No hay ningún otro discurso, ni tampoco era fácil que se diera en una persona de su posición política por los lazos de sangre, más allá de su posición intelectual. Aplaude también a los Ministros, Consejos y otros órganos de gobierno. Es quizá un discurso que contesta a otros intelectuales de la época que comenzaron a abrazar las ideas de los pensadores franceses que en 1788, muy cerca temporalmente de sus palabras, darán toda la base ideológica para que comience la Revolución Francesa. Ciertamente a Isidra la avaló Floridablanca un año antes para que se pudiera doctorar. Este ministro e intelectual será un ilustrado, pero a la vez será uno de los que lleguen a afirmar que eran necesarios los pobres para que se cultivaran las tierras y que no hacía falta extender el conocimiento a todas las clases sociales, pues entonces se perderían trabajadores para los oficios más duros. La ilustración española, en términos generales y con casos excepcionales, estaba aún lejos de llegar al punto al que llegó la francesa, pese a estar cerca. Jovellanos, por ejemplo, otro personaje que en el mismo 1786 de este discurso la avalará, se quedó muy cerca y quien sabe si hubiera dado un paso más allá de haber vivido más años.


Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

lunes, 6 de mayo de 2019

Una vasta elegía

Título: Una vasta elegía
Autor: Salustiano Masó. 
Editorial / Impresor: Gráficas Do-Mo
Año de publicación: 1976 (1ª edición).
Colección: Serreta. 
Nº de volumen en la colección: 2
Género: Poesía.
ISBN 10:  978-84-400-9795-6
ISBN 13:  978-84-400-9795-8


Una de los más gratos descubrimientos este año para quien escribe esta reseña en Las notas de los cíclopes libreros ha sido conocer la existencia literaria de Salustiano Masó, alcalaíno nacido en 1923, con 96 años de edad que cumplirá en junio. Tal acercamiento a su obra ha sido gracias a un artículo que le ha dedicado la prensa digital complutense, la escribió a finales del pasado mes de abril de 2019 Vicente Alberto Serrano en La Luna de Alcalá. Tirando de ese hilo he ido encontrando diversas páginas dedicadas a Salustiano en muchos otros lugares que trascienden lo local y he encontrado un reconocimiento a su figura tanto nacional como mundial. Por ello me ha resultado tan gratificante como extraño el gran desconocimiento de su figura y de su obra, así como la propia Alcalá de Henares pareciera decidida a no saber quién es ni recordarle, mientras otros poetas incluso más jóvenes que él han recibido nombres de calles, monumentos y hasta bibliotecas. Todo sea que Salustiano está vivo, eterna problemática de los reconocimientos en la España de todas nuestras épocas. 

Salustiano Masó cuenta con veintidós poemarios propios, aparece en tres antologías (una de ellas nada menos que compilada por Leopoldo de Luis) y en 2013, ya muy anciano, se atrevió incluso a publicar sus memorias, La batalla de vivir (1923-1950), Memorias. Pero fuera de su propia obra, tiene innumerables traducciones al español de obras y autores ampliamente conocidos de la Literatura de todos los tiempos, siendo así que algunas de sus traducciones aparecen en la colección de los mejores libros del siglo XX que publicó el diario El Mundo. También ha traducido una ingente cantidad de literatura infantil y juvenil, siendo así que su sobrino es el ilustrador Albertoyos (Alberto de Hoyos Masó), especializado y reconocido en esa literatura. Es más, Salustiano Masó tiene varios premios de traducción, uno de ellos el Premio Nacional de Traducción, en 1996, y anteriormente uno mundial, el Premio de Traducción Literaria Nathorst-UNESCO, en 1993.  No son los únicos premios que ha recibido en su vida, hasta trece premios literarios cuenta en su haber, entre los que hay dos accésit de Poesía Adonáis (los de 1957 y 1960) o el más reciente Premio de Poesía Eres Tú, en 2010, que le publicó el libro Metafísica recreativa y le fomentó y publicitó como poeta olvidado o ignorado que merece la pena, introduciendo su obra en Internet para su mayor conocimiento. Aquel libro hacía referencia a la asignatura de Física recreativa que se estudiaba en los colegios entre los años 1930 y 1940. Como sea, quizá el mayor de sus reconocimientos, a pesar del peso pesado que supone todo lo dicho, fue su primer premio literario, que lo ganó en 1936, durante la guerra civil, con 13 años de edad, por un cuento llamado "El fin de la opresión", ya que uno de los miembros del jurado que le premió era ni más ni menos que el poeta Miguel Hernández. Tal cuento lo guardó su madre toda la vida, aún a riesgo de que en los años 1940 pudiera ser encontrado por algún registro de su casa por parte de la Falange o las autoridades franquistas, pudiendo traer consecuencias muy negativas para el padre. No será su único entronque de reconocimiento por parte de los más famosos poetas de su época, fue amigo de Buero Vallejo y Eduardo Zúñiga, conoció a José Hierro, y Gerardo Diego decía de él que era una de las promesas sólidas de la poesía española e incluso le invitaba a sentarse a su mesa de restaurante cuando viajaba a Gijón. Gerardo Diego llegó a nombrarle varias veces en algún poema que publicó en ABC.

Unos pocos de sus poemas se pueden leer en su propia página de Internet, aunque dada su vasta obra son excesivamente pocos. Comenzó a publicar poemas en varias revistitas de corte local que poco a poco fueron creciendo en difusión. Su primer libro fue Contemplación y aventura, en 1957, que fue publicado por ser su primer premio Adonáis. Su segundo libro fue su segundo Premio Adonáis, en 1960, Historia de un tiempo futuro. Los siguientes cuatro libros también recibieron premios algunos. Serían Jaque mate (1962), La pared (1967), Canto para la muerte (1968) y Como un hombre de tantos (1968). Pronto encontró un espacio habitual en la sección "Y poesía cada día" del histórico diario de noticias alcance estatal ABC a lo largo de esa década de 1960, donde pudo ser más ampliamente conocido. Detrás de su sección, anecdóticamente, aparecían las conocidas esquelas de ese periódico. De esa etapa el propio Salustiano declara que se ve influenciado por la poesía social que se llevaba por aquella época, si bien él era más dado a la metafísica y temas teológicos, así como a llevar una vida más que apegada a los cafés y la vida social con otros escritores, al recogimiento personal en el campo y la meditación introspectiva, cosa que hacía mucho en la Dehesa de la Villa, conocida popularmente como El Cerro de los Locos. 

Los siguientes libros contaban ya con que su persona tenía una relativa fama. Es la etapa en la que recibe varios premios importantes en diferentes provincias, pero por contra sus libros no fueron bien difundidos, por lo que su persona y obra quedaba escamoteada del público lector más general y amplio y quedaba relegado a un sector pequeño. El problema venía de que en los años de las épocas del Tardofranquismo y la Transición, que es prácticamente los años 1970, estaba mal visto por los intelectuales del momento que los libros publicados por un poeta fueran publicados fundamentalmente a base de obtener premios y no porque un editor hubiera decidido publicarle sin más. Aún con todo es la época en la que más se le conoce, donde Gerardo Diego interactúa con él y son amigos. Son los libros de La música y el recuerdo (1969), Piedra de escándalo (1970), Coro concertado (1971), La bramadera (1971), Pentagrama sin pájaros (1972), Ejercicio de contrapunto (1974), Amor y viceversa (1976), Una vasta elegía (1976), Canción de lo tachado (1977), Unas palabras donde vivir (1978) y Así es Babilonia (1978), este último fue ganador del prestigioso Premio Miguel Hernández de Poesía. Estos libros corresponderían, según Salustiano, a la corriente llamada Los Novísimos, que serían un engarce con la contracultura. Rompe varias de las temáticas tradicionales. Son los tiempos de los Leopoldo María Panero y los Luis Alberto de Cuenca, entre otros. Salustiano abrió sus ojos y mente a esta corriente renovadora y transgresora, si bien su personalidad introspectiva y reflexiva se deja marcar más en su obra, que en la de los citados, más llevados por entonces a una transgresión sin límite, incluso en lo estético.

En los años siguientes ganó unos cuantos premios más y publicó Las glosas de lo oscuro (1981). Se volcó en su faceta literaria de traductor, al tiempo que Leopoldo de Luis le sacó en 1983 en la antología Poesía escogida. Era todo un reconocimiento a su trayectoria y faceta como poeta de la segunda mitad del siglo XX español. Luego vino el libro Don de fábula (1986) y después la segunda antología que le hicieron Obra rememorada (1991) y aún una segunda antología en el mismo año de 1991, Clamor a fondo perdido. En 1993 recibiría el citado Premio Nathort-UNESCO por sus traducciones, y sintiéndose ya viejo, en 1995, con 72 años, publicó un nuevo libro, Final de partida. En 1996 recibió el Premio Nacional de Traducción, con lo que España le reconocía también esa faceta, aunque le falte reconocerle la literaria como poeta al mismo nivel que reconoció la de traductor. Todos los libros nuevos que sacó en esta etapa habían ya virado a una introspección total, propia de los años que iba ganando, por lo que se trata de poesía intimista, tan escrita sobre todo a finales del siglo XX. Iba así más o menos coincidiendo su estilo literario con las corrientes generales de sus épocas, aunque algunos estilos no los trabajó por no sentirlos, como pueda ser La Nueva Sentimentalidad o la citada Contracultura.

Cuando parecía que ya no escribiría más, en 2010 escribió un nuevo libro y ganó el citado premio Poesía Eres Tú, con Metafísica recreativa. Y en 2013, cumpliendo 90 años, sacó sus memorias, La batalla de vivir (1923-1950), Memorias. Dijo en 2010 a raíz de su más reciente libro de poesía que quizá debería haber dejado de escribir, pero el nuevo libro respondía a una necesidad personal e íntima que le incitaba a escribir y a expresarse escribiendo. Deseaba, dijo, transcender escribiendo, mediante la escritura. Dejar algo de él que transcendiera de sí a los demás. Poeta hasta la médula. Lo declaró para la editorial Poesía eres tú

Por todo ello no deja de ser sorprendente su desconocimiento general dentro de la Literatura española de la segunda mitad del siglo XX, y sobre todo en su propia Alcalá de Henares. Un desconocimiento de tal magnitud que casi parece el de los llamados Malditos de la Literatura. Su obra tiene una gran cantidad. Leídos varios de sus poemas y fragmentos, no fáciles de encontrar, se puede afirmar que es un poeta destacado y personal que no cae en versos fáciles, ni en temáticas arquetípicas. Es un poeta con todo un armazón que no le interesa la copla ni la coplilla. No hace rimas fáciles ni tiende a lo rural y lo localista. Su aspiración es una aspiración de nivel humano que va más allá de lo folclórico. Usa de elementos naturales en varios de sus poemas, sobre todo de las primeras obras, y se notan las etapas que le marcaron. 

Sirva aquí nombrar Una vasta elegía, de 1976. El libro fue publicado e impreso por la Imprenta-editorial Gráficas Do-Mo, en rústica, siendo el volumen número 2 de su colección Serreta. Salió en marzo de aquel año a setenta y dos céntimos de precio. Era una edición de bolsillo de unas cien páginas. Su cubierta era una sencilla ilustración de una espalda no sabemos si femenina o masculina, aparentemente joven, de alguien sentado, sin cabeza, la realizó su hijo, al igual que un retrato interior de Salustiano. Respondía así a un gusto en la época por eliminar de las cubiertas todo ápice de elementos de atracción propagandística, cambiándolo por un concepto artístico y conceptual. El libro contenía poemas de versos muy largos y de una cortante reflexión directa. Una temática de novísimo y un testimonio de uno de los pensamientos de la Transición. No olvidemos tampoco que en él hay también un profundo sentir de libertad y unas inquietudes metafísicas que se combinaron sin problema en su alma. En este libro se recogen tres intentos de tres libros anteriores que no pudieron salir a la luz. En ellos da un repaso a la visión de la dictadura y del final de Franco visto por él como persona de familia que perdió la guerra. Probablemente sea el testimonio poético más sincero y de más calidad en ese sentido de democracia que cobra cuentas a la dictadura. Unos poemas de gran calidad que habían tenido que estar en el cajón y que al ser publicados en 1976 demuestran una gran valentía por parte de Salustiano, a tan pocos meses de la muerte de Franco en noviembre de 1975. Dado lo difícil de encontrar libros suyos, pero deseoso de poder hacerlo y de reseñároslo con total propiedad, os dejo uno de los poemas de ese libro a modo de muestra de su obra.

VOLVERÉ (del poemario Una vasta elegía, 1976)

                       Volveré. De la sombra o la nada o las transmigraciones o el
                                 Reino, volveré.
                       Seré voluta de humo, chispazo de antimateria, pavesa de algún
                                 abismo, no lo sé; pero os prometo que volveré.

                       Y también os prometo no molestar a nadie, no incordiar ni
                                 dar sustos a deudos ni enemigos;
                       no consumar venganzas; no alternar con licántropos ni urdir
                               cortocircuitos:
                       seré un fantasma nada convencional, un espectro correctísimo.

                       Volveré, sí, a la tierra, pero no me busquéis en el castillo en ruinas
                                ni en la vetusta casa solariega
                       a mí que nunca tuve solar ni castillo ni siquiera una sábana con que
                                taparme a veces:
                       seré un fantasma indigente, expuesto a los calores y los fríos.

                       Buscadme entre las multitudes que amé y aborrecí al unísono:
                       aquellos a quienes nunca comprendí del todo, hombres y mujeres
                                en soledad o emparejados o ferozmente gregarios.
 
                       Estaré junto a ellos ayudándoles a arrastrar sus cadenas en la
                                noche,
                       yo que jamás fui capaz de librarles de un solo eslabón mientras
                                vivía.

                       Buscadme en mis querencias, tal un soplo de nostalgia glacial,
                                infinita:
                       en el tumulto y el color de los mercados, en las nochebuenas y
                                carnavales de los pobres,
                       allí donde el vino y la desesperación hagan brotar extrañas voces
                                jamás escritas,
                       donde haya un aquelarre sin convocatoria previa, una plática
                                al sol de visionarios no catalogados;
                       en todos los discursos políticos silbaré, y dirán: es el viento;

                       en los desahucios y confiscaciones haré volar las gorras de los
                                funcionarios;
                       en el sermón hipócrita seré un zarzal ardiendo; en la velada
                               espiritista, un largo silencio aterrador.

                       Y cómo vibraré, carcajada inaudible, cuando un perro cualquiera
                                levante la pata y haga lo suyo en pedestal de estatua o arco
                                de triunfo.
                       Si escucháis un torrente de aguas claras, sabréis que estoy allí,
                                fantasma en pleno día;

                       Y si las aguas corren turbias, habrá lágrimas mías con los
                                derrubios de la tempestad.
                       Lágrimas de añoranza, pues a pesar de todo era hermoso estar vivo.
 
                       Y si quien tenga ojos asiste a un juicio sumarísimo y ve caer al
                                juez que se dispone a decretar
                       la pena capital; si ve que cae de pronto sin causa que lo explique,
                       como cae un borracho, o un títere al que quiebran el hilo, o un
                                globo que solapadamente pinchan,
                       sabrá que estoy allí, fantasma inexorable, dañino, subversivo:
                                sabrá que estoy allí defendiendo la vida.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".