jueves, 31 de octubre de 2019

Siempre hay un camino

Título: Siempre hay un camino.
Autores: Pilar González Simancas y Enrique Ruiz Grande (Enrique Grande).
Editorial: Amarante.
Año de publicación: 2019 (1ª edición; prólogo de Rocío Biedma).
Género: Poesía.
ISBN: 978-84-120621-9-9

Con estos poemas entrelazados, Pilar y Enrique establecen puentes, nos descubren cómo son los pasos arcanos del poeta, cómo dos caminos que convergen, que viven la poesía y el mundo de esta, de un modo intenso y febril, son capaces de expresar a cambio la intimidad de sus vivencias. Una creación análoga que como alquimistas funden, con la mesura de caminar con una mirada sensible y un corazón descarnado.

Reseña escrita por Rocío Biedma.
***Pilar González Simancas y Enrique Grande viven desde hace décadas en Alcalá de Henares y participan de su vida cultural, ella principalmente desde el teatro, ha dirigido diversas obras. 

lunes, 21 de octubre de 2019

El cuervo blanco. Antología -canción, relato, poesía-

Título: El cuervo blanco. Antología -canción, relato, poesía-
Autores: Víctor Bueno, Javier Prieto, Víctor Bonell, Almudena Anés, Lex Blond, Crazovey, Javier Terrés, Sara Abad Reguera, Tabachkova. 
Editorial: Domiduca Libreros. 
Año de publicación: 2017 (1ª edición; introducción de Andrea Valbuena).
Género: Poesía.  
ISBN: 978-84-946857-4-3

Ya en otros libros y autores he dejado caer que es posible que estemos ante una nueva generación literaria. Las generaciones literarias más recientes en España que hasta ahora conocíamos parecían ya definidas con los términos de la contracultura a partir de los años 1970, la nueva sentimentalidad a partir de los 1980 (generación que identificó y definió García Montero), el postmodernismo, también desde aquellas épocas, y las conocidas como Generación Perdida, Generación X y otros términos similares, que es quizá la más desconocida y la que aún hoy día sigue siendo ignorada por sistema por editoriales y lectores, y que aparecería en torno a los años 1990 y 2000. Tal desgana da a los críticos conocer a esta generación, actualmente compuesta de treinta añeros y ya cuarenta añeros algunos, que incluso hubo quien afirmó que en el final del siglo XX y comienzos del XXI todo estaba mezclado y no había corriente alguna que fuera predominante. Con esta misma vaguedad, en cuanto en los últimos dos o tres años han comenzado a darse a conocer a través de Internet las generaciones nacidas en los últimos años 1990 y primeros 2000 han recibido el término de los Milenials, como si nacer con el comienzo del milenio les diera por sí mismo un carácter definitorio y no ninguna otra cosa, como mucho estos críticos dicen que les caracteriza el uso de los nuevos medios de comunicación, como si el esto de generaciones hoy día no lo hiciéramos. Pero lo cierto es que tras leer la obra de muchas personas principalmente jóvenes, pero también algunas de las nuevas obras de la gente que, como yo, fuimos llamados Generación X o Generación Perdida, yo estaría por decir que existe una nueva generación literaria. Quizá se podría llamar la Generación del 15 de Mayo de 2011, Generación 15M, o Generación del 2011, siempre en este caso ligada a las obras literarias, y estaría por decir que también en otro tipo de expresiones artísticas, innegablemente apegadas a su momento histórico y a unas ideas y conceptos. Pensaba yo en esto en mis lecturas, cuando leí el pasado 21 de septiembre Álex Vicente pensó lo mismo y lo escribió en un extenso reportaje para el suplemento Babelia de El País. Él se fijó en la prosa de los nuevos escritores y aseguraba que la nueva literatura impulsaba la literatura social a través de la gran crisis económica de 2008. Había rasgos idénticos de uno a otro, una literatura social que habla de desesperanzas, pero también de ideales de nuevos mundos. Fábricas y minas cerradas mediante, decía Álex Vicente. Aún con todo, aseguro yo, en general la gran mayoría pasamos por varios conceptos de nuestras creaciones y eso hace que aunque en algún momento nos acerquemos más a una generación, muchas veces pasamos por varias o incluso tenemos mezclas. Lo generacional sólo es una guía para entender en grandes términos el sentido del autor y su obra, pero todo es siempre más complejo y nada se ajusta como un guante heterodoxo, salvo excepciones, siempre hay mezclas y siempre hay deudas de lo pasado.

Con esta explicación hoy os presento El cuervo blanco. Antología -canción, relato, poesía-. Este libro salió a la luz a través de la editorial de Domiduca Libreros. Otra contribución de la librería a la literatura de Alcalá de Henares. se trataba de un libro en tapa blanca con solapas, en negro con el logotipo de la cabeza de un cuervo blanco dentro de un foco de luz blanca. Dentro una serie de páginas negras contenían las distintas biografías de cada uno de los autores participantes de la antología, con fotografías y después una selección con algunos de sus poemas, canciones y breves relatos que en realidad eran una suerte de poemas en prosa. Se publicó en 2017 y fue en buena parte el proyecto y la creación de la asociación El Cuervo Blanco, creo que ahora mismo disuelta, por tanto de corta vida en aquel 2017, si estiramos fechas, quizá de 2016 a 2017. Esta asociación era un grupo de gente joven nacida en los últimos años de la década de 1990 y los primeros de la del 2000. Ellos se juntaron para poder potenciar sus voces y sus obras, no sólo con esta publicación, también en actos, recitales y conciertos. Pensemos que la propia Domiduca, junto al poeta Enrique Sabaté, potenciaron los recitales semanales de cada lunes del mes de julio llamados "Los Lunes al Sol", en la puerta de la librería en la Plaza del Padre Lecanda. A esos encuentros acudieron varios poetas y poetisas de la ciudad durante dos veranos, en 2016 y 2017. En cierto modo se mitigaba la transición de ese periodo tan fructífero que fue el bar El Laboratorio, que acaba de cerrar, a la orfandad de espacios para recitar, aunque pronto surgieron otros, pese a que sin tanta fuerza. En esos encuentros participaron bastante fielmente este grupo de gente joven de El Cuervo Blanco. Ya fuera recitando poesía directamente, o ejerciendo de cantautores, en combinación con personas que habían participado de El Laboratorio o del Deltoya. Fuera como fuese, de aquí salen los autores de este libro, que son: Víctor Bueno, Javier Prieto, Víctor Bonell, Almudena Anés, Alejandro Rubio (Lex Blond), Natalia Villardón Corrochano (Crazovey), Francisco Javier Terrés, Sara Abad Reguera y Elena Tabachkova. Todos ellos fueron prologados por Andrea Valbuena.

Si contamos otros autores, tanto nacidos más o menos en las mismas fechas que los presentes, como otros de generaciones anteriores pero fuertemente marcados por la crisis del 2008 y los acontecimientos del 2011, y ya hemos hablado de varios en este espacio, podemos decir que en líneas generales es una generación crítica, marcada por el fracaso o mejor dicho por lo adverso, pero siempre con un ideal y una esperanza en un mundo por construir mejor, a pesar de que la realidad es otra. Una generación con una fuerte carga de conocimiento filosófico, político, ético, con una dosis alta de pensamientos libertarios y feministas, aunque no todos sean exactamente libertarios, podríamos hablar como mínimo de una coincidencia en ideales democráticos más allá de lo institucional, llevado a la propia vida y a la vida en sociedad. Algunos usan vocabularios altamente intelectual, otros van a lo sencillo, todos demuestran conocimientos amplios y numerosas lecturas de autores anteriores. Por supuesto las nuevas tecnologías están presentes. Aunque muchos optan por dar su literatura a conocer a través de redes sociales inmediatas, lo que hace que a menudo la calidad del texto baje para lograr el aplauso rápido y fácil traducido en seguidores o marcas de "me gusta", al igual que hay otros que cuidan más esos textos y los que deciden ser más profundos o incluso complejos, que necesitan de lecturas más sosegadas y menos dadas a obtener reconocimientos rápidos e inmediatos.

Pero ciñéndonos a los autores alcalaínos y ligados a Alcalá que aquí nos toca, dado que son muchos, pasemos a ellos en concreto y dejemos las notas rápidas sobre un esbozo sobre lo que se intuye que estamos viviendo. De manera rápida:

Víctor Bueno abre el libro con cuatro composiciones que parecen escritas para ser cantadas. La falta de algunos artículos y proposiciones nos refuerzan la idea de que el texto necesita de una tonalidad concreta para ser leído y comprendido. El problema es que a la hora de leer no todos los lectores encuentran esa tonalidad. Falta en ese sentido que el autor guíe al lector afinando los fonemas y versos en sus ritmos y sonidos. Probablemente se trata de una tonalidad de rapeado. Sin embargo, este autor deja claro ese sentido reivindicativo. Usa el femenino como género neutro para referirse a todos. Habla en primera persona en nombre de una especie de mentalidad común de cambio. Usa verbos y palabras comunes en los discursos de las reivindicaciones sociales nacidas desde el 2011. Tiene en él además una cierta rabia tanto de juventud como de sentirse parte de un cambio, con sus contrasentidos y sus términos contrarios complementando un concepto nuevo.

"(...)
A veces estoy bien, me lo callo por si acaso me hacen caso
y me devuelven una sonrisa homicida
que tanto me gustan".

Javier Prieto (Alcalá de Henares, 1997) es el siguiente autor. Sus composiciones también salen de la canción. Aunque en este caso se ve que el ritmo se asemeja más al de cantautor. De hecho incluye otro fenómeno propio del siglo XXI, el de la mezcla de elementos cruzados que permiten completar la obra más allá de la propia obra. En varias de las composiciones hay signos de código que con la tecnología apropiada de un teléfono con Internet te permite acceder a las imágenes y sonidos de la canción cantada y tocada a la guitarra por Prieto. Este es un ejemplo de la importancia de lo mediático en esta generación. No basta con plasmar la obra por escrito. Quepa pensar, eso sí, si lo que importaba era la obra escrita o mostrarse como músico. Eso lo responderá la evolución creativa personal de Javier Prieto de aquí en adelante. La temática feminista, el cambio del mundo, una utopía alcanzada en la realidad y también algún tema amoroso es con lo que se presenta, incluso un agradecimiento a la madre en cierto modo de reforzamiento de idea feminista del mundo. Hay algún elemento predecible, que probablemente también con el paso del tiempo se limará. En todo caso, toma otro elemento común en algunos de estos autores: el poema como arenga, como propósito o como declaración.

"(...)
Volad libres como debéis,
luchad fuertes porque queréis,
que esta batalla acabará,
que la revolución será feminista
o no será"

Víctor Bonell (Madrid, 1993), ligado a Alcalá de Henares vitalmente. Estudiante de música de conservatorio, ha dado conciertos y recitales por Madrid capital, por Granada y por la propia Alcalá. El poema que presenta es también claramente una canción. De verso corto. Destaca más su segunda aportación, un relato en prosa de carácter personal y existencial. La perdida de identidad en una sociedad de consumo y donde la falta de oportunidades nos hacen dar tumbos dan pie a un viaje hacia el reencuentro con uno mismo. Hacia la necesidad de ese reencuentro.

Almudena Anés (Madrid, 1998), madrileña por nacimiento, pero alcalaína. Ella a dado pasos a su propio libro de poesía en prosa, me refiero a Ars moriendi, que ya comentamos, y a otras obras por salir. Ligada también a las Bellas Artes. Quizá la más intelectualizada en el sentido estético del arte. Ella presenta relatos que funcionan como poemas en prosa. Cada uno está dedicado a poetisas de la generación de 1927 que han sido reivindicadas don fuerza en los últimos años, "Las Sin Sombrero". Su obra en este libro está dedicada a las mujeres olvidadas y a las mujeres reprimidas en lo que es un mundo masculino. Lamentablemente creo que cae en algunos tópicos y en un conocimiento o una interpretación de la Historia social algo superficial pero que en los últimos tiempos se impone a través de las redes sociales como relato único y válido. No deja de llamar la atención que recrimine al lector y a la sociedad de olvidar a las mujeres de los años 1920, aunque ella sólo se refiere a las mujeres de marcadas vidas universitarias y literarias, me falta a mí, como lector, un recuerdo a todas las mujeres más allá de ese mundo, pues en los años 1920 muchas mujeres olvidadas no son las Sin Sombrero, son las mujeres comunes que hicieron también grandes cosas como mujeres que eran y que han quedado supeditadas incluso dentro de sus familias a la historia de su marido (de los abuelos para la gente de mi generación, bisabuelos para la de Anés). Dicho esto, que probablemente según pase el tiempo Anés ahondará con el tiempo y lo completará en el sentido que ella crea más acertado, hay un claro compromiso muy intelectualizado con el exilio, la República y la libertad. En todo caso, Anés es interesante de leer, aunque de momento aún creo que puede dar algo más que está por venir, pero se nota que tiene un concepto de lo que quiere y cómo lo quiere estéticamente cuando escribe.

Lex Blond (Madrid, 1988) se ha hecho común también en varios encuentros literarios de Alcalá, pues se mueve en Alcalá. Esta vez no se trata de canciones. Son poemas propiamente dichos y creados dentro de esa expresividad. Aún así es evidente que escribe con musicalidad rítmica que hace de la lectura una lectura rápida y ágil. En este caso Lex Blond opta también por un género neutro pero esta vez saltándose toda norma ortográfica, como tantas personas hacen, cambiando las vocales que forman el masculino o el femenino por una x que hacen de la lectura algo imposible, aunque todos entendemos que el género neutro ha sido usado de manera visual con este signo, que pasa a ser un acto de reivindicación pleno y consciente por parte del autor ("una carrera de relevos sin compañerx"). En sus poemas se desprende una conciencia de mundo prometido frustrado, pero no de frustración. La sociedad dio unas promesas de niños que de adultos no han sido cumplidas, cosa que es parte del motivo central de ser de la Generación del 2011.  Hay además algún resabio de la poesía de la nueva sentimentalidad de la generación anterior y de postmodernismo y contracultura. El tema político aparece rabiosamente reivindicativo, como por ejemplo contra las políticas intolerantes de Donald Trump. Pero aún así, como muchos de estos autores, siempre hay esperanza en el refugio de uno mismo, como en la generación del exilio interior de los años 1940-1950.

"(...)
Y aquí me tenéis
tratando de dejar mi impronta
para que alguien que no me importa
me reconozca un día de estos.
O quizá porque harto de esta mierda
quiero recordarte que no me importas
con la idea de que algo te aporta."

Crazovey (Madrid, 1992) es una de las mejores aportaciones a esta antología. Su poesía ya no busca la musicalidad. A menudo se explaya en largos versos casi a modo de diálogo interno con un alguien que no está. Es radicalmente provocadora en lo que dice y en cómo lo dice. El tema del amor y el desamor aparece aquí íntimamente ligado al sexo en su más pura expresión de la crudeza del acto de follar en lugar de la finura de hacer el amor. Con inteligentes metáforas todo cobra una elegancia a la par que violencia. Incluso cuando habla hacia el otro, le habla con una violencia que no deja de tener una provocación atractiva ("vendrá el amor a follarnos los ojos, dejemos la puerta abierta"). Tiene otros poemas de exploración interior claramente llenos de pasión, igual de violenta y descarnada. Sus metáforas y demás recursos que extienden vida a todo cuanto rodea, físico o inmaterial están llenos de una brutalidad que dan ganas de leer más y más de Crazovey. Buen mundo el que ha construido. la simplificación de los espacios de tiempo, la condensación de los recuerdos y de los hechos, a la vez que hay un recreamiento en la imagen violenta, dota al conjunto de un ser extrañamente atrayente.

"(...)
A mis dientes, que no morderán tu conciencia, que fracasaron
pues sigues teniendo esos jodidos labios en su sitio. Debí arrancártelos cuando pude.
Aquel día de marzo, aquel beso en el maletero abierto.
(...)"

Javier Terrés (Madrid, 1999) era el más reciente en llegar a la escritura cuando editaron este libro, según confiesa él mismo en su nota biográfica. Tiene una evidente necesidad de expresar su emocionalidad más íntima, probablemente más fácilmente para el autor en un poema que en voz. Sin embargo, le falta aún domar las palabras precisas y los recursos necesarios. Es muy directo en lo que desea decir, aunque con una sinceridad de sacar fuera lo que siente. Denota cierto derrotismo, probablemente resultado de la adolescencia. Tiene numerosos pasajes reflexivos, por lo que su poesía se convierte en una especie de poemas interiores de amor y temores, sentidos fracasos y diario personal lleno de reflexiones sobre porque se encamina en un camino y no en otro. Hay cierto sentido de mortificación casi venido de una tradición religiosa no necesariamente vivida ya. Pero es ahí, en el desengaño y la reflexión de los acontecimientos, donde delata ser plenamente autor de su generación.

"(...)
No eres un ángel,
no vienes del cielo ni has caído entre las nubes,
más bien eres una tentación que la vida ha puesto entre todo este caos que yo mismo he creado.
(...)"

Sara Abad es la poeta más profundamente reflexiva y a la vez sentidamente poeta de esta antología. Intimista y descarnada, dice verdades que nos resultan incómodas, pues su mundo interior delata el nuestro y delata que nosotros no somos islas, que influimos en la existencia de los otros. Nos acusa como personas que no reconocen las necesidades del otro, es una sociedad demasiado acomodada en lo material e inmediato, y llama a gritos a la necesidad de recuperar la empatía y la interacción con los otros. También es otra de los grandes aciertos de esta antología. Vive además sus propias crisis existenciales en este mundo moderno, y expresa la soledad interior dentro de esa confusión actual sobre quiénes somos. Las indecisiones ante los "vas y vienes" que nos da la vida tal como está planteada en nuestro mundo hoy día, ante lo incierto de todo, de absolutamente todo, y las construcciones que nos hacemos de nosotros mismos una y otra vez de manera continua, sin terminar de reconocernos o de expresarnos tal como nos sentimos ser de verdad, cobran voz en Sara Abad.

"(...)
¿Acaso sabe lo que desea?
Las corrientes de arena la arrastran de un lado a otro
difuminando su centro cada vez que toma una decisión.
(...)
¿Vive o actúa?
¿Es persona o personaje?
¿Soy narradora o mota?"

Tabachkova (1997) es de origen ruso, pero vino a España de bebé y está ligada a Alcalá de Henares. De todo El Cuervo Blanco es la autora que más se acoge a una poesía más formal y sujeta a las normas clásicas. No carece de calidad por ello. Poemas al Arte, a la Poesía, alguno existencial, referencias a la filosofía griega clásica y siempre el precipicio y la necesidad de dar el salto en busca de un mundo mejor. Esteta más que transmisora de mensaje, nos deja al borde de la sutileza sobre el conocimiento como comienzo del cambio, quizá por ello no para de alabar al conocimiento, más que a las emociones.

Con  la vista desenfocada pude ver
un rastro de hormigas excitadas por el sol.

Parecía que estaban tejiendo el césped
sobre el que me hallaba tumbada.

Su movimiento era caótico,
o al menos tuve esa impresión.

Hasta que una logró subir
al libro que estaba leyendo.

Era la hormiga filósofa de Platón.

La abundancia de autores no permite hacer mayores comentarios, aunque me hubiera recreado en algunos. Sea como sea, sirva esto como presentación.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

sábado, 12 de octubre de 2019

Intentos de poesía. 2015-2017

Título: Intentos de poesía. 2015-2017
Autor: Daniel López Roche.
Editor/Impresor: Autoedición. 
Año de publicación: 2017 (1ª edición)
Género: Poesía / Canciones.
Licencia:  Creative Commons.


Entre los autores jóvenes actuales de Alcalá de Henares está Daniel López Roche. En realidad se trataría de un cantautor, pero sus propias letras de canción fueron editadas por él mismo en 2017 a modo de poesía. De hecho las llamó: Intentos de poesía. 2015-2017. Imprimió en blanco y negro un cuadernillo de 61 páginas, todo absolutamente en papel, incluida la portada, tamaño cuartilla y cosido manualmente en hilo blanco. Daniel López Roche optó además por una licencia libre de reconocimiento de autoría y permiso de difusión al lector a través de Creative Commons, prescindiendo del registro en el Depóstio Legal y en el ISBN. Un acto que suele estar en boga en muchos autores cuya personalidad se declara rebelde a lo institucional y reglado a lo sumo. 

La portada era muy sencilla, con una pequeña fotografía en redondel mostrándole a él de espaldas tocando para un público que se intuye en la calle. Se trataba de una numerosa colección de poesía o canciones en verso, así como poemas en prosa breves. En algunas ocasiones aparecían referencias a la localización de alguna de estas composiciones a través de Internet. La letras, no obstante, era de un tamaño excesivamente pequeño, por lo que el cuaderno/libro puede resultar de imposible lectura para una parte del público lector ya de cierta edad, o bien puede ayudar a cansar la vista en general a cualquier lector. Puede que se debiera al deseo del autor de aprovechar el momento para exponer toda su obra, o la mayor parte, a la vez que minimizar costes de papel e impresión. En este sentido quizá hubiera sido preferible que hubiera sido orientado y convencido para que seleccionara menos material y lo editara de una manera visualmente más accesible, y por volumen probablemente también más deseable de tomar entre las manos. Siempre podía haber editado el resto en una segunda obra de idénticas características. En todo caso, es evidente y obvio que estamos ante un autor que se siente tal y que desea mostrar su obra y compartirla.

Daniel López Roche ha ofrecido diversos conciertos, siempre cercanos a la gente, en lugares dispares, desde puertas de librerías, como Domiduca, a los actos de El 20 a las 20 organizados por Cristina Penalva en La Oveja Negra primero, en el Imperial después, y me parece que en alguna feria también invitado por el Centro 13 Rosas de Alcalá de Henares, sede y asociación del Partido Comunista de España (PCE), aunque en esto puedo equivocarme. Igualmente me parece que ha tocado en Madrid capital. 

Sea como sea, Daniel López Roche tiene en su ser una personalidad reivindicativa y social muy marcada y fuerte, acorde a lo que podríamos empezar a denominar Generación del 15M de 2011, que en otras épocas otros hubieran llamado Generación del 2011. Lo indiscutible es que tiene un compromiso social y una actitud militante con lo que considera justicia social, dentro de unas líneas muy claras de pensamiento. 

La obra se divide (de manera casi imperceptible) por sus composiciones en un orden cronológico. El primer poema es el único que ocupa 2015, luego vienen las composiciones de 2016 y sucesivamente las de 2017. 

Daniel López Roche, con una sensibilidad que denota componer desde sus emociones sinceras, no es específicamente un autor de causas sociales, como podríamos suponer después de lo dicho, aunque algunas de sus composiciones las haya puesto al servicio de diversas causas. En su temática también hay composiciones de amor y auténticas declaraciones de revolución interior que expone frente al otro, el "yo" contra el "tú", dándose así a entender que él no se dirige en concreto a alguien, si no a unas formas sociales que desea desafiar por no estar conforme con ellas. Por supuesto, algunas de estas composiciones están dentro de composiciones amorosas, especialmente las correspondientes a una primera mitad del libreto, y quizá hubiera una mujer inspiradora, real, pero en verso y en manos del lector, dada la calidad fuertemente poética del autor, puede cobrar aires de interpretación que trascienden el mensaje superficial.

Fue aquel anuncio pegado al semáforo,
la pitada de un coche que ignoraste,
el roce con la muchedumbre de la calle,
y el silencio insustancial de la noche.

Te llamaba como el que a un timbre se queda pegado,
y tú no estabas cerca.
Los oídos retumbaban como el intermitente comunicando,
y ni siquiera se me escuchó en tu mente.

Ni el oleaje de las llamadas,
ni la luz de la mañana
aclararan esta humareda.

Las manchas que no se querían ir de los ojos,
el zumbido que quería seguir sonando
aunque fuera lejos de ti y de mí.

Toda una primera mitad del libro giran en torno a composiciones de amor, algunas muy claras, pero muchas otras que podrían ser susceptibles de ser interpretadas en otras claves más allá del amor y más cercanas a una cierta conciencia social y paradójicamente de contribución individual que o bien cuenta con el otro o nota al otro distante o bien nota que algo ha fracasado en las esperanzas. Sea como sea, la segunda mitad del libro adquiere cada vez más fuerza de poesía social. Así por ejemplo:

Hoy no me apetece dormir,
en una masa apagada
sin sueños.

Hoy no quiero pensar,
en una masa de verano
para los pensamientos.

Hoy no quiero moverme
en una masa quieta
de nudos apretados.

Hoy no quiero ser imagen,
en una masa de plástico
artificio artificial.

Hoy ya no hay fuerza,
ni horizonte, ni noche,
sólo queda resignación.

No quiero resignación,
prefiero no ser
hasta el otoño de los pensamientos.

En todo caso, las dos temáticas preponderantes, la amorosa y la social, se entrecruzan y a veces combinan de tal manera que se presenta en cortantes poemas precisos.

De donde el viento
nunca te rozó,
soplaré,
hasta hacer un beso
de la brisa.

Desde donde el silencio
nunca te escuchó,
gritaré
hasta que me oigas.
(...)

En general el poemario evoluciona hasta esa sensación de fracaso ante aquello por lo que se contribuyó a lograr. Hay por tanto un estado latente de saberse perdedor o derrotado. De ser consciente de que algo falló y no fue por falta de esfuerzo. Es un poemario, hacia su final, de auténtico idealista frente a la conciencia de saberse del lado del perdedor, pero a la vez de saberse con la razón. Eso es importante, porque al sentirse con la razón, aunque sea con la derrota, interiormente se sabe que tarde o temprano el tiempo acudirá al socorro. "Es tan caro el silencio / y tan barato abandonar", dice en un  poema, y en otro: "Contamináis de gris la calle / a cada paso / a cada golpe / a cada boca que calláis / a cada mano que esposáis".

Ya sea desde el punto de vista del amor o de lo social es un poemario que se asemeja a una asíntota, que como bien se explica en redes sociales haciendo referencia al diccionario es una cosa que se desea y que se acerca de manera constante, pero que nuca llega a cumplirse. Aún con todo, siempre se trasluce en el fondo, que no tanto en las palabras, un permanente estado de resistencia, de lucha, por tanto: de esperanza incluso dentro de la derrota.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

domingo, 6 de octubre de 2019

Cantar del Mío Cid

Título: Cantar de Mío Cid.
Autor: Anónimo.
Manuscrito original: En torno a (circa) finales del siglo XII y principios del siglo XIII (perdido; basado en composiciones populares previas). 
Copista:  Per Abbat (en torno a 1207, en pergamino; primer ejemplar conservado; Menéndez Pidal discrepaba, sostenía que se había borrado una "C" de la página donde estaba la fechación, por lo que según él sería de 1307). 
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Título: Cantar de Mío Cid.
Autor: Anónimo.
Editor: Tomás Antonio Sánchez. 
Año de publicación: 1779 (1ª edición en libro).
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Título: Poema del Cid
Autor: Anónimo. 
Editorial: Castalia.
Año de publicación: 1955 (1ª edición editada en castellano actual y prologada por Francisco López Estrada).
Colección: Odres Nuevos. 
Nº de volumen en la colección: 3. 
Género: Poesía, Cantar de gesta, Épica.
ISBN 10: 8470391127.
ISBN 13: 978-84-7039-112-5.

Una de las obras literarias que tienen que ver con Alcalá de Henares es la que está considerada la primera obra extensa en castellano antiguo propiamente dicho conservada, hablo del Cantar de Mío Cid, de autoría anónima. Si bien las jarchas, esas composiciones poéticas amorosas que cantaban mujeres, también estarían más o menos en esto, pero las jarchas tienen que ver más con la mezcla cultural entre cristianos y musulmanes de la particular Edad Media de la península Ibérica.

El Cantar de Mío Cid es la joya de la Corona en la Biblioteca Nacional de España y es altamente extraño que se exhiba el original de manera pública. Otra cosa son sus copias tipo fac-simil. Se hizo en pergamino. Le falta sus dos primeras hojas y otras dos más centrales, por lo que presenta lagunas, a pesar de estar casi completo. Además sufre algunos problemas evidentes de mala conservación a lo largo de los siglos, aunque con las técnicas y tecnologías en este campo archivístico y bibliográfico avanzando desde el siglo XIX se conserva todo lo bien que se puede conservar, y se ha restaurado todo lo que se ha podido restaurar, gozando, en principio, de salud.

La autoría del Cantar de Mío Cid es desconocida y compleja de atribuir. Sin embargo, se ha escrito mucho sobre esta obra desde muchos enfoques a lo largo de los siglos y, de lo poco que podemos asegurar, se puede asegurar que su composición, lenguaje, estilo y recursos pertenece a alguien muy culto de la época. Alguien que además conocía lo que estaban haciendo los franceses en cuanto a épica, puesto que, además, es de las pocas composiciones de tipo épico que tenemos en España en estas épocas. Además, podría responder a la propaganda política de la época para animar la idea de las guerras de Reconquista, la unificación de los reinos hispanos de cristianos en uno sólo que formara lo que en el futuro será España o bien otras ideas de corte política como puedan ser los valores feudales, los caballerescos, los de alguna Casa nobiliaria importante que aparece o la legitimidad del Rey reinante. Los más estudiosos de la filología y otras cuestiones sitúan la obra creada en algún lugar cercano relativamente a la frontera entre el Reino de Castilla y el Reino de Aragón. De hecho, el traspaso de fronteras del héroe podría apuntar también a propaganda política entre reinos y la legitimidad del cristianismo como excusa para unirse. Algunos, más allá, creen que posiblemente se compuso en torno a algún lugar entre Burgos y Medinaceli, siendo Medinaceli el centro, ya que esta ciudad parece cobrar cierta importancia lingüistica. Sea como sea, los diplomatistas y los estudiosos en leyes y en Derecho Romano, tras examinar la obra a lo largo de siglos, coinciden que su composición debe estar ubicada entre finales del siglo XII y comienzos del siglo XIII, si bien el héroe debió vivir en la segunda mitad del siglo XI, entre más o menos 1050 y 1100, mientras que la obra sería escrita entre 1175 y 1210.  Ahora bien, también se sabe que el autor lo que hizo fue recoger canciones y poemas populares que iban circulando por Castilla sobre este personaje desde hacía décadas y que él lo que hizo fue aunar todas esas historias, unirlas con un nexo y darle un tono de cantar de gesta. Sea como sea, esta obra pudo ser mayor, ya que había otras composiciones populares que terminaron dando otras obras como el Cantar de Roncesvalles (1170), la Crónica de veinte reyes (1282-1284), las Mocedades de Rodrigo (1360), el Epitafio épico del Cid (en torno a 1400) y la Historia de España (que encargó hacer y estudió Alfonso X "el Sabio" en el siglo XII y que se dio por completada en el siglo XV).

Como sea, ni se conoce bien la fecha exacta de composición ni la autoría. Es la época medieval en la que se considera la máxima de la vanagloria y la vanidad de vanidades, por lo que, motivos religiosos y culturales entre otros, llevaban a muchos creadores al anonimato, lo que se valoraba era otra cosa diferente al autor a la hora de crear y perdurar. Ahora bien, el siglo XIII es por excelencia el del cambio en la Edad Media, con el esplendor de un Renacimiento Medieval que lleva al florecimiento de múltiples Universidades por Europa y a la conservación de nombres importantes de la cultura escrita Occidental. Así pues, aunque hemos perdido el oríginal físico, el ejemplar que conservamos está fechado más o menos en 1207 por su primer copista, Per Abbat (nombre entre castellano antiguo y judaizante, que al castellano actual sería Pedro Abad). Él mismo lo escribió al final de la obra. En 1957 Antonio Ubieto quiso demostrar que no sólo era el copista, si no el autor, pero nadie más ha seguido ni creído esta hipótesis. En todo caso, el medievalista Menéndez Pidal, también en los años 1950, defendió que se había borrado con el tiempo una "C" del número romano de la datación, por lo que él sostuvo que en realidad la primera copia conservada es de 1307. Algunos otros autores lo han seguido, pero otros muchos sostienen la fecha de 1207.

Pasaron los siglos y el Cid fue un héroe el resto de la Edad Media y un elemento más de los mitos nacionales para construir la Monarquía Hispánica de los Trastámara y los Augsburgo, que dará la España Moderna y Contemporánea. El Cid encumbrado y con todo tipo de análisis y críticas, incluso de polémicas sobre si existió o no existió, y llevado al cine por los norteamericanos en 1961 por el director Anthony Mann, en la película El Cid, asesorada por Menéndez Pidal, ha sido editado innumerables veces, ahora bien, su primera edición en libro impreso no fue hasta muy tarde desde que se escribiera a mano por primera vez. El hecho fue en 1779, en plena Ilustración, con los Borbones, de mano del lexicógrafo y filólogo Tomás Antonio Sánchez, que dedicó su vida precisamente a recuperar y dar a conocer su lectura de manera popular y los textos de la Edad Media española, adelantándose en esto de revivir la Literatura medieval a los franceses y al Romanticismo unos cincuenta años. Desde entonces esta historia se reeditaba en castellano antiguo, tal como se había escrito. Más o menos corregida la obra, más o menos con errores. En ediciones críticas y otras sencillas. Esto fue así hasta que durante la dictadura del general Franco, en una edición especial para el Ministerio General de Enseñanza Primaria, la Editorial Castalia editó en 1955 el Cantar de Mío Cid por primera vez adaptado al castellano actual para que se pudiera entender en principio para la educación de los niños y jóvenes, y de paso educar en los valores nacionales españoles que la dictadura de extrema derecha creía oportunos. El título en esta versión es Poema del Cid. En todo caso, esta obra recoge bastante fidelidad al original del castellano antiguo. Sus valores son en sí mismos los propios suyos, al margen de lo que cada gobierno y etapa histórica haya querido transmitir. Por eso mismo, esta edición es una de las más exitosas hoy día, en la que a mucho lector se le hace difícil el castellano antiguo. Era en buena parte idea del medievalista y filólogo Francisco López Estrada, que dedicó su vida a tratar de acercar la Literatura medieval a todos los castellano hablantes. En su haber hay otros libros medievales que hizo accesible a multitud de personas que, de otro modo, no los entienden. Trabajó con la Editorial Castalia dentro de una colección llamada Odres Nuevos, dedicada a esta actualización de textos, el del Cid era el número tres de la colección. Hoy día es válida y requerida por todo tipo de edades.

La edición de Castalia, prologada además por el propio Francisco López, al que tantas generaciones le deben este acercamiento, ha tenido tanto éxito que se ha reeditado numerosas veces. La portada ha tenido ligeras variaciones a lo largo de las décadas, pero prácticamente sigue intacta, con un dibujo medieval y florituras que le acercan a los álbumes ilustrados juveniles propios de los años 1950 y 1960 españoles. En 1965 iba por la tercera edición; en 1986 llevaba doce ediciones, quizá la más conocida por gente de mi generación, esa y otras de los años 1980; puede que los colegios no la solicitaran ya tanto para su lectura, porque para 1999 aparece la decimotercera edición; en 2003 se sigue editando sin parar; y en 2007 sacan una edición conmemorativa del octavo centenario del manuscrito de Per Abbat, con una cubierta de ilustración medieval y ya más destinada a público adulto, con fondo carmesí, edición que es la que vende y reedita ahora Castalia. Por supuesto que, entre tanto, el Cantar de Mío Cid se edita y reedita en otras editoriales en todo tipo de formatos, tanto en castellano antiguo como en nuevas revisiones adaptadas a castellano actual.

Básicamente, en una métrica extensa propia de la épica, la historia narra la vida de Rodrigo Díaz de Vivar, apodado por los musulmanes el Cid, a lo que los cristianos añadieron el Cid Campeador a modo de epíteto. Ahora bien, se parte desde que el rey Alfonso VI de Castilla le manda al destierro por haberle hecho jurar en su coronamiento que no tuvo nada que ver con el asesinato de su hermano para hacerse con el trono. Así pues, el primer canto trata sobre sus idas y venidas en el destierro, conquistando tierras a los musulmanes o sosteniendo combates con ellos. En el segundo canto el rey le perdona y el Cid vuelve a él. Como símbolo de concordia el rey hace casar a las hijas de Cid con los hijos de la familia Carrión, muy bien posicionada en la nobleza. Sin embargo, en el tercer canto los yernos del Cid maltratan a sus esposas y el propio Cid va a un combate con ellos para reponer su honor. A lo largo de todo esto no faltan escenas de tauromaquia a lomos de un caballo o un combate con un león.

A todo esto hay que anotar que, sin entrar en la disputa clásica sobre la realidad y la leyenda del Cid, este texto participa de la propaganda política de la época, necesitada de héroes y epopeyas, pues en la vida real Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, luchó tanto a favor de reinos cristianos como de reinos musulmanes, según le pagaran, aunque sea real su destierro, la conquista de Valencia y su lealtad a Alfonso VI incluso habiéndole desterrado. Una lealtad quizá no tanto a Alfonso VI por ser él, sino por ser el rey de Castilla, de donde él era natural y vasallo. Así pues, aquí tenemos a un personaje de frontera castellano, guerrero y que pese a la mitificación como luchador de la Reconquista por la cristiandad, cosa que ensalzó también la película del siglo XX, probablemente en él y en sus huestes habría tanto un algo propio de la mezcla de culturas, como posiblemente también un posible peligro y amenaza intuidos por los reinos cristianos al tener en su destierro todo un ejército propio en marcha continua y conquistando Valencia.

Sea como sea, lo referente a Alcalá de Henares en este libro se encuentra entre los versos 420 al 543, más o menos. Son los referentes a la invasión que hace el Cid, con su alférez Álvar Fáñez al frente, del Reino de Toledo, en esos años musulmán. El Califato de Córdoba había finalizado por un golpe de Estado en 1032 y una guerra civil de un par de años. Se dividió en varios Reinos de Taifas, uno de ellos el de Toledo, que controlaba todos los pasos principales hacia el muy poderoso Reino de Zaragoza. La antigua Complutum había pasado a llamarse Al-Qalat en-Nahar (El Castillo Sobre el Río de las Piedras), y debe su nombre a una fortaleza musulmana, un castillo sobre una loma que controlaba el río Henares, su valle y la vieja ciudad, donde había un acuartelamiento amurallado (un qun), que por otra parte es de donde salieron tropas bereberes de la mano del hijo de Al-Manzor para el golpe de Estado de 1032. El castillo se llamaba Qal'at Abd Al-Salam (El Castillo de Abd Al-Salam), ya que fue construido en la segunda mitad del siglo IX, durante el reinado cordobés de Muhamed I entre 852 y 886. Abd Al-Salam sería un caudillo musulmán que estuvo en esa época al cargo de la fortaleza. Como sea, el Cid fue desterrado del Reino de Castilla en 1081, y este castillo fue tomado por los cristianos entre 1083 y 1085, aunque lo recuperaron los musulmanes almorávides. Los reyes musulmanes ya no lo perderían hasta 1118.


Lo que nos interesa es que la toma del castillo en 1083-1085 coincide más o menos con el destierro del Cid a partir de 1081. La cuestión es que el Cantar de Mío Cid en los versos citados habla precisamente del movimiento de tropas de Rodrigo Díaz a lo largo del valle del Henares, siguiendo el río, y de sus batallas. 

Así por ejemplo, siguiendo la adaptación al castellano actual que ha hecho La Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, habiéndose citado expresamente en el texto que:

" Hita abajo          y por Guadalajara;


Hasta Alcalá          lleguen las algaras;"

La parte más clara de la acción del Cantar de Mío Cid en Alcalá de Henares que se puede leer en el conjunto de versos citados, es:

" Mío Cid Ruy Díaz          por las puertas entraba;


En mano trae          desnuda la espada;


Quince moros mataba          de los que alcanzaba.


Ganó a Castejón          y el oro y la plata.


Sus caballeros          llegan con la ganancia;  475

Déjanla a mío Cid,          todo esto no precia en nada.


He allí los doscientos tres          en la algara,


Y sin duda corren;          hasta Alcalá llegó la enseña de Minaya;


Y, desde allí arriba,          tórnanse con la ganancia,


Henares arriba          y por Guadalajara.  480

¡Tanto traen          de grandes ganancias!:


Muchos ganados          de ovejas y de vacas,


Y de ropas          y de otras riquezas largas.


Derecha viene          la enseña de Minaya;


No osa ninguno          dar salto a la zaga."

Siendo realmente su alférez Álvar Fáñez, "Minaya", quien lideró las tropas en el asalto, combates y saqueo del Valle del Henares a la altura de Alcalá de Henares y Guadalajara, mientras el Cid estaba más interesado en liderar a las tropas en las rutas y la toma de Castejón.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".