lunes, 21 de junio de 2021

UAH, 500 años del primer curso académico

Título: UAH, 500 años del primer curso académico.
Autora: Varios autores; fotografías de Javier Álvarez.
Editor: Universidad de Alcalá de Henares (UAH).
Año de publicación: 2009 (1ª edición)  
Género: Historia; Catálogo guía de actividades; Fotografía.
ISBN/Depósito Legal/Creative Commons: No consta.

 

En 2009 se cumplieron quinientos años de la fundación de la Universidad de Alcalá de Henares por la acción del cardenal Cisneros, que durante varios años trabajó para su creación hasta que logró su aprobación en 1499, año en el que además comenzaron a darse cursos universitarios en la por entonces Iglesia Magistral de los Santos Niños, hoy Catedral-Iglesia Magistral de los Santos Niños. Con ese motivo la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) editó un pequeño librito de veintiocho páginas que prácticamente pasó desapercibido para la gran mayoría de alcalaínos, por descontado mucho más desapercibido para el resto de personas posibles interesadas. Se llamó  UAH, 500 años del primer curso académico. No constaba el nombre de los autores que lo elaboraron, aunque sí el nombre del fotógrafo que aportó su trabajo para ilustrar este libreto, Javier Álvarez. Tampoco constaba ISBN, depósito legal, ni indicación de Creative Commons. Se trataba más bien de un ligero recordatorio muy por encima de aquella fundación en 1499, a la que en años sucesivos se le irían añadiendo sus edificios propios, repasaba la Historia más conocida y tópica, y, sobre todo, era un catálogo guía de las actividades que la Universidad de Alcalá había preparado ese 2009 para conmemorar la efeméride del medio siglo. Entre ellas estaba la apertura del curso con el desfile de todos los catedráticos por el centro de la ciudad vestidos con sus togas, becas y sombreros tradicionales, provenientes de esos quinientos años atrás. Desfile que, por otra parte, quien aquí escribe, se topó por casualidad en aquella fecha en la Calle Mayor.

La Universidad de Alcalá de Henares tiene su antecedente en los Estudios Generales que el arzobispo de Toledo, Gonzalo García Gudiel, le pidió al rey de Castilla, Sancho IV en 1293. Para aquella persona lega que desee saber qué era esto, salvando las distancias, se podría considerar que los Estudios Generales eran en la Edad Media el equivalente a los estudios preuniversitarios actuales en pleno siglo XXI, estos son los de secundaria y los de bachillerato. Había, igualmente estudios generales con conocimientos de lo que se podría considerar ciencias y lo que se podía considerar letras, y se debían conocer ambos campos. Como sea, estos Estudios Generales fueron renovados por el Papa Pío II cuando los volvió a pedir el arzobispo Alonso Carrillo de Acuña en 1459. Hay tanto la teoría de la degradación o pérdida de los Estudios Generales otorgados en 1293, como la teoría más aceptada de que se trató de una ampliación de esos estudios dada en aquel 1459. Gracias a los estudios solicitados por Carrillo se creó bula para crear una iglesia magistral, esto es: una iglesia que tenía permiso papal para que se dieran clases desde el púlpito, solo hay dos en el mundo, esta de Alcalá y otra en Lovaina, en Bélgica. Tras esto, los esfuerzos del Cardenal Cisneros ante los Reyes y los Papas desembocó en la fundación universitaria de 1499.

Sin entrar en detalles de la evolución y ampliaciones de la Universidad, su mayor apogeo fue en torno a a los siglos XVI y primera mitad del XVII. A pesar de que tópicamente se habla de que era una Universidad para formar teólogos, lo cierto es que Cisneros, al margen de esto mismo, innegablemente,  lo que buscaba era la formación de personas de talento para la administración del enorme imperio que estaba formando España. No obstante, investigaciones actuales han podido determinar que la mayor parte de los licenciados por esta Universidad fueron médicos y gente formada en leyes, toda vez que la teología era un conocimiento troncal en todas las carreras de todas las Universidades de España. Aún más, estudios recientes han confirmado algo que se negó durante siglos, la Universidad de Alcalá fue un foco importante de comuneros en la década de 1520, lo que resta realidad al otro tópico sobre su carácter conservador frente a Salamanca, siendo además plausible que no fuera así tampoco dado que en Alcalá fue la primera Universidad en dar becas a gente humilde o no nobiliaria.

En el siglo XVI contó con numerosos intelectuales importantes en España y en Europa, buena parte de ellos colaboraron en crear la Biblia Políglota, un texto revolucionario en cuanto a la teología del momento, la jerarquía y su control de textos, la filología y la introducción de las ideas de Erasmo de Rotterdam, lo que casi provocó la condena por parte del Papado, solo evitado ante una posición de fuerza por parte de los Reyes Católicos, que defendían las ideas de Erasmo. Sea como sea, también estudios actuales indican que proporcionalmente hubo un porcentaje bajo de estudiantes que lograron acabar sus estudios en Alcalá, respecto a alumnos de otras universidades, atribuido quizá a tener un listón de conocimientos y cualidades personales en cuanto a templanza muy exigente.

A lo largo del siglo XVII la Universidad española en general sufrió un retroceso ante la censura y el control de la Contrarreforma de la Iglesia Católica, que frenó el conocimiento de las nuevas ciencias y de los avances de otros lugares de Europa, en favor de una enseñanza de memorización acorde a los principios y creencias ortodoxas de la Iglesia. Otro freno tenía su origen profundo en el antisemitismo y la obsesión por la limpieza de sangre de sus estudiantes en al menos cinco generaciones seguidas. Los estudios además se encarecieron y prácticamente quedaron sujetos a las clases más pudientes, normalmente nobiliarias, que, con posterioridad, solo usaban su título académico para adquirir cargos con la idea de cobrar rentas o escalar en el poder, pero no con afán de servicio.

En el siglo XVIII la Universidad perdió una gran cantidad de alumnados. Aún con todo fue la primera Universidad de España en doctorar a una mujer, Isidra de Guzmán. Varios de sus edificios se veían parcialmente en desuso o en total desuso. Los reyes Borbones de la segunda mitad de ese siglo, especialmente Carlos IV, optaron por subrogar los bienes mobiliarios y suntuarios de varios colegios para el uso de los nuevos palacios que construía. Además, algunos cursos quedaron interrumpidos con motivo de la Revolución Francesa iniciada en 1789. En la propia Alcalá se detectaron franceses simpatizantes de la revolución, algunos relacionados con las tropas militares en la ciudad y otros con la Universidad. 

A comienzos del siglo XIX, a pesar de los tópicos, el rector universitario fue un activo convencido de las ideas democratizadoras de la revolución francesa. Él mismo participó de la redacción de la Carta Otorgada de Bayona, especie de Constitución que creó José I Bonaparte para España. Varios de los catedráticos y estudiantes fueron igualmente afrancesados, si bien se dividían entre la lealtad a José I o bien a ser los primeros liberales cuya lealtad estaba a la Junta y a la Constitución de Cádiz de 1812. Con la caída del gobierno de José I y la llegada al trono de Fernando VII, hubo persecución y represión contra estas personas y sus familiares, si bien la Universidad fue cerrada en varias ocasiones por cuestiones políticas y falta de alumnos. No hay que olvidar que ya en el periodo 1808 a 1814 se había planteado su traslado a Madrid, lo que provocó animadversión contra los liberales en todos aquellos alcalaínos cuyas economías dependían directamente de la vida universitaria. Con el Trienio Liberal de 1820-1823 la Universidad volvió a aportar numerosos profesores y alumnos partidarios e incluso con cargos, aparte de contribuir a las milicias populares que estaban dispuestas a defender la Constitución de 1812. Más aún, a diferencia de Salamanca, la de Alcalá dio clases abiertas a todos los ciudadanos para enseñar aunque sea en lo básico los derechos y deberes que daba la Constitución. Sin embargo, con la caída del gobierno liberal y el regreso de la monarquía absoluta, todas las personas que participaron de esto fueron perseguidas y atacadas con gran violencia por parte de los absolutistas. La Universidad fue cerrada por Fernando VII y ya no se volvieron a reanudar sus cursos, pues en 1836 fue trasladada a Madrid con su nombre original de Universidad Complutense.

La Historia de los edificios universitarios, incluida su compra por parte de la Sociedad de Condueños para salvaguardarlos, y su alquiler al ejército o a la Iglesia, es otra Historia, no ajena, pero no estrictamente de la Universidad. Desde cuarteles a conventos, pasando por proyectos de industrias o la instauración de una escuela de educación secundaria o la recuperación del Paraninfo y la creación de una Hostería del Estudiante en el comienzo del siglo XX. Durante la guerra civil sufrió una destrucción parcial sumada a la del cierre del siglo XIX. Fue comenzada a ser reconstruida desde 1939. Su edificio principal, fue usado para formar funcionarios para la administración de la dictadura de Franco. Solo a finales del franquismo se comenzó a plantear el regreso de la Universidad a sus edificios.

Tras un debate y polémica, se decidió que la Universidad Complutense no volvería a Alcalá de Henares, se quedaría como institución en Madrid, y con sus archivos e Historia compartida, pero se fundaría una nueva Universidad, la de Alcalá de Henares (UAH), restaurada en 1977 como Universidad de nuevo cuño con Juan Carlos I, pero con la Historia y los edificios históricos de la de 1499. Desde entonces se ha desarrollado el campus de Letras en la Universidad Histórica y el campus de Ciencias en edificios nuevos en el antiguo aeródromo militar, ya desaparecido. La Universidad ha sido un motor directo de la recuperación cultural, demográfica, arquitectónica y económica de la ciudad. En el Movimiento 15M de 2011 fue renuente como institución a colaborar activamente con aquel movimiento social que buscaba más justicia y democracia, pero a título particular numerosos catedráticos, profesores adjuntos, personal administrativo y alumnado nutrieron parte de este movimiento en la ciudad. En 2021 está considerada una de las mejores Universidades de España.

A grandes rasgos, esa ha sido su trayectoria, la cual se quiso honrar con aquellos actos de 2009, recogidos en este libreto.


Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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