sábado, 23 de marzo de 2024

El asesinato del primer obispo de Madrid-Alcalá

Título: El asesinato del primer obispo de Madrid-Alcalá.
Autor: Diego Blázquez Yáñez.
Editorial: Betania Ediciones.
Año de publicación: 2000 (1ª edición).
Colección: Diego Muñoz Tornero.
Nº de volumen en la colección: [sin número].
Género: Historia; Biografía; Periodismo; Religión.
ISBN:  978-84-87311148

 

Quepa hablar en esta Semana Santa de un libro que no es de un autor alcalaíno ni que tenga que ver tal autor con Alcalá, pero el libro sí toca en cierto modo Alcalá de Henares, o al menos a uno de los personajes de la Historia de Alcalá de Henares. El libro es un libro de Historia y biografía reconstruido no tanto desde la ciencia humana que es la Historia, con su respectivo método, si no que ha sido escrito a través de la consulta de prensa del siglo XIX, prensa de la misma época de los sucesos que narra, y desde un punto de vista de cronista, más que de historiador. El libro se llama El asesinato del primer obispo de Madrid-Alcalá, que fue publicado por primera vez en el año 2000 por la editorial Betania Ediciones, que suele dedicarse ampliamente a temas teológicos y religiosos en general. Lo hizo en la colección Diego Muñoz Tornero, sin número de volumen. El autor era Diego Blázquez de Yáñez. Diego Blázquez había nacido en 1932 en Retamal de Llerena, en Badajoz, Extremadura, pueblo del que fue su cronista oficial. Hizo sus estudios primarios en su mismo pueblo, pero estudió bachillerato y posteriormente filosofía y latín en Sevilla y en San Antón, otro pueblo de Badajoz. Para sus estudios universitarios se trasladó a Madrid y estudió en la Universidad Central o de Madrid, actual Universidad Complutense. Allí estudió Derecho, Psicología y Ciencias de la Información, lo que le permitió hacer prácticas en el periódico monárquico ABC, donde trabajó, mientras también cursaba Diseño y Edición Electrónica en la Universidad Autónoma de Madrid. Allí impartió clases, de las que una de las asistentes fue la entonces princesa Sofía de Grecia, posterior Reina de España. Siguiendo su formación, en Salamanca se hizo teólogo y experto en Filología Clásica. A partir de ahí colaboró con periódicos y revistas monárquicas y católicas entre la segunda mitad del franquismo y la Transición democrática (Hoy, Extremadura, Pueblo Extremeño, Ya, Ideal, ABC, Información de Madrid, Alfa y Omega, Familia Cristiana, Vida Nueva, Alminar y Ecclesia). Con la democracia ya plena siguió colaborando con revistas católicas, como Alfa y Omega, difundida por ABC. Fundó la Fundación de la Fuente y fue nombrado capellán del Hospital de la Princesa y del Hogar Extremeño de Madrid, mientras le nombraban cronista oficial de su pueblo. Escribió varios libros tipo crónica de Historia de temas relacionados entre el periodismo y el catolicismo, como este del que hablamos hoy. Falleció e 2015, con 83 años de edad.

Lo que le acerca a Alcalá es, como se ha dicho, investigar a través de la prensa de la época del XIX sobre la vida y las circunstancias del asesinato del que fue el primer obispo de Madrid-Alcalá. Aunque ya hemos hablado de ese asunto, como recordatorio hay que decir que a comienzos del siglo V, aún con el Imperio Romano, San Asturio fundó la primera diócesis complutense, alegando haber encontrado los restos de los Santos Niños Justo y Pastor. Sabemos de nombres de algunos obispos complutenses posteriores, incluso durante el periodo musulmán de la Edad Media, lo que no sabemos es cual era su alcance obispal, o si eran nominales. Como sea, en 1099 el Papa Urbano II eliminó el episcopado para sumarlo al obispado de Toledo, razón por la cual Alcalá de Henares estuvo por mucho tiempo ligada a Toledo. Varios obispos de Toledo residieron en Alcalá e incluso instalaron aquí su archivo y celebraron concilios. En 1851 el Papa Pío IX instauró el obispado Madrid-Alcalá, devolviendo la existencia de un obispado alcalaíno, aunque esta vez ligado a Madrid. Sin embargo, este no se inició hasta 1884, año que afecta al libro de hoy. En 1983 se empezó a estudiar la posibilidad de separar el obispado de Madrid del de Alcalá de Henares, siendo que en 1988 al menos se dividieron las dos provincias eclesiásticas, pero el obispado de Alcalá de Henares no lo volvió a ser por sí sola hasta 1991, lo creó de nuevo el Papa Juan Pablo II, y otorgó el título de catedral a la Iglesia Magistral. 

Una vez situado todo esto, toca hablar del personaje del que trata el libro, el que fuera el primer obispo de Madrid-Alcalá, Narciso Martínez Izquierdo, que fue asesinado el Domingo de Ramos de la Semana Santa de 1886, aunque tardó un día en morir desde que fue disparado con un revólver por el sacerdote Cayetano Galeote Cotilla en la Real Colegiata Basílica de San Isidro, en Madrid. Los tres disparos mortales se produjeron delante de una multitud de varias nacionalidades y personas destacadas dentro del recinto religioso. No cabía duda alguna de la autoría del sacerdote citado como asesino. Lo que no quedaba claro son los porqués.

Narciso Martínez había nacido en Rueda de la Sierra, en Guadalajara, en 1830. Todos sus estudios se enfocaron a la teología, la filosofía y las lenguas clásicas. Se ordenó sacerdote en 1857, en Castellón. Le hicieron canónigo en la catedral de Sigüenza y arcediano en la de Granada. La cuestión es que este religioso también se metió en política en una época tan convulsa como el reinado de Isabel II. De hecho él era carlista, en un siglo donde hubo hasta tres guerras civiles carlistas. Hay que recordar que los carlistas del siglo XIX eran personas ultraconservadoras, contrarías a los progresistas y liberales y a que reinara una mujer, Isabel II. Además, eran ultramontanos, esto es: católicos tan extremos y dogmáticos que a menudo iban incluso más allá que el propio Papa en todo aquello que no toleraban por considerarlo contrario a la Iglesia. En otras palabras, en un siglo donde el Papado chocó varias veces con las ideas democráticas del momento, pero que al final aceptaba avances en este sentido, ellos no aceptaban ninguno de los avances de los nuevos tiempos, anhelando el antiguo régimen y cuestiones que implicaban incluso cosas resueltas ya resueltas respecto a otras creencias cristianas que  en el siglo XVII se solventaron tras la Guerra de los Treinta Años. Terminado el reinado de Isabel II en 1868 y con la puesta en marcha del reinado de Amadeo I de Saboya, se presentó por los carlistas a las elecciones de 1871, logrando ser diputado por Molina de Aragón. Al proclamarse la Primera República en 1873 el propio presidente de gobierno Emilio Castelar buscó una manera de quitarle del panorama político logrando que le nombraran obispo de Salamanca, pero no fue nombrado hasta 1874, siendo que a comienzos de ese año acabó la República y comenzó la restauración monárquica borbónica con Alfonso XII. En 1876 vuelve a presentarse a las elecciones y es senador por Guadalajara y en 1877 por Valladolid. Reelegido en 1881. Sólo abandonó el senado tras renunciar él mismo en 1882 porque el presidente Sagasta aprobó la Ley de Matrimonio Civil, que permitía las bodas civiles en España. En 1884 el Papa León XIII crea el obispado de Madrid-Alcalá ya de manera firme y esto se materializa en 1885, siendo que le elige a él como su primer obispo. La sede será la Real Colegiata de San Isidro de Madrid, que será elevada a catedral. A lo primero que tendrá que hacer frente en 1885 será a una epidemia de cólera por la que murió una gran cantidad de gente que, a menudo, iban a las iglesias en busca de ayuda. A la par quiso reformar con gran austeridad todas las órdenes religiosas de Madrid, por considerarlas relajadas y contrarias al ejercicio del sacerdocio tal como él entendía la fe cristiana. Por este camino se granjeó la enemistad de un gran número de religiosos de todas las jerarquías y de creyentes comunes.Uno de los sacerdotes afectados, el citado Cayetano Galeote, se acercó a él mientras subía la escalinata para dar la misa de Domingo de Ramos de la Semana Santa de 1886, un 18 de abril, por lo que la catedral estaba repleta de personas y personalidades. Le disparó tres veces con un revólver, provocando su muerte al día siguiente.

Cayetano Galeote había nacido en 1839 en Vélez, Málaga. Había ejercido como sacerdote en Toledo, Puerto Rico (de donde se trajo una pistola) y Fernando Poo (Guinea Española). Al regresar a Madrid en 1880 había desarrollado una personalidad muy autoritaria y enérgica. Vivía con una mujer a la que llamaba "sobrina", pero que era conocido que era su amante, razón por la cual no dejaban de trasladarle de iglesia y de pueblo. Con el nombramiento de Narciso Martínez como obispo en 1885, un rector de capilla, un capellán, denunció la relación sentimental de Galeote. El obispo le anunció que le iba a volver a trasladar de sede y a cortar de raíz su relación con "la sobrina". Por ello, encontró la muerte el Domingo de Ramos. Galeote fue condenado a muerte a finales de 1886, pero un tribunal médico le declaró insano mentalmente en 1887, por lo que le conmutaron la pena capital por una reclusión de por vida en el sanatorio mental de Leganés, donde no moriría hasta 1922.

  El obispado de Narciso Martínez apenas duró ocho meses y medio. Toda esta historia la recogió y la reconstruyó Diego Blázquez con la consulta, como he dicho, de la prensa y testimonios publicados en aquellas fechas. Pensemos que entre esos autores escribió el 21 de abril de ese 1886 le mismísimo Benito Pérez Galdós, que aparte de escritor genial era periodista.


Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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