sábado, 29 de junio de 2024

Vientos del verso

Título: Vientos del verso.
Autor: Antonio Portillo Casado.
Editorial: Fussión Editorial.
Año de publicación: 2018 (1ª edición; prólogo de Rocío Biedma).
Género: Poesía.
ISBN: 978-84-17226-34-3

 

Uno de los poetas de Alcalá de Henares actuales del que aún no se había anotada nada por aquí, a pesar de que es muy activo y cada vez adquiere mayor reconocimiento, es Antonio Portillo Casado. En realidad nació en Jaén en 1963, por lo que se le puede considerar también poeta jienense, además porque él mismo siente apego y amor por su tierra. Sin embargo lleva muchos años viviendo en Alcalá de Henares, desarrollando buena parte de su actividad poética en esta ciudad. Es habitual que escriba con su nombre real, aunque también ha publicado a veces como Lope Machado y Quevedo. Comenzó a escribir a los 16 años de edad, durante el Bachillerato, al estudiar a los poetas clásicos españoles. Desde entonces no ha parado en esa labor, perfeccionándose en ello siguiendo su propio sentido de la poesía basado en la belleza de ideas y de estética. Adquirió estudios que le llevaron a ser funcionario de profesión, mientras en su actividad literaria se formó en talleres de poesía y voz (declamación), algo que en sus recitales se hace notar. Ha participado de numerosos recitales de poesía colectivos así como han ido apareciendo poemas suyos tanto en su blog (bitácora) personal, Poemas y esas cosas bellas, como en revistas y periódicos, él mismo tiene una sección de poesía actualmente donde presenta a otros poetas del Valle del Henares en el periódico Crónica del Henares, aunque su actividad en prensa abunda en una gran cantidad de cabeceras a lo largo del tiempo. Quizá por ello también su nombre aparece a veces entre los nombres de asociaciones de escritores y en más de una treintena de recopilaciones y antologías poéticas, tanto nacionales como internacionales. Ha sido traducido al árabe y al francés. No obstante, también ha participado de Ferias del Libro tanto españolas como europeas, entre ellas la prestigiosa Feria del Libro de Frankfurt, donde suelen aparecer las principales novedades literarias de Europa. Y con este ritmo ha sido parte del jurado de certámenes poéticos y prologuista de varios libros de poesía.

A todo esto hay que sumarle que él cuenta con el Certificado de Excelencia, concedido por la Academia Norteamericana de Literatura Moderna por la elaboración del seminario Las Metáforas en Antonio Machado, y un reconocimiento por la aportación al prestigio de la Asociación de Escritores de Madrid, a la que pertenece. Hasta la fecha ha sido tres veces premiado. Es Premio de Poesía “Torreón” de Las Gabias (Granada), en 2017, Premio de Poesía del VIII Certamen de Poesía Fernando Calvo, en 2020, y Premio Internacional de Poesía Sial Pigmalión, en 2023. 

Sus libros publicados son Amanece copo a copo (2015), donde autopublicó sus poemas de adolescencia; Singladuras (2016), donde la Asociación de Escritores de Madrid le publicó sus poemas de juventud; Vientos del verso (2018), en el que ya publicó mediante editorial poemas de su adultez; Luz donde la herrumbre (2019), Rayomatiz (2020); y Efímero mosaico (2023), por el que ganó el citado Premio Internacional de Poesía Sial Pigmalión. Así pues se puede ver también que aunque comenzó a escribir poesía sobre 1979, con aquellos 16 años, y a pesar de toda su actividad y publicaciones en prensa e Internet, no comenzó a publicar en libro hasta los 53 años, cuando decidió dar ese salto. Por ello a podría parecer un autor tardío, pero no lo es, todo lo contrario, es un autor temprano.
 
Hoy en estas notas le presentamos con el poemario de 2018, Vientos del verso. Lo publicó a través de la Fussión Editorial en una edición de bolsillo en rústica, con cubiertas solapadas y púlcramente brillante que presentaba enmarcada una fotografía en blanco y negro donde unas hojas se esparcían volando sobre una calle. Contaba con una introducción de la poeta jienense Rocío Biedma, la cual hacía hincapié es la constante estética de Portillo de buscar siempre la palabra y la estética bella, así como el amor en cuanto a la belleza. Al mismo tiempo, Biedma le ataba a algo que, es cierto, se hace evidente en este poemario, los fuertes lazos que mantiene el autor con los poetas clásicos, como Gloria Fuertes, Antonio Machado o Miguel Hernández, del que no hay duda sobre que el propio título del libro, Vientos del verso, nos recuerda mucho a aquel otro de Hernández llamado Vientos del pueblo, publicado en 1937.

Es cierto que en el poemario van a haber tanto referencias como dedicatorias a los citados Gloria Fuertes, Machado y Hernández, pero también aparecerán Quevedo, Góngora, José Zorrilla, Walt Whitman, Saint-Exupéry, García Lorca y Cervantes. Hay que recordar que la atracción por la poesía de Portillo se basa desde joven precisamente en su admiración y disfrute de los poetas clásicos españoles. No es de extrañar que en estos poemas aparezcan estos, aunque se le cuelen dos que no eran españoles, no obstante, toda una vida dedicado a la poesía evidentemente le ha hecho acercarse a todo tipo de poetas, sin distinción de nacimiento.

El poemario contiene principalmente poemas breves de arte menor (octosílabos o de menos sílabas), aunque aparecen poemas largos que combinan versos cortos y largos siguiendo un ritmo anímico en el poema, como en el romanticismo, o bien los versos cortos sirven a veces para tomar impulso de un verso que lleva a una idea de arrebato. 

Agresivas,
las colmenas de cemento
se reparten
un minúsculo jardín enfermo. Pugnan
por conquistar el cielo como cohetes.
(...)
 
A lo largo de todo el poemario existe una contraposición entre la vida en el mundo natural o rural y la vida en el mundo urbano, siendo el mundo natural o rural el de la libertad y el que le da sosiego a la persona y le devuelve su humanidad, mientras que la ciudad le aliena y se la quita. 

Y perderse.
Abandonar el cemento,
huir al campo sin fronteras.
De donde todo proviene.
Dejar este calabozo
que sitia cual jauría de lobos.
(...)

Pero también contiene poemas sociales, haciéndose eco del propio ser de buena parte de la obra poética de Miguel Hernández, así por ejemplo Portillo nos dará un poema contra el maltrato a la mujer, "¡Gritad!, ¡oh, estrellas de la vida!", o bien otro contra la pederastia, "Para defender vuestra dicha", o bien denuncia la barbarie de la guerra y el fascismo en el poema que el dedica a Lorca, "Hoy y por siempre". Pero también contiene poemas de amor.

(...)
Las miradas provocan remolinos en el aire
que esparcen mis caricias por tu seda.
Y surgen
los besos del alma en la noche de tu pelo.

Tras publicar previamente a Vientos del verso dos poemarios que recopila sus poemas de adolescencia y de juventud da la sensación que en este poemario compila los que consideró sus mejores poemas posteriores a esa etapa, lo que le da ese carácter en el que aparecen diversas direcciones temáticas, aunque en general el poemario está atravesado de parte a parte, y ese es el elemento que le da cohesión, por esa contraposición citada del mundo rural y natural como humanizador del humano, y el mundo urbano como deshumanizador del humano. 
 
Me acuerdo...
de esos campos ondulados, donde la vida
y la esperanza se esparcían en el aire
como fragancia frágil.
(...)
 
Nos invita a un reencuentro con nosotros mismos regresando a los orígenes y a la sencillez humana. No faltan en ese regreso visitas a Cádiz y su bahía, La Habana y su malecón, el mar, Soria, los campos del Duero o Alcalá de Henares con Quijote y Sancho Panza incluidos.  

Un libro sosegado y limpio que, es verdad, busca la belleza de estética, imágenes y lenguaje, aunque yo le añadiría su importancia en esa invitación de vuelta a un mundo más natural.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

1 comentario:

  1. Estimado Canichu Espía del Bar, muchas gracias por esta reseña generosa que haces de "Vientos del Verso", mi tercer poemario publicado en 2018, en el que das con una de las claves del citado texto, a saber, la vuelta a lo natural, a lo original y verdadero, a lo sencillo y honesto pues el mundo es excesivamente artificial y el ser humano deja de ser la referencia única.

    Salud, fraternidad y poesía.

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