sábado, 30 de noviembre de 2024

Tras el cristal oscuro

Título: Tras el cristal oscuro.
Autora: Jennyfer Barrachina.
Editora: Genoveva Barrachina (Jennyfer Barrachina, autoedición; en colaboración con el Centro Asesor de la Mujer de Alcalá de Henares, el Ayuntamiento de Alcalá de Henares y la Universidad de Alcalá de Henares)
Impresor: Manuel Ballesteros Industrias Gráficas, S.L.
Año de publicación: 2002 (1ª edición; prólogo de  Daniel Salgado Leia; introducción de Jennyfer Barrachina; palabras de solapa y contracubierta de Silvia Pontero y Mario del Pozo).
Género: Poesía.
ISBN: 978-84-607-4877-4

 

Entre las autoras de Alcalá de Henares conocidas con pseudónimo se encuentra Jennyfer Barrachina, cuyo nombre real es Genoveva Barrachina Moreno. Ella misma autoplicó en 2002 el poemario Tras el cristal oscuro, en cuya publicación se implicaron Centro Asesor de la Mujer de Alcalá de Henares, el Ayuntamiento de Alcalá de Henares y la Universidad de Alcalá de Henares. Tenía un prólogo de Daniel Salgado Leia que analizaba la obra, y un texto de Mario del Pozo en una de las solapas de la cubierta y en contracubierta sobre la trayectoria literaria de la autora, y otro texto en solapa de Silvia Pontero describiendo a la autora y al libro. Barrachina nació en Madrid en 1963. Cursó estudios de Literatura y Psicología Social. Reside en Alcalá de Henares y aquí elaboró cierta actividad literaria a nivel local colaborando con las revistas Duende y Fierabrás, que era habitual encontrar de manera gratuita en cafeterías y bibliotecas públicas en la décadas de 1990 y 2000. Fue a partir del comienzo del siglo XXI que se animó a participar de manera abierta al público con su propia literatura. Aunque hubiera escrito  desde su juventud, como se ve le llega tardíamente su producción al lector. En 2000 ganó su primer concurso literario organizado por la Comunidad Autónoma de Madrid, y lo hizo con un poema contra los malos tratos a la mujer. En 2001 ganó un premio de relato erótico y hasta cuatro premios de poesía. Aquellos los ganó con poesías dedicadas al erotismo, a la inmigración y otros temas. En 2002 ganó un concurso literario de relato breve con un relato dedicado a la igualdad de género que convocó el Centro Asesor de la Mujer de Alcalá de Henares, que es el mismo que se implicaría ese mismo año en publicar el libro del que hoy hablamos, como ya se ha dicho. También ese año ganó otro concurso de relato breve con un relato dedicado a la infidelidad desde lo psicológico y lo social. 
 
Tras el cristal oscuro contenía los poemas ganadores de los concursos entre otros. Evidentemente se trataría de un primer libro publicado y ella, como otros autores que al hacerlo buscan recopilar lo que durante años anteriores han escrito o seleccionar lo que consideran lo mejor de aquello. Contaba con una ilustración de cubierta sin firmar donde numerosos garabatos se salían de un recuadrado que podría recordar hasta cierto punto el bocadillo de los cómic al hablar los personas, y del cual se salía o entraba una sombra negra. Aparente metáfora visual de la psicología de las personas en tiempos de incertidumbre y confusión. Contaba con un papel de alta calidad y gramaje, haciéndose notar quizá el peso que tuvieron en ese momento las instituciones que colaboraron. La propia Barrachina añadía a las palabras de aquellos que la prologaron una introducción propia donde incluso se citaba a sí misma para introducirnos la introducción: "La vida tiene su memoria en algún rincón del alma. No cometemos el error de desconocer a nuestros semejantes, sino el de pensar que podemos cambiarlos". Sin embargo, esas palabras se vuelven crípticas y quizá un mensaje a alguien, pues e su introducción ella reflexiona sobre qué significa escribir para ella y cual es el efecto psicológico que le produce en forma de liberación ante lo que la abruma. Cita allí que alguien le habló qué le resultaba a sí escribir, alguien, dice ella, a quien quiso más que a ella misma. Puede que justo en la lectura entre líneas, justo en lo que no se dice explícitamente, esté la clave de los poemas de este libro.

Aún escribe Barrachina una segunda introducción que fecha en mayo de 2002, tras la dedicatoria a hijos y seres queridos donde afirma que la ayudaron a sobrevivir. Se evidencia así que ella ha sufrido un fuerte trauma o acontecimiento traumático en el que el acto de escribir le ha resultado psicológicamente liberador. Sin embargo, no nos confiesa el trauma, sólo su existencia y su superación aparente. En esa segunda introducción reflexiona más íntimamente sobre las pasiones humanas, la soledad, la melancolía, el sufrimiento y... y se detiene específicamente a reflexionar sobre la pasión como algo que arrasa y que además afecta a la memoria. Es significativo que este texto, que nos vuelve a hablar entre líneas diciéndonos algo sin contarlo de manera explícita, es cerrado seguido de un poema anexo titulado "Maltratada por tu amor negro", donde se pueden leer versos como: 

(...)
No hay dudas sobre las sombras negras: 
todas son negras, negras oscuras, negras...
El dolor ya no camina con mis pies
sobre las espigas de acero. También es negro.
(...)

Escribirá otra especie de introducción en donde ella divide el poemario en una segunda parte. Se dirige en segunda persona de singular al lector o a ella misma en reflexión, que es lo más probable. Ahí cabila sobre la memoria y cómo esta puede variar los hechos pasados, pero sobre todo sobre la reflexión de lo que se recuerda cuando se encuentra sola, en el sentido de una soledad vital, de que ha llegado a un momento de su vida en el que se encuentra sola. "El alma del poeta se sale del mundo. / Divaga", dirá en uno de los poemas de esa segunda parte.

La poesía de Barrachina tiende al arte mayor de la métrica larga y a los poemas extensos, aunque en alguna ocasión, como en un mar de olas, intercala poemas más o menos breves en arte menor, e incluso aparecen algunos caligramas cuyas formas estéticas añaden significado al poema. Se trata de una poesía muy reflexiva, de pensamientos íntimos y personales que indagan en la psicología de la persona, poniendo como punto de partida la voz y persona de la propia autora. 
 
Yo, tan sólo soy un alma de piedra
que arrastra cadenas.
Un hueco sin respiro.
Arena de angustia que transpira la piel.
Carne sin beso abrazada por fantasmas.
Veneno de soledad.
(...)

Atraviesa el poemario un profundo sentimiento de soledad tras la perdida de alguien que llenó su vida. Confiesa en algún verso que la pérdida es por la muerte del otro. Ha sido la existencia del otro compartiendo vida con ella lo que ella entiende y ha vivido como una parte de sí, por lo que ha muerto una parte de ella. En un profunda melancolía lucha por conservar la memoria intacta, pero la memoria se mueve.

(...)
Tú y yo viviremos eternamente en el eco del camino recorrido.
Siento una piedra en el pecho... pero no quiero tocarte:
el más mínimo roce podría dañarnos en el despertar del sueño.
(...)

Con un lenguaje rico en símiles, alegorías y metáforas, que explora su interior emocional con profundidad, crea bellas imágenes materiales para recrear las emociones inmateriales que la embargan. Pero en medio de esta temática de soledad y lucha contra la memoria para que se conserve vivo quien era parte de ella, aparecen los mencionados poemas ganadores y otros de etapas anteriores de la vida, en algunos se desprende el amor vivo posiblemente por la misma persona que falleció. Entre esos poemas está el poema "A Federico", dedicado a Federico García Lorca, cuyo estilo literario está muy alejado del de ella, aunque ella experimente con los caligramas. También está "Poesía", describiendo el amor de ella y la otra persona. O también "Sonrisa de mujer", dedicada a una mujer en general que sufre porque no se cree fuerte y capaz y la poeta la insta a descubrir su propia fuerza, lo que se puede entender quizá como un poema contra el maltrato, o bien, al quedar abierto el porqué de ese sufrimiento se puede entender también como un poema feminista para que las mujeres que se creen incapaces por sí solas de andar por la vida se autovaloren o, como se ha popularizado en los últimos años: se empoderen. 

Quizá por todo ello le valió la atención del Centro Asesor de la Mujer. Para quien esto escribe el poemario cobra su principal fuerza y valor cuando ella nos escribe desde una sinceridad llena de imágenes poéticas sobre esa pasión arrolladora que la abruma de soledad en combate con la resistencia a olvidar o cambiar el recuerdo del ser amado fallecido. Un combate que, por otro lado, es el que le alimenta el sentimiento de soledad. Falta la etapa, quizá, de la aceptación del cambio, que no es en absoluto el rechazo al ido, sino la aceptación de una nueva etapa por la imposibilidad de la continuidad de la etapa anterior en la vida. Eso queda reflejado en numerosos poemas del libro, pero crea unos poemas con cierta fuerza gracias al manejo que tiene la autora para sugerir y describir sus emociones.
 
Voy saludando escombros de esquinas y rincones
por el sabor añejo del tiempo, y no oigo nada...
toda esta prisa por terminarlo todo,
todo ese silencio que se fragmenta en punzantes palabras,
toda esa quietud mayúscula, solemne, obsesiva,
excéntrica, casi enfermiza, que mastica mis miembros...
y toda esa prisa por terminarlo todo.
(...)
 

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

No hay comentarios:

Publicar un comentario