sábado, 4 de abril de 2020

Para y sueña

Título: Para y sueña
Autora: Mariana Romero-Nieva. 
Edita: Asociación de Escritores de Madrid. 
Año de publicación: 2015 (1ª edición).
Género: Poesía.  
ISBN: 978-84-943808-4-6

Ya conocemos a Mariana Romero-Nieva (1933), en esta ocasión vamos a hablar del que fue su tercer libro, el poemario Para y sueña, publicado por la Asociación de Escritores de Madrid en 2015, quizá el mejor o uno de sus mejores libros hasta la fecha. Al igual que con el resto de sus libros, Mariana, en su enorme generosidad y humanidad, dona íntegro los beneficios de sus ventas a Caritas, para que su diócesis los reparta o use como mejor crea en ayuda de los más necesitados. Fue un libro presentado en el bar El Laboratorio, donde lo adquirió semanas después quien aquí escribe la reseña.

El libro salió a la luz en tapa blanda solapada, con fondo verde esmeralda degradado y el perfil de una mujer joven en un dibujo infográfico. El libro contaba con una introducción de la autora y un poema previo de presentación antes de pasar al grueso dividido en dos partes, "Desenredando recuerdos" y "Los vapores del alma". Como el título del libro indica, el poemario está dedicado a una poesía donde la autora se para en la reflexión en determinados momentos de su vida y se hace preguntas y esperanzas sobre su futuro o sobre su presente más inmediato. Varios de los poemas tendrán impregnado un carácter de creencia religiosa, mientras otros caen en la duda existencialista (pero sin caer en dar lugar a confusión con una duda existencialista que invalide la fe en Dios que demuestra en los otros poemas, simplemente no se menciona el tema, pero no se niega dentro de esas dudas), y luego existen otros poemas de carácter más apegado a su tierra de procedencia, La Mancha, por extensión de su propia juventud y personas de su vida, por ende: una vez más de la fugacidad del tiempo y la pregunta sobre qué será el futuro y qué es la vida. Algunos de los poemas requieren de explicaciones breves de la autora acerca del origen de su composición, que suele estar relacionado con alguna persona concreta que ha pasado por su vida marcándola como para inspirarla unos versos, tal es el caso de una niña huérfana, un hombre de campo que servía a su familia cuando era niña o su madre, por ejemplo.

La primera parte, "Desenredando recuerdos", recopila poemas escritos por la autora en tiempos más jóvenes, algunos, según confiesa ella misma en el prólogo, ya lejanos en el tiempo. Son poemas que contienen una alta influencia de la poesía clásica española decimonónica y romántica. A través de varios versos y rimas podemos intuir lecturas de Espronceda, el Duque de Rivas o de Zorrilla, por ejemplo. En general están compuestos en métrica menor, con preferencia por los versos de ocho sílabas, aunque los de nueve también abundan. Las rimas suelen aparecer en cuarteta, pero también en copla y en algún caso en seguidilla, es por ellos que la rima asonante prima.

En este primer bloque es donde aparecen un mayor número de poemas de carácter íntimo religioso. Presenta su relación con Dios de manera personal, su vivencia de Dios, como por ejemplo en el poema "Sólo a ti", donde le confiesa a Dios confiando su ser a él todos los padecimientos que sufre por la enfermedad que atraviesa su madre en sus últimos años.

"Quiero que veas mi Cristo
cómo me punza esta espina,
esta herida de mi alma
tiene sabor de agonía. 
(...)"

Veremos una intimidad de confesión a Dios en el poema "Amarga duda", donde la poeta se encuentra ante una angustia asfixiante necesitada de respuestas y de cierta libertad que le otorgue el saber aquello que al no saberlo le oprime, transforma a Dios en esa angustia en un confidente de primer orden, como si de un confidente más allá de lo sacro se tratara. Un intimísimo amigo al que confiarle sus desvelos. Pero también tenemos expresiones alegres en este corte de poema religioso, como en el poema "Visitemos a María", compuesto a modo de villancico largo. En él ella cobra la voz de una pastorcilla que va a adorar al niño Jesús y le lleva regalos, siendo el poema la exhortación que hace a otros pastores a imitarla y la narración que hace de los bienes que lleva para la Virgen María.

Aún con todo, no se podría decir que es un poemario religioso, aunque evidentemente haya poemas directamente con sentimentalidad religiosa. Tiene un componente claramente conservador desde un punto de vista amable, simplemente tal como surge: desde la cotidianidad de la vida y de la vivencia, como el ya citado poema al gañán que servía a la familia o bien el compuesto desde el punto de vista de la hermana que asiste a la boda de su hermana y describe cómo prepara la ceremonia el padre, desde un punto de vista tradicional y rural. Pero el libro no debe ser prejuzgado, porque, aparte de que remarco que el punto de vista es el de la vida común desde un punto de vista de unas vivencias determinadas a lo largo de una trayectoria vital, amable, sin conflicto, simplemente asumido como parte de su emocionalidad, tiene también claras, clarísimas, defensas firmes por ejemplo de lo que llamamos hoy día feminismo, igualdad de género y libertad. Hay dos poemas muy explícitos en ese sentido, cada uno ubicado en sendas partes del libro, aunque en realidad, si uno lee profundamente los poemas se da cuenta que en realidad ese sabor de independencia y de libertad femenina se encuentra en la autora, aunque haya poemas donde se adopten posturas que en nuestros días se asocian a una mujer dedicada a su familia, queda claro en el poemario que lo que se hace se hace por decisión propia y decidida de quien escribe, con amor y con gran carga sentimental y emocional hacia las personas a las que se siente atada por, precisamente, el amor. Ya sea su padre, su madre, su pareja o las personas que aparecieron por el camino y la marcaron. Pero, volviendo a los dos poemas claramente reivindicativos con el feminismo y la igualdad de género, tenemos por un lado "Risa y llanto", donde denuncia la violencia machista al dedicarle el poema a una mujer real maltratada por su esposo. Tiene este poema alguna resonancia de imágenes propias de Lorca, todo sea que la protagonista es andaluza, en concreto de Sevilla, por referencias a la Giralda. La autora llama a reclamar y recobrar su libertad a la mujer maltratada. Es un poema extenso, que queda bien recogido metafóricamente en su última cuartilla:

"(...)
Si naciste cascabel,
que no te fundan campana,
sé mejor agua que corre,
no fuentecilla encharcada"

El otro poema claramente reivindicativo en este sentido es "A la mujer". En este reclama la figura de la mujer como perfectamente válida en igualdad de condiciones intelectuales y físicas para hacer las mismas labores, pero más allá para que la mujer sea libre para que sea lo que ella desee ser, desde militar con un fusil a madre de sus hijos, desde doctora a mujer que plancha, desde quien pilota un avión a quien es alcaldesa, esposa o poeta, sin que nadie ni nada le consigne qué debe o qué no debe ser.

Quizá el poema que alcanza la máxima perfección en la primera parte, en esos poemas de juventud, es el largo poema "Entré", que combina unos primeros versos en métrica mayor con los de métrica menor. Aquí ya deja prefigurada una de las características de la poesía de Mariana, la melancolía, una tristeza ante la fragilidad de la vida, ante el hecho de la muerte física. Es importante destacar el asunto de la muerte física, pues siempre queda un poso de esperanza del reencuentro en el Más Allá, en la vida ultraterrena. El poema narra cómo tras dar un paseo una mañana de domingo al fin se decide a entrar en el cementerio, el cual recorre hasta encontrar la tumba de su ser querido fallecido, sin darnos detalles de cuál de ellos pudiera ser, tal vez la madre, tal vez otro. En realidad va enumerando según va pasando tumbas las posibles vidas de cada uno de los difuntos, por lo que viene a recoger un tema clásico de la poesía desde la Edad Antigua, la vida terrena como vanidad de vanidades, la muerte como igualadora de todos, jóvenes y viejos, sanos y enfermos, pacíficos y violentos, guapas y feas, ricos y pobres. No es tanto esta vez un canto religioso, sino más bien una llamada de atención sobre la fugacidad de la vida. Los dos últimos versos hablan directamente al lector: "¡Ama a todo lo nacido / hermano de vida y muerte!". Es un poema de vida, por más que es un poema que recuerda el lado lúgubre de la misma.

La segunda parte, "Los vapores del alma", corresponde a los poemas más recientes que había escrito Mariana para aquel año 2015, no hay que olvidar que previamente ya tenía otros dos libros, Las huellas (2010) y Por las escaleras del aire (2014). Aquí aparecerán algunos poemas con referencias a La Mancha, quizá como retorno a su propia juventud, pero sobre todo a su pasado y los seres queridos que quedaron allá. No obstante, si la primera parte recordaba a un gañán que servía en su casa cuando ella era niña, el último poema de la segunda parte cerrará el círculo al dedicarlo a una conversación entre una pareja de agricultores de La Mancha, con expresiones lingüísticas de la tierra y referencias al vino manchego, al más puro estilo de la poesía regionalista que se dio en las primeras décadas del siglo XX, especialmente en la década de nacimiento de la autora, la de 1930.

La gaviota como símbolo de libertad y la Luna como metáfora y símbolo a algo y a alguien muy unido a ella y desaparecido con promesa de reencuentro siempre por cumplirse y nunca cumplido en el momento actual, son dos de los recursos que mueven todo el conjunto de este bloque de poemas.

En estos poemas la autora se ha vuelto más existencialista. Es consciente del paso del tiempo, de la vejez y de lo temporal de la vida terrena.

"(...)
Perdí el gusto por las cosas,
el ayer que yo enhebraba
he perdido, con los años,
ese ayer que yo soñaba.
La niña de rizos de oro
es una mujer con rizos de plata.
(...)"

Soñar le devuelve el pasado y eso la hace sentir revivir en más de una ocasión tiempo de mayor juventud o de otros bríos y con personas ya desaparecidas.

"(...)
Profunda noche sin luna,
oliendo a tierra mojada,
en los brazos de Morfeo
sueños de amores me abrazan.
(...)"

Se queja amarga de la muerte, que se ha llevado a seres queridos, no olvidemos que biográficamente Mariana en el siguiente poemario recordará innumerables veces a su esposo, mientras que en este, si bien es más que evidente que también está presente, aparecen personas en la primera parte como su padre y su madre o la probable mención de alguien muy joven también desaparecido, que no sabemos muy bien quien es, no hay gran referencia. En otro poema de esta segunda parte dirá: "(...) Todas las ilusiones cortadas. / ¡Qué mal gusto tiene la muerte! (...)". Sin embargo, pese a todo ello, ella se muestra combativa y vital llena de vida, a sabiendas de que vivir es esperar ante el futuro reencuentro, por tanto, hay que disfrutar. En este sentido, en el poema que sucede a este se lee: "Vivir sin prisas / (...) / Envuelta en la tiniebla de la noche / (...) / Y mi alma impávida, serena / embriagada de amor y de añoranza / golpea el embeleso de mi espíritu / que resbala por la sima de una ausencia / larga, larga, larga...". En otros poemas se muestra expectante del sonido de unos pasos del pasado que vuelven y no lo hacen, o también a la espera de algo que no termina de llegar, o en el recuerdo de alguien amado. Está ya la melancolía que caracteriza su siguiente poemario, Vuelan versos con alas rotas (2017), muy presente en estos poemas. Pero es una melancolía con cierto trasfondo de esperanza, de confianza en que no se ha perdido del todo a quien se quería, pues habrá reencuentro prometido.

Eso sí, en esta segunda parte Mariana aparece más dubitativa que en sus poemas de juventud. Ya no afirma tajantemente algunas de las afirmaciones del primer poemario. La experiencia y el paso del tiempo la han hecho más cauta. Y aunque duda de cuál será su futuro, según afirma en uno de los poemas, se afirma como poeta en otro de los poemas que reproduce en parte en la contraportada del libro, y es eso lo que le da sentido y la llena de vida. Una vez más afirma con rotundidad su libertad.

"(...)
Tengo la pluma en la mano
y el papel sobre la mesa:
que nadie me llame loca
porque he nacido poeta,
bordadora de palabras,
enhebradora de letras."

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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