jueves, 17 de diciembre de 2020

Historia general índica

Título: Historia general índica, también llamada Crónica de la Historia índica, también Historia índica e Historia de los incas.
Autor: Pedro Sarmiento de Gamboa.
Editor (mecenas): Francisco Álvarez de Toledo, V Virrey de Perú.
Impresor: Virreinato del Perú.
Año de publicación: 1572. (1ª edición, incompleta)
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Título: Historia de los incas.
Autor: Pedro Sarmiento de Gamboa.
Editorial: Miraguano.
Año de publicación: 2013 (1ª edición).
Género: Historia.
ISBN: 978-84-78132287

 

Si hace pocos días presentábamos a un autor alcalaíno del siglo XVI, Antonio de Solís, cuya efigie está en un monumento de la Plaza de los Santos Niños de Alcalá de Henares dedicado en 1986 al descubrimiento de América en torno a esta ciudad, con un astrolabio como centro del monumento,  ese monumento contiene otras dos caras en bronce relacionadas con esa Historia, estos no son tan autores de obras como Solís, no destacaron tanto por ello, quiero decir, pero también tienen obras escritas y son importantes, pues aportan muchos datos y fueron grandes referentes a lo largo de varios siglos. No se trata de Pedro Quadrado (Pedro Cuadrado) también alcalaíno, el cual fue un soldado de Hernán Cortés en la conquista del Imperio Azteca y que tras la guerra acabada en 1522 ascendió militarmente hasta el punto de recibir el encargo del rey de llevar plantas de cáñamo para poder solucionar el problema de surtir y reparar velas de barco sin necesidad de recurrir a la exportación desde España. Cuadrado llevó plantas de marihuana, que son originarias de Asia, y fue con eso su introductor en América, dando por caso que en una de sus cartas se complace de que desde que terminó la guerra los indios son más felices en el trabajo cuando la fuman. Pedro Cuadrado, hasta donde yo sé, no tiene ningún homenaje en la ciudad. En realidad los otros dos son el propio Cristóbal Colón, cuyos diarios de a bordo fueron uno de los libros más leídos en su época y que sigue siendo un libro de referencia hoy día en los estudios americanos, de él ya hablaremos, y el otro es Pedro Sarmiento de Gamboa. Es de Pedro Sarmiento de Gamboa de quien vamos a hablar hoy.

Pedro Sarmiento de Gamboa nació probablemente de manera accidental en Alcalá de Henares en algún momento entre 1530 y 1532. Su padre era gallego y su madre era vasca, él pasó su infancia y juventud en la casa paterna en Galicia, por eso mismo hay personas que creen que en realidad nacería en Pontevedra, en Galicia, pero la realidad es que Pedro Sarmiento fue juzgado varias veces a lo largo de su vida y en uno de los procesos de la Inquisición contra él que se conservan, ante la pregunta de dónde es natural, él contestó ser de Alcalá de Henares, razón por la que sus biógrafos dan credibilidad a ese nacimiento y forman la teoría de ser un nacimiento en un hipotético viaje de sus padres, o bien en una estancia de sus padres fuera de sus tierras de origen por algún motivo que no conocemos. Del mismo modo, Sarmiento tenía conocimientos de Astronomía, Náutica, Matemáticas y Geografía, hay quien piensa que debió adquirirlos en América, pero hay historiadores que opinan que debió obtenerlos en una Universidad de la península Ibérica y, en ese sentido, la más probable en esos momentos podía ser la Universidad de Alcalá de Henares. Sea como sea, sí se sabe que hasta los 18 años vivió con su padre en Pontevedra y que después tiene unos años, pocos, que no sabemos muy bien qué hizo, tal vez es el tiempo de sus estudios, pero que entre 1550 y 1555 se alista en el ejército y con eso viaja por Europa al servicio de Carlos I y sus campañas militares. 

Regresado a España en 1555, año del final del reinado de Carlos I y comienzo del de Felipe II, Sarmiento de Gamboa se embarca hacia América. Se estableció en México y fue allí donde solo dos años después, en 1557, entró en problemas con la Inquisición. Sabemos que ya entonces se dedicaba a escribir, pues el motivo por el que fue juzgado fue haber parodiado un auto de fe a favor de los sobrinos del obispo de Tlaxcala. Fue azotado y desterrado, así pues se marchó al Virreinato de Perú, que estaba en un periodo fructífero tras haber superado la conquista y las guerras civiles entre los conquistadores. A través del Virrey de Perú, el marqués de Cañete, le fue dada la cátedra de Gramática, con lo que volvemos a saber que tenía conocimientos universitarios y que escribía. Se transformó en una personalidad relevante en Lima, aunque comenzó a viajar por todo Perú. se hizo cosmógrafo, perfeccionó sus dotes de marino, realizó estudios de geografía sobre el terreno, estudió la astrología, siguió su carrera militar, entre otras cuestiones que le hizo muy conocido. Los sucesivos virreyes le tuvieron en consideración, siendo asesor de ellos, con el conde de Nieva, que fue el siguiente virrey, fue su consejero de estrategia, navegación e Historia, aparte de asesorarle en asuntos sentimentales personales. A este virrey terminaron asesinándole en 1564 en la calle por la noche. Sarmiento le había avisado que era peligroso salir de noche, siendo quien era y por los asuntos que salía. No se supo quién fue el asesino, pero inmediatamente los enemigos del virrey aprovecharon para intentar quitar de en medio a Sarmiento y le acusaron de nigromancia por sus estudios de la astrología y haber interpretado ellos su aviso al virrey sobre las salidas nocturnas como si fuera una predicción del futuro. Tal acusación le volvió a llevar ante un tribunal de la Inquisición. Acusado de magia negra y predicciones futurólogas fue condenado a cárcel y destierro en 1565, pero la sentencia no se cumplió y pudo marcharse a Cuzco.

El nuevo virrey, Lope García de Castro, fue convencido por las historias de los incas acerca de que hacia poniente (el Oeste, en el océano Pacífico) había islas con mucho oro y plata, una historia más como la que anteriormente circuló décadas atrás sobre que hacia el Este, en la selva Amazonas, existía El Dorado. También Sarmiento de Gamboa fue convencido y fue este el que le propuso al nuevo virrey buscar estas islas en 1567. El virrey nombró capitán y jefe de la flota a su sobrino, Álvaro de Mendaña, lo que dejaba en un segundo plano a Sarmiento, que en todo caso tuvo el mando de uno de los barcos. El virrey ordenó a su sobrino consultar y obedecer a Sarmiento, pues era Sarmiento quien debía dirigir la expedición con sus conocimientos. Una vez en el mar, Mendaña no quiso hacer caso a Sarmiento y desestimó sus cálculos, tomando por ruta los cálculos que él mismo había realizado. A causa de esa desviación en lugar de descubrirse Australia en el siglo XVI, que es lo que hubiera ocurrido de hacer caso a Sarmiento (se descubrió en el siglo XVIII por parte de los ingleses, con Coock), se descubrieron las Islas Salomón y las Vanuatu. La orden del virrey era explorar y poblar las islas que se descubrieses, pero una vez más Mendaña desobedeció y comenzó el regreso a Perú, ante una tripulación que amenazaba motín tras varias muertes por enfermedad y enfrentamientos con los nativos. Sarmiento se quejó y terminó siendo preso de Mendaña en 1569. Para entonces el nuevo virrey era Francisco Álvarez de Toledo, enterado de los sucesos liberó a Sarmiento y mandó a juzgar a ambos. En el proceso Sarmiento supo defenderse y quedó en total libertad, pero a pesar de que deseaba regresar a España para dar cuentas al rey, Álvarez de Toledo quiso aprovechar todos sus conocimientos y lo llevó consigo a recorrer Perú con un objetivo político y propagandístico.

La idea de Álvarez de Toledo era consolidar el virreinato y su autoridad, no siempre estable desde las guerras civiles. Para eso se planteó conocer todo el territorio, darse a conocer, crear obras útiles donde se necesitase y escribir una historia general cuyo objetivo era claramente propagandístico: legitimar el gobierno español partiendo de la tesis de que los incas eran extranjeros en Perú antes que ellos y que los incas habían usurpado y tiranizado a los pueblos de todos aquellos territorios. En este viaje de 1570 a 1575 nace la obra literaria de la que hoy hablamos, Historia general índica, también llamada Crónica de la Historia índica, también Historia índica e Historia de los incas, hoy llamada Historia de los incas (para la cual tomo por referencia la edición de 2013 de la editorial Miraguano). Este libro se cree que está inacabado y que no se llegó a terminar de escribir, pero también se cree que lo inexplorado de múltiples archivos y bibliotecas americanas y españolas de estas épocas hacen que quepa la posibilidad de que simplemente la parte que falta sí exista pero no se conozca hoy día. De hecho, no se sabía gran cosa de las dotes de escritor de Sarmiento de Gamboa hasta inicios del siglo XX. Como sea, este libro que sí conservamos dice ser la segunda parte y está escrito en 1572, pero fue descubierto su existencia en el comienzo del siglo XX.

Para la escritura de este libro, a lo largo de ese viaje, llamado la Visita General, Sarmiento de Gamboa habló con todos los indios que pudo, especialmente los ancianos, para hablar del Imperio Inca y su funcionamiento, así como buscando recuerdos y tradiciones orales de antes de ese imperio. Para las encuestas establecidos se buscaba preferentemente a los ancianos con más autoridad allá donde llegaban.  También hablaban con todos aquellos españoles supervivientes y también ya ancianos de los primeros tiempos de la conquista y de las guerras civiles. Esto hace que sea una de las obras más documentadas de la época sobre la conquista del Imperio Inca, sin embargo no se partía con el método científico de formular una tesis, contrastarla con una antítesis y obtener una síntesis. Simplemente se partió de un deseo propagandístico que había que demostrar, por lo que todos los testimonios obtenidos fueron orientados a una interpretación que coincidiera con la del virrey. La teoría de los reyes incas como usurpadores y tiranos de su pueblo, por lo que los españoles habrían venido a acabar con la tiranía y traer justicia a los indios del Perú, se establecía en cuatro pasos en los que se articulaba el libro. Los gobernantes incas buscaban solo el beneficio personal, con eso se había pervertido la ley natural divina del buen gobierno, la sucesión de estos gobiernos se transformaba en algo ilegítimo, por ello era imposible la prescripción de su señorío. 

Si bien la segunda parte que hoy día conocemos trata de ese intento propagandístico de demostrar las razones por las cuales era legítimo el gobierno español a causa de la tiranía de los gobernantes incas, la primera parte, perdida, debía ser una descripción geográfica general del Perú, y la tercera parte, también perdida, debía tratar de los tiempos del evangelio, o sea de la Historia del Perú desde que gobernaban los españoles, lo que inevitablemente debía tocar los temas más espinosos de la guerra civil entre los hermanos Pizarro y Almagro. Si escribo que la primera y tercera parte están perdidas es por ser generoso con las teorías que creen que tal vez estén traspapeladas esperando su momento, al igual que la segunda parte no apareció físicamente hasta el comienzo del siglo XX, pues en esa segunda parte, en el prólogo dedicado a Felipe II, Sarmiento confiesa en 1572 que la primera y la tercera parte aún no estaban escritas. Cabe la posibilidad de que simplemente no se llegaran a escribir nunca. 

Como sea, a pesar de ser un documento relevante en cuanto a su mucha información a través de entrevistas personales a incas y a españoles del tiempo de la conquista, lo que ha hecho que sea un libro muy consultado desde su descubrimiento, hay que tener en cuenta que al leerlo tenemos que ser altamente críticos, pues su objetivo como crónica, no tanto como Historia, era un objetivo político, propagandístico, justificativo de lo hecho en aquella parte de América. Algunos historiadores peruanos, por ejemplo, son los más exigentes con la crítica y lo contrastan con los ayllus incas, sacando del contraste de ambas versiones algunas síntesis que a veces son contradictorias o que al completarse nos dan a ver un panorama mucho más complejo que las versiones de unos y otros sin cruzar. 

En todo caso, Inglaterra, la reina Isabel I, armó al corsario Francis Drake en 1577 con la idea de atacar a los españoles en América. Desde ese año y a lo largo de 1578 esto es lo que se produjo. Drake fue el segundo en dar la vuelta al mundo, después de Magallanes y Elcano, y para ello pasó por el estrecho de Magallanes, en Patagonia, y al subir el Pacífico fue arrasando las costas de Chile y el Perú. El virrey Álvarez de Toledo volvió a recurrir a Sarmiento, mandándole con otros capitanes en una flota para encontrar y acabar con Drake, pero Drake se escapó de ellos, se hizo con el galeón de Manila y siguió su camino de vuelta al mundo hacia Inglaterra. En todo caso, en 1579 Sarmiento recibió el encargo de dirigirse a la Patagonia, al Estrecho de Magallanes, y estimar si se podía levantar un fuerte defensivo allí. En enero de 1580 un temporal que mató a parte de su tripulación le forzó a regresar a El Callao, pero volvió a emprender el proyecto en febrero. En mayo se tuvo que enfrentar a un corsario francés. En agosto llegó a España tras explorar el estrecho. Informó al rey Felipe II y este le mandó de nuevo al estrecho de Magallanes para que fundase fuertes y ciudades. Zarpó en 1581 con los títulos de gobernador y capitán general de las ciudades que fundara, a pesar de que el proyecto no gustaba ni al Duque de Alba ni al Consejo de Indias.

En septiembre de 1581 una tormenta en medio del Atlántico le hundió tres barcos y regresó a España. Le mandaron volver a intentarlo en diciembre de ese año. En marzo de 1582 estaba en Río de Janeiro, con parte de su tripulación enferma y con bastantes bajas por varias causas en la travesía. Los jefes de la expedición se pelearon entre sí y eso empeoró todo. En noviembre volvieron a intentar llegar al sur. Temporales, enfermedades y otras penalidades hicieron que murieran la mayor parte de la flota y se perdieran casi todos los barcos. Llegaron tres barcos en febrero de 1583. Se fundó varias poblaciones y varios fuertes. Acto seguido Sarmiento se dirigió a Brasil para volver a ir a España en busca de alimentos y otras provisiones, ya que lo desapacible de la Patagonia y el estrecho de Magallanes había provocado la muerte por frío y por desnutrición de buena parte de los colonos. Sarmiento les prometió regresar con todo lo necesario.

Nuevas tormentas y el abandono de una parte de sus tripulantes, mataron a más de su gente y destruyeron sus barcos. Armado de barcos de nuevo en Brasil fue hecho prisionero por los corsarios ingleses de Walter Raleigh en 1586 y llevado a Inglaterra donde estuvo preso varios meses. La reina Isabel I le entregó un acuerdo de paz para Felipe II, y Sarmiento tuvo la mala suerte en su regreso de ser apresado en Francia por los hugonotes.  Felipe II se negó a pagar un rescate por él, pero pasado un tiempo lo pagó, fue liberado en 1590. Sarmiento llegó a la Corte obsesionado con ayudar a las trescientas personas que dejó en el estrecho de Magallanes, quería regresar para ayudarles, como prometió, pero para entonces ya se sabía que habían muerto casi todos de frío y hambre, un poco más de una quincena superviviente fue encontrada por un corsario inglés, que rescató a unos pocos y se llevó un cadáver desenterrado. Los mínimos que quedaron fueron ayudados por otras vías. A Sarmiento no le dejaron ir, pero su historia le hizo tener prestigio. Además había escrito unas cartas náuticas describiendo Patagonia y Magallanes con gran calidad que le hicieron ganar un prestigio muy alto. Felipe II le nombró Almirante de la Flota, para proteger los barcos de la carrera de Indias, en el Caribe, pero al zarpar de Lisboa en 1592 comenzó una enfermedad grave que hizo que le regresaran a tierra, donde murió. 

La obra escrita de Sarmiento es el libro mencionado sobre la segunda parte de Historia de los incas, más las cartas náuticas y las descripciones de Patagonia y del Estrecho de Magallanes y estrechos aledaños. Aparte de la crónica que aquí nos ocupa, tiene diecisiete cartas, diez relaciones, cinco memoriales, poesías y otros escritos cortos, más todo aquello que quizá hoy día esté en el olvido.

 

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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