lunes, 7 de febrero de 2022

Poesía

Título: Poesía.
Autor: Salvador de Madariaga.
Editorial: Espasa-Calpe.  
Año de publicación: 1989 (1ª edición; Prólogo de Dámaso Alonso).
Colección: Austral.
Nº de volumen en la colección: 89.
Género: Poesía.
ISBN: 978-8423918898.
 
Salvador de Madariaga cuenta en Alcalá de Henares con un parque, una calle y un monumento. Este escritor y político había nacido en La Coruña en 1886 y murió en Suiza, en Locarno, en 1978. No escribió ningún libro que tratara en concreto de Alcalá de Henares o que se ambientara en la ciudad, pero su unión literaria con Alcalá es vital en la Historia reciente, pues fue una de las grandes personalidades que defendió con sus escritos que regresara una universidad a Alcalá de Henares, la cual, como se sabe y ya hemos anotado en anteriores ocasiones, fue trasladada institucionalmente en 1836 a Madrid, allí permanecía con el nombre de Universidad Central y también como Universidad de Madrid. En Alcalá se quedaron los edificios históricos los cuales sufrieron una serie de problemáticas que llevaron a la ciudadanía alcalaína a mediados del siglo XIX a la creación de la Sociedad de Condueños para la compra de estos edificios con la idea de poder conservarlos. En ese intento conservador, muchos de los edificios pasaron a ser alquilados a la Iglesia y al Ejército a través del Ministerio de la Guerra, posterior de Defensa desde el último cuarto del siglo XX. Ya había ocurrido que el Colegio de San Ildefonso, o Universidad Cisneriana en su nombre popular, pasó a albergar un colegio religioso a manos de las escuelas pías desde los últimos treinta años del siglo XIX. A comienzos del siglo XX se restauró el Paraninfo y la Universidad Central trasladó diversos actos institucionales y simbólicos a ese lugar, mientras a la vez también se creó la Hostería del Estudiante, lo que llevó a una campaña turística y trajo como comensales ocasionales a gente como Lorca o Machado. Estos edificios sufrieron daños durante la guerra civil de 1936-1939, por lo que tuvieron que ser restaurados. En 1968, en parte gracias al pasado de estos edificios, Alcalá recibió el título de conjunto artístico histórico y se potenció más su interés turístico y artístico, a la par que se revalorizaba su Historia. En ese contexto surge la contribución de Madariaga. ¿Dónde publicó sus escritos si no están en libro? Fueron una serie de artículos periodísticos publicados desde su exilio en el periódico monárquico ABC. A ellos hay que sumar un poema publicado en prensa al que llamó "Coplas de alcalaínos".
 
Salvador de Madariaga se formó en Francia como ingeniero, aunque él se volcaba en formarse como literato. Gracias al posicionamiento de su familia también comenzó a formarse en política desde 1914. Conoció a numerosas personas altamente importantes en literatura y en política, como Ortega y Gasset, Fernando de los Ríos, Maeztu y otros. Admiró a Azaña como escritor y político, aunque Azaña no le tenía aprecio. Fue mandado de diplomático a Reino Unido, le dieron un puesto en la Sociedad de Naciones para representar a España, fue profesor en la Universidad de Oxford, posteriormente le hicieron embajador en Estados Unidos, le nombraron diputado durante la Segunda República. Madariaga era un republicano liberal, conservador, por lo que durante el bienio negro el gobierno de Lerroux le nombró Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes y luego Ministro de Justicia. Fue muy crítico con la huelga revolucionaria de octubre de 1934, pero también con que se metiera en la cárcel a Azaña por ella, siendo inocente. Criticó la invasión italiana a Abisinia, y también la de Japón a Manchuria, por lo que le apodaron Don Quijote de Manchuria. Al estallar la guerra civil se exilió en Reino Unido. Desde allí mantuvo el resto de su vida una actitud activa contra el franquismo y la dictadura. En dos ocasiones fue nominado al Premio Nobel de Literatura y en una al de la Paz, pero se dice que el propio gobierno de Franco torpedeó su elección. Tuvo una actitud anticomunista, solo por ello la dictadura abrió la mano con él en cuanto a que se le pudiera publicar en prensa española sus artículos, pero a la vez participó de encuentros contrarios a la dictadura, como el habido en Múnich en 1962. Solo regresó a España cuando murió Franco, pero no a finales de 1975, sino ya en 1976, donde se le dio un silla en la Real Academia Española. Murió en su casa de Locarno en 1978, aunque sus restos no fueron trasladados a España hasta 1991. 

Dado que los escritos suyos para Alcalá de Henares fueron en prensa, pongo aquí el libro antológico llamado Poesía, que prologó Dámaso Alonso en 1989 para la editorial Espasa-Calpe en la colección Austral, donde fue el volumen 89. Elijo este libro a consecuencia del poema citado que le dedicó a Alcalá, aunque su mayor peso fue en sus artículos periodísticos. Queda la espera de una obra completa de sus ensayos y artículos, los cuales son muy abundantes. También fue investigador como historiador y de la literatura. Tiene varias obras dedicadas a la Historia contemporánea de España, a la vida de Simón Bolívar, a la de Hernán Cortés, diversos estudios de El Quijote, de la vida de Cristóbal Colón, etcétera, por lo que por la naturaleza de algunas de estas investigaciones, por fuerza Alcalá de Henares aparece en varias de ellas. Es ineludible, por ejemplo, el nacimiento de Cervantes en Alcalá o la entrevista de Colón con los Reyes Católicos en la misma ciudad.

A finales de la década de 1950 la Universidad Central o de Madrid comenzaba a estar sobrepasada por la gran cantidad de estudiantes que acogía. Se planteaba ya por entonces la posibilidad de abrir nuevas universidades que ayudaran a descongestionar sus aulas y a repartir a los estudiantes sin concentrarlos a todos en un mismo punto de la capital. Alcalá de Henares estaba en ese momento en pleno crecimiento demográfico e industrial. Bien ubicada en las comunicaciones entre Madrid, Zaragoza y Barcelona, y con una sociedad que en ese momento se estaba movilizando para recuperar su esplendor cultural. En 1966 se instaló en la ciudad una Universidad Laboral, posterior Formación Profesional, lo que revitalizó el panorama estudiantil y obrero de la ciudad, cuestión bien estudiada por Carlos Mazarío, en La Universidad Laboral de Alcalá de Henares. Historia de una institución docente (1966-2016) (2017). El propio edificio central de la Universidad del siglo XVI ahora mismo acogía una escuela de formación de los funcionarios del régimen, la cual fue visitada por el entonces príncipe Juan Carlos de Borbón. Sin embargo, de lo que se estaba tratando ahora era de crear una nueva Universidad. En mayo de 1965 el gobierno lo declaró de manera expresa y desde entonces comenzaron a surgir diversos lugares que se postularon para acoger la sede. 

El rector de la Universidad Central, Gutiérrez Ríos, se postuló a favor de traer la nueva Universidad a Alcalá en gratitud por su pasado histórico, de la que se beneficiaba y del que nació la propia Universidad Central. En 1967 se recreó en el Patio Trilingüe del Colegio de San Ildefonso los estudios de Filosofía y Letras como extensión de la Universidad Central y en imitación a los estudios que dio comienzo el cardenal Cisneros en 1499. Una parte importante de la ciudadanía alcalaína comenzó a movilizarse de manera espontánea a favor de que trajeran la nueva Universidad a Alcalá. Esa nueva Universidad iba a ser la Autónoma, nombre marcado por un ideal falangista de nueva sociedad civil que remarcaría su autonomía de la Universidad Central. Entre tanto, la Universidad Central comenzó a ser llamada Universidad Complutense, haciendo referencia al viejo nombre de la Universidad de Alcalá, lo que molestó a aquel grupo de ciudadanos muy activos en este asunto y en el que figurarán nombres de personas que serán vitales en la Historia local tanto en ese tardofranquismo como en la Transición y primeros años de la democracia. Se empezaron a pegar carteles sin permiso intentando movilizar a la opinión pública en torno a cierto orgullo alcalaíno para que se reparara una injusticia histórica, que casi caía en un "nacionalismo" local, y que usaba al cardenal Cisneros y Cervantes, y que se sentían afrentados por Madrid. 

A lo largo de 1968 las propias autoridades del ayuntamiento de Alcalá, muchas de ellas aún gente de la vieja guardia franquista de la guerra civil, muy apegados a los ideales falangistas originales, se vieron sorprendidas por estas movilizaciones, hasta el punto que una visita de un ministro a los terrenos del Ejército del Aire del antiguo aeródromo se encontró con una manifestación no autorizada a favor de que no se acabara con la oportunidad de recuperar la Universidad. El ministro, López Rodó, manifestó su temor a que siendo Alcalá una ciudad industrial los estudiantes transformaran esta urbe en un foco de problemas políticos. Eran los años más activos de las protestas estudiantiles contra la dictadura. Además, había especuladores que hacían sus maniobras para ubicar la nueva Universidad donde a ellos les interesara. Eso forzó que de repente algunos de los más convencidos franquistas del ayuntamiento comenzaran un ligero distanciamiento al ver que el gobierno podía perjudicar a la ciudad y al ver que cada vez había más personas en la calle a favor de la Universidad. Aquella manifestación, represaliada, fue un antes y un después. El propio ayuntamiento se unió a estas reivindicaciones y en diciembre de 1968 los terrenos del Ejército del Aire se recuperaron y se pusieron a disposición del Ministerio de Educación. A aquel grupo de alcalaínos se les llamó Grupo del 69, y tiene la peculiaridad de tener en sí desde gente claramente posicionada con la dictadura hasta ese momento, como Félix Huerta o García Gutiérrez, posterior cronista de Alcalá, con gente que clandestinamente pertenecían a partidos de izquierda, como Lope Huerta, posterior alcalde por el PSOE. 

El rector de la Central hablaba a favor de Alcalá y en torno a él se posicionaron catedráticos e intelectuales. Entre esas personas apareció la figura de Salvador de Madariaga desde el exilio, mandando cartas y artículos al ABC. No fue la única persona de renombre ni el único periódico en publicar a favor de Alcalá. 
 
Entre los artículos de Madariaga, el primero decía:
 
"Una carta de Salvador de Madariaga.
La renovación de la Universidad española, en marcha, ha transcendido más allá de nuestras fronteras y en españoles, algunos de ellos ilustres, alejados desde hace años del suelo de la patria, y en muchas de sus ideas también alejados de las nuestras, pero de alma hispana irreversible, ha suscitado el interés que el noble empeño justifica. Así, el escritor don Salvador de Madariaga, desde Londres, nos ha dirigido esta carta en la que pide se restituya su antiguo esplendor a la Universidad de Alcalá de Henares.
Señor Director de ABC. Madrid.
Leo que se van a crear tres Universidades más. Ni que decir tiene que me parece de perlas. Espero que se me permita cooperar a su creación lanzando al ruedo un par de ideas.
Una de índole general: creo que es ya tiempo de que se dé a nuestras Universidades un arraigo regional. Hay que terminar con esos centros burocráticos, meros escaños del escalafón de catedráticos para subir hasta Madrid. Cada Universidad—salvo las actuales de Madrid, Salamanca y Barcelona—debe ser el cerebro de una región y crearse y recrearse en ella. Madrid, Salamanca y Barcelona deben ser Universidades nacionales.
Esto sentado, estimo que las Universidades nuevas de Madrid y Barcelona deben considerarse como los futuros «cerebros» de Castilla la Nueva y de Cataluña, y a tal fin deben instalarse en Alcalá de Henares y en Vich o en Gerona o en Tarragona. Sobre la catalana, los catalanes se pronunciarán con más conocimiento; pero sobre la castellana, no cabe duda. España le debe a Alcalá la Universidad que le quitó. Ha llegado el momento de reparar tan grave error.
Claro es que no dogmatizo. Mi propósito es iniciar un debate, y mi intención, restaurar un centro de enseñanza superior que fue en su día uno de los más ilustres de España y aún de Europa.
Atentamente, Salvador de Madariaga"
. (ABC, página 29, 3 de julio de 1968).
 
Pero en marzo de 1969 se decidió llevar la Universidad Autónoma al Goloso. El 14 de abril de 1969 el ayuntamiento pidió explicaciones al gobierno, y se dijo que posiblemente el Ministro de Educación, Villar Palasí, fuera el que tomó la decisión, mientras la prensa especulaba con la posibilidad de entramados económicos encubiertos con quienes vendieron sus terrenos. Aún así, se siguió la campaña para lograr la Universidad en Alcalá. Madariaga siguió escribiendo en prensa a favor de Alcalá y en esta primera afrenta fue cuando escribió su poema a Alcalá. Tal vez fue Carrero Blanco que tuvo más peso queriendo evitar focos de insurrección estudiantil al lado de focos industriales, querría evitar un mayo de 1968 en España, pero hoy por hoy no se puede confirmar esta teoría que apuntaba una revista digital de la Universidad de Alcalá en 1999.

Un grupo de jóvenes arquitectos plantearon levantar una Universidad en Alcalá al estilo de las norteamericanas con edificios a modo de facultades repartidos en un campus ajardinado. Entre tanto, la indignación crecía en las calles alcalaínas. Madariaga escribía en el ABC:

"Tan evidente es el derecho natural de Alcalá, tan inculta e injusta es la decisión de trasladarla [la universidad] a Madrid, que antaño se hizo en hora de triste recordación. [Por ello] el pueblo español desearía saber qué razones hay de tan formidable fuerza que hayan vencido a Cisneros y a Cervantes en el ánimo de los gobernantes: y si tan fuertes son, ¿por qué no se publican? Y si no se publican, ¿quién es El Goloso?"

Los movimientos políticos, administrativos y sociales por la consecución de la Universidad continuarían, abriéndose otra oportunidad también fallida entre 1972 y 1974. Fue en aquel 1974 que Madariaga en su obra Españoles de mi tiempo definía a Alcalá, desde su conocimiento previo al exilio, como "(...) un horno en verano y una nevera en invierno (...)", lo que hacía de los alcalaínos que logren "(...) por ambas influencias contrarias una singular impasibilidad". En torno a aquel año comenzaría al fin a darse una nueva oportunidad a crear dicha Universidad y definitivamente se aprobó. Las obras y los preparativos comenzarían a llevarse a cabo hasta que al fin fue instalada en 1977 como Universidad de nueva refundación, pues para disgusto de aquellos alcalaínos no fue devuelta la Universidad Complutense, ni siquiera su nombre, ni sus archivos históricos, por lo que la Universidad de Alcalá de Henares es una Universidad de nuevo cuño en buena parte reusando los edificios de la antigua Universidad y de la que se le reconoce su pasado desde el siglo XVI, por lo que comparte su Historia con la que hoy se llama Complutense en Madrid. 

El poema que escribió Madariaga en 1969, "Coplas de alcalaínos", no es un poema especialmente destacable, pese a ser una persona dos veces propuesta a Premio Nobel de Literatura. Se le entiende como un poema sarcástico y de activismo, si bien tiene un tono un tanto folclórico y sencillo. Sea como sea, es uno de los poemas que levanta ese amor patrio de los alcalaínos, aún sin ser alcalaíno Madariaga. El poema es: 

Que a Cisneros y a Cervantes
quitan lo que dieron antes,
Albalá contra albalá.
¿Por qué se deja Alcalá?

Que a Cervantes y a Cisneros
por hectáreas o dineros,
El Goloso vencer ha,
¿por qué se deja Alcalá?

Que sería vergonzoso
que venciera ese goloso
en lucha en que tanto va,
¿por qué se deja Alcalá?

Que si en la villa del oso
se ha escondido ese goloso,
el Buscón lo encontrará,
¿por qué se deja Alcalá?

Si las razones que da
para los alcalaínos
son coplas de Calaínos,
¿por qué se deja Alcalá?

Y si la Universidad,
en vez de una disciplina,
va a ser una golosina,
¿por qué se deja Alcalá?

Y pues Alcalá se deja
cuando en ello tanto va,
sobre qué Alcalá se queja?
Mal se queja quien se deja,
¿por qué se queja Alcalá?

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

 


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