sábado, 7 de mayo de 2022

Lo que queda entre los restos

Título: Lo que queda entre los restos.
Autor: David Vicente.
Editorial: Bala perdida.
Año de publicación: 2021 (1ª edición).
Colección: Poesía.
Nº de volumen en la colección: 33.
Género: Poesía.
ISBN: 978-84-124550-0-7.

 

Otro de los autores actuales de Alcalá de Henares bastante reconocido es David Vicente (Madrid, 1974), que aparece asociado a la Agencia Literaria y de Comunicación DosPasoss. Es Diplomado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense de Madrid y máster en Unión Europea, aunque él ha trabajado en el mundo editorial y de la comunicación como corrector, lector, asesor y editor, después de haber ejercido otros muchos trabajos muy diferentes. Ha sido el impulsor y director editorial de Ediciones Baladí. También ejerce como articulista en prensa, tal como el desaparecido Diario de Alcalá, o bien en revistas como Zenda, XLSemanal y Capakhine, y en bitácoras de Internet especializadas en literatura. Igualmente, por ese mismo medio, ha publicado varios relatos propios en revistas como Salamandria, Barataria, Vinalia Trippers o Los Noveles. En esta otra faceta de comunicación, ha sido jefe de redacción de Literalia Televisión. Cerrando un poco el comentario sobre su trayectoria más comunicativa, en los últimos años se ha dedicado a los cortometrajes y documentales sociales, como Rompamos con el maltrato, basado en El diario de Sara. Sin embargo, uno de los aspectos donde más se ha movido en estos últimos años es el teatro y la divulgación cultural a través de la enseñanza de la escritura creativa. Dentro del teatro ha adaptado una de sus novelas, Isbrük, llamando a la obra teatral por el mismo nombre. Esta obra de teatro ha sido Premio a la mejor dramaturgia, y escenografía y actriz principal en el Festival de Biescas y Premio a la mejor actriz principal en el Festival de Olvera. Fue dirigida por él e interpretada por la gente de otro proyecto suyo que tiene asentado en Alcalá de Henares y que es uno de los motores culturales de la ciudad, llegando a colaborar en ocasiones con diversos eventos institucionales, como la reciente Feria el Libro de Novedad 2022, donde ha traído a nombres importantes de la Literatura para que mantengan conversaciones con los lectores, tal proyecto es La Posada de Hojalata. También desde ella realiza talleres los talleres de escritura creativa tanto para desarrollarla como para entenderla.

Como escritor, David Vicente ha publicado en libro Un pequeño paso para el hombre (2012), que fue editado por la editorial Planeta y reeditado en VdB en 2015, fue seleccionado como uno de los mejores debuts literarios en novela por la revista El Cultural, del diario El Mundo; el libro de relatos El sonido de los sapos (2013 con Planeta, 2016 con Inventa); volvió a la novela con Esto podría ser un gambito de dama, pero es una canción de amor (2016); La hormiga que quiso ser persona (2016), una obra infantil bilingüe; El arte de escribir (manuales) (2017), un ensayo a modo de manual para escritores; Isbrük (2017), que fue XLVIII Premio Internacional de Novela Ciudad de Barbastro, novela con resonancias de extenso poema, que posteriormente pasó a teatro en 2018; la novela La puta y la niña que soñaron Berlín (2020); y el más reciente, el poemario Lo que queda entre los restos (2021), con el que hoy le presentamos en estas notas. 

Lo que queda entre los restos es uno de los poemarios que más me han atraído en los últimos tiempos, hasta el punto que en el último recital de poemas propios que di, leí y di la referencia de cinco poemas de Catulo, que vivió en tiempos de César, y otros tres de David Vicente de este libro. Comparten, mis poemas incluidos, la audacia de la trasgresión y la contracultura. El libro de David Vicente es ampliamente áspero y lleno de crudeza. Es muy apto para aquellos lectores que gusten de Bukowski, por ejemplo, y deseen encontrarlo en habla española y en nuestros días.
 
El poemario, muy actual y con referencias plenas al mundo contemporáneo en sus aspectos más cotidianos como la despersonalización de la sociedad por el atontamiento generalizado ante los medios de comunicación y las redes sociales que se han asentado de tal modo que distraen a la gente de los problemas económicos, políticos y sociales reales que les acucian.
 
Madrid es una ciudad 
de más de cinco millones
de cadáveres,
diría Dámaso hoy.
(Siempre según las últimas estadísticas).
Cadáveres resucitados
en Twitter e Instagram. 
Madrid se desangra 
en las terrazas de sus bares.
Cadáveres que gritan
un jueves de madrugada.
Cadáveres que postean
su sexo en Internet.
Madrid se finge viva 
mientras se observa
agonizar tras las cortinas.
Madrid aborta 
sus sueños
y exhibe rebeldías
y miserias
tras likes y corazones. 

Denuncia de una intrascendencia cotidiana que ha traspasado al ser humano transformándolo en amante de lo vano y abandonado de sus pasiones que han de sentirle vivo, por contra, todos muertos en vida. 

El poemario, más allá, entra dentro de la propia intimidad de la voz de quien clama la poesía, el autor o el personaje que crea el autor. Consigue una colección que habla de un amor que ha agonizado ya no solo por la monotonía de una pareja que ha dejado pasar de la pasión a la convivencia del día a día, sino también denunciando que tal vez aquello desde el principio no era amor, sino una atracción sexual que una vez saciada necesita de la ruptura de todo lazo. Una introspección que a menudo se presenta desde dentro de la psique del poeta, intuimos que la otra parte aún ignora la futura ruptura. Otras veces se presenta una vez ocurrida la ruptura. En todos los casos siempre hay un mismo punto de referencia que no es exactamente el desamor o la ruptura, o la falsa creencia de amor cuando era sexo, ese mismo punto de vista es en realidad el deseo de recuperar una libertad personal que se cree perdida al haberse ligado sentimentalmente a otra persona que, en nombre del amor, solo era la persona que daba rienda suelta a su pasión. Una vez perdida la pasión, se desea la libertad que se tuvo en busca de otras pasiones. Lo veremos reflejado en varios poemas en versos como "(...) aquella que decías te recordaba a mí. / Me hecho de menos", pero sirva de ejemplo el siguiente poema:

Refugio mi miedo entre tus ingles.
Me calmas.
Me anestesias.
Me creces.
Después finjo quererte
lo mejor que sé mientras miro de soslayo
otros mensajes en mi teléfono móvil.

Más crudo es el poema donde la voz falseada del protagonista aparenta amar a su esposa e hijos cuando en realidad es un pederasta que acaba de ser descubierto por Internet. Es en ese caso una denuncia de un deseo de recuperación de la libertad personal para ejercer algo oscuro y truculento que, no obstante, también vive con normalidad entre la vida común.

Bien es cierto que aparecen otros poemas donde se refleja un amor de pareja aparentemente sincero, pero asentado en la paz de la sensualidad al poder descansar desnudos el uno con el otro, sirva de metáfora entre amantes esa desnudez en principio literal. La libertad pasada ya no tiene sentido si no encuentra esa paz. Pero en esa misma tipología de poemas hay referencias a la construcción de la pareja pensando en una vida futura como si fuera la actual, y mientras la vida futura no termina de llegar, la actual va dejando escapar el tiempo, de ahí que se termine añorando a quien uno ha sido y se haga la pregunta sobre lo que queda entre los restos, sobre echarse de menos a uno mismo. Es toda una denuncia también a las falsas relaciones, ya no solo sociales, también personales, por falsos convencionalismos.

En otros casos se trata de un deseo de recuperar una libertad pasada que da el tiempo, la juventud, como en el poema donde un padre en enfermedad terminal recibe la Navidad entre la alegría de la enfermera y la felicitación por mensaje de teléfono de su hija esquiando. 

Son varios los poemas que en esa búsqueda de lo perdido en el tiempo hacen que la voz del poeta se mire en el espejo y vea a otra persona. Hace referencias a aquel joven que en otros tiempos tenía otras capacidades que ahora, por cuestiones biológicas y por la evolución de la vida personal, ya no le son posibles y poco a poco se le van escapando. No obstante el título de la obra es Lo que queda entre los restos. Su portada, en blanco y negro, muy cinematográfica, es clara, el cuerpo semidesnudo de una mujer acostada de espaldas, dormida fotografiado con luz del amanecer evidentemente por quien es su pareja, el poeta/voz de la obra, que se nos descubre en un primer plano a través de restos de comida rápida y alcohol que sin duda han consumido en la noche. Todo un poema visual

En este poemario de lobo solitario frente al mundo que lo ha ido atrapando, aparecen también una serie de poemas en prosa a final de obra donde juega con la estética, rompiendo con ello lo que en general ha defendido muy bien en el resto de poemas de versos rotos que saben crear y medir muy bien los ritmos y musicalidades de lectura. 

Sin huir de las obscenidades, y con referencias a la música rock, personalmente me parece uno de los mejores libros del 2021, aunque su difusión esté siendo en 2022. Editado por Bala Perdida, en su colección Poesía, nº 33, es uno de los que llamaría imprescindible entre los autores alcalaínos y más allá de los alcalaínos. Es poesía muy fresca y muy rabiosa, aunque pueda correr el riesgo de ser atacada por quien quiera confundirla con cuestiones de género tipo, hablando claro, machismo. El libro no va de machismo, es una visión de las libertades personales y de los sentimientos confusos. Quien quiera entenderlo con libertad, que lo haga. Es un buen libro.
 
Huele a humedad
entre los muebles de Ikea.
Ella espera
sola.
Él coloca su pene
dentro
de otra boca
en un luminoso lavabo
de oficina.

Poemario con acertado uso de los tópicos que la publicidad ha logrado consolidar como vidas perfectas, en otras épocas llamadas convencionales y burguesas, que por querer cumplir con lo mayoritariamente aceptado, caen en negaciones de uno mismo o bien en hipocresias, como en tiempos victorianos en Inglaterra. Una falsa moral que lleva a una serie de decisiones y apariencias que irremediablemente llevan a engaños, autoengaños y deseos de recuperar o de tener lo que se tuvo o lo que nunca se tuvo. Denuncia a la vez de esa publicidad consumista del mundo moderno que lleva a la gente a actuar cada vez más igual consumiendo redes sociales, muebles prefabricados, mismos modos de disfrute del tiempo libre y otras cuestiones para no ser señalados con el dedo por ser libres. Y en ese sentido, muy de fondo, en este recurso que el autor usa para lanzar sus poemas, hay implícito una denuncia a la sociedad de consumo, de exhibición social y, en definitiva, de capitalismo de masas.
 
 Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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