sábado, 4 de junio de 2022

Historias de la Tierra Media. [vol. II]

Título: Historias de la Tierra Media. [vol. II]
Autores: Alberto Cerezo y Santi Álvarez-Dardet.
Editores: Autoedición: Alberto Cerezo.
Año de publicación: 2021 (2ª edición).
Género: Cómic; Ilustración; Novela Gráfica; Arte; Pintura.
ISBN; Depósito Legal; Creative Commons: No consta

 

Alberto Cerezo vuelve a ilustrar, adaptar y dar guion a Tolkien con la colaboración de Santi Álvarez-Dardet en esas ilustraciones. Si el anterior libro sobre Tolkien nos traía en cómic Historias de la Tierra Media, con El Señor de los Anillos como eje en el que también aparecían otros relatos relacionados del mundo Tolkien, ahora vuelve a publicar Historias de la Tierra Media. No se trata del mismo libro ampliado ni cambiado. Es el segundo volumen, pero esto solo se nos indica en la última página del libro. Visualmente quedan diferenciados por tener el primero una cubierta con fondo negro y el segundo tener la misma tipología de letra y el mismo título de la mano de Julián Martínez Martín, pero el fondo queda en una tonalidad ocre con motas que recuerda el de los pergaminos. Solo con esta presentación Alberto Cerezo vuelve a mostrarnos su personalidad creativa donde nos viene a mostrar que no es solo un cómic, es algo más, un producto cuidado desde una visión artística, pues luz y sombra andan en disputa en los mundos de Tolkien desde el origen de sus relatos. De hecho es lo que mueve sus historias, siendo además que El Señor de los Anillos solo es el desenlace de una historia antigua que se remonta al origen del mundo, por lo que es Historia antigua y es que en este segundo volumen, como genialidad, Cerezo no se adentra en más historias paralelas al primer volumen, no lo ubica desde un plano donde alguien narra el pasado después de aquel primer volumen, sino que regresa al pasado. Al  pasado más inmediato narrando El Hobbit, la historia previa del anillo de poder en el momento en el que al acabar aquella hazaña comenzará la de El Señor de los Anillos. Pero también va al pasado más remoto, pues si bien el segundo volumen empieza con la historia dicha, continúa con El Silmarilión y otras historias, que narran a modo de cosmogonía el origen del mundo y de las historias que ineludiblemente desembocan en aquel pequeño hobbit que se hizo con el anillo y por misión debía destruirlo. Así pues, Cerezo narra las historias de Tolkien no de atrás hacia delante, sino que invierte el tiempo de adelante hacia atrás, indicándonos así en esa narrativa un concepto sobre el orden de las cosas y sus causas aparentes.

El libro ha sido publicado por el autor en 2022 en una tirada menor que el anterior, lo que lo transforma en una rareza al ser un poco más difícil de conseguir. Salvo los fondos de la portada ya mencionados, sigue las mismas cuestiones formales, por lo que son dos libros a tener uno junto al otro.

Las viñetas siguen siendo acuarelas apaisadas que ocupan el ancho de la página a dos viñetas por página, aunque en esta ocasión aparecen páginas con tres viñetas y hay dos páginas en el libro cuya ilustración ocupa todo el papel. Se trata de un cielo nocturno y otro con un mar revuelto donde se ha suicidado un personaje. Artísticamente hacen que el lector remonte la vista al cielo, de donde manan las historias antiguas y sus leyendas, a la vez que estilísticamente sirven de divisoria entre las tres historias principales que componen la obra, cosa que se evidencia más al no contener texto, a diferencia del resto de viñetas.

Más audaz es aún viñetas combinadas entre sí que aún enmarcadas en el marco de viñeta, rompen ese marco para mostrarnos por ejemplo al hobbit invisible en la cueva de los enanos observando al dragón dormir sobre su tesoro. Visto en conjunto vemos una escena formidable y épica, si nos detenemos a observar siguiendo la ruptura del marco por la mitad de la escena, vemos como el autor nos invita a fijarnos en los detalles de enano y de dragón por separado y a reflexionar individualmente en las circunstancias de cada uno, a recrearnos con eso, a la vez que también nos invita a esa doble reflexión de todo el conjunto si ignoramos la ruptura del marco. Este recurso lo usará en varias ocasiones en este libro, ampliando así las líneas narrativas de un mismo momento, lo que es bastante estimulante y aumenta la épica de lo dibujado al lanzarla a varios planos. Si un narrador puede hacer esto por partes usando varios párrafos, el artista lo logra con esas rupturas visuales de un golpe de vista que nos invita a lanzar más golpes de vista.

Cada ilustración sigue siendo también acuarelas muy potentes.

Ahora aparecen muchas más sombras, difuminados, siluetas… y aunque aparecen dibujos de fina línea claramente figurativos, lo que predomina es la pincelada y la mancha de colores de las acuarelas, creando así una obra muy impresionista y que invita también a removernos emocionalmente por dentro al tener un carácter también expresionista. Sombras y luces sin términos medios se suceden acompañando los estados de ánimo de los protagonistas o bien siguiendo las situaciones que les ocurren. De los blancos como focos de luz en los fondos azules casi níveos de cuando el hobbit se hace invisible a los oscuros humos con pinceladas de rojo ardiente en las ciudades y campos en guerra. La serenidad la traen verdes pausados en las panorámicas de los campos. En este transmitir sensaciones tenemos también las sombras negras combinadas con los blancos y azules de las montañas, que parecen así más que bucólicos paisajes en manos de otro autor, rudos lugares llenos de vicisitudes que aumentan los esfuerzos de los héroes, como así lo transmite Tolkien también. Ni que decir tiene que el rojo sanguinolento de la piel del dragón lo dice todo de ese personaje incluso antes de que haya tomado partido en el relato. Espectacular queda y lleno de violencia en la página 206, donde como en un cuadro el dragón aparece en silueta en violentos amarillos y naranjas con penachos negros, destruyendo con su fuego una ciudad. Se ha sabido manejar las agudas de tal modo que han sido dirigidas y puestas en mayor o menor intensidad para transmitir desde la serenidad a lo brutal, desde el frío al calor, desde la ira al amor, en cada momento que ha sido necesitado. Esto es una vez más lo que diferencia a Cerezo como un artista que crea un cómic que trasciende el cómic.

La noche creada en manchas de la página 266 muestra como un cuadro de arte contemporáneo una escena que nos es perfectamente comprensible más allá de lo pensable si se nos hubiera mostrado como escena suelta. Todo recurso del arte moderno cobra sentido asequible para cualquier lector, y eso es por ese poder expresionista que se le ha dado. Hasta escenas que pasarían por obras surrealistas aunque cobran todo un sentido lógico dirigido a la emocionalidad más irracional. Por supuesto las formas aparecen. Los personajes y los lugares son definidos en líneas y son los colores de sus acuarelas los que los varían a nuestros ojos haciendo que les comprendamos por dentro, no solo por fuera. No solo se narra una historia, sino lo que esos personajes vivieron en esa historia. Quizá por ello mismo en algunas viñetas aparecen imprecisos. Por supuesto que el autor los podría haber precisado, como demuestra ampliamente cuando los desea, pero cuando los muestra en apenas unos rasgos o unas pinceladas lo que retrata es algo más que el físico del personaje.

No es raro encontrar escenas grupales donde el único definido es el o los protagonistas, mientras que los demás son meras sombras, a veces amenazantes, a veces personas a merced de las decisiones o actos de aquellas otras. Todo depende de la escena, pero el recurso se entiende y en cada momento estimula la mente como debe. Incluso en los paisajes a veces parece que entre las aguadas se descubriera algún ser, alguien, cuando ocurre algo trascendente.

Una de mis escenas favoritas es un bosque con poca luz donde los diferentes planos se dibujan con entramados en diagonal indicando un juego de luces y sombras del filtrado del sol.

El origen del mal en la Tierra Media queda narrado en esta obra, así como el combate entre la luz y la sombra. Se nos muestra además como todo es en realidad una tragedia que habría de llevar a la supervivencia solo de los hombres al final del proceso de todas las guerras por haber, que se narrarán, que se narraron, en el primer volumen. Se llena así de múltiples historias trágicas a modo de historias clásicas griegas. Acabada la historia del hobbit la narración abandona en mucho su ritmo con diálogos para tomar la voz de un narrador que narra a modo de cronista de la Historia del mundo. El cénit de la tragedia para con quien esto escribe está en la historia de Turambar y Niniel. En ella se recoge una tragedia personal y familiar que en sí misma condensa la tragedia de la Tierra Media.

Las guerras y alianzas se suceden, como se suceden las codicias, las envidias, venganzas, amores y desamores.

Cerezo se toma una pequeña licencia a expensas de Tolkien, dota de mayor protagonismo que en su novela original a Fili y Kili, dos mujeres enanas cuyo espíritu es independiente y guerrero. Son ellas las protagonistas de algunos hechos que, por la lógica del desarrollo de la narración original, debieron no solo afrontar, sino ser las principales heroínas, pese a que Tolkien no desarrollase sus papeles como aquí se hace.

Una vez más, una obra de arte.


Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".


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