lunes, 25 de julio de 2022

La abundancia

Título: La abundancia
Autor: Derek Walcott.
Editorial: Visor.
Año de publicación: 2001 (1ª edición).
Colección: Visor de Poesía. 
Nº de volumen en la colección: 440.
Género: Poesía.
ISBN: 978-84-7522-440-7 

 

Otro Premio Nobel de Literatura que tiene que ver con Alcalá de Henares es Derek Walcott. Evidentemente por el nombre no es español. Nació en 1930 en el Estado caribeño de Santa Lucía, una pequeña isla que fue parte del territorio español, que entre 1662 y 1667 ocuparon los británicos y a partir de esa fecha cambió de manos entre ingleses y franceses hasta en catorce ocasiones hasta que los británicos la ocuparon de manera definitiva desde 1814. Las libertades llegaron tardíamente al lugar. Las abuelas y abuelos de Walcott habían llegado a ser esclavos. Evidentemente también, estamos hablando de un hombre de raza negra caribeño. Tuvo una vida que conoció aquella pobreza, pero también de cierta abundancia para él, pues pudo estudiar en las universidades estadounidenses y conocer a numerosos escritores que en la década de 1950 iban y estaban revolucionando la Literatura estadounidense. Él se hizo fundamentalmente dramaturgo. Escribió numerosas obras de teatro, pero también hizo poesía, influido, entre otros muchos, de su coetáneo Dylan Thomas, que está en el origen de la cultura beat, primera piedra para la contracultura posterior a la Segunda Guerra Mundial. Walcott escribía en inglés y enriqueció el idioma con términos caribeños venidos del habla hispana, sin embargo dominaba el idioma inglés a tales niveles que muchos escritores de habla anglosajona le reconocían como uno de los mejores poetas en su uso. Tanto es así que ganó el Premio Nobel de Literatura en 1992. Fue en ese momento que entra en juego Alcalá de Henares en conexión con Derek Walcott, pues la Universidad de Alcalá de Henares decidió hacerle doctor honoris causa y el poeta vino hasta la ciudad para recibir el título. Eso fue en 1994. Su paso por esta ciudad debió gustarle, pues escribió un poema expresamente dedicado a Alcalá que quedó publicado años después en su libro La abundancia, publicado por la editorial Visor en 2001. En 2006 regresó a España para participar del Día de la Poesía en Oviedo, invitado por la Fundación Príncipe de Asturias. También el periódico local La Luna de Alcalá se acordaba de él y del poema citado en 2016. Murió en 2017, y al año siguiente, en 2018, el Instituto Benjamin Franklin de la Universidad de Alcalá de Henares le rindió un homenaje.

La abundancia fue un libro traducido al español por Jenaro Talens y Vicente Forés. Ocupaba el volumen 440 de la colección de Poesía de la editorial Visor. Muy sobriamente, con una portada en negro, la abundancia se reducía a una fruta cayendo. 

El poema dedicado a Alcalá de Henares estaba dentro de una serie de cuatro poemas dedicados a España. El poema es más que una dedicatoria, pues en realidad el poeta trata con nostalgia su propio origen. Habla de las cigüeñas de la ciudad, de los adoquines y los pórticos de la Calle Mayor, de las campanas, no puede evitar mencionar a Cervantes como aval de la ciudad, habla de alguna de las colinas que nos rodea, y lo pone en relación con su infancia en la pequeña isla caribeña. 

Cigüeñas, cuervos, grullas; ¿qué significan estos augurios tan disparatados?
El cielo maduró, luego se marchitó, entonces en las chimeneas
las cigüeñas, con sus piernas colgando como rotas, pusieron sus nidos
sobre los arcos de Alcalá, la adoquinada ciudad de Cervantes,
arcos y campanas castigadoras, sobre tu muñeca descansa un pensamiento
como un cuervo asentado. Tu muerte está más próxima que una hormiga
cuando miras el día que te espera, generoso, abundante.
Miro colina arriba seca al sol, cada sombra una idea.
Imagino mi ausencia; las hojas fatigadas
caerán una a una sobre la silenciosa hierba marrón de la sequía
y los crudos parches ocres donde el morado acordona la colina
y las sombras que vuelven en mayo exactamente como deberían,
pero con la costura de aire que yo habité cerrada.
Una tromba de pétalos de azahar cruza Santa Cruz como una brisa nupcial;
aquí los cardadores construyen ramos con un lazo blanco,
y yo ofrezco estos versos con sus espinas a cualquiera que pueda usarlas,
las escalas de mis dos islas balanceadas en su lugar.
Lego mis ojos a quienquiera que admire a Paramín,
mis oídos a las bodegas de Las Cuevas, cuando se suelta el nudo plateado
de nervios y arterias, y páginas-nube se cierran en un amén.

No es quizá el autor más evidente cuando se habla de escritores que tienen que ver con Alcalá, pero deja este precioso testimonio que, por otra parte, captó de inmediato la esencia de una parte del ser de esta ciudad hacia la hora de la siesta de un verano, por ejemplo. Otros autores Nobel también estuvieron por Alcalá, como Cela o como Bob Dylan, quizá Walcott nos sea el más desconocido, pero es probablemente el que nos enlazó con su propio ser en un poema. Debimos llegarle.


Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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