lunes, 15 de agosto de 2022

El incendio y destrucción del Archivo General Central, Alcalá de Henares, 1939

Título: El incendio y destrucción del Archivo General Central, Alcalá de Henares, 1939.
Autor: José María San Luciano.
Editorial: Domiduca Libreros / Lema Ediciones.
Año de publicación: 2009 (1ª edición; prólogo de Gustavo Chamorro Merino).
Género: Historia.
ISBN: 978-84-935711-8-4

 

La librería Domiduca, de antigüedades, rarezas y segunda mano, también ejerce de editorial, como mucha gente sabe, quizá sea un dato más desconocido, o quizá olvidado, que el sello editorial de Domiduca no siempre se llamó como la librería, sino que, con otro socio, en el comienzo de su andadura como editorial se llamó Lema Ediciones y que ese nombre lo mantuvo un tiempo ya solo con el dueño que se quedó, Marcos, y manteniendo esa librería que, al final, es la que dio nombre también a esa editorial. Uno de los libros más importantes que publicó como Lema Editorial fue en 2009, y el autor era José María San Luciano, que aportó con este libro uno de los más importantes en la bibliografía de Historia actual de Alcalá de Henares de los últimos años. Se trataba de El incendio y destrucción del Archivo General Central, Alcalá de Henares, 1939. Título que quizá contenga un error en él mismo pues por lo común entre archiveros el nombre original de tal archivo era Archivo Central de la Administración antes de su incendio en 1939, siendo que cuando se recuperó en un edificio nuevo también en Alcalá de Henares en los finales de la década de 1960 y poniéndose en activo en la de 1970, se le llamó Archivo General de la Administración. Ocurre que siendo uno continuidad del otro, hay mucha gente, incluidos archiveros que tienden a mezclar los dos nombres para hablar del antiguo archivo y se sobreentiende que no hay error. Es algo muy leve, por todo y cuanto más da su visto bueno el propio Estado, pues con este libro colaboró la Subdirección General del Instituto del Patrimonio Cultural de España, de la Dirección General  de Bellas Artes y Bienes Culturales, del Ministerio de Cultura, en ese año de 2009 en manos del gobierno de Zapatero, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

El libro tenía grandes dimensiones, con un fondo burdeos y una fotografía de archivo que era parte del reportaje fotográfico que hizo del Palacio Arzobispal antes de la tragedia el fotógrafo Mariano Moreno, reportaje entre 1915 y 1920. Tal reportaje se incorporó íntegro en el libro, tal como se indicó en la portada. Le acompañaba a esos documentos gráficos otras fotografías de archivo sobre la tragedia, imágenes de documentos e ilustraciones, retratos y tablas de datos, extraídos de archivos. El libro contenía en sí un trabajo muy arduo que implicaba nueve archivos con material gráfico, y otros con material documental. Fue un trabajo de años. Fue maquetado por el alcalaíno Vicente Alberto Serrano y corregido estilográficamente por Esperanza Santos. Incluía un prólogo de otro alcalaíno, Gustavo Chamorro Merino, de una familia antigua en la ciudad con una conocida farmacia en la Calle Mayor.

El Palacio Arzobispal fue desde la Plena Edad Media sede documental de papeles tanto arzobispales como de Estado. Tanta importancia tuvo que los reyes se trasladaban allí para consultarlos, siendo una de las más famosas visitantes Isabel I de Trastámara, "la Católica", en el siglo XV. Varios son los documentos importantes que se elaboraron y guardaron en este palacio desde siglos tales como el XIII. Y varios los altos dignatarios que se alojaron allí por diversas razones, pero sin duda porque allí se guardaba esta documentación cuya consulta garantizaba la continuidad del gobierno. Conocido es la visita de Cristóbal Colón a Isabel I en este recinto, y que probablemente allí se consultó una de las copias antigua del mapa de Ptolomeo, que se destruyó en el incendio del que el libro trata. Con la construcción del Archivo de Simancas en la segunda mitad del siglo XVI el archivo del Palacio Arzobispal perdió algo de importancia, pero sus papeles seguían siendo de gran importancia para el gobierno de España. Cuando en el siglo XIX las nuevas metodologías en los archivos llegaron a España, tenía tanta importancia documental este lugar que fue transformado en Archivo Central de la Administración, siendo que el Histórico se instauró en Madrid, por lo que la documentación guardada en Alcalá de Henares seguía siendo útil y en activo. Su documentación, a esas horas, tenía un alto contenido judicial. Con la llegada de la guerra civil de 1936 a 1939, el edificio fue usado por la República, pero no sufrió daños. Fue justo al final de la guerra en abril de 1939 que las tropas del gobierno de la dictadura de Franco lo usaron para guardar vehículos afectados por los pasados combates y es ahí, en ese contexto, por razones que durante décadas no estaban claras, que accidentalmente se inició un incendio devastador que arrasó gran parte de los edificios históricos. Se perdió una parte grande de la documentación, aunque por suerte, por una orden de traslado anterior por la guerra, una buena parte se salvó porque estaba en un edificio contiguo, el actual Museo Arqueológico Regional de Madrid, anteriormente juzgado cabeza de partido. 

El incendio levantó numerosos rumores durante la dictadura sin que nadie se atreviera a hablar sobre él en voz alta. Todo eran especulaciones. Tal cacofonía llegó a las conversaciones normales después de la muerte de Franco y del fin de la dictadura, siendo que el miedo y el silencio había producido un caos de versiones diferentes sobre lo ocurrido. Caos que en la década de 2000 seguía muy vivo. Incluso hoy día, y a pesar de que San Luciano publicó su investigación en 2009, sigue circulando como versión algunas de las historias que se llegaron a contar y para una parte de la población no cuentan las pruebas documentales que, evidentemente, están ahí. Hay versiones para todos los gustos, pero San Luciano escribió lo que fue, pero eso no evita de que quien desea polemizar, politizar o incluso creer en conspiraciones, crea lo que más desee. 

El libro fue un gran aporte a la historiografía alcalaína y española. Tiene de gran reconocimiento entre los historiadores y es un libro buscado tanto por historiadores como por historiadores del Arte, ya que no solo afectó a lo documental del archivo, sino también a una riqueza arquitectónica con escalera y artesonados mudéjares, como con esculturas renacentistas y rejerías perdidas por siempre. arte de estos restos se pueden ver hoy en el museo al aire libre del propio Palacio Arzobispal, como en el Museo Arqueológico Regional, en el Museo Arqueológico Nacional, el Museo de la Iglesia Magistral-Catedral de los Santos Niños y otros lugares. El aporte fotográfico de Mariano Moreno, así como grabados que a finales del siglo XIX se hicieron y se guardan en el archivo del Museo de Alcalá Galeano son los que nos dan la pista de cómo era aquel lugar antes de aquel incendio accidental de 1939.

Fue el despiste y mala práctica de los soldados que guardaban el lugar lo que llevó a unas primeras llamas que terminaron en una tragedia. La reconstrucción del Palacio Arzobispal posterior, entre la década de 1980 y la de 1990 nunca llegó a recuperar lo destruido, la creación de un aparcamiento municipal donde hubo un jardín evita la recuperación también de ese espacio y la proyección de una biblioteca nueva en una de las torres, con aspecto más moderno a lo que fue, aleja que regrese su aspecto original, mientras algunos pabellones destruidos seguirán en ruina en esta década de 2020.  

La documentación que guardaba fue trasladada al nuevo edificio del Archivo General de la Administración en la década de 1970, al lado de la Plaza de Aguadores. 

El trabajo de San Luciano se presenta muy preciso y exhaustivo. Esquilmó hasta el último dato posible que se podía extraer de las indagaciones posteriores, algunas ocultadas por la dictadura durante décadas. No sabemos si con la nueva ley de secretos oficiales pudiera salir a la luz algo nuevo, pero aún saliendo no parece que se pudiera alejar demasiado de lo que San Luciano pudo documentar, en todo caso, es una obra imprescindible que nos da todo tipo de testimonios y referencias, a la vez que rescata el antes y el después de las imágenes de aquellas instalaciones. 


 Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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