sábado, 20 de agosto de 2022

Retrato de una ciudad, Alcalá de Henares 1899-1966. Álbum y catálogo de postales

Título: Retrato de una ciudad, Alcalá de Henares 1899-1966. Álbum y catálogo de postales.
Autor: M. Vicente Sánchez Moltó.
Editorial: Domiduca Libreros / Lema Ediciones.
Año de publicación: 2008 (1ª edición; prólogo de José María San Luciano).
Género: Historia; Fotografía; Ilustración.
ISBN: 978-84-935711-5-3

 

 Otro de los libros importantes que ha aportado la editorial Lema, a la vez editorial Domiduca, a la Historia reciente de Alcalá de Henares fue Retrato de una ciudad, Alcalá de Henares 1899-1966. Álbum y catálogo de postales, del cronista oficial de la ciudad Vicente Sánchez Moltó. Fue el año 2008. Contaba con prólogo de José María San Luciano. Coordinaron la obra los dos editores que formaban Lema en aquel año, Ricardo Horcajada y Marcos A. González. El libro aún se encuentra disponible a un precio muy bueno. Se trata de una obra que quizá fue conocida por el gran público poco a poco y aún le queda gente por descubrirlo incluso dentro de la ciudad, pero se trata de una indiscutible obra de investigación de referencia que va más allá de lo estético, lo visual y lo artístico, recuperando una memoria visual y gráfica de la Historia de Alcalá de Henares desde las tarjetas postales que se hicieron en la ciudad desde 1899 hasta 1966, ni que decir tiene que esas tarjetas siguen haciéndose ininterrumpidamente y hoy día, en 2022, se pueden seguir comprando, si bien cada época tiene sus motivaciones, sus estilos, sus grafismos y, quien aún las escribe, sus motivaciones personales. Podríamos decir que todas cumplen un sentido de mostrar, por el motivo que sea, los lugares más emblemáticos de la ciudad, o bien de conservar imágenes bucólicas, aunque lo cierto es que muchas de las primeras tarjeras postales no contenían imágenes, sino que eran cartulinas impresas para ser escritas, franqueadas y enviadas, sin más intención que la comunicación entre los que se escribían prescindiendo de los sobres postales, los cuáles se inventaron para preservar la intimidad y la privacidad. Como sea, el carácter evidentemente estético que contenían las postales se mezclará también con el tiempo con un sentido turístico, por tanto en la memoria gráfica que aquí se presenta de la ciudad no hay que olvidar que tenía una intencionalidad comercial, por tanto idealizada, llena de sentido bucólico y romántico. Una memoria visual que completara esta habría que buscarla en prensa y archivos fotográficos, especialmente los personales, y a Alcalá no le faltaron fotógrafos personales destacados, como Cerezo, cuya tienda de fotografía se ubicaba en la Plaza de Cervantes, y desde la cual también se diseñaron postales. 

El libro fue diseñado desde la edición de gran lujo. Era una edición en cartoné o tapa dura. Tenía una camisa de cubierta sobre las cubiertas duras. En la camisa el fondo era burdeos, color identificador de Domiduca, y tenía en la portada una imagen en panorámica en picado de la Plaza de Cervantes a comienzos del siglo XX desde donde se veía la iglesia de Santa María la Mayor aún en pie, árboles muy jóvenes y gente paseando por un suelo aún sin embaldosar. En la contraportada se veía una imagen en plano entero del largo de la calle Libreros a comienzos del siglo XX con un grupo de niños con ropas escolares. Debajo de esa camisa de papel la tapa dura era de un color burdeos muy oscuro, acercándose casi al negro y tenía grabado en troquel dorado la torre de la Iglesia Magistral elevada sobre unas casas y enmarcado en una gran circunferencia de lo que podría ser una Luna imposible y nunca vista allí. 

El interior del libro se dividía en unas páginas blancas que acogían la parte del álbum, donde aparecían las postales a todo color y gran formato, acompañadas de un estudio histórico y las explicaciones históricas de cada una, y unas páginas ocres que acogían la parte de catálogo donde solo se recogían las explicaciones técnicas de cada una de ellas, parte muy interesante para historiadores no solo de la ciudad, sino también de la ilustración, de las artes gráficas, de las fotográficas, de las de la ilustración, para quien rastreé artistas y fotógrafos anónimos o poco conocidos, quien indague en la correspondencia y las postales en sí, en la Historia de Correos, la de los impresores alcalaínos, la de los editores de postales (algunos sorprendentes, porque no solo editaban empresarios), etcétera. 

El texto propiamente histórico del libro en la parte de álbum se imprimió en la tinta negra habitual, mientras que el texto del prólogo así como los comentarios al texto se imprimieron en burdeos, recordando así un recurso usado por la editorial Alfaguara al editar La historia interminable (1979) de Michael Ende, que usaba tintas rojas y verdes para diferenciar en los textos qué partes pertenecían a cual lugar de la narrativa. Las notas al pie de fotografía aparecían tal cual, pero las notas al pie de texto o de página no aparecían en ninguno de esos sitios, ni tampoco a final de capítulo ni final de libro, sino que se editó con márgenes anchos para ubicar esas notas en ellos a modo de las glosas clásicas que se hacían en las ediciones de los primeros siglos de la existencia de la imprenta. Glosas muy en boga en los libros también de los manuales universitarios y que muchos intelectuales hacían a mano en sus propios ejemplares incluso metido el siglo XX. 

La obra es un trabajo de indagación enorme por parte de Sánchez Moltó, que compila una gran cantidad de postales que recuperan no solo toda una evolución gráfica de la ciudad y del modo de mostrar estéticamente a esta, sino también toda una evolución de cómo se entendía el correo postal, cómo se usaba, quién lo producía, qué mensajes implícitos contenía, qué nombres históricos de la ciudad nos aporta, que datos nos da más allá de lo visual, etcétera. Contiene una gran labor y concienzudo trabajo sobre nombres de la aparición de la postal en la ciudad, la gente y los locales que vendían y que hacían estas postales, quiénes las escribían, nos da datos de la gente que escribió, de las imprentas que participaron, nos da otras perspectivas sobre personajes de comienzos del siglo XX que aparecerán en otras investigaciones de Historia de Alcalá que se han escrito, como los dueños de La Bola de Oro, librería y papelería que fue de la calle Cerrajeros. Y nos lanza sobre todo a imágenes y realidades ya perdidas de cómo fue Alcalá hasta 1966, con escenas como la Casa Natal de Cervantes, llamada "nativa", cuando se construyó en 1956, la Iglesia Magistral antes de su reforma del siglo XXI, Santa María la Mayor aún existente, mensajes políticos en los sellos, caligrafías básicas que denotan el grado de alfabetización de quienes escribían y por tanto habitaban aquí, que nos muestran el interior del Archivo Central del Palacio Arzobispal ya desaparecido al arder en 1939, los enormes paseos arbolados que tenía Alcalá, una ciudad más amable con los espacios verdes, ubicaciones diferentes de diversos monumentos, y una enorme cantidad más de detalles, incluida la cuestión de la inclusión de publicidad en las postales impresas en las primeras décadas del siglo XX. Siempre acompañado, hay que reiterarlo, de un texto muy trabajado por Moltó con la Historia tanto de las postales como de las postales en Alcalá de Henares y todo y todos los que tuvieron que ver con ellas.

Sánchez Moltó, cronista oficial de la ciudad, ya ha aparecido en estas notas varias veces y ya se ha dejado ahí varias cuestiones biográficas suyas. Quepa añadir hoy que nació en Alcalá en 1958, que aparte de investigador, archivero y cronista es polígrafo y colaborador habitual de los medios de comunicación complutenses, tanto escritos, como radiofónicos como cibernéticos. Es fundador y primer presidente de la Asociación de Defensa del Patrimonio Histórico Artístico (ADELPHA-Alcalá) en 1981. Fue Premio de Periodismo Ciudad de Alcalá 1986 por los artículos "Las almendras de Alcalá: una artesanía en extinción". Ha sido el coordinador de contenidos del Centro de Interpretación de la Catedral Magistral de Alcalá de Henares, inaugurado en 2005. Así como por cronista le ha correspondido ser comisario de exposiciones y coordinar exposiciones, o bien escribir de ellas, así como escribir libretitos para las ferias del libro, de muy diversas cuestiones, ya sea sobre Félix Yuste, exlibris cervantinos, Miguel de Cervantes, el cardenal Cisneros, Manuel Azaña, el cementerio viejo o Arsenio Lope Huerta. Tiene una gran cantidad de premios, entre ellos filatélicos, y una ingente cantidad de publicaciones y colaboraciones. Sirvan estas notas para sumarlas a las que ya se hicieron de otras cuestiones de su vida.

 Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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