domingo, 13 de septiembre de 2020

Canto para la muerte

Título: Canto para la muerte.
Autor: Salustiano Masó.
Editorial: Ediciones Cultura Hispánica, Madrid.
Año de publicación: 1968 (1ª edición). 
Colección: Colección Poética Leopoldo Panero.
Nº de volumen en la colección: 8  
Género: Poesía.
Depósito Legal:  M. 1674-1968

Ya presentamos a Salustiano Masó con Una vasta elegía (1976), un libro donde compiló tres libros previos que no había podido publicar, en ese poemario, uno de los más perfectos que tiene, pasaba revista y daba cuenta de los agravios que la dictadura había creado a las vidas personales, denunciaba el origen bélico del gobierno, la imposición de ideas, los silencios, algún drama familiar… pero sobre todo, sin odios ni rencores, alababa su amor a la libertad. Probablemente sea el libro de poesía ejemplar de la Transición, a pesar de que las publicaciones de libros de autores más famosos que hasta esa fecha no se habían podido leer en España taparon a la obra y al autor. Quepa añadir en cuanto a notas biográficas un pequeño recordatorio y algún dato nuevo. Tanto él como su familia fueron republicanos durante la guerra civil, viviendo particulares tragedias familiares que se llegan a mencionar en el libro Una vasta elegía, publicado en 1976. Salustiano Masó ocupó muchos y muy diversos trabajos tras 1939, como por ejemplo peón de albañil, trabajador del zoo de Madrid, guardia de la circulación o conserje de hotel, entre otros. Siempre se definió proletario. Publicó en prensa local alcalaína y pronto en otras publicaciones. Comenzó a escribir a nivel nacional para ABC y a traducir libros tras recibir reconocimientos literarios desde aquel Adonais de 1956. De su etapa de traductor, premiada internacional e internacionalmente, añadimos que ha colaborado como traductor con la UNESCO, con el Banco Mundial y con la editorial Alfaguara, dentro de su colección de clásicos y de la que destacan sus traducciones de Rousseau. Hoy vamos a hablar de su libro Canto para la muerte.

Canto para la muerte fue escrito en diferentes periodos entre 1955 y 1966 hasta que en 1967 Masó lo dio por acabado y lo presentó a un concurso literario avalado por Ediciones Cultura Hispánica, Madrid. Eran miembros del jurado ni más ni menos que Gregorio Marañón, Dámaso Alonso, Luis Felipe Vivanco, Miguel Arteche, José Luis Prado y José Roméu. El libro resultó ganador junto a otros dos autores con sus respectivas obras. Los tres libros fueron publicados en 1968 dentro de la colección poética Leopoldo Panero, el de Masó en concreto ocupaba el volumen 8 de la colección. 

Está dentro de la etapa de sus primeros libros, siendo definida esta por el propio autor como influida por la poesía social y dentro de un existencialismo expresionista, según escribió en una nota sobre sí mismo en el libro Canción de lo tachado, de 1977, aunque igualmente declaraba tener toques intimistas y voluntad de denuncia y testimonio de la realidad que suponía la dictadura. Ciertamente hay en sus libros un algo osado que no se llega a ver en otros autores más conocidos. 

El libro contiene una alta dosis de agnosticismo que parece caer en el ateísmo a pesar de declararse creyente de Dios en varios poemas, aunque se trasluce que no se trata de un Dios exactamente como la liturgia católica del momento proclamaba. Es un libro donde se nota ese testimonio entre la creencia impuesta en actos en contradicción con la creencia y duda íntima. Sin duda, probablemente, una forma de esquivar la censura de algún modo, aunque el libro se veía amparado en pleno 1968 por la Ley de Prensa de 1966, que aplicaba la censura a posteriori y no a priori. El libro tiene una gran parte de metafísica y partes que demuestran un conocimiento litúrgico de la religión con el que no se siente cómodo. Busca un aspecto más terrenal y humano de tratar de entender su existencia y si habrá o no trascendencia ultraterrena, pese a que, parece dejar más o menos claro entre líneas, la única existencia cierta es la terrenal y consciente de sí, la mundana.

 

"Cuanta razón me falta todavía

y que escasa la vida, corto el tiempo,

para entender y hacer lo que no alcanzo, 

llenarme de algo entero y verdadero.

(...)"

 

Sirvan de ejemplo también estos otros versos:

 

"Dime, Señor del Sueño,

¿habrá desgarramiento

celeste que nos salve?

(...)"

 

Para 1968 Salustiano está cerca de sumarse a la corriente llamada Los Novísimos, que ya dijimos que sería un engarce con la contracultura. No es casualidad que se presente a un premio llamado Leopoldo Panero, si bien el poeta padre tiene en su poemario un sentido cristiano y creyente claro, el hijo de Leopoldo Panero, Leopoldo María Panero, será un poeta claramente contracultural. Salustiano Masó puede sentir en este poemario un camino intermedio que aún debía terminar de recorrer, ya que se decanta por la vía de la duda existencial cuestionando o bien a Dios o no tanto eso de manera directa pero sí a quienes usan la idea de Dios o las instituciones para dominar al otro. Salustiano se considera parte de los creadores de antipoemas, como Nicanor Parra, al cual cita en algunas de sus obras, e incluso compondrá varios poemas siguiendo algunas de las pautas de los antipoemas, tales como caer en el prosaísmo, por ejemplo, eso ocurrirá en los años inmediatamente siguientes al poemario que nos ocupa.

Masó expresa dudas existenciales de manera constante y sencilla en estas páginas, pero siempre apuesta por seguir adelante en el mundo. Tiene la citada habilidad de decir entre líneas un mensaje donde pareciera clara su desconfianza hacia la posibilidad de una existencia más allá de la vida carnal, por lo que siempre llama a vivir el mundo.

 
 "Si quemaste tus naves ya no sueñes
embarcarte en el humo y la ceniza.
 Da la espalda a tu sombra y los recuerdos
déjaselos al mar.
(...)"

Su arraigo a la vida se lee más claramente en estos otros versos explicativos:

"(...)
Amé, luché, viví.
Fui injusto casi tantas veces
como clamé por la justicia,
y aunque hablé de la muerte con frecuencia,
no fue con la costumbre de morir.
(...)"


El libro se divide en tres partes, cada una la encabeza una cita de poetas reconocidos, Santa Teresa, Quevedo y Antonio Machado. Las citas que usa Masó resumen en buena parte por dónde van las reflexiones y dudas del autor en esta obra: "Porque en su Dios está todo su intento", "¿Por quién tienes a Dios?", "Que el caminante es suma del camino"

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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