domingo, 9 de enero de 2022

La orden de las Escuelas Pías en Alcalá de Henares, siglos XIX y XX. [Volúmenes I y II]

Título: La orden de las Escuelas Pías en Alcalá de Henares, siglos XIX y XX. [Volúmenes I y II]. 
Autores: José María San Luciano; Luis Briones Fernández.
Editorial: Domiduca Editores.
Año de publicación: 2021 (1ª edición).
Género: Historia.
ISBN: 978-84-121308-8-1

 

El 3 de diciembre de 2021 Domiduca Libreros presentó otra de las muchas novedades que decidieron publicar en el final de ese año, se trata de La orden de las Escuelas Pías en Alcalá de Henares, siglos XIX y XX, publicado en dos volúmenes físicos y una amplísima base de datos adjunta por vía de Internet. Era una obra investigada y escrita por José María San Luciano y Luis Briones Fernández. Como ya se dijo en estas notas, podría completar el libro que también publicó Domiduca ese mismo mes: El Colegio Calasanz-Escolapias (1904-2004) Un siglo de presencia educativa en Alcalá de Henares, álbum fotográfico, de Pilar Lledó, historiadora bastante amiga de San Luciano, y a quien quizá este le proporcionó buena parte del material que investigó para que sacara adelante aquel otro que bien podría entenderse como un tercer volumen, pero esto es especulación de quien esta nota escribe. No obstante, no es la primera vez que estos dos historiadores, historiadora e historiador, comparten información e incluso se prestan a prologarse libros mutuamente, como por ejemplo en Luces y sombras en tiempo de paz. Alcalá de Henares en la Segunda República (1931-1936), de Pilar Lledó en 2018, también con Domiduca Libreros.

El libro ha sido publicado en dos volúmenes con cubiertas ocres que presentan una fotografía de finales del siglo XIX del Colegio Mayor de San Ildefonso, también conocido como Universidad Cisneriana y Universidad de Alcalá (en realidad es el edificio del rectorado y otras oficinas de la Universidad de Alcalá). Se aprecia en la parte izquierda la ubicación original de la Fuente de los Cuatro Caños y la ausencia del ajardinamiento del siglo XX que, remodelado, continúa en el siglo XXI como jardín y plaza, así como también está ausente la estatua dedicada al cardenal Cisneros, producto de los años finales del XIX. No es baladí que se haya usado esta imagen, pues cuando se tomó la fotografía el edificio ya no era Universidad, sino sede de las Escuelas Pías, de los filipenses. El segundo volumen ilustra su portada con una fotografía de alumnos y profesores dentro del patio mayor de escuelas o también llamado Patio de Santo Tomás de Villanueva a comienzos del siglo XX. Entre ambos volúmenes la investigación ocupa algo más de mil páginas de papel, incluyendo fotografías y otros materiales de apoyo al texto, a los que hay que sumar que en las últimas páginas de cada uno se incluye un código electrónico (un código QR) que al escanearlo con la tecnología debida lleva a una ampliación de la obra en Internet, donde se puede encontrar aún más material de investigación que, de haber sido editado en volumen hubiera ocupado otro ejemplar más o dos, a los que hay que sumar la posibilidad de que la obra de Pilar Lledó podría perfectamente haber sido parte de esta magna y ambiciosa obra por la que Domiduca Libreros apostó cuando su autor principal se la propuso años atrás.

El autor principal no es otro que José María San Luciano, un historiador local que comenzó como historiador aficionado, sin haber cursado el oficio de historiador en la Universidad, con toda la deontología y método que la licenciatura da, más las herramientas más profesionales, que sin embargo ya ha publicado varios libros de Historia ampliamente trabajados en un esfuerzo de esquilmado de fondos de archivo, lo que a menudo da libros muy completos de datos, útiles a la ciudad, al ciudadano y a otros historiadores. Un historiador de Alcalá de Henares a tener en cuenta por mérito propio y por no ejercer de cronista, sino por su labor de ir al documento. La interpretación de los mismos o el cotejo de ellos es otro asunto ya propio de debate entre historiadores, pero San Luciano, sin duda, se esté o no de acuerdo con algunas de las tesis de las que parte a veces, es un historiador al que hay que escuchar, pues su trabajo es un trabajo profesional. El debate entre historiadores es propio del oficio de historiador, es sano y es algo que es lo que hace que avance la Historia por los vericuetos más posibles de aquello que fue o pudo ser, si bien a menudo trabajos tan arduos y exhaustivos como este ya tiene en sí mismo la mayor parte de la información y respuestas posibles. Con este trabajo San Luciano sea ahora mismo posiblemente quien más sabe de las Escuelas Pías en Alcalá de Henares y de su influjo en la ciudad.

Otros libros de San Luciano han sido obras como Azaña, memoria gráfica 1880-1940 (1990, con Vicente Alberto Serrano), El incendio y destrución del Archivo Central. Alcalá de Henares, 1939 (2009), Justicia militar en Camarma de Esteruelas (1939-1943) (2016) y Homenaje a Cisneros (2016, junto a varios historiadores locales más).

El otro autor es Luis Briones Fernández, profesor de la Universidad Complutense de Madrid que cuenta en su haber con otros libros publicados, a menudo en torno a temas económicos y de cambios  sociales, tales como Criterios para diseñar un régimen fiscal que evite el uso de socie (1987), Curso de técnicas tributarias y asesoría fiscal internacional (1995) Planificación de las inversiones españolas en Latinoamérica (2001) o Comunicación institucional y cambio social (2017, junto a otros autores), entre otros. Por cierto que el apellido de este autor, Briones, coincide con el de una familia alcalaína que del siglo XVI al XVIII fue una familia importante y acaudalada a costa de ser de los primeros y principales impresores de la ciudad. Precisamente alguna de sus mujeres llegó a ser abadesa en el Convento de las Bernardas en la ciudad. Ignoro si será coincidencia o si de algún modo es descendiente de alguno de aquellos Briones.

San Luciano comenzó este proyecto años atrás. Personalmente me consta que las primeras versiones del manuscrito original ya estaban en manos de Domiduca Libreros antes del reconocimiento oficial de la pandemia de la Covid-19, en 2019, ya que en aquellas fechas Marcos y Asela, quienes llevan al librería y editorial, necesitaron el favor de que les atendiera la librería y coincidió con que ya entonces se estaba trabajando en la obra. Como quiera que yo también quise sacar adelante mi libro La depuración de maestras y maestros en Alcalá de Henares (1939-1941) con Domiduca, aunque al final lo sacara por mi cuenta en 2021, fui sabiendo que durante el año de la pandemia, 2020, seguía trabajándose arduamente en ampliaciones y correcciones del libro, tanto por parte del autor como por parte de la editorial. En torno al año 2021 esto seguía siendo así hasta que al fin, entre finales de noviembre y comienzos de diciembre se publicó. Así pues, la obra se lleva trabajando como mínimo desde 2019, y teniendo en cuenta que nadie presenta un manuscrito sacado de la nada, por tanto investigado y escrito previamente, podríamos pensar que el libro tiene sus orígenes  tal vez en 2018 o antes. Todo esto, junto a su gran voluminosidad, nos quiere indicar que es la obra más ambiciosa y más trabajada de San Luciano, y probablemente el proyecto editorial de Domiduca Libreros por el que más han apostado en toda su trayectoria, con permiso del libro muy bien trabajado de Retrato de una ciudad. Alcalá de Henares 1899-1966. Album y catálogo de postales, de Sánchez Moltó y publicado por Domiduca en 2008.

La orden de las Escuelas Pías en Alcalá de Henares, siglos XIX y XX se dispone casi como una enciclopedia en sí misma. Contiene la Historia de esta institución en Alcalá de Henares, la orden en sí misma en esta ciudad, biografías de las personas que pasaron por estos centros, cuestiones de los edificios, documentación gráfica, etcétera. Podría haber continuado en su trayectoria por el siglo XXI, pues estas escuelas siguen en activo, como por ejemplo el colegio de San Felipe Neri, en la calle del mismo nombre y adjunto al oratorio de igual nombre en la Plaza del Padre Lecanda, sin embargo, igual que hiciera Pilar Lledó en su libro de Calasanz-Escolapias, decidieron detenerse en el final del siglo XX. Quedaría pues completar esta importante obra con esos veintiún años que de momento van del siglo XXI. Por otro lado, igual que le pasara al libro de Pilar Lledó, el libro no deja de ser una importante obra de Historia pero a la vez un libro de homenaje y reconocimiento a las Escuelas Pías en su labor educativa de referencia en Alcalá de Henares, por lo que le faltaría un contraste más crítico, o autocrítico (no sabría decir quien esto escribe si hay nexos entre San Luciano y los filipenses o los escolapios) de la Historia de las Escuelas Pías en la ciudad de Alcalá. Le faltaría más contrastes de tesis y antítesis para refinar más la puntería de la síntesis a la que llega la obra. En todo caso, una obra tan trabajada y tan profunda ya es en sí misma una investigación de referencia por su gran cantidad de datos aportados. En una Historia general de Alcalá de Henares futura este libro debiera ser consultado, y ya sería cosa de los historiadores que emprendan esa tarea llenar esa fase de reflexión global sobre esta historia de la orden de las Escuelas Pías dentro de la Historia de la ciudad.

Las Escuelas Pías en la ciudad tienen por punto de partida el cierre de la Universidad de Alcalá de Henares o Complutense en 1836 y su traslado a Madrid. A partir de ese momento los edificios universitarios de los siglos XVI a XVIII fueron sufriendo abandono y deterioros, así como usos indebidos como pueda ser el de establos. Varios empresarios se interesaron por ellos. El Colegio Mayor de San Ildefonso sufrió la compra por parte de un empresario para criar gusanos de seda, motivo por el que el patio de Continuos o de Filósofos fue desmontado para crear un jardín. Otros proyectos no llevados a cabo planeaban crear balasto con algunos de los sillares. La indignación de los ciudadanos alcalaíno llevó a una iniciativa ciudadana que fue crear la Sociedad de Condueños en 1851, mediante la cual se reunió dinero para comprar todos esos edificios históricos, los que se pudo, con la finalidad de protegerlos. Ahora bien, el mantenimiento de ellos era costoso y no se tenía muy claro qué se podía hacer con ellos. Esa fue la principal razón por la que la mayor parte fueron alquilados al Ministerio de la Guerra, posterior de Defensa en el último cuarto del siglo XX, y a la Iglesia. Desde aquel 1851 los edificios van siendo cedidos y ocupados por estas dos instituciones según se iban haciendo con ellos. El Colegio Mayor de San Ildefonso era especialmente sensible a la ciudadanía, por lo que el ayuntamiento y la Sociedad de Condueños, al alquilarlo a la Iglesia, procuraron que trajeran a la ciudad un colegio que pudiera impartir no solo enseñanzas de educación primaria, sino también de secundaria, para intentar darle al edificio un uso pedagógico aún y porque la ciudad necesitaba tanto por su amor propio como por sus habitantes una institución así. De ese modo la Iglesia trajo la orden de las Escuelas Pías a Alcalá y su primera ubicación fue en tal edificio. 
 
Con el paso de las décadas, las Escuelas Pías, los filipenses, se irán trasladando de ubicación. Con la llegada de la Segunda República en 1931 y su reforma educativa que dejaba la educación pública en manos del Estado y de carácter laico, reforma que fue parada en 1933 al ganar las elecciones el Partido Radical y la CEDA, estas escuelas salieron del edificio universitario, que fue destinado a otros usos. Por ello ya hay ahí un primer traslado. Actualmente ya sabemos que las Escuelas Pías ocupan edificios en la calle Escritorios, calle de San Felipe Neri, calle Lope de Figueroa y calle de Santiago, ya sea con los escolapios, las escolapias o los filipenses.

Estas escuelas e institutos se transformaron en centros educativos de referencia en la ciudad, especialmente para las familias pudientes y conservadoras. Eran y son centros educativos privados de corte católico. Actualmente, desde 1971, son centros concertados de educación privada y pública donde cabe todo tipo de familias siempre que paguen sus cuotas y estén conformes con una educación dirigida por el ideario y creencias católicas. Siguen siendo centros de importancia y prestigio en la ciudad, si bien desde la década de 1970, con la llegada de nuevo de los colegios públicos laicos muchos hijos e hijas de los alcalaínos han optado por primar su educación dentro de esas escuelas e institutos públicos y laicos. No obstante, las escuelas pías dan un alto servicio y muchas generaciones han pasado y siguen pasando por sus aulas con la aureola de un pasado y un presente no solo de prestigio sino también de largo servicio a la ciudad en la educación más básica.

Un personaje de referencia histórica ligado a estas escuelas es el sacerdote conocido como padre Lecanda, que vivió entre 1853 y 1939, amigo de Miguel de Unamuno y quien le inspirara a este el personaje del sacerdote en la novela San Manuel Bueno, mártir (1931). Manuel Azaña menciona explícitamente estas escuelas en su ubicación en el Colegio Mayor de San Ildefonso en su novela El jardín de los frailes (1926), de corte autobiográfico, ya que él fue brevemente alumno escolar de ese centro antes de que sus padres le llevaran a cursar la Secundaria a El Escorial. En el recuerdo de Azaña se habla de una educación de estilo puramente escolástico y ligado a la teología, sin apenas concesiones a las nuevas formas educativas y conocimientos que se iban dando fuera de España. Habla además de una educación que parecía casi de cuartel a base de una normativa muy ligada a lo jerárquico y al orden. 

Sea como sea, es innegable que el servicio educativo de las Escuelas Pías en Alcalá es parte de la Historia de la ciudad y está ligado a rellenar ese vacío que dejó la pérdida de la Universidad. Para muchas familias que no podían costearse mandar a un hijo a estudiar fuera de la ciudad, aunque fueran familias pudientes, o bien a aquellas familias que buscaban medrar en cargos en Alcalá, esta institución era la posibilidad de adquirir los conocimientos y las relaciones sociales futuras que más necesitaban. Evidentemente hay un antes y un después de estas escuelas tras la proclamación de la República en 1931, como también lo hay tras el final de la guerra civil en 1939 y la instauración de una dictadura en inicio fascista o profascista y posteriormente ultranacionalista y ultracatólica. Es evidente que esta institución educativa, por su carácter católico y conservador, fueron primadas por la dictadura y que socialmente además se las veía como una ventaja social y educativa desde la que podrían partir los hijos e hijas de determinadas familias que se podían permitir mandarle a estudiar allí, a fin de cuentas centros de estudio de pago. Este hecho se une en Alcalá al prestigio de estos centros por haber estado en activo desde el siglo XIX. En 1970 la propia dictadura, a través de su ministro de Educación, Villar Palasí, aprobó la Ley Orgánica General de Educación (LOGSE), que daría pie a la Educación General Básica (EGB), al Bachillerato Unificado Polivalente (BUP) y la Formación Profesional (FP). Esa reforma educativa dio pie al fomento de escuelas e institutos públicos, así como a que la educación privada comenzara a pasar a ser concertada, esto es en colaboración con la educación pública, aunque el gobierno de Franco nunca dejó del todo la educación en las manos únicas de la Iglesia, hubo diversos medios para controlar qué se enseñaba. Con la muerte de Franco en 1975 y el proceso de la Transición a la actual monarquía parlamentaria, basada en la democracia y que asienta la Constitución de 1978, todo aquellos colegios e institutos públicos fueron adquiriendo una educación netamente laica, aunque conservaba una asignatura de religión, que a lo largo de los años hasta la actualidad ha saltado diversas veces de ser obligatoria a opcional. Todo esto afecta a los centros educativos religiosos como las Escuelas Pías. En el caso de Alcalá de Henares nunca perdieron su prestigio, si bien ganaron en democratización, en diversidad del tipo de alumnado y su origen social e ideológico, y en avances en la metodología y temario en el que educar. También es cierto, como se ha dicho, que muchas familias optaron cada vez más por colegios públicos laicos, pero las Escuelas Pías al gozar de su prestigio social mencionado, el cual se une en algunas familias en una mentalidad de sentirse más alcalaínos por estudiar en estos centros, cosa que es debatible y cuestionable, nunca sufrieron una crisis de falta de alumnado. Son unos centros por los que han pasado una gran mayoría de alcalaínos y parte de la Historia de la ciudad. 

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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