sábado, 18 de abril de 2020

Viaje del Parnaso

Título: Viaje del Parnaso.
Autor: Miguel de Cervantes Saavedra.
Editora: Viuda de Alonso Martín. 
Impresora: Viuda de Alonso Martín. 
Año de publicación: 1614. (1ª edición)
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Título: Viaje del Parnaso y otras poesías
Autor: Miguel de Cervantes Saavedra.
Editorial: Penguin Books / Penguin Clásicos [España].
Año de publicación: 2016 (1ª edición, editado por Laura Fernández García).
Colección: Clásicos. 
Nº de volumen en la colección: [No hallado]. 
Género: Poesía.
ISBN:  978-84-91051565


Ya presentamos a Miguel de Cervantes a través de su obra El Quijote, el autor más importante de Alcalá de Henares, al ser también uno de los principales literatos mundiales. Allí ya dimos varias claves sobre su forma de ser y algún  detalle de su vida, a la vez que se explicó el porqué de la importancia de su obra y el porqué de su singularidad en su época. El autor ha despertado a lo largo de los siglos toda una corriente en torno a él y su obra y toda una serie de influencias que se conoce como cervantismo. Su gran importancia literaria hizo que a partir de 1976, con el comienzo del reinado de Juan Carlos I, se comenzara a dar el conocido como Premio Cervantes, el premio literario más importante de la lengua española, equivalente al Premio Nobel de Literatura, pero restringido exclusivamente a la lengua española. Y reitero por tercera vez lengua española y apunto que tal vez hay que añadir lenguas de España, pues aunque en principio asumimos de entrada que tratamos del castellano, ya sea propio en su diversidad dentro de España, como en su diversidad en cualquier parte del mundo donde se hable, aunque hasta la fecha el premio ha recaído en españoles y en autores de países hispanoamericanos, queda pendiente el día que pudiera recaer en autores de Filipinas, Guinea Ecuatorial, Sahara Occidental o de cualquier otro lugar del mundo donde vivan hispanohablantes, como por ejemplo Estados Unidos de América, por muy polémico que esto suene. Más polémico sonará todavía sugerir la posibilidad de que algún día se podría incluir a autores portugueses, sobre todo porque probablemente a los hablantes lusos quizá no les haga ninguna gracia por motivaciones políticas y de sentimiento nacional histórico, pero no es menos cierto que en los tiempos de vida de Cervantes, Portugal y su Imperio eran parte de España y de su propio Imperio, o que la Historia de España y Portugal son historias y cultural fuertemente enraizadas entre sí. En todo caso, decía que habría que decir lenguas de España, pues el premio se ha dado en alguna ocasión a autores cuya parte de su obra, o parte principal de su obra, se ha desarrollado en lenguas de España que no son el castellano, en concreto en catalán, queda pendiente también que, dado este hecho, se dé en algún momento a escritores en vasco, bable, castuo o gallego, ¿o es que por escribir en gallego excluiríamos hoy día de su reconocimiento a Rosalía de Castro? ¿O por escribir en catalán/valenciano eliminaríamos a Ausiàs March? ¿Quitaríamos las jarchas de nuestra Literatura por usar el mozárabe? No obstante, el Premio Cervantes que se iba a entregar este 2020 el próximo 23 de abril se le iba a dar a un poeta cuya mayor parte de su producción es en catalán, Joan Margarit. La entrega ha sido aplazada sin fecha por causa del confinamiento por el estado de alarma activado desde el pasado 14 de marzo por la crisis sanitaria causada por la pandemia de la Covid-19. Como estamos a pocos días de que esa ceremonia se hubiera producido, y en consonancia con los dos años anteriores de publicar sobre Cervantes, aunque el año pasado publiqué en concreto sobre el Quijote apócrifo, hoy hablaremos de una de las obras de Miguel de Cervantes, Viaje del Parnaso.

Miguel de Cervantes y Saavedra (1547-1616) nació en Alcalá de Henares. A pesar de la polémica sobre el dato, se han dado diversas pruebas y teorías sobre la certeza de este hecho. Entra aquí el historiador Luis Astrana Marín (1889-1959), ligado a Alcalá de Henares por su cervantismo y con estatua en la calle Colegios, previamente en la Plaza Astrana Marín a la que todos conocemos popularmente como la Capilla del Oidor, por estar allí los restos de la iglesia Santa María la Mayor, destruida en 1936 por un incendio provocado al comienzo de la guerra civil y hasta el final de la guerra en 1939 perdida del todo por los bombardeos de la aviación fascista de Franco, de la cual se salvó una parte del edificio del siglo XV y el campanario del siglo XIX, conservándose la pila bautismal donde se bautizó a Miguel de Cervantes. Allí se guardaba también el libro y documentos parroquiales de varios siglos donde, entre otras cosas estaba el acta de bautismo de Cervantes. Teóricamente esta acta fue salvada por parte de católicos y simpatizantes de Franco de una posible destrucción a manos de milicias y simpatizantes de la República y sus partidos y sindicatos. Lo cierto es que aunque la Causa General abierta por Franco en 1939 culpabilizó de la quema de la iglesia a milicianos del PSOE y de la UGT y comunistas, la realidad salió a la luz muchos años después de haber acabado el franquismo, ya en los finales de la década de 1990 y sobre todo mediada la década de 2000, varios de los protagonistas, familiares y testigos de la represión por esta causa, aún vivos y cercanos a su muerte, comenzaron a hablar de las acusaciones falsas, siendo uno de los principales testimonios el de Nacarino, en el que se hablaba, en todos los casos independientes entre sí, de un incendio provocado por maleantes habituales que entraron a robar y prendieron fuego para huir al ser sorprendidos precisamente por las milicias. La apertura y mejor conocimiento de los archivos municipales y estatales corroboran en voz de las autoridades por otra parte la destrucción de la iglesia por esa causa de incendio y por los bombardeos. No hay ningún testimonio, más allá de opiniones particulares de descendientes y simpatizantes de una determinada corriente conservadora, sobre que cualquier partido, sindicato, milicia o gobierno de la República quisiera destruir la partida de bautismo de Cervantes, siendo además inexplicable por qué hubieran querido hacer tal cosa con un documento emblema y orgullo de la ciudad incluso en aquellas épocas, cuando en 1905 mismo toda la ciudad se movilizó para celebrar los trescientos años de publicación de El Quijote. No podemos dudar del hecho de que el acta fue sustraída por una familia conservadora y ocultada, según testimonios actuales, en el fondo de un pozo de un patio vecinal de la calle Cerrajeros (lo que por razones de conservación esto sí sería dudable su nivel de realidad), perteneciente a la casa donde se encontraba el negocio La Bola de Oro, una librería y sede de prensa local de carácter ultraconservador y ultracatólico, muy activo contra todo lo que fuera izquierda, cuyo fundador era García Cuevas, del que hablamos cuando escribí sobre su libro Villafeliz o el paraíso perdido. A fin de cuentas el miedo es libre y lo que aquella gente pudo temer pudo ser algo real y palpable para ellos, quizá hasta distorsionado en el recuerdo con el paso de las décadas y la transmisión generacional, aunque la realidad de los hechos factibles fuera de su realidad fuese diferente.

Sea como sea, aquella acta de bautismo certificaba el bautismo de Miguel, con fecha del 9 de octubre de 1547, su nacimiento fue el 29 de septiembre. Algunos autores afirman que Miguel fue bautizado en realidad dos o tres años después de su nacimiento. Como archivero e historiador he de confesar que lo único extraño que encuentro en ese acta es que las numeraciones de las fechas se hicieron en números arábigos, siendo altamente anómala en la gran mayoría de toda la documentación de aquella época y posterior que yo he podido ver y trabajar, se solía poner escrita con palabras, no con signos numéricos. No es imposible que sucediera, pero si hace del documento algo tan inusual y raro que el autor que lo hiciera constar es probablemente tan digno de estudio como cualquier otro en su época, pues quizá aquello delate en él otras cualidades de mentalidad poco comunes en la época. Sea como sea, no es el único documento que en los archivos concernientes a Alcalá de Henares mencionan a Cervantes o a alguno de sus familiares. La vivienda de uno de sus tíos y su familia se ubicaba en la Calle Mayor, donde actualmente está una de las tiendas turísticas de la Universidad de Alcalá; su padre trabajó de cirujano y barbero en el Hospital de Antezana en la misma calle y al lado de la casa del citado tío de Miguel, hermano de su padre; una de sus hermanas, Luisa, terminó siendo abadesa del Convento de las Carmelitas donde la misma Santa Teresa de Jesús tuvo una estancia al final de su vida, cerca de los otros lugares citados. Parte de su familia siguió viviendo de Alcalá de Henares y él no dejó de pasar por la ciudad o de tener contacto, por lo que se refleja en algunos escritos. Ahora bien, la ubicación original de la casa natal de Cervantes es más objeto de duda. En principio parece que lo más seguro es que en realidad se ubicara donde descendientes Cervantes mantuvieron una corrala que terminaron vendiendo y cuya calle toda la gente conocía como "la de los Cervantes", tal corrala de vecinos fue vendida en el siglo XIX a un empresario teatral, que la derribó y sobre ella construyó el Teatro Salón Cervantes, aún en activo. Tal calle se llama calle Cervantes. Pero Astrana Marín, en su tarea de intelectual cervantista, dio con una serie de documentos e interpretaciones, así como los restos de una zapatería aledaña al Hospital de Antezana, que le hizo afirmar que la casa de Cervantes se levantaba en aquel lugar de la calle Mayor. La dictadura franquista, sin grandes pruebas que confirmaran la teoría y necesitado de encumbrar su propaganda de grandeza e imperio mundial, así como de sus hitos nacionalistas españoles, dio a Astrana Marín como el mayor de los cervantistas de su época y por tanto indiscutible. Se volvió a levantar una casa imitando la casa de alguien más bien adinerado y más bien con un regusto de restauración histórica del siglo XIX pasado por el siglo XX, más que de la realidad de la Edad Media propia de la calle Mayor, tal edificación es la que actualmente ocupa el Museo Casa Natal de Miguel de Cervantes.

Hay que pensar que Luis Astrana Marín, veterano de la Guerra de Cuba (1895-1898), era uno de los intelectuales más eruditos del comienzo del siglo XX, si bien no estaba en la primera fila de la intelectualidad. Se especializó en crítica literaria y en concreto en los estudios sobre Cervantes, pero también ejercía de periodista y publicó teatro y novelas, lo que le lanzó a la popularidad en los años 1930. Precisamente en 1933 comenzó a escribir en el periódico Informaciones, el cual tenía un carácter favorable a las ideas nazis alemanas y fascistas italianas, por tanto era antirrepublicano y favorable a cualquier idea próxima al fascismo o directamente fascista en España. Aún más, Luis Astrana Marín llegó a hacer gala de antisemitismo con artículos donde afirmaba cosas como: "no habrá paz en el mundo mientras existan los judíos", atacaba a los modernistas o consideraba a cualquier escritor de izquierdas (en cualquiera de sus corrientes) como mentecatos (literalmente, así se refería a ellos). Llegada la guerra civil en 1936 quedó atrapado en Madrid capital, por lo que pasó a ser de la quinta columna, ocultando sus ideas sin destacarse en ninguna dirección política y haciéndose pasar simplemente por un conservador republicano. Recién terminada la guerra pasó a trabajar para el periódico monárquico, en esos momentos exactos plenamente franquista, ABC. Desde 1948 hasta 1958 publicó su obra más ambiciosa de investigación sobre Cervantes, Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra, donde afirmaba dar las pruebas definitivas del nacimiento del autor en Alcalá de Henares, aportando la partida de bautismo, y aseguraba el emplazamiento exacto de la casa natal en la calle Mayor, a pesar de que el conocimiento popular y documentos de archivo situaban a la parte de la familia de Cervantes más probable como rama de Miguel en la actual calle Cervantes. Al franquismo le convenía tener un lugar físico que mostrar, tal como las ideas del fascismo habían practicado en el pasado, era imposible derribar el teatro romántico y decimonónico, por su valor arquitectónico y cultural, por lo que dio el beneplácito y ayudó a asentar la teoría de Astrana Marín de la casa natal como la única cierta. De ahí se pasó a la "recreación" de la construcción antes citada. Entre tanto, Astrana Marín llegó a fundar una sociedad cultural en torno a Cervantes.  

Han existido pruebas filológicas, estudios literarios, arqueológicos, estudios biográficos e incluso genéticos para confirmar plenamente o para crear teorías sobre el origen alcalaíno de Miguel de Cervantes, al margen ya de la ubicación real de su casa en la ciudad o de la propia partida de bautismo. Existen otras teorías que afirman su ascendencia gallega, su pasado familiar probablemente judío (sobre el que lanza varias pistas o sobre el que además la alteración del apellido familiar pareciera confirmar, aparte de la ubicación de las casas familiares en la antigua barriada judía de Alcalá), hay teorías sobre una ascendencia catalana, otra sobre una ascendencia aragonesa, pueblos de Castilla-La Mancha que lo reivindican, etcétera. Sin embargo, parece asentado y confirmado por muchos medios que Cervantes nació en Alcalá de Henares y pasó sus primeros años aquí, sus estudios y que además mantuvo contacto con la ciudad, pues así por ejemplo asistió a la ceremonia de nombramiento como abadesa de su hermana Luisa. La prueba más definitiva está en el Archivo de Protocolos de Madrid, donde se guarda la documentación original que el propio Cervantes rellenó para solicitar y obtener permiso de la administración para publicar sus obras, la censura de la época. Así por ejemplo, en la documentación referente a La Galatea, ante la pregunta sobre de dónde es natural, Miguel de Cervantes contestó de Alcalá de Henares. Quedando así confirmado el origen en el conjunto de todo lo aportado e investigado, aunque a fecha de hoy no paren de surgir otras hipótesis y teorías a menudo con pruebas dudosas y peregrinas.

Para otros detalles de la vida de Cervantes me remitiré a revisar en estas mismas Notas de los cíclopes libreros algunos que aparecen en otras obras de Cervantes, en las obras concernientes al cervantismo o en la nota sobre El Quijote apócrifo de Avellaneda. Por hoy baste con lo escrito para proceder a hablar de Viaje del Parnaso.

Viaje del Parnaso fue publicado en 1614, es por tanto una de las últimas obras del autor, aunque un año antes de la publicación de la segunda parte de El Quijote, pero mismo año de publicación que El Quijote apócrifo de Avellaneda. En principio no parece que exista ninguna referencia a esta obra de Avellaneda, pero sí es verdad que a lo largo de Viaje al Parnaso Cervantes se reivindica a sí mismo como autor de El Quijote y la grandeza para España de su reconocimiento dentro y fuera del país, grandeza por extensión que le concierne a él. Tal como el lector habrá pensado ya, Viaje al Parnaso vuelve a ser una obra avanzada para su época al volver a introducir, como ya hizo El Quijote, la metaliteratura, al meter al autor dentro de la obra ficticia. De hecho el protagonista es el propio autor, es el propio Miguel de Cervantes. Es la obra donde más explora este recurso tan moderno.

Se trata del único poema de gran extensión y de carácter narrativo que realizó Cervantes, al menos que nosotros conozcamos. A decir verdad, muchos de sus poemas se han perdido y se sabe de ellos por referencias o por títulos citados por el propio Cervantes o por otros autores. El autor comenzó escribiendo poesía en su juventud, como tantos otros autores. En la búsqueda de su propia voz, él comenzó dentro de la corriente del nuevo romancero castellano, basada en la composición de romances que renovasen los romances del antiguo romancero, que en el siglo XVI estaba de moda entre el público lector, especialmente los escritos en los siglos XIV y XV. En este interés renovador, por tanto conocedor de lo anterior y a la vez crítico con ello, se fue formando. Probablemente entre sus lecturas no faltaron el otro género poético de gran éxito en el siglo XVI, el pastoril (poemas amorosos en ambientaciones idealizadas de la vida de los pastores), pues no son pocos los poetas pastoriles que cita entre sus amigos a lo largo de toda su obra. Cervantes escribió también sonetos y sobre todo mucha poesía humorística con crítica aleccionadora sobre moral o sociedad. La gran mayoría, como se ha anotado, está perdida. Sabemos que Miguel de Cervantes trató de colar sus poemas en muchas de sus novelas en prosa y teatro, o que llegó a sacar a la luz algún poema. Sabemos también que él deseaba ser reconocido como un gran poeta y se dedicó y esforzó en la poesía y en el teatro, pero su triunfo en la prosa (para la que estaba más cualificado y para la que sus experimentaciones e innovaciones iban mejor adecuadas) no es casual. Tanto por poetas y dramaturgos de la época, como para escritores y analistas de los siglos siguientes, Miguel de Cervantes no era buen poeta. Se le criticaba en su día, además, cómo usaba el sarcasmo en sus versos. Razón por la cual, entre otras cuestiones personales, que se enemistó con Lope de Vega. Las críticas entre ellos son grandes, y ya sabemos de las anteriores notas todas las hipótesis que aparecieron sobre El Quijote apócrifo, así como las alusiones en los dos volúmenes de El Quijote de Cervantes, sin olvidar que en la obra de Avellaneda, directamente, aparece Lope de Vega burlándose de Quijote. 

Como sea, Viaje del Parnaso se publicó como libro por sí solo, siendo un poema narrativo de gran extensión, basado y readaptando a la realidad española la obra de mismo título, pero en italiano (Viaggio di Parnaso) de Cesare Caporali di Perugia, publicada en 1578. Miguel de Cervantes conoció al autor y su obra durante su vida en Italia. El libro cervantino fue dedicado al caballero de la Orden de Santiago Rodrigo Tapia, cortesano. El poema está compuesto en tercetos encadenados distribuidos en ocho capítulos y acompañados de prosa en un prólogo y un adjunto que en realidad enmarcan este enorme poema en lo que sería un relato de prosa... ausente de prosa más que brevemente en su comienzo y en su final. Esto vuelve a meterle gran adelantamiento a su época, pues incluso a lo largo del adjunto final se introducirá la literatura epistolar y se mezclará la prosa con la forma teatral. Toda esa experimentación narrativa no se verá de moda y plena hasta el romanticismo de siglo XIX, sirva de ejemplo Don Álvaro o la fuerza del sino, del Duque de Rivas. 

Probablemente la obra conllevó un largo periodo de composición, ya que se alude al viaje al Parnaso en torno al que gira la obra en algunas de las obras publicadas el año anterior, 1613, así como se volverá a mencionar la obra en obras posteriores, tanto en la segunda parte de El Quijote, un año después, 1615, como en la obra póstuma Los trabajos de Persiles y Sigismunda, de 1617. Fue publicado por primera vez en la imprenta que llevaba la viuda de Alonso Martín, en Madrid. No ha de extrañar el dato. A pesar del tópico actual, lo cierto es que las mujeres podían regentar su propio negocio. Siguiendo la legalidad española de los siglos XVI a XVIII. Damos por alto la posibilidad más que probable de que hubiera lugares de España donde las mujeres llevaran pequeños negocios sin problemas, por falta de extensión efectiva de la autoridad (como panaderías de aldeas, por ejemplo), nos centramos en aquella legalidad y anotamos que la condición era que la mujer debía ser soltera, o de lo contrario debía ejercer su esposo, de ser soltera no debía tener ya padre, o bien este ya no debía estar en condiciones, o bien no debía tener hermanos. En el caso de que la mujer hubiera quedado viuda, esta podía heredar el negocio del esposo y, si no se volvía a casar, podía ser ella quien lo sacara adelante. Esto al margen de que no estaba prohibido el trabajo de mujeres, sin bien se restringía, pensemos en las lavanderas, las tabacaleras, las sirvientas, las comadronas, las amas de cría, las camareras de tabernas, las trabajadoras agrarias, etcétera. Por otro lado, Miguel de Cervantes tenía cierto carácter de igualdad de género, salvando las distancias mucho del siglo XVI-XVII a lo que entendemos por tal cosa en el siglo XXI, tuvo por ello una vida confiada y rodeada a numerosas mujeres, especialmente de su familia. Por ello, no es de extrañar que entre los editores-impresores disponibles él confiara su trabajo a esta mujer, de la que la primera edición realizada por ella misma no trascendió su nombre impreso. Desde aquel 1614 a la actualidad se ha reeditado en numerosas ocasiones, en varios idiomas, por sí mismo y también junto a obras de teatro (la obra misma fue teatralizada por la Compañía Nacional de Teatro entre 2005 y 2007, o bien junto a alguna novela ejemplar o junto a una selección de otros poemas. También se ha editado gratuitamente a través de Internet, en digital. Una de las ediciones más actuales en papel es de 2019, pero para seguir esta nota vamos a remitir a la edición de Penguin Clásicos de 2016, que acompañaba la obra con una selección de poemas de Cervantes.

Básicamente, Miguel de Cervantes recibe la visita del dios Mercurio en Madrid y recibe el encargo de presentar un ejército de poetas de habla española para presentarlo ante el dios Apolo en el oráculo de Delfos, tal como hacían los griegos en la Edad Antigua. La idea es levantar una batalla para defender la buena poesía de la mala poesía, los buenos poetas, de los malos. Con este planteamiento inicial en prosa comienza a componerse el largo poema dividido en ocho capítulos. Imita la disposición del argumento de La Iliada de Homero, y no le faltará referencias a La Odisea, del mismo autor, y a La Eneida de Virgilio. Los tres poemas clásicos son considerados fundacionales de la cultura europea actual. En el siglo XVI, con el Renacimiento en marcha, y en el XVII, con el Barroco, estos autores y toda la mitología y cultura clásica eran el espejo en el cual mirarse y medirse para llegar a alcanzar la perfección. Falta en esta obra un énfasis en ideales cristianos, no lo hay, pero la obra pasó sin problemas la censura. Es de destacar que en las primeras páginas la autorización del permiso real, que siempre se publicaba en los libros autorizados, fue muy generosa en detalles sobre el proceso administrativo y económico que se siguió para pasar el trámite censor, así como se fijó el precio máximo de venta y el número de copias y tenencia de las mismas de los originales que servirían para comprobar que el resto de copias no variaron el texto.

La obra esta llena de referencias mitológicas grecorromanas, pero también está llena de referencias abundantes de numerosos autores famosos y no tan famosos de la época, de algunos de los cuales solo conocemos hoy día la referencia a su nombre o a su obra. Esto transforma al Viaje del Parnaso en una guía literaria para el comienzo del siglo XVII español de manos de Cervantes, y a la vez en una crítica literaria que nos expone cuáles eran las ideas de cómo debía ser la Literatura según Cervantes. No es de extrañar que pasados los dos primeros capítulos el autor reconozca que muchos de los nombres que escribió en reconocimiento de su valía se habían enemistado con él, precisamente por haberles incluido, tal vez por lo que de ellos dijo, mientras que otros tanto se habían enfadado con él precisamente por no haber sido citados... a todo esto, aquellos a los que criticó negativamente, ya no le soportaban. Sea como sea, parece ser que sí contó con amigos que lo tuvieron a bien y tenían una fuerte amistad con él, o bien algunos de los enfadados iniciales no estaban realmente ofendidos, si no molestos, ya que Cervantes era conocido por su sarcasmo y su ironía, con lo que ser alabados por él pudo hacerles pensar que en realidad estaban siendo ofendidos, sin ser esa la intención, según Cervantes. Hacia final de la obra parece que algunos ya le habían perdonado, a otros muchos les pide que sepan perdonar, y si no lo hacen él se vale con la sinceridad de la que ha usado, dice. Curiosamente en esta obra, por ejemplo, cita a Lope de Vega, y aunque Cervantes no le escoge para su ejército, Mercurio le obliga a incluirlo, reconociéndole su valía. Eran enemigos, pero eran caballeros de honor de la época. Entre los amigos de Cervantes que no se enfadan está Francisco de Quevedo, al que retrata con sorna como cojo y no queda claro metafóricamente si Cervantes le estima más como amigo que como poeta, pues aún citándole dos veces en la obra, no termina de meterle en su ejército de buenos poetas porque su cojera le hace llegar tarde, aunque considera que es el mejor de todos los guerreros poetas de la comedia, género que si bien admira en otros, él, Cervantes, rechaza serlo con gran indignación, pese a que su obra poética y su novela más célebre son de humor.

Lope de Vega y Francisco de Quevedo son autores que tienen que ver con Alcalá de Henares, pero de Alcalá, Cervantes también citará a dos poetas pastoriles que también eran naturales de la ciudad y que eran íntimos amigos de él, Francisco de Figueroa y Pedro Laínez, ambos ya habían aparecido citados en La Galatea (1585), y el segundo fue referido también en otra obra de Lope de Vega. Además, hay alguna referencia encubierta a ellos en El Quijote. Aparece también García Loaysa, eclesiástico, corregidor, historiador y poeta que se afincó en Alcalá, en la cual fundó uno de sus colegios universitarios, ciudad donde murió. Pero en Viaje del Parnaso no solo salen poetas que tuvieron algo que ver con Alcalá (salen otros tantos aparte de Lope y Quevedo) tampoco salen solo poetas alcalaínos directamente nombrados, llega a mencionarse a estudiantes y otras personas de la Universidad de Alcalá que escriben malos poemas, y en concreto menciona el número de siete poetas "del Henares" sin citar sus nombres y describiendo todo tipo actitudes literarias y personales que les hace malos y falsos poetas. Es de destacar que en varios de los libros de Cervantes la aparición de Alcalá de Henares suele eludir la mención del nombre de la ciudad tal cual, que sí sale así en El coloquio de los perros (1613), lo habitual en él es que haga referencia al río Henares y la ciudad del río Henares, otras pocas veces, las menos, como la ciudad de la Universidad.

Cervantes hace el reclutamiento de poetas y los va embarcando en un barco que vuela en una nube, un barco hecho de poemas y versos. Cita églogas, sonetos y otras composiciones y las dispone alegóricamente componiendo cada parte del barco, con crítica positiva. A los elegidos los va ubicando Mercurio haciéndolos caer en el barco depositados en gotas de lluvia. En cierto modo recuerda al comienzo de La Iliada cuando se forma la escuadra de la Guerra de Troya. Cuando Cervantes termina su selección, Mercurio le impone varios nombres que Cervantes había preferido dejar fuera, por considerar que los elegidos ya son suficientes para defender las letras españolas. por otra parte, entre los elegidos hay autores de todas las partes de lo que era España en ese momento, o sea: también hay autores de Hispanoamérica y autores de la Italia española o bien aliada de España. Pensemos que, por ejemplo, cuando llueven los autores malos y sus gotas se transforman en sapos que caen al mar, y entre estos a punto ha estado de caer Lope de Vega, parten hacia Roma y de ahí a Sicilia, y que, siguiendo los grandes poemas épicos antiguos, rinden tributo entre Escila y Caribdis, en Mesina, a los dioses como Neptuno para que no les mate con una tormenta e intentan tirar al mar a Antonio de Lofraso, un poeta de Cerdeña amigo de Cervantes, el cual le gasta esta broma. Al final no le tiran, los dioses perdonan a Lofraso y consideran que en el fondo su poesía merece la pena que continúe el viaje de los buenos poetas. No será la primera vez que el salve. En la primera parte de El Quijote ya apareció a través de uno de sus libros que se encontraban en la biblioteca de Alonso Quijano, el cual es uno de los pocos libros salvados de ser quemado en la hoguera de los libros por el cura y el bachiller. Aún aparecería una tercera vez, en la obra póstuma de Los trabajos de Persiles y Sigismunda.

En fin, siguiendo los paralelismos con las grandes odas épicas antiguas, la crítica y catálogo literario de Cervantes sigue con metáforas y alegorías citando y analizando nombres y obras de buenos y malos poetas por ejemplo pasando por la isla de la diosa Caribdis, de La Odisea. Venus se les aparece y la aplacan con poetas amorosos, a la vez que se disculpan por los innumerables poetas y personas que creen hacer poesía juntando simplemente rimas y palabras bien sonantes y lisonjeras. El dios Apolo se encuentra en lo alto del monte Parnaso, el monte donde los mortales que lo merecían recibían la inmortalidad, para subir a él ellos se purifican antes en la fuente de Castalia, tal como hacían los peregrinos de la vida real en la Edad Antigua, y con resonancias de origen mitológico también, pues era una fuente purificadora. Entablan batalla directa con los malos poetas, también citados, y sus balas de cañón y de fusilería, así como sus sables y puñaladas, son buenos y malos versos, buenos y malos sonetos, buenos y malos recursos y estilos poéticos en general, los cuales aparecen como auténtica artillería y metafóricamente amputan o malhieren a algunos de los autores presentes en el combate, incluidos los poetas religiosos, y siendo el principal de los héroes el poeta soldado por excelencia en la época, Garcilaso de la Vega. Toda descripción conlleva dentro de sí unas connotaciones entre satíricas y serias que son alegorías y metáforas de lo que críticamente pensaba Cervantes de muchos autores y obras. Llega a ser tan reconocedor de méritos como cruel. A fin de cuentas, ya era un hombre de edad avanzada, era famoso y poco le importaba ya lo que unos y otros pudieran pensar de su criterio o su honestidad, también es cierto que estaba enemistado con una gran cantidad de gente, debió tener un carácter tan abierto y avanzado para unas cosas como de difícil trato para otras.

Mientras a los buenos poetas les asisten las Musas, una por una, Mercurio, Apolo, Venus y otras deidades, a los malos poetas les asisten las representaciones de la Envidia, las Lisonjas, las Mentiras, la Adulación, el Aplauso Fácil... y con tales consejeras de guerra cada vez se pierden más en la batalla, al ahondar en malos hábitos al combatir. Acaba el combate con el triunfo de los buenos poetas españoles y se presentan ante Apolo, que premia a Cervantes coronándolo. Este, por otra parte, se había presentado a sí mismo en el capítulo cuatro, en el cual se describe física y moralmente a sí, así como da cuenta de ser el autor de El Quijote y de ser ya una persona famosa y traducida en otros lugares de Europa. Sabe perfectamente ya de la importancia de su novela y escribe sin tapujos. Ha sido un hombre con muchos años de pobreza y de deudas en su espalda, muchos años atrás ya de aquel 1614.

El autor es devuelto a su casa en Madrid, en la calle de las Huertas, donde recibe, ya en prosa de nuevo, la visita de Pancracio de Roncesvalles, un joven escritor presuntamente ficticio, este trae consigo una carta de Apolo para Cervantes y se pasa al género epistolar, que en determinado momento saltará a ratos al género teatral, como ya dijimos. En dos epístolas se reconoce al genio de Cervantes en la batalla como general de aquellas tropas y se excusa tanto de los poetas olvidados por el autor y de los excluidos, así como de aquellos que siendo incluidos se hayan molestado, y agradece a los autores amigos que de buen humor o con un poco de molestia siguen siendo amigos de Cervantes, aunque les pide que le excuse por haberles metido en semejante guerra.

Fuera ya de lo literario, la obra goza también de referencias autobiográficas, no sólo las citadas anteriormente, en todo el asunto marinero queda patente que el autor estuvo en la marina, y en todo el asunto militar, queda reflejado también el amplio conocimiento que tenía Cervantes tanto de la vida militar como de la guerra, no obstante era veterano de la Batalla de Lepanto, inútil y prisionero de guerra. Más aún, algunos estudiosos han detectado en el viaje narrado, paisajes y descripción de la batalla partes totalmente compatibles con el desarrollo de los acontecimientos que vivió la galera de guerra en la que combatió el propio Cervantes. No obstante, la descripción del barco en el que viajan al Parnaso no es otra que la de una galera de guerra, por muy compuesta de poesía que fuera.

Fuese como fuese, la guerra de Cervantes es ahora literaria y de pareceres, pura broma, puro divertimento para la vida. Es un hombre que sabe de la vida lo que desea para ella.

La obra en sí es muy densa, se hace pesada y requiere de amplios conocimientos o al menos de una buena edición crítica con ricas y buenas notas de todas las referencias, como la que hizo Laura Fernández García. No es el libro más indicado para iniciarse ni para aficionarse a Cervantes. Es quizá el más duro de leer de toda su obra. Requiere conocimientos profundos de mitología, de Historia, de Literatura, del Siglo de Oro, y conocimientos pormenorizados de autores de segunda fila del siglo XVI, así como de sucesos y expresiones de la época que nos ayudan a entender algunos pasajes. Es un libro quizá incluso difícil de entender en su propia época, salvo para los más metidos en el mundo literario y para los autores que mantenían muchas relaciones con otros autores, de ahí las rencillas que suscito, muchas suspicacias. En todo caso, no deja de ser una referencia de estudio literario de la época y de estudio literario de Cervantes.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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