Título: Breviarium politicorum Secundum Rubricas Mazarinicas (originalmente en latín; en francés era Bréviaire des hommes politiques; y en italiano se publicó como Dogmi politici)
Autor: Cardenal Mazarino (Jules Mazarin o Julio Mazarino).
Impresor: Tipógrafo Ioannis Selliba (Coloniae Agripinae, actual Colonia, en Alemania).
Año de publicación: 1684 (1ª edición; forzosamente escrito antes dada la fecha de la muerte del autor); 1700 (2ª edición, de Jacobus A. Wesel, en Vesaliae (actual Vesalia, en Alemania).
Género: Política; Espejo de príncipes; Manual; Pedagogía; Educación.
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Título: Breviario de los políticos.
Autor: Cardenal Mazarino (Jules Mazarin o Julio Mazarino).
Editorial: Acantilado.
Año de publicación: 2007 (1ª edición); 2008 (2ª edición). [Traducción de Alejandra de Riquer].
Colección: Cuadernos.
Nº de volumen en la colección: 25.
Género: Política; Espejo de príncipes; Manual; Pedagogía; Educación.
ISBN: 978-84-96489-98-1
Uno de los autores más insospechados relacionados con Alcalá de Henares (hay varios y ya en el pasado hemos comentado alguno) es el francés Jules Mazarin, en español Julio Mazarino, aunque generalmente conocido en la Historia y en la literatura como el cardenal Mazarino. Así de extraño, pero así es. Este religioso y político francés, de origen en realidad italiano, pues nació en Pescina (Abruzos, Italia) en 1602, pasó a la Historia Universal por dos cosas fundamentales. La primera, fue por un lado discípulo y en algunos momentos enemigo y posterior mano derecha del cardenal Richelieu, lo que le hizo ir escalando en el escalafón religioso (cosa que comenzó a hacer por sí sólo en Roma rodeado de la curia Papal) y en el escalafón político de Francia, eso hasta que se transformó en el sucesor de Richelieu y ejerció de lo que llamaríamos ahora un primer Ministro del Rey de Francia, primero de Luis XIII y posteriormente de los inicios de Luis XIV, por lo que es una de las figuras fundamentales de la transformación de Francia en Imperio mundial en competencia con España y con Inglaterra. Bien es cierto que Richelieu no parece que recomendará a Luis XIII que Mazarino le sucediera como Ministro Principal, pero sí que lo tuviera en el cargo mientras encontrara a otro, sólo que Mazarino era bastante hábil, lo que se llamaría un animal político, y se transformó en un pieza clave y fija en el cargo, aún cuando su origen italiano, sus formas personales de hacer política y un enriquecimiento personal enorme que también hizo engrandecer el enriquecimiento personal del rey, hizo que se ganara numerosos enemigos y numerosos franceses de toda clase social que le recelaban. La segunda cosa por la que pasará a la Historia es porque el escritor Alejandro Dumas le transformará en uno de los intrigantes de la Corte que darán quebraderos de cabeza a los tres mosqueteros en sus novelas escritas en el siglo XIX, aún cuando muchos lectores a veces sólo se acuerden de Richelieu como enemigo de D'Artagnan. Por cierto, una curiosidad, en cierto modo Mazarino está en el origen lejano del conflicto abierto entre Francia y Alemania que les enfrentará en la Guerra Franco-Prusiana de 1870-1871, en la Primera Guerra Mundial de 1914-1918 y en la Segunda Guerra Mundial de 1939-1945, y eso que Mazarino había muerto en 1661. La cosa es que fue él uno de los políticos responsable de que Alsacia pasase a ser gobernada por Francia, quitándosela al Sacro Imperio Romano Germano en la Paz de Westafalia de 1648, donde, tambiémn es verdad, intentó sin lograrlo que nombraran al rey de Francia como emperador de los germanos. El asunto de Alsacia y Lorena dieron muchas vueltas (de conflictos diplomáticos y bélicos) desde entonces hasta llegar a aquel 1945.
La conexión de Mazarino con Alcalá de Henares está en su adolescencia. Desde muy niño, con 7 años de edad, sus padres en Italia le habían mandado a ser educado por los jesuitas, pero según fue creciendo, aparte de tener un don de gentes natural, comenzó a dedicarse a una vida muy ociosa propia de los adolescentes. Así que sus padres le mandan fuera de los territorios italianos. En concreto le mandaron a España, a la Universidad de Alcalá de Henares con 17 años de edad, sobre 1619. Tenemos aquí a un joven Mazarino universitario en pleno momento de esplendor de la Universidad de Alcalá, del Imperio Español y del Siglo de Oro. Y en concreto por Alcalá tenemos tanto a un Lope de Vega y sus obras de teatro, como a un Quevedo y un Cervantes ya conocido. Debía estudiar Derecho Canónico y fue un estudiante bastante aplicado. Incluso aprendió a hablar español con soltura y a la perfección. Su don de gentes le permitió incluso a conocer bien las formas de ser de los españoles en sus diferentes clases sociales y cómo tratarles. Sin embargo, su vida disoluta continúo de fiesta en fiesta en los tres años que estudió y residió en Alcalá, hasta el punto que es conocido que estuvo con varias mujeres jóvenes y que con una estuvo incluso a punto de casarse, momento en el cual sus padres, tras tres años acá. decidieron que regresara a Italia, sobre 1622, que por entonces estaba dividida en varios Estados, algunos de ellos de gobierno o influencia española, otros en disputa con Francia o los germanos, y otros del Papado. Pero además, estamos en los años iniciales de la Guerra de los Treinta Años. En principio él fue mandado a Nápoles a completar sus estudios, pero acabó reclutado como capitán por las fuerzas del Papa para el ejército Papal. Así es como sus años de juventud los pasa como capitán del ejército del Papa en una zona en disputa entre este, los franceses y los españoles. Su conocimiento del español y de los españoles le transformaron en un enlace entre todas las partes, a la vez en un negociador, pero también en un espía y en un intrigador. Por su papel en todo esto terminó siendo recomendado a Richelieu, a la vez que en 1628 reanuda sus estudios religiosos en Roma y va escalando jerarquías.
Mazarino ejerció de militar y de negociador, mientras seguía en lo eclesiástico. Tenía notables logros diplomáticos, también por sus servicios de espionaje, manipulación y demás. Así llegó definitivamente en 1630 al servicio de Richelieu, que en principio le creyó espía de los españoles, pero que acabó encargándole misiones hasta el punto que le nombraría su lugarteniente con el tiempo, pues en Roma el papel de Mazarino ante el Papa provocaban la sospecha de los españoles de que era un espía francés, y tan mal se lo pusieron frente al Papa que al final Mazarino terminó dedicándose a la causa francesa en exclusiva porque consideró que los españoles ya le habían tildado de enemigo. La década de 1630 le es una década donde escaló todo tipo de jerarquías gracias a sus dotes políticas, personales, de espionaje y de complots, pero también porque conocía muy a fondo tanto a españoles como a franceses en sus formas de ser, y sabía cuanto de amigable y cuanto de enemigo le era Richelieu. Fue Mazarino quien quiso evitar la guerra entre Francia contra España y los germanos de 1635 (otro capítulo de la Guerra de los Treinta Años), pero Richelieu convenció al rey de Francia. Fue nombrado cardenal en 1638 por recomendación del propio Richelieu y por ello se trasladó a París, a la Corte del Rey, donde comenzó a ser lugarteniente de Richelieu, pero también a sortear y crear todo tipo de conspiraciones en una forma personalista de hacer política de ambos. Sin embargo, aunque tenían ya una relación cordial, en 1642 Mazarino fue tentado de caer en una trampa de Richelieu para quitarle de en medio. Le hizo saber por medio de un soldado traidor que la reina había conspirado contra el rey al intentar un pacto secreto con los españoles. Mazarino no actuó como esperaba Richelieu, pues no delató a la reina y dejó que los acontecimientos delataran al resto de los conspiradores y cayeran ante el rey. Su silencio le hizo ganar puntos ante la reina y, paradójicamente, ante Richelieu, que comenzó a caer en desgracia, pero que moría ese mismo año 1642. Su sucesor ya se ha dicho: Mazarino. Con el tiempo se ganaría otro enemigo, el cardenal Retz, que aspiraba a su cargo. Como sea, Mazarino, fue menos conspirador que Richelieu, y sus años de política están junto a los de su antecesor en los de la creación del Imperio Francés y el logro del desgaste del Imperio Español y de la dinastía Austria tanto en su rama española como en la germana. Y en parte todo esto se debe a todo ese conocimiento social, lingüístico y universitario, así como de las pasiones humanas, especialmente de hombres hacia el género femenino, adquirido en Alcalá de Henares.
Se le atribuyen dos libros, La política del disimulo y Breviario de los políticos, este último está publicado en 1684 con permiso real, aunque Mazarino murió en 1661. Evidentemente lo escribió antes y lo debió dar a leer antes a aquellos a los que iba dirigido: los políticos y reyes, especialmente franceses, aunque hubo traducciones en Italia y mucho después en España. Originalmente impreso en latín en lo que hoy día es Colonia, en Alemania, por el impresor Ioannis Selliba, luego en italiano y francés, la traducción española es muy posterior. Tuvo una segunda edición también en Alemania en 1700, por el impresor Jacobus A. Wesel. El título original era Breviarium politicorum Secundum Rubricas Mazarinicas, traducido al castellano: Resumen de los políticos según las rúbricas de Mazarino. Entre las ediciones españolas recientes está la que hizo la editorial Acantilado en 2007, que tuvo segunda edición en 2008, traducida por Alejandra de Riquer con una traducción a partir de las ediciones de 1684 y de 1700. Se tituló Breviario de los políticos. Contaba en su cubierta con una foto del monumento fúnebre del cardenal, creado en 1692 por Antoine Coysevox, hoy en día conservado en el Museo del Louvre.
Se trata de un manual pedagógico y educativo de política destinado a los poderosos, tanto reyes, como políticos de alto rango y otras jerarquías, es del género conocido como espejo de príncipes. Los libros que debían servir de espejo para los príncipes, o sea: para la gente principal, son un género muy antiguo dentro de la literatura política que se puede rastrear desde la Edad Antigua. El libro más mundialmente conocido de este género es El príncipe, escrito por Nicolás Maquiavelo hacia 1513, aunque publicado en 1532, y en el cual se inspiró en el rey Fernando V Trastámara, conocido como Fernando "el Católico". Son libros destinados a instruir a la gente poderosa para mantenerse en el puesto (a la vez que vivos), ascender más, prosperar, gobernar, tratar con otros poderosos y con inferiores y afrontar adversidades diversas. En otras palabras, pretenden enseñar a los que ostentan poder a ejercer el poder de manera pública y privada. Luego cada autor en cada época tiene sus ideas, teorías y vertientes. Ni que decir tiene que el libro de Maquiavelo es leído por todo tipo de personas hoy día y que incluso desde el siglo XX es material de lectura en las facultades de enseñanzas de negocios y economía de universidades de todo el mundo, especialmente de origen cultural occidental. También es cierto que estos libros son tomados por la gente común de hoy día a menudo también con la curiosidad de buscar respuestas a sus relaciones personales. El de Maquiavelo en concreto es material de éxito de ventas en las ferias y mercadillos de libros de ocasión y segunda mano, aunque mucha gente ignora que el libro lo escribió prácticamente para salir del mal paso que llevaba con los Medici en Florencia y ganarse su simpatía, pues parece ser que a él en concreto le convencía más el sistema político de la República de Venecia, por lo que escribió otro libro menos conocido sobre ejercer el buen gobierno en una República.
El libro de Mazarino está publicado póstumamente, como ya se ha dicho, pues él murió en 1661 y la primera edición es de 1684 y ni siquiera en Francia, sino en el Sacro Imperio Romano Germano, aunque fue conocido por toda Europa. Evidentemente este libro debió ser copiado y dado a leer a alguien por el propio Mazarino, pues la intencionalidad es claramente la de dejar un legado de conocimientos políticos y personales para instruir a los que hayan de ejercer algún poder, tal como hizo él. Entre el libro de Maquiavelo y el de Mazarino hay más de un siglo de distancia y si la Edad Media está finalizando en la Europa de Maquiavelo para dar el Renacimiento, en la época de Mazarino ya se vive plenamente la Edad Moderna y todos sus cambios políticos y sociales a la altura del Barroco, incluso es gran guerra que es un conjunto de guerras de religión y de poder llamada la Guerra de los Treinta Años. El mundo político de Mazarino, sin dejar de ser salvajemente violento aún, tiene más normas y refinamientos con el adversario y el subordinado que los tiempos de Maquiavelo. Ambos autores suponen una revolución del pensamiento político de sus épocas. Maquiavelo es responsable de la formación de numerosos hombres de poder ejerciendo precisamente el poder absoluto y se podría que decir que impune, pero Mazarino también es responsable de la formación de numerosos políticos posteriores introduciendo no sólo parte del personalismo de su antecesor Richelieu, sino también la utilización de las relaciones personales, la manipulación, la diplomacia y los servicios secretos, así como viene a subrayar algo que por entonces no tiene el siguiente nombre, pero sí en el siglo XX: el cuidado de conocer la psicología tanto de amigos como de enemigos por si lo necesitas como si no. No obstante, fue el conocimiento que adquirió de los españoles y de las relaciones personales en Alcalá algo que, como se ha repasado, le fue vitalmente muy útil el resto de su vida.
Mazarino podría perfectamente ser otro superventas para la gente común de hoy que busca respuestas en sus relaciones personales, y podría ser otro libro de referencia para economistas y gente de negocios. Sus métodos son más refinados y su conciencia de la necesidad de disponer de conocimiento, datos, diplomacia y equipos fieles le aproximan mucho a la sociedad del siglo XXI, aunque parezca mentira. Claro está que es un hombre del siglo XVII y de las conspiraciones de Estado, nunca lo olvidemos o terminaremos haciendo una lectura nada crítica y sí perjudicial. Tiene sus partes útiles, siempre que se sepa leer adaptándolo a lo que hoy día sabemos y somos. Un hombre del absolutismo y del Antiguo Régimen puede hablar a un hombre de la democracia actual sólo hasta el punto que el lector entiende que se la ha de sacar provecho. No hay que traspasar fronteras peligrosas, pues puede ser tan ejemplo de un hombre o mujer de hoy día, como ejemplo de autocratas.
No hay que negar que a lo largo del libro se trasluce una mentalidad del siglo XVII clasista, jerárquica, en varias partes machista rayando lo misógino y lo homófobo (aunque en esto último hay partes que pareciera que es permisible la homosexualidad en otra persona siempre que esa otra persona lo haga de manera oculta y siempre que esa persona te dé algún provecho en algún asunto, en uno de los apartados incluso alude expresamente a fomentar la feminidad en los jóvenes que siendo hijos de poderosos pudieran perjudicarte al crecer o lo estén haciendo justo en ese momento de juventud). Evidentemente entre las cualidades menos elogiosas de sus consejos está también el asunto de las conspiraciones y las visiones paranoicas sobre el otro. Llega a afirmar que un amigo es un potencial enemigo de mañana, por lo que igual que recomienda identificar al amigo y conservarlo en muchas partes del libro, en otras tantas te indica como mantenerlo controlado y si es necesario manipularlo a voluntad.
Pero es un libro de consejos de un hombre que tenía don de gentes y que sin duda escaló jerarquías políticas, militares y eclesiásticas hasta lo más alto, por lo que algunas cosas útiles dice. Es más, muchos de sus consejos podrían pasar hoy día por auténticos estudios de psicología humana en las relaciones personales, con la diferencia de que él lo analiza para recomendarte cómo actuar cuando te pasa tal o cual cosa con una persona. Se filtran por aquí lo que se intuyen referencias biográficas propias, sabiendo hoy día su vida muy detalladamente con el paso de los siglos. En algunos apartados casi podrías imaginar a que situación de su vida se refiere o a qué personas, aunque él siempre habla en general y lo cuenta de tal modo que al leerlo que incluso tú piensas que tal cosa es análoga a tal otra que te ha pasado a ti. En el fondo cuenta numerosas situaciones de relaciones humanas. Llama a cultivar y cuidar las relaciones personales y evitar conflictos. Él enfoca estas relaciones como persona que trata de instruir a gobernantes, pero podría perfectamente estar hablándote a ti para que aprendas a conducir tu vida común. Pero, ojo, insisto, hay que hacer esta lectura de manera crítica y con reserva e incluso en algunas partes haciendo analogías y metáforas en tu cabeza, pues él habla de manera directa y sin metáfora y lo que para él era literalmente "incendia una casa" para huir de un peligro inminente sin que te persigan, para ti ha de ser metáfora ese incendio de una casa para huir de una situación peligrosa. Dicho esto, tengamos claro también que Mazarino no es psicólogo, es un hombre que ejerce el poder en plena Guerra de los Treinta Años tras ella, no me cansaré de remarcar esto.
Entre sus consejos podemos encontrar algunos que deberían hacer pensar a los gobernantes de la actualidad, y a las personas en particular. Así por ejemplo llega a apuntar en pleno siglo XVII algo que es obvio para la gente común del siglo XXI, pero que los gobernantes ignoran como problema social; esto es la afirmación de Mazarino de que un hombre (léase hoy día también: mujer) que viva solo se ve obligado a gastar más dinero de sus ingresos que alguien que no viva solo, pues los que viven con otras personas tienen ingresos por varias partes, mientras que el que vive solo no los tiene, por lo que no sólo se puede ver necesitado, sino que además le será imposible o casi imposible prosperar. Claro que Mazarino apunta esto por si le es útil para asfixiar a alguien indirectamente un poco más con alguna deuda o bien si necesita de ese alguien dándole un favor que le reporte ingresos extra, hoy día los políticos deberían tomar nota como problema social, ya que esto sigue siendo una realidad y ellos, en general, sólo están dispuestos a dar ayudas principalmente a familias, que no a personas solteras o viudas que vivan en soledad. En otro consejo Mazarino recomienda no dejarse llevar por la ira, sino todo lo contrario, pues aunque lleves razón, los testigos y personas que sepan de un ataque de ira tuyo te consideraran culpable y responsable y ganarás mala fama; sin embargo, Mazarino también aconseja que tampoco lo dejes pasar, sino que esperes el momento adecuado y la forma adecuada (y recomienda algunas cosas respecto a esto) para tomarte la revancha, pues de otro modo los testigos y los que sepan de que te han afrentado y que tú, llevando razón, no has hecho nada y te has dejado pasar por encima, creerán que eres una persona sin valor. En otro consejo nos dice que hay que tener cuidado con quien te dejas ver, si bien en otras partes te dicen que tengas amistades en todas las clases y condiciones sociales y te recomienda como comportarte con cada cual, considera que es importante con quien te dejas ver en público en cada situación, pues dice que, por experiencia suya, allá con quien te vean considerarán los demás que tú eres igual. Bien es cierto que estos consejos hoy día pueden tener numerosos "peros" y hasta considerarse cierta actitud de hipocresía, pero tengamos en cuenta, una vez más, que son consejos para gente que aspira a gobernar o gobierna.
En el final del libro incluyó quince axiomas que venían a resumir todos los consejos que daba y los daba tanto para gobernar, como para tus relaciones personales, como para tus finanzas, como para prevenir engaños y trampas, como para prosperar o como para crearte buena reputación. Por cierto, aviso a navegantes hombres de negocios del ultracapitalismo del siglo XXI, Mazarino advertía: ser muy duro en los negocios y no practicar la generosidad trae peligros. Como sea, tras los quince axiomas aún volvía a resumir de nuevo todo lo dicho con un epílogo que dividió en cinco apartados muy breves que tituló de manera bastante clara cada uno: "Simula", "Disimula", "No confíes en nadie", "Habla bien de todo el mundo" y "Prevé lo que has de hacer".
Sirva de ejemplo uno de sus consejos:
"No esperes nunca que alguien vaya a justificar una acción tuya que resulte cuestionable, más bien la interpretará en el peor sentido; por eso, jamás bajes la guardia en público, aunque sólo haya un testigo. Tampoco te dediques a explicar cómo en otro tiempo te difamaron o te perjudicaron injustamente, pues con ello no haces sino propalar esta difamación y siempre habrá quien le parezca bien."
Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".