sábado, 25 de octubre de 2025

El Complutum imaginado

Título: El Complutum imaginado.
Autor:
Luis Alonso Prieto; José María de Pro Bueno; y Andrea Salamanca Casuso.
Editorial: Teatro Independiente Alcalaíno (TIA).
Año de publicación: 2024 (1ª edición; prólogo de Carmen Montero, exprofesora de Lengua y Literatura en educación secundaria).
Colección: Colección Nuevos Autores. 
Nº de volumen en la colección: 39. 
Género: Teatro; Comedia.
ISBN: 978-84-87511-38-7

 

El Teatro Independiente Alcalaíno (TIA), lleva ejerciendo su actividad desde 1979, cuando lo fundaron un grupo de jóvenes alcalaínos tratando de airear la cultura local en la Transición, como se explicó ya en las notas de A voz de Comunidad (Francisco Peña, 2020). Hoy retomamos su actividad con su obra más recientemente publicada, en 2024, que es a la vez su obra más reciente, El Complutum imaginado. Una obra que retoma la ciudad de Compluto romana, origen de Alcalá de Henares, y en forma de comedia que pretende imitar las comedias griegas y romanas de la antigüedad, como hicieron en la también ya comentada ¡Ave, Complutu! (una de romanos) (Carlos Mochales, 1999). De la citada obra de 2024 que hablamos hoy, El Complutum imaginado, hay que decir que en realidad es una obra de obras. Es un compendio de cuatro obras de teatro breve para representar juntas, ideadas además dentro del contexto de la promoción de los nuevos hallazgos arqueológicos de los restos de Complutum, para lo cual también se organiza por parte de otra asociación la recreación de un desfile militar romano y un mercado romano con un exceso de paralelismos al Mercado Cervantino. Las cuatro obras son Sagacia (por José María de Pro), Hippolytus (por Luis Alonso Prieto), Arcaria (por José María de Pro) y Laetitia (Por Alonso de Prieto), introducidas todas por una especie de maestra de ceremonias que escribe sus propios textos, Andrea Salamanca. La obra en conjunto, la de El Complutum imaginado, es prologada a la vez por Carmen Moreno, licenciada en Filología Hispánica y exprofesora de educación secundaria, miembro de TIA desde 2003, donde su actividad más destacada está en su parte editorial de publicaciones. 

TIA trata de ampliar el repertorio de compañías y grupos teatrales en Alcalá de Henares, así como de divulgar obras inéditas que enriquecen la cultura en esta ciudad. Aunque su principal colección se llama Nuevos Autores, que por otra parte es lo que en origen se plantearon fomentar desde 1979, muchos de sus autores repiten desde sus orígenes o desde sus décadas, siendo estos el mayor grueso de autores publicados. Así por ejemplo, Luis Alonso Prieto, autor en esta obra, había comenzado a los 17 años de edad a escribir y actuar entre los años 1970 y 1975 en esta ciudad. Comenzó a colaborar con TIA en su fundación de 1979, hasta el punto de interpretar sus tres primeras obras de teatro creadas por él mismo. En 1981 pasó a ser uno de sus directores artísticos y organizadores. Desde entonces hasta la actualidad ha dirigido treinta y ocho de las obras de TIA y ha escrito unas treinta de ellas, aparte de crear adaptaciones de obras conocidas. 

José María de Pro, el otro autor, nació en Melilla en 1963, donde empezó su trayectoria teatral siendo joven, también con con 17 años, con el grupo Concord en 1980. Era un comienzo como alumno de bachillerato. Aunque se mantuvo activo haciendo teatro durante los diez siguientes años, tuvo un parón que le llevó a residir en Alcalá de Henares, donde se reactivó con TIA, donde ejerció de actor y de director ocasional cerca de veinte años. Ha sido igualmente autor y coautor de algunas de las obras de la compañía, así como adaptador de textos clásicos.

Andrea Salamanca sí sería una voz nueva. Nacida en Alcalá en 2003, se unió a TIA a los 20 años, en 2023. Ha destacado actuando con improvisaciones, fruto de ellas nace por ejemplo la transcripción de su función como personaje presentadora de las obras que componen El Complutum imaginado. Los textos y puesta en escena son netamente suyos y están formando parte de la obra como hilo presentador que da sentido a que las cuatro obras se presenten y representen juntas. Asume un discurso entre lo pedagógico que trata de acercar conceptos de la antigua Roma, para explicar a los espectadores el contexto de los personajes, y un humor que usa como recurso la mezcla de expresiones y conocimientos de nuestro siglo XXI con, lo que se supone que es ella, un personaje romano.

Para quien esto escribe, de los dos autores que aportan las obras de esta obra, tiene un mayor atractivo Luis Alonso Prieto con Hippolytus y Laetitia. Me dan la sensación de un trabajo más elaborado y reflexionado, con una mayor conexión entre lo que sería la cultura clásica con lo que sería un humor con guiños a la actualidad. Son dos tramas complejas que implican conspiraciones delictivas y picaresca, al más puto estilo de Plauto. De hecho, la primera comedia que aparece de él, Hippolytus, tiene claras conexiones con la comedia La olla de oro (Aulularia), escrita por Plauto entre el 197 y el 186 antes de Cristo. Prieto usa los restos arqueológicos de la llamada Casa de Hippolitus para darle nombre a su personaje y ubicación física real: una gran casa con termas que debió servir o para la educación para jóvenes o para las reuniones de los hombres de negocios, a la que se la conoce con ese nombre por estar escrito en su principal mosaico. Hay que recordar que El Complutum imaginario fue compuesto para promocionar culturalmente los restos de la ciudad de Compluto. El argumento es similar al de Plauto, aunque no igual. En este caso, un hombre rico, borracho y adúltero es engañado por su esposa y criados al regresar embriagado una noche. Le hacen creer que se le aparece la diosa Proserpina, la cual le anuncia que ha muerto. Según vayan apareciendo la gente de su casa y su propia esposa se comportarán como si existiera. Proserpina le manda a vivir un tiempo fura de la ciudad y a regresar cuando tenga barba como si fuera adivino. Es una estratagema de su esposa y el amante de esta para que, al regresar, desvele donde guarda una olla con oro para quedarse con ella y después asesinarle. Puesto sobre aviso por una de sus criadas cuando regresa, él juega a seguir el engaño pero para cobrarse venganza. Es una comedia de enredo con una escena que podría llamarse costumbrista para el mundo romano, pero que es de pura conspiración y cierto humor medo humor negro, medo humor picaresco y erótico, con la aparición también de Venus y diversos chistes de corte sexual. Está compuesta como si fueran versos endecasílabos y heptasílabos, pero sin rima, lo que nos lleva en cierto modo en pensar en las traducciones castellanas de algunas de las obras clásicas de Roma, compuestas de modo poetizado, y que en latín sí rimarían, pero que con las traducciones pierden la rima. Es quizá la obra más destacable y de una calidad muy notable dentro de este conjunto.

La otra obra de Prieto, Laetitia, tiene una composición con elementos muy similares a la anterior. En este caso se sospecha una conspiración por parte de una mujer que ha llegado de Roma como invitada del dueño de la casa. La familia sospecha de que ocurre algo grave, por una serie de notas que van y vienen y la entrada de un soldado. La comedia se completará con efectos musicales ridículos y la aparición del emperador Nerón. Se descubrirá una conspiración de Estado que es frenada, y que en realidad existió en la Historia, aunque su origen nunca estuvo en Compluto (así como Nerón tampoco). Así que la comedia se mezcla con asuntos históricos y quedará enriquecida para quien conozca la Historia y sus personajes. La corrupción en torno a las obras públicas, en este caso del alcantarillado, dará la oportunidad de las confusiones humorísticas y la crítica política que, aunque el autor lo niegue, puede enlazarse con la actualidad. Es por todo ello que esta obra se liga a un edificio del poder en Compluto la basílica.

José María de Pro tiene un humor más directo. No tiende a las tramas más complejas. Además, su obras no tienden a lo extenso. Sus obras  Sagacia y Arcaria centran su humor no tanto en las tramas conspirativas, sino en los caminos dudosos de los oficios de la antigua Roma. La primera obra, Sagacia, se ubica en la Casa de los Augurios, una especie de edificio religioso que no llega a templo pero que, a través de una serie de rituales religiosos y místicos, se adivinaba el futuro y se daban consejos, así como se hacían consultas a los dioses. Sagacia es el nombre de la adivina de Compluto. Esta ha participado en una bacanal con sus criadas de la cual se ha despertado con resaca. Se insinúa desnudez, o sea, tal vez sexo, pues pierde allí su brazalete. Como sea, desde que estuvo en la bacanal todas sus adivinaciones se han vuelto una locura, y sus soluciones son aún mayor locura. Pierden dinero y eso perjudica a su criada, que con la ayuda de una vecina tratará de averiguar el problema y solucionarlo. es un humor que se basa en las referencias al alcohol, el sexo (no explícito) y, sobre todo a las drogas alucinógenas, pero también al rock and roll, por lo que su humor se basa en la crítica a la vida desenfrenada de las fiestas. Algunos de los chistes de esta historia parecen similares a algunas formas de construir humor en los cómic de Astérix, de Uderzo y Goscinny, en la segunda mitad del siglo XX. Algo que hace de esta historia algo amable y para todos los públicos, pues todo queda suavizado.

En Arcaria el oficio del que se ríe es el de la persona que guarda arca con los bienes valiosos de la familia, especialmente los ahorros. En este caso se desarrolla en una casa de alguien poderoso que gobierna la ciudad, hemos de creer que se representaría en la Casa de los Grifos. Se trata de una crítica a la corrupción política por chanchullos inmobiliarios a costa del erario público que termina enriqueciendo a constructores y a los que gobiernan la ciudad. Otra vez, aunque se dice que no tiene que ver con la actualidad, se hace evidente y patente los paralelismos de algunos chistes que se podrían hacer en la España del siglo XXI con esa ambientación en el Imperio Romano.

A lo largo de todas la obras los personajes toman nombres parlantes, esto es: significados que no sólo serían nombres de persona, sino calificativos de cómo es esa persona, o que directamente no serían nombres propios, sino calificativos, algo que en los cómic de Astérix también ocurre. Podremos leer en las obras de Complutum nombres como los citados que dan nombre a la vez a las obras, pero también como Erotia, Rapiña Extrema, Benigna o Brutus, entre otros. 

Contiene también una fuerte dosis de chistes y golpes de humor que se desvían de lo clásico para hacer guiño a cuestiones culturales del final del siglo XX y lo que va del XXI, pero también a alguna cuestión social. A veces esto desvirtúa un tanto lo que sería un humor para la antigüedad romana, y, aunque es deseable esa actualización, sobre todo por ser obras del siglo XXI, a veces pudiéramos pensar en la necesidad de algo más de equilibrio en esto, aunque es posible que su éxito como comedias se deba a las referencias a la actualidad, ya que no todo el público conoce detalles de la antigua Roma. Si es más criticable que se cuela una innegable ética y moralidad propia de nuestro tiempo que no correspondería con la de la antigüedad, como se puede leer si contrastamos con el citado Plauto o con Aristofanes. Más allá, se pone mucho peso a favor incluso de unos valores cristianos y a los Santos Niños, que son nombrados, por ser mártires de la ciudad. Esto pareciera que aleja el valor central de crear unas obras al servicio de difundir el pasado romano de Alcalá, al de atarlo hasta cierta parte a un ideario cristiano, aún apareciendo humor erótico y de otro tipo.

Sea como sea, las obras se ambientan en diferentes momentos y siglos del pasado romano complutense. En general es una buena iniciativa que trata de continuar el teatro de Plauto unos veintidós siglos después, esta vez para acercarnos con humor lo que fue Complutum a base de reírnos de personajes ficticios. Insisto, muy destacable Hippolytus, sin desdeñar ni menospreciar a las otras tres obras, cuyo humor acompaña a esta.


Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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