Autor: Pedro J. Maza (Doctor Spawlding).
Blog (Bitácora): Weird Tales.
Año de publicación: 2008-2010 (1ª parte, a tiempo real entre el 23 de septiembre de 2008 y el 17 de diciembre de 2010); 2015-2017 (2ª parte, a tiempo real entre el 25 de mayo de 2015 y el 31 de octubre de 2017).
Género: Novela; Ciencia Ficción; Fantasía; Distopía.
La Literatura actual en el siglo XXI es más compleja en sus formatos en cuanto a que admite más medios. No sólo cuenta ya la literatura publicada en libros, incluso en prensa. Parece que nos hemos olvidado que hubo siglos en los que se publicaba en rollos, también en piedras, arcillas y paredes o que incluso antes de pasar a palabra escrita fueron historias que se crearon de manera narrada con la voz, como en tiempos de la Antigua Grecia o buena parte de los juglares medievales. Hay quien se ha escandalizado porque Bob Dylan ganara el Premio Nobel de Literatura, siendo compositor de canciones, olvidando que Homero compuso su obra para ser cantada, rapsodiada, no leída. Después de Dylan recibió el reconocimiento de aquel galardón gente que escribió periodismo en un blog (una bitácora personal). Son los tiempos modernos, parte de ellos. Aquí ya se ha reconocido a algún autor cuya obra principalmente se ha conocido a través de Internet o en recitales orales, y se le ha nombrado cuando publicó en papel. Pero ya hubo un excelente autor de humor que recibió su reconocimiento en estas notas por su colección de relatos breves (que funcionan como pequeña novela), Diario de conocimiento (2020), y él es Iván Casquete. Obra que, por cierto, he impreso en papel para mi propia biblioteca personal de alcalaínos, y aquí la tengo en mi uso propio. La disfruto. Yo mismo he escrito algunas de mis obras a tiempo real en mi bitácora Noticias de un espía en el bar, y luego han pasado a papel algunas, publicadas en libros. Y aún tengo una amiga que escribió brevemente una pequeña bitácora de ensayos que puede funcionar igualmente del mismo modo. Toca ahora reconocer a otro de estos autores que no han publicado en libro de papel, lo han hecho en blog. Se trata de uno ya presentado en estas notas, aunque como poeta Pedro J. Maza, ya que fue incluido en la antología de autores complutenses actuales Veinte poemas asoman... en un invierno... (2016).
Como poeta, Pedro J. Maza, compartió parte de su obra en otro blog personal, Lost in the blues (anteriormente: Entre las sombras). Publicó allí entre 2016 y 2019. Eran poemas de un estilo más conocido fuera de España, en el mundo anglosajón, el llamado la nueva carne. Tuvo en esos años bastantes seguidores entre las personas de los ámbitos más subterráneos de la cultura, en el sentido de ser lo que en Inglaterra se diría underground, y en España contracultura. Uno de sus caminos, uno cercano a lo extremo y lo duro. Aunque Pedro venía de más allá, pues, con quien esto escribe, realizó de adolescente la revista El Recreo en los años 1996-1999, del Instituto de Bachillerato (hoy de Educación Secundaria) Cardenal Cisneros, junto a las murallas medievales.
La obra que hace presentarle hoy la publicó en su blog Weird Tales. Cobraba el nombre de un género muy estadounidense y muy popular en el siglo XX, el cual se publicaba habitualmente por entregas en periódicos o revistas, o bien en pequeños libros de bolsillo, tapa blanda y mala calidad de papel (por lo que a veces eran llamado pulp fiction -ficción en pulpa, en referencia a pulpa de papel-), con habituales cubiertas con ilustraciones muy coloridas a veces violentas, a veces sexuales, algo sensacionalistas, y con precios muy bajos y populares. Se escribían de estas novelas muchos tipos de historias, de pistoleros, de misterio, de terror, de amor, de ciencia ficción, esos eran los géneros más habituales. Pero las más popularmente conocidas como weird tales eran aquellas que hacían referencia a historias muy extrañas, fantásticas, a menudo eran ciencia ficción o terror. Además tenían una concatenación de escenas de acción sin parar, con seres extraños, y un elenco más o menos grande de personajes, aunque no se ahonda de verdad en la psicología de ellos en ninguno, ni siquiera en los protagonistas. Todos empiezan a entrar en espiral a actuar en hechos que cada vez les comprometen más y más, pero no se explica nunca ni lo que les lleva a ello, ni lo que ello les produce, ni siquiera porqué les surge unos sentimientos y no otros. Es un género muy exitoso del siglo XX, en vigor en el siglo XXI, con obras de mayor y menor calidad, de todo hay. El género saltó al cine dando numerosas obras de culto, e incluso provocó que Quentin Tarantino lo homenajeara con su muy notable película Pulp Fiction (1994).
Así que muy evidentemente Pedro J. Maza nos ubica muy claramente qué clase de obra va a escribirnos a tiempo real. Y el título no engaña: La invasión de los girasoles mutantes, que publicó en dos partes entre 2008 y 2017. La primera parte fue publicada con ese nombre entre el 23 de septiembre de 2008 y el 17 de diciembre de 2010. La segunda parte fue publicada como La invasión de los girasoles mutantes 2. Proyecto voz de Dios entre el 25 de mayo de 2015 y el 31 de octubre de 2017. La obra está inacabada, aunque por lo que se lee en los últimos capítulos es muy posible que estuviera a muy poco de ser finalizada. Por razones no explicadas, dejó la obra a poco de terminar. Si bien buena parte de lo que escribió tenía largos espacios temporales entre capítulos cuando no cumplía publicar cada diez días. Escribía tras imaginar historias durante las rutas de su trabajo. Dotaba a los personajes de descripciones y sobrenombres que corresponden a amistades personales suyas, yo incluido, recursos de homenaje que yo he también he usado y muy propio también de quienes en el siglo XXI escriben obras primero en Internet. Sea como sea, el último capítulo puede funcionar bien, quizá no perfectamente pero sí bien, como final abierto de la obra, pues quedan como mínimo dos caminos de desenlace ante la escena donde se corta, como máximo: todo aquello que queramos imaginar. Así que en cierto modo es un final como cuando Edgar Allan Poe escribió el de Narración de Arthur Gordon Pym (1838). Sea como sea, este también lo he impreso en papel para mi propia biblioteca personal de autores complutenses.
La obra necesitaría una seria, fuerte e importante labor de revisión y corrección de lapsus, sintaxis, estilo y ortografía, así como repasar la coherencia de algunos pasajes respecto con alguna cosa contada en meses o años anteriores. Por lo tanto el autor debería hacer una lectura reposada de su obra para afrontar la mejora y depuración de la misma. Evidentemente es un escritor que reflexionaba las escenas, pero escribía compulsivamente y no repasaba lo escrito, colándose en la inmediatez gazapos. Si hacemos de tripas corazón con este hecho, uno de los mayores valores que tiene en lo estético es la enorme capacidad de crear y adaptar un lenguaje colorido de símiles y metáforas a un lenguaje coloquial y duro, propio de las películas de acción más duras y de la calle. Un lenguaje que oscila entre las historias de acción para adolescentes y las historias de acción que narran otras obras referentes a antihéroes duros y violentos, con guiños al Oeste americano, al rock duro y hasta el cómic. Un lenguaje que Pedro Maza hace propio con expresiones incluso de su propio origen de juventud y cercanos a su barrio desde su infancia. No hay espacio para lo refinado, pero tampoco para lo soez. Son esas frases las que le dan colorido, creando metáforas imposibles para amaneceres, atardeceres, la amistad, el amor, el odio...
Se trata en este caso de una novela de ciencia ficción que se compone por una sucesión trepidante de capítulos llenos de batallas que funcionan a veces como relatos que componen el relato, en los cuales se enredan los problemas con seres y situaciones cada vez más fantásticos y extraños. Es en buena parte una distopía, siendo Pedro Maza uno de los pocos alcalaínos que ha escrito y publicado una, yo tengo un par, una publicada, otra no, pero hemos de remitirnos a Francisco García Cuevas con su Villafeliz o el paraiso perdido, de 1910, que rozó ese género que, en esas épocas, estaba a punto de crearse tal cual en otros lugares. Sin embargo, entre la ciencia ficción y la distopía, Pedro abre espacio para que quepa también lo fantástico y hasta la mitología, transformando todo en una realmente enloquecida historia de historias extrañas.
Se ubica en un mundo futuro, hemos de creer que de comienzos del siglo XXIII, pues en una parte de la obra se menciona el pasado siglo XXII, pero en otra se habla del siglo XXI (ese es uno de los lapsus a repasar y corregir, pero en conjunto se puede entender algún momento del siglo XXIII). Bien es cierto que los protagonistas encuentran a menudo armas, vehículos, tecnología y hasta películas propios del último cuarto del siglo XX, cobraría fuerza un periodo a caballo entre el siglo XXI y el siglo XXII, pero también tienen armas y armaduras a modo de antiguallas que son alta tecnología para nosotros, como exoesqueletos robóticos de combate, al más puro estilo de ciencia ficción japonesa. Eso nos devuelve la pelota a un momento entre el siglo XXII y el XXIII.
Hay una cosa clara, la sociedad de consumo, consumió al mundo, y su últimos gran momento estuvo entre el final del siglo XX y el comienzo del XXI.
La primera parte comienza con un viejo autobús escolar amarillo, propio del siglo XX estadounidense, atravesando precisamente uno de los desiertos de lo que fue Estados Unidos. Los Estados han desaparecido después de una gran catástrofe que no se llega a especificar. Tal vez una guerra nuclear, tal vez una guerra con químicos o con ataques genéticos que crearon mutaciones. El mundo está poblado de eso: mutantes agresivos y en guerra contra los que no mutaron, pero también de mutantes que no acabaron de morir y son zombis mutantes. Y no sólo mutaron los humanos, también mutaron los girasoles, transformándose en una especie de seres antropomorfos altamente enfadados con los humanos, a los que quieren exterminar, dado que ahora tienen cualidades y capacidades asesinas... y caminan. Las ciudades que quedan en pie tratan de ocultarse, pues en ellas hay pequeños núcleos de sociedades, a cada cual diferente, pero a la vez hay otros grupos humanos que se organizan para conquistar el mundo y reorganizarlo a su beneficio. Nuestros héroes son unos nómadas que se verán envueltos en una gran batalla, mientras buscan a las mujeres de sus vidas, que les han sido arrebatadas. Y en esa gran batalla se agrupan y conocen quienes han de tener las llaves para librar al mundo de los girasoles mutantes.
Hay un problema, una secta secreta que mueve el mundo a su antojo y mata cuando quiere a todo el que le estorba. Usan a los girasoles para acabar a personas como ellos, insumisas. Entre los héroes estará Peter Connors, alter ego del autor, un hombre al que le arrancaron el corazón por amor (literalmente), y aún así, inexplicablemente, sigue vivo y sediento de venganza. Aparentemente si compasión, se une al grupo por conveniencia en busca de la mujer que le arrancó el corazón (literalmente) por amor. No importa, volverá a morir y volverá a vivir, como Doctor Spawlding, otro alter ego del autor. Se intuyen posibles metáforas autobiográficas en un sentido poético de la nueva carne.
Las conspiraciones se suceden hasta una doble batalla que nos recuerda la composición de doble escenario de la batalla final de El retorno del Jedi (George Lucas, 1983). No será la única referencia mitómana y de cultura popular. El lector avezado, y no tan avezado, encontrará esa, la del manga japonés, referencias apocalípticas a las películas de Mad Max, algunos toques en los personajes que nos llevan al mundo de grupos de superhéroes de Marvel Comics, algo del mundo de pistoleros del Oeste, un indudable sabor de cine de Quentin Tarantino, pero también del cine de culto de las películas de serie B, y un innumerable sin fin... también del mundo de la música.
Cuando el mundo quede aparentemente libre de la amenaza de los girasoles mutantes, tendrá que aprender a vivir una nueva realidad con los restos de aquellas batallas, lo mutantes que queden y hasta con algún zombi aún pululando entre personas que reorganizan en paz sus ciudades. Pero es ahí donde, años más tarde, uno de los grandes héroes reaparece venido a menos cuando se decide por evitarle una paliza a un humano normal que le iban a dar un grupo de adolescentes mutantes. Este nuevo personaje le reconocerá y le pedirá ayuda como héroe que es. Hace años que grupo como ese le buscan para llevarles ante alguien que no conoce. Así comienza una segunda parte más reflexionada y con más espacio para el argumento que la primera.
Por puras casualidades se irán reagrupando los antiguos héroes, incluso como antagonistas iniciales. Todo a costa de un ejército organizado que buscan al extraño hombre al que llevan un lugar donde encontrar respuestas. A todo esto comienzan a aparecer cazarrecompensas, una nueva raza de girasoles mutantes, un eremita que emite un programa de radio en medio del desierto, el diablo (padre de Spawlding), una hija de Thor, extraterrestres anunakis, clones, titanes de la antigua Grecia... Es una historia de acción a través de un largo viaje por el desierto de ciudad perdida en ciudad perdida en busca de aliados contra un ejército del mal, cual El Señor de los Anillos (Tolkien, 1954).
Cumple en su construcción con todos los requisitos de un weird tale. Lo lleva al extremo. Lo retuerce. Casi lo lleva al esperpento. Todos los géneros, o casi todos, del weird tale vienen a esta historia. Es rico en imágenes y en fantasía. Sorprende por inesperado siempre algo, siempre algún detalle, y el colorido de algunas frases explicativas, que en pocas palabras nos crean la idea a modo de un renovado argot que, de no hablarse, se habla. Y justo en ese momento, el silencio.
Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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