sábado, 27 de febrero de 2021

Historias de clavículas

Título: Historias de clavículas.
Autora: Almudena Anés.
Editorial: Domiduca Libreros.
Año de publicación: 2019 (1ª edición; prólogo de Claudio Yáñez Valenzuela).
Género: Relatos de ficción, cuentos adultos.
ISBN: 978-84-946857-7-4

 

Ya hemos hablado de Almudena Anés a través de su libro Ars moriendi (2018), en el que se dio algunas notas biográficas, y de su aparición en el compilatorio antológico de El Cuervo Blanco (2017), hoy toca hablar de su penúltimo libro hasta la fecha, Historias de clavículas, publicado en los últimos momentos de diciembre de 2019, por lo que se podría considerar que es más un libro de 2020, pero el cual sufrió el impedimento de su presentación en marzo, que es cuando se programó, dado el confinamiento y el estado de alarma por la pandemia de la Covid-19, después, llegado el verano de 2020 no se encontró el momento adecuado y adentrados en otoño y en invierno de ese año se siguió posponiendo, con lo cual el libro ha quedado en círculos muy modestamente conocido, pero está circulando pese a ello y se puede encontrar en librerías si se solicita. Se trata del tercer libro de Almudena Anés, pues el primer libro que publicó, Las primeras luces, lo editó el 15 de diciembre de 2017 y lo reeditó en digital en mayo de 2019. Esa obra fue el Tercer Premio de Relato de la biblioteca de Guadalajara. Efectivamente, Ars moriendi, de 2018, parecía su primer libro, pero no lo era, aunque era en ese momento el que se conocía. Era, eso sí, su primer libro en solitario, pues en el anterior colaboraba con un ilustrador. Actualmente hay un cuarto libro, Ventana abierta, publicado en 2020 a través de ser la ganadora del primer premio del concurso de novelas de Equilibrista Editorial, de Barcelona.

Como ya se dijo, la alcalaína Almudena Anés Jiménez nació en 1998 y comenzó a escribir a los 8 años de edad, en 2006. Según creció participó en diversos certámenes literario, publicó a través de ellos con Plaza de Poe, Matadero de Madrid (donde fue finalista) y Editorial Funambulista, donde publicó la antología de relatos Cuentos sonoros. También publicó artículos en La Hoja de Malasaña, las revistas Ágora, Aturare Magazine, La Independiente, La Llave Magazine y La Necropia, siendo ahora mismo asistente literaria y editorial de Libero Editorial, donde redacta además contenidos diversos, editorial, por otra parte donde la gran mayoría de sus autoras publicadas son mujeres, solo cuentan a fecha actual con dos únicos hombres entre todos sus seleccionados para ser publicados. Siguiendo su generación que va con este siglo XXI, ha participado de diversos proyectos de autopublicación a través de las nuevas tecnologías (ya no tan nuevas) que ofrece Internet, siendo así una autora muy acorde con el siglo XXI que, respecto a la literatura, rompe así un poco en formas en cuanto a los siglos precedentes a la hora de publicar literatura. Sin entrar en un análisis histórico, social y explicativo de cómo, cuándo y porqué el cambio de relaciones entre el autor y las publicaciones y editoriales, cabe citar que Almudena Anés, de este modo, ha venido publicando diversos relatos y cuentos, un total de veinte, entre 2016 y 2017 en Letras y Poesia, literatura independiente, un espacio muy cainita para con los autores que se acercan a él, pues ofrece la publicación en Internet a través de ellos, que se reservan el derecho de maquetar, elegir fotos acompañantes, corregir y cambiar textos sin previa consulta al autor, reservarse los derechos de publicación y difusión en todo tipo de medios digitales y físicos, incluidos los de la foto de la cara de quien escriba, y vender camisetas, tazas, postales y todo tipo de cosas que se puedan ocurrir si decidieran hacerlo, todo esto sin que los autores reciban su parte de beneficios, o al menos nada se dice de que los autores cobren por su obra en las condiciones que este espacio ofrece. Pero tiene autores colaborando con ellos, por lo que si los autores sabiendo las condiciones, las cuales están muy claramente explicadas, aceptan, pues es legítimo y respetable por todas las partes participantes. No obstante, supongo, los autores consideran que la difusión de su obra aumenta estando en ese espacio y que solo eso ya les compensa. Es legítimo, es respetable, pues no hay engaño, todo se informa y nadie obliga a nadie estar en ningún lugar sin saber dónde está. Ahí se pueden leer esos cuentos de manera gratuita. También está gratuitamente disponible parte de su obra en ISUU, esta vez puesta a disposición de ella misma y eligiendo qué y cómo lo quiere. En este espacio se puede leer tanto su primer libro, como un librito muy breve, unas cuarenta y siete páginas, de 2017, llamado La noche estrellada, con textos basados en Van Gogh. Salvo esas dos obras de 2017, fundamentalmente ahí se podrán encontrar libretos con poemas y un cuento de Anés entre 2019 y 2020, intuyéndose que esta plataforma fue una de las vías de escape para ella durante el confinamiento más estricto de marzo a mayo de 2020, por la pandemia.

Anés ha estudiado Letras y Humanidades, pero sus estudios universitarios, fueron de Historia del Arte en la Universidad Autónoma de Madrid, habiendo recibido a lo largo de su formación menciones honoríficas y prestigiosas becas como las de la Fundación Romanillos y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. En 2019 fue estudiante becada con el programa Erasmus para realizar un curso de su carrera universitaria en la Universidad de Trieste, en Italia. Acabó su carrera universitaria en 2020 con matrícula de honor en el Trabajo de Fin de Grado. Cerramos sus datos biográficos por el momento con la mención de que es colaboradora con la radio online Watunna Radio.

Historias de clavículas fue publicado al final de 2019, como se ha dicho, con esa trayectoria en 2020 tan marcada por la pandemia de la Covid-19. La editorial fue la alcalaína Domiduca Libreros, donde además, en 2017, Anés trabajó brevemente en la librería en aquel verano, y de donde es amiga de los dueños, Marcos y Asela. Domiduca es una librería y una editorial muy preocupada por este mantener y potenciar este aspecto librero de Alcalá de Henares, cuestión quizá no honrada ni apreciada como es debido en los ámbitos que más debieran hacerlo. Su trabajo y su cuidado por los autores de la ciudad siempre es apreciable y agradecible. Anés ya había aparecido en una de las obras editadas por Domiduca, en la antología El Cuervo Blanco, ya citada, como miembro parte que ella era de esa agrupación de creadores.

Cuenta con una introducción de Claudio Yáñez Valenzuela, de la Universidad de los Lagos, Chile, también publicado por Domiduca Libreros, con su libro L.V.X., antología teatral

Fue publicado en rústica, con cubiertas solapadas y en la portada un detalle de un cuadro de Egon Schielle a comienzos del siglo XX, una mujer pelirroja agachada y poniéndose una media. Un detalle bonito de la edición es la silueta de una máquina de tatuajes en cada numeración de página. Como sea, el libro se divide en nueve partes, llamadas interludios, que contienen dentro de sí un número variable de relatos cortos de ficción. Para remarcarlo más, cada interludio lo encabeza un relato escrito en páginas negras, en lugar de blancas, y cuya protagonista se indica ser "yo" en todos los últimos párrafos. Estos relatos de "yo", siendo independientes entre sí, crean un hilo conductor mediante el cual se nos dice que la protagonista va sumando tatuajes a su cuerpo por cada trauma que va viviendo e interiorizando, hasta que llega la hora de desprenderse de todos los tatuajes, siendo así que los tatuajes cobran vida de metáforas a modo de cargas emocionales en la psicología de las personas que impiden la libertad y la felicidad totales en el desarrollo de la propia vida. El recurso está bien pensado, pero no funciona del todo, a juicio de quien escribe, a causa de la gran cantidad de relatos intermedios que van apareciendo. Es lo de menos, pues en realidad, al no ser novela, aunque podría haber sido un intento experimental de una, lo importante de esta obra es la compilación de relatos breves que contiene.

Todos los relatos terminan con un párrafo que hace referencia a la persona o personas sobre las que trata lo narrado y describe el tatuaje y la zona del cuerpo que esa persona tiene en relación a lo que se narra. Siguiendo la estela de los dos libros anteriores de Anés, no faltan en los encabezados innumerables títulos en latín, y referencias artísticas, aunque esta vez no es a cuadros sino a pequeñas citas de personajes históricos, fundamentalmente escritores. Las imágenes, inseparables de toda la obra de Anés, pues están en todas sus creaciones, esta vez son fotografías en blanco y negro de tatuajes, y se ubican en cada comienzo de interludio. Cada interludio, a la vez, marca el carácter de los relatos que va a englobar. Así, leyendo el interludio inicial y su título sabemos que habrá relatos en torno a maneras de hacerse daño, resiliencia, amor y desamor, suicidio, cosas fugaces en la vida, paradojas, inspiraciones que hacen vivir o que quitan las ganas de vivir, deseos no cumplidos, etcétera.

Almudena Anés nos avisa en la contracubierta que estos relatos no los escribió aquel 2019, sino que los escribió a los 17 años, en 2015, y que ha cambiado su forma de escribir, pero deseaba publicarlos. Así pues, si atendemos a las fechas citadas antes de todo lo que lleva publicado, este libro recoge relatos anteriores a todo lo que ha venido publicando. Son el inicio de su andadura como escritora y por tanto es un libro muy íntimamente ligado a, por ejemplo, sus dos primeros libros. Los tres guardan una relación entre sí tan fuerte que casi podríamos decir que por estilo, temática, inquietudes y lenguaje, incluso estética, son una trilogía, aunque no hayan sido creados pensando en que lo sean.

Hay, quizá, un exceso de relatos. Fuerza a leer el libro con pausas de tiempo para no caer en saturación o en que unos relatos se coman a otros en tu mente. Si el lector sabe dosificar sus lecturas no es gran impedimento ni problema. Son relatos por lo general muy breves, ocupan de dos páginas a dos páginas y media, tres como mucho. Todos siguen el mismo esquema ya señalado, siendo en primera persona los que inician interludio y en tercera persona del singular el resto. Tienen una fuerte carga de intensidad a la hora de expresar cada cosa que se quiere decir, que tiende en varias ocasiones a lo tremendo y a la sobredimensión de la visión del mundo. A veces esa intensidad arrolla en la lectura, tal vez como intento de la escritora para transmitir esa emocionalidad intensa ante todas las cosas, o tal vez vez porque Anés misma a los 17 años viviera así de intenso todos los detalles de la vida propia y ajena. No es un libro apto para los que vengan de otras corrientes o gusten más de otras corrientes, como por ejemplo la contracultura, que tiende a descargar peso de la vida y sus detalles. Sin embargo, algo de contracultura tienen estos libros cada vez que todos los relatos exploran submundos muy oscuros de las almas humanas. Difiere de la contracultura en esa intensidad, en la sobredimensión, pero también en que Anés toma posiciones que juzgan a sus personajes y sus hechos desde un plano ético y moral que se nos indica mejor, superior, al plano ético y moral de muchos de sus personajes. Nos transmite indirectamente la idea de que todo lo alineado con las ideas tradicionalmente consideradas de izquierdas, feministas y comportamientos socialmente aceptables por la mayoría que se considera progresista son lo correcto, y aunque explora las oscuridades del alma humana, tacha a quien se aleja de esto muy duramente, en algunos relatos, en voz de otros personajes, incluso expresa su deseo de que tal o cual personaje machista muera de forma violenta, o que tal o cual otro personaje es un ser despreciable, etcétera. En algunas descripciones de personajes incluso usa términos como "pijo" para indicar la forma de ser de alguien con dinero y determinado nivel de vida y gustos, pero el término aparece en un contexto poco o nada comprensivo hacia ese personaje. Puede que este último caso citado de ejemplo requiriera de ello para el relato, que el texto necesitara que el personaje fuera tratado así, pero al darse el caso de repetirse situaciones similares a lo largo de la obra, es de pensar que cuadra dentro de ese plano de superioridad moral, no sé si atribuible a los 17 años de cuando escribió o bien como un recurso perfectamente estudiado y creado para ambientar la voz narradora de todos los relatos, la cual sería la de ese personaje que en los interludos firma sus relatos como "yo", creando así la psicología de ese personaje llamado "yo", que no tiene porqué ser el "yo" que es la autora real. No obstante la propia Anés escribe en contraportada: "Este libro es una herida abierta que por fin empieza a sanar, me ha costado dar a luz estas historias que una vez pensé que podían ser la mía propia". En todo caso, quepa decir en torno a esto, que la voz narradora no trata de explicar o ahondar en los porqués del personaje en sus actitudes que reprueba, sino en narrar sus hechos y reprobarlos, siendo solo motivo de explicación y empatía los hechos y los porqués de las víctimas de los relatos, aún siendo a veces el ejecutor una víctima también.

Por otra parte, ocurre un poco como se decía en Ars moriendi, la gran mayor parte de relatos toman al hombre heterosexual como personaje malvado lleno de todo tipo de cuestiones negativas en el ser humano, abyecto, ruin, malo con la mujer, machista, violento, egoísta, borracho, lascivo y todo tipo de oscuridades del ser humano que se le puedan aplicar, mientras que todas las mujeres que aparecen solo tienen cuestiones positivas del ser humano, suma total de la perfección y las virtudes más loables, ellas aparecen aquí o bien como heroínas luchadoras contra el hombre heterosexual o bien como víctimas del hombre heterosexual. Hay muy pocos, pero muy pocos, relatos donde aparezcan hombres heterosexuales con comportamientos aprobables, si no virtuosos, al menos como personas normales sin ser en sí mismos un cúmulo de maldades. Hay también un alto número de relatos protagonizados por personajes lésbicos y unos pocos por personajes homosexuales masculinos. En todo caso, por encima de todo esto, lo que más predomina son relatos donde aparecen suicidas o personas que han tenido contacto con el echo del suicidio, que a fin de cuentas pareciera que esto es lo que trata de esquivar la voz principal "yo" en su suma de tatuajes en su cuerpo y en los cuerpos de los demás.

Quepa decir que estos relatos a menudo tienen partes que parecen sacadas de reflexiones personales de la autora que pudieran haber sido escritas en redes sociales o bien en diarios personales y que se han escrito en estos relatos en una reutilización para dibujar mejor a la voz narradora.  

Por otro lado, a veces se cuela en el ritmo de la prosa unos ritmos que parecen más próximos a la poesía. Puede confundirnos con que se vaya a una poesía en prosa, pero en este caso, a diferencia que en Ars moriendi, parece muy clara la intención de narrar en prosa, y no en poesía. Hay más prosaísmo que poesía, aunque es indiscutible que algo de poesía hay, quizá por inercia de la autora al escribir en su juventud. No olvidemos que al ser relatos de 2015, aunque el libro sea el tercero de Anés, se trata de una primera obra y tiene por ello varias de las afecciones de las primera obras de juventud de los autores. 

Lo que sí se refleja también muy bien y claramente son las frases tajantes que acompañan sin complejos a esa intensidad citada. Así por ejemplo en el relato Holocausto se lee: "Los recuerdos son los posos que nos quedan de las personas que se van", o bien en el relato llamado Mittler zwischen hirn und hand muss das herz sein, dice: "Tantas marionetas disfrazadas de gente de verdad caminando con las cabezas gachas en un mundo alimentado con luz eléctrica que exige de forma perpetua, claridad, así en el arte como en la vida, como una seña de identidad que todos deberían aplicarse y ninguno quiere rechazar". A través del último ejemplo dado podemos también ver como a veces su intensidad hace que caiga en frases de construcción barroca, si bien en general los relatos contienen también oraciones sencillas y directas, pero es verdad que abunda la combinación con construcciones más complejas y enrevesadas. Es un libro para leer con reflexión.

Almudena Anés, espíritu inquieto en las letras, tiene aún mucho por decir en su construcción como autora y hay que permanecer atentos. 


Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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